viernes, 17 de noviembre de 2017

INICIACIÓN DE UN HOMBRE:1917


RESEÑADO por Ricardo Cortat para LIBROS,  el 17 de Septiembre de 2014.
Un fiasco. Parecen redacciones, muy bien escritas, eso sí, de 'Mi guerra en Francia'. De entrada, esperaba mucho más. En fin, nada más que añadir.

Sinopsis (Ed. Gallo Nero)
Iniciación de un hombre es el exordio literario de John Dos Passos. Publicado en 1920 cayó en el olvido hasta la consagración del escritor estadounidense, casi veinte años más tarde. Dos Passos escribe este relato autobiográfico sobre la masacre y la destrucción de la guerra de trinchera, experiencia vivida como conductor de ambulancias en el frente franco-alemán hacia donde se
alistó como voluntario en 1917. Iniciación de un hombre es un impresionante mosaico de crudas instantáneas de guerra. Un libro que funde la narración biográfica y de formación con la crónica de los convulsos años de la Gran Guerra. En la obra resuena vívida y dramática la crónica del desencanto y de la desilusión de aquella generación entregada a la barbarie de la guerra. Personas que sólo encontraron la salvación en la fe en el hombre y la compasión.

Iniciación de un hombre: 1917 (fragmento)
"Afuera, el aire de los bosques era fresco y puro. Todo estaba envuelto en la bruma, que llenaba los agujeros de las bombas como si se tratase de agua y se enrollaba fantásticamente en torno a los destrozados troncos de los árboles. Una pequeña nube de gas flotaba aún en algunos puntos, atenazando la garganta y haciéndoles llorar los ojos al aspirar el fresco aire del amanecer.
Amanecer en una selva de troncos derrumbados y tierra revuelta. Contra el amarillo del cielo se destaca el resplandor amarillo de los cañones, acuclillados como ranas en una maraña de alambres, montones de metralla y cajas rotas de madera. Las largas y surcadas carreteras, repletas de estuches de granadas, se extienden a la luz amarillenta a través de los asolados bosques; colgando junto a ellas, un enmarañado revoltijo de cables telefónicos. Restos de camuflaje verde gris se agitan contra el ardiente cielo amarillo, y, en torno a los quiméricos árboles, negros y deshojados, verdosas espirales de gas venenoso. A lo largo de los caminos hay camiones volcados, mulas muertas enredadas en sus tirantes, junto a los destrozados furgones, y cuerpos arracimados envueltos en largas chaquetas azules, medio sepultados en el fango de las cunetas. "



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