miércoles, 9 de agosto de 2017

EL CIELO ES AZUL, LA TIERRA BLANCA (Una historia de amor)


Es, o debe ser, la forma de pensar y de vivir de los japoneses tan diferente a la mía que no acabo de "cogerle el punto" a la literatura nipona.
Desde luego, esta es una novela escrita con una sensibilidad exquisita y un lenguaje culto y fluido. Pero la historia me chirría, quizás porque en Occidente sería prácticamente imposible que tuviese ese desarrollo.
Los personajes, increíbles para el mundo Occidental, la mujer Tsukiko hay momentos en que parece "border-line" de tan infantilmente como se comporta. El maestro enigmático y extraño hasta resultar inexpresivo.
En fin... seguiré probando¡
Y esta es la opinión de una amiga de LIBROS:
RESEÑADO POR LOS RELATOS DE PATRI
27 de Febrero de 2013
He terminado "El cielo es azul, la tierra es blanca" de Hiromi Kawakami.
Me ha gustado bastante, aunque al principio no acababa de meterme en la historia. Nos cuenta la historia de Tsukiko, una mujer solitaria, que le cuesta el contacto con la gente, no convencional, que un día, por casualidad se encuentra en un bar con un maestro que tuvo en la infancia y ve que tienen muchas cosas en común. Entre los dos se va forjando una peculiar relación, que muy lentamente se va consolidando. Vemos las dificultades, dudas, miedos, que van surgiendo entre ellos, a medida que avanza el libro nos vamos metiendo más en la historia y nos sentimos más identificados. Hay sensaciones muy bien plasmadas, el nerviosismo, el miedo al rechazo, el intento de olvidar,...
Me ha dejado una buena sensación, esta novela, me ha gustado, es muy sencilla y delicada. (Los Relatos de Patri)

Y un fragmento, para que juzguen por sí mismos.

El cielo es azul, la tierra blanca (fragmento)


"Maestro, no sé volver a casa.
Pero el maestro no estaba allí. Al preguntarme dónde estaría aquella noche, me di cuenta de que nunca habíamos hablado por teléfono. Nos encontrábamos por casualidad, paseábamos juntos por casualidad y bebíamos sake por casualidad. Cuando le hacía una visita en su casa, me presentaba sin previo aviso. A veces estábamos un mes entero sin vernos. Antes, si mi novio y yo no nos llamábamos ni nos veíamos durante un mes, empezaba a preocuparme. ¿Y si hubiera desaparecido como por arte de magia? ¿Y si se hubiera convertido en un auténtico desconocido?
Pero el maestro y yo no éramos novios, así que no nos veíamos a menudo. Pero aunque no coincidiéramos, el maestro nunca estaba lejos de mí. Él nunca sería un desconocido, y estaba segura de que aquella noche se hallaba en algún lugar.
La soledad se adueñaba de mí por momentos, así que decidí cantar. Empecé cantando “Qué bonito es el río Sumida en primavera “, pero no era una canción muy adecuada a la época del año, así que la dejé a medias. Intenté recordar una canción invernal, pero no se me ocurrió ninguna. Al final me acordé de una canción para ir a esquiar titulada “Las montañas plateadas brillan bajo el sol de la mañana”. No reflejaba en absoluto mi estado de ánimo, pero era la única canción de invierno que se me ocurrió, así que empecé a cantarla.
– “No sé si es nieve o niebla lo que vuela, ¡oh! Mi cuerpo también corre veloz”. "

No hay comentarios:

Publicar un comentario