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martes, 9 de enero de 2018

PISTA NEGRA


Primera entrega de la serie de novelas protagonizadas por Rocco Schiavone,  subjefe de policía en la Brigada Móvil de Aosta, en los Alpes italianos.

Absolutamente "abducida" por un nuevo policía que mis queridas amigas lector@s de LIBROS me han recomendado, tanto que los tres primeros de la serie " han caído" casi de una sentada.....
El subjefe Rocco Schiavone tiene todo lo que un buen personaje debe tener: pasado, personalidad, algunos secretos, mala uva, inteligencia, tesón y sobre todo, futuro.
Las tramas están bien construidas y encadenada...s, la prosa es sencilla y con calidad, muy alejada de esas "redichas pretenciosas" que tan de moda se han puesto en nuestro país, la información dosificada y necesaria sin pretender que el lector es un bobo al que hay que darle todo "masticado", las descripciones sin " preciosismo superfluo", el bien y el mal sin certezas absolutas, mezclados, como la vida misma.
Voy a por el cuarto libro de la serie, con la pena de que se acabe, por ahora.....

Sinopsis (Ed. Salamandra)
A consecuencia de un turbio incidente con el hijo de un poderoso político, Rocco Schiavone, subjefe de la policía de Roma, ha sido «desterrado» a una pequeña ciudad del valle de Aosta, en los Alpes italianos. Para un romano sofisticado y amante de la buena vida, no es la mejor noticia. El frío, las botas de nieve y el provincianismo de los autóctonos estimulan la natural tendencia de Rocco a las malas pulgas, así que, visto el panorama, un caso difícil le vendría de maravilla.
La ocasión se presenta cuando aparece un cadáver aplastado bajo las huellas de una máquina pisanieves en una de las estaciones de esquí de la zona. El desafío es importante. A la escasez del material encontrado hay que añadir la ignorancia de Schiavone de las costumbres locales, su desconocimiento del dialecto y la historia del lugar. Nada que amilane, desde luego, a una persona decidida y orgullosa como él. Sin renunciar un ápice a su temperamento meridional, Rocco se abre camino entre pistas, refugios de montaña y teleféricos, interroga a monitores, guías y enigmáticos operarios del valle, y, sobre todo, traba relación con unas cuantas lugareñas guapas dispuestas a ofrecerle una cálida bienvenida.
Perspicaz observador de la naturaleza humana, Antonio Manzini ha combinado una buena dosis de humor inteligente con una pizca de ironía para crear un personaje memorable. Su carácter sarcástico y arrogante, su descarnada sinceridad y su absoluto desenfado hacen de Rocco Schiavone un héroe irresistible, eje central de una serie adictiva que representa lo mejor de la novela negra europea actual.

Pista negra (fragmento)

JUEVES
Los esquiadores se habían ido y el sol, que acababa de ocultarse tras las cimas rocosas de un gris azulado donde se habían quedado enredadas algunas nubes, teñía la nieve de rosa. La luna esperaba la oscuridad para iluminar todo el valle hasta la mañana siguiente.

Los remontes estaban parados y en las cabañas de alta montaña habían apagado las luces. Sólo se oían los motores de las máquinas pisanieves, que subían y bajaban para acondicionar el fondo de las pistas de esquí excavadas entre bosques y rocas en las laderas de las montañas.
Al día siguiente empezaría el fin de semana y la estación de Champoluc se llenaría de turistas dispuestos a horadar la nieve con los cantos de los esquís. Había que hacer un trabajo minucioso.
A Amedeo Gunelli le había tocado la pista más larga. La Ostafa. Un kilómetro de largo por unos sesenta metros de ancho. Era la principal de Champoluc, la que utilizaban tanto los monitores de esquí con sus alumnos principiantes como los esquiadores expertos para practicar maniobras difíciles. La que requería más trabajo, la que empezaba a perder el manto blanco ya a la hora de comer. De hecho, estaba sin nieve en varios puntos.

jueves, 4 de enero de 2018

RESTOS MORTALES


Vigesimosexta entrega de la serie de novelas protagonizadas por el comisario veneciano, Guido Brunetti.

Hace ya tiempo que no me encontraba con Brunetti y, la verdad, siempre reconforta pasear por Venecia con los viejos amigos. En esta última novela el comisario es más protagonista que nunca (su familia esta vez es muy secundaria), esta estresado y tiene que marcharse un par de semanas a una finca cercana para reposar y olvidarse de los problemas pero......algo surge que trastoca sus planes.
He visto un Brunetti más íntimo, más reflexivo, con más dudas acerca de todo....será la edad.
Acostumbrada a los finales abruptos de Donna Leon no me ha sorprendido esta novela, pero quizás debería moderar la tendencia.
Lo dicho, recomendable para fans y para pasar el rato porque un Brunetti al año, no hace daño.
Sinopsis (Ed. Seix Barral)
Entrega número 26 de la exitosa serie del comisario Brunetti, la primera que aborda la ecología y los delitos contra el medioambiente.
El infalible comisario Brunetti necesita unas vacaciones. Así se lo ha recomendado su doctora y también insiste en ello su esposa Paola, que finalmente convence a su marido para que se vaya una temporada a una casa familiar en San Erasmo, la isla más grande de la laguna veneciana. El comisario tiene pensado pasar unas semanas casi en plena soledad, leyendo libros y haciendo el tipo de trabajo manual que le ayude a mantener la cabeza alejada de la oficina. Una vez allí, Brunetti entabla amistad con Davide Casati, el hombre encargado de cuidar la casa, un tipo duro y peculiar al que sólo parece haber una cosa que le preocupa desde la muerte de su mujer: el cuidado de sus abejas, que misteriosamente están desapareciendo a causa de algún extraño fenómeno que afecta a toda la zona. Cuando Casati, que conoce cada una de las islas al milímetro y es un experto navegante, aparece ahogado en las aguas de la laguna, Brunetti pondrá a su equipo a resolver un asunto que implica a una gran empresa dedicada al manejo de residuos tóxicos y que podría poner en peligro el equilibrio natural del ecosistema.

Restos mortales (fragmento)

1Tras el intercambio habitual de fórmulas de cortesía, la sesión se había alargado media hora más y Brunetti empezaba a sufrir las consecuencias. Le habían pedido al hombre que tenían delante — un abogado de cuarenta y dos años cuyo padre era uno de los notarios de mayor éxito y, por consiguiente, con más poder de toda la ciudad— que acudiese esa mañana a la questura porque dos personas distintas lo habían nombrado como el individuo que dos días antes le había ofrecido unas pastillas a una chica en una fiesta que se había celebrado en un domicilio particular.
La joven se las había tomado con un zumo de naranja que, según la información que había recibido la policía, también le había dado el mismo hombre. Un rato después se había desmayado y la habían llevado a urgencias del Ospedale Civile, donde había quedado ingresada con pronóstico reservado. Antonio Ruggieri había llegado puntual a las diez y, como muestra de su fe en las capacidades y probidad de la policía, no se había molestado en llevar consigo a otro abogado. Tampoco se había quejado del calor que hacía en aquella sala de ventana única, aunque había posado la mirada un instante en el ventilador de la esquina, que hacía lo que podía — si bien en vano— por contrarrestar el bochorno agobiante del mes de julio más caluroso del que se tenía constancia.

MUERTE EN MAR ABIERTO


Vigésimoquinta entrega, que realmente es una Precuela, de la serie de novelas protagonizadas por el inspector siciliano Salvo Montalbano.

Tras unos cuantos "fiascos" literarios, Camilleri es un bálsamo para las "heridas lectoras", ocho relatos de los primeros pasos de nuestro inspector Salvo Montalbano lo curan todo.

Voy a reproducir la presentación que, de este volumen, hace la editorial; sin que sirva de precedente, estoy de acuerdo en todo¡¡¡

Sinopsis (Ed. Salamandra)
" Bañado por la cegadora luz mediterránea y perfumado con el intenso olor del salitre y ...los cítricos, el pequeño municipio siciliano de Vigàta forma parte del acervo literario de miles de lectores europeos. En este volumen, Andrea Camilleri nos transporta a los años ochenta para conocer una versión quizá más ingenua, aunque no menos enmarañada, del complejo microcosmos en el que inicia su carrera profesional el ahora famoso comisario Montalbano.
En estos ocho casos, descubrimos a un Salvo en plena juventud que, con idéntica intuición pero con bastante menos escepticismo, vive los momentos más apasionados de su relación con Livia, vigilado de lejos por Adelina con su natural desconfianza. En la comisaría, a su vez, asistimos a la entrada triunfal del inefable Catarella, Fazio es igual de avispado que hoy y no es difícil reconocer a Mimì Augello hipnotizado como siempre por tal o cual belleza; incluso despunta Pasquano, con su impenitente sarcasmo y su debilidad por los cannoli.
Con la dosis perfecta de crudeza, ironía e introspección psicológica que han convertido en únicas las historias de Montalbano, el maestro Camilleri nos invita a recorrer una Italia sombría, sometida por una mafia que campa a sus anchas, plenamente dedicada a la extorsión, el secuestro y el asesinato. Un viaje al borde del abismo que deleitará una vez más a los numerosísimos seguidores de Montalbano y fascinará a quienes aún no lo conozcan." Editorial Salamandra

Muerte en mar abierto (fragmento)

La habitación número dos
UnoEstaban hablando de esto y aquello sentados en el porche, cuando, de repente, Livia soltó una frase que sorprendió a Montalbano.
— Cuando envejezcas, serás peor que un gato acostumbrado a su rutina — dijo.
— ¿Y a qué viene eso? — preguntó el comisario, atónito. Y puede que también algo molesto; no le hacía gracia pensar en envejecer.
— Tú no lo ves, pero eres sumamente metódico, ordenado. Si algo no está en su sitio, te da rabia. Te pones de mal humor.
— ¡Venga ya! — No te das cuenta, pero eres así. En la trattoria de Calogero te sientas siempre a la misma mesa. Y, cuando no vas a comer allí, eliges siempre un restaurante al oeste.
— ¿Al oeste de qué?
— Al oeste de Vigàta, no me vengas con ésas. Montereale, Fiacca... Nunca vas, qué sé yo, a Montelusa o a Fela... Y seguro que allí hay sitios buenos. Por ejemplo, me han dicho que en San Vito, en la playa de Montelusa, hay como mínimo dos restaurantes que...
— ¿Sabes cómo se llaman?
— Sí. L’Ancora y La Padella.
— ¿Tú cuál escogerías?
— Así, por intuición, me parece que La Padella.
— Pues esta noche te llevo — zanjó el comisario.





lunes, 1 de enero de 2018

UN NIDO DE VÍBORAS


Vigésimosexta entrega de la serie de novelas protagonizadas por Comisario Salvo Montalbano, siciliano y vecino de Vigàta.

Cada día me gusta más Montalbano, o sea Andrea Camilleri, la sabiduría, la ironía y hasta la delicadeza con que se enfrentan a lo más podrido del alma humana crecen con los años y hacen sus novelas imprescindibles para mi.
Magnífica, Nido de víboras, a la altura de la hermosa e inquietante portada que Salamandra ha elegido para su traducción al castellano.
Como siempre, he disfrutado mucho!!

Sinopsis (Ed. Salamandra)
Con el paso de los años, las pesadillas que desvelan a Salvo Montalbano se han vuelto más sofisticadas y extrañas. En esta ocasión, el veterano policía cree encontrarse junto a Livia, semidesnudos, en una exuberante selva tropical. Pero no es una selva de verdad: los troncos y el follaje están pintados al óleo, y Livia y él se hallan dentro de un enorme cuadro de Henri Rousseau. Y cuando un trueno ensordecedor devuelve al comisario a la realidad, ésta se materializa con un vagabundo que busca refugio bajo el porche de su casa. Poco sospecha Montalbano que ese encuentro fortuito contiene un elemento clave de su próxima investigación, uno de los casos más turbios y difíciles de su carrera. Esa misma mañana aparecerá muerto el contable Barletta, con señales inequívocas de violencia. Al igual que la falsa jungla del sueño, el muerto no es lo que parecía. Lejos del tranquilo gestor jubilado que simulaba ser, Barletta se revela como un personaje de mil caras, a cuál más sorprendente e inesperada: un hombre de negocios implacable, un verdadero malabarista de la extorsión y el chantaje, y al mismo tiempo un padre de familia hipócrita y desalmado. A pesar de los numerosos casos a los que se ha enfrentado en su brillante carrera, Montalbano comprueba, una vez más, que el ser humano —con sus pasiones, sus deseos, sus debilidades— no deja de ser un misterio insondable.En esta vigesimoquinta obra de la serie, Andrea Camilleri logra superarse y se afianza como maestro de la novela negra contemporánea. Los lectores podrán disfrutar una vez más del singular sentido del humor del comisario Montalbano, un personaje que perdurará como ejemplo perfecto del savoir-vivre mediterráneo.

Un nido de víboras (fragmento)

1De la virginidad de la intrincada selva en la que, sin comerlo ni beberlo, habían acabado Livia y él no cabía la más mínima duda, porque una decena de metros atrás habían visto un letrero de madera clavado en el tronco de un árbol en el que, con letras grabadas a fuego, estaba escrito: «selva virgen.» Parecían Adán y Eva, puesto que estaban los dos completamente desnudos y se cubrían las llamadas vergüenzas (las cuales, pensándolo bien, no tenían nada de vergonzoso) con las clásicas hojas de higuera, en este caso de plástico, que habían comprado en un tenderete de la entrada por un euro cada una. Como eran rígidas, molestaban un poco. Claro que lo que de verdad molestaba era andar descalzos.
Cuanto más avanzaba, más se convencía Montalbano de que ya había estado en aquel lugar en otra ocasión, pero ¿cuándo? Una cabeza de león divisada entre los árboles, que no eran árboles sino helechos gigantescos, le ofreció la explicación.
— Livia, ¿tú sabes dónde estamos?
— Claro que lo sé, en una selva virgen. ¿No has visto el letrero?
— Pero ¡es que se trata de una selva pintada!
— ¿Cómo que pintada?
— ¡Estamos dentro de El sueño de Yadwigha, el célebre cuadro del Aduanero Rousseau!
— ¿Tú estás mal de la cabeza?
— Ya verás como tengo razón, dentro de poco vamos a tropezarnos con Yadwigha.
— ¿Y tú de qué conoces a esa señora? — preguntó Livia, con la mosca detrás de la oreja.
En efecto, al poco rato se tropezaron con Yadwigha, la cual, al verlos, se quedó tan tranquila en el diván, tumbada cuan larga era, aunque se llevó el dedo índice a los labios para pedirles que guardaran silencio, y dijo:
— Está a punto de empezar. En una rama se posó un pájaro, quizá un ruiseñor. Tras hacer una especie de reverencia a los visitantes, atacó Il cielo in una stanza.

viernes, 29 de diciembre de 2017

EL RECIÉN LLEGADO


Tercera entrega de la serie de novelas protagonizadas por Franco Bordelli, inspector de policía en Florencia (Italia) años 60.

Creo que acabaré encariñándome con Bordelli, ese comisario florentino solitario, compasivo, amigo perfecto y sabueso incansable.
Me ha gustado esta tercera novela de la serie, una serie en la que casi lo de menos son los crímenes y lo de más la Italia de los 60 con sus recuerdos de postguerra y su avance inexorable hacia la "modernidad".
En el Recién llegado se resuelven dos crímenes cuyo origen es el pasado y durante la narración Vichi nos introduce en la historia personal de cada protagonista y en la historia de Italia.
Bien narrado, ameno y quizás, sólo quizás, un poco largo.

Sinopsis (Ed. Tropismos)
Florencia, diciembre de 1965. Un hombre es hallado asesinado en su casa: el asesino le ha clavado unas tijeras en la nuca. Se sabe cuál era la profesión del muerto, una profesión tan rentable como desagradable: era un usurero, y la gente, como queriendo subrayar que no era natural de la ciudad, le llamaba "el recién llegado". De la primera inspección no emerge ningún indicio significativo. La primera pieza del rompecabezas la ofrecerá la autopsia realizada por el forense, Diotivede. El comisario Bordelli, encargado de echar luz sobre un delito que suscita en él sentimientos contrapuestos –la necesidad de hacer justicia pero también una profunda hostilidad hacia la víctima– se dispone a iniciar una investigación que se presenta, como mínimo, ardua...
Mientras tanto el agente Piras ha regresado a su casa, en Cerdeña, para pasar allí una larga convalecencia debida a una grave herida resultado de un tiroteo. Sus jornadas, marcadas por la rutina y el aburrimiento, cambian de forma inesperada el día en que se ve mezclado en un caso que se presenta también como un verdadero rompecabezas.
En su tercera cita con el comisario Bordelli,
Marco Vichi vuelve a ofrecernos un personaje vitalista, con sus costumbres y estados de ánimo y una profunda humanidad, sobre un fondo constituido por un asunto siniestro y a la vez revelador de una determinada realidad italiana.





jueves, 28 de diciembre de 2017

MUERTE EN FLORENCIA


Cuarta entrega de la serie de novelas protagonizadas por Franco Bordelli, comisario de policía en Florencia (Italia), años 60.

Creo que me estoy "enamorando" un poco de este comisario cincuentón, enamoradizo, persistente, fumador vergonzante y buen amigo.
En esta cuarta entrega de la serie protagonizada por el Comisario Bordelli, el autor crea una trama negra, muy negra en un ciudad maravillosa asolada por la crecida del Arno.
Se desborda el rio y se desbordan los sentimientos, mientras una trama de corrupción y pederastia siembra la desgracia y el desconcierto en la policía florentina.
Con un final abrupto, Marco Vichi nos deja el "veneno" en los labios e inevitablemente seguiremos leyendo sus novelas.

Sinopsis (Ed. Duomo)
VUELVE EL COMISARIO BORDELLI. JUSTICIERO Y SENTIMENTAL, AMIGO DE DELINCUENTES DE EXQUISITO GUSTO POR LAS MUJERES, LA AMISTAD Y LA JUSTICIA. DE LA MEJOR ESTIRPE DE DETECTIVES NEGROCRIMINALES. DIGNO HEREDERO DE MARLOWE, CARVALHO Y MONTALBANO
Florencia, octubre de 1966. El pequeño Giacomo Pellissari desaparece sin dejar rastro. Una anciana ha sido la última en verlo: el cuerpo delgado, corriendo con la cartera balanceándose a la espalda... Parece que se lo haya tragado la tierra. El comisario Bordelli investiga incansablemente. Sabe que siempre hay una explicación más simple para estos misterios, aunque quizá tan oscura como el río Arno.
Un diluvio, como ya no recuerdan los florentinos, desborda el río e inunda la ciudad entera. Bordelli piensa que esta tragedia impedirá seguir con las investigaciones del caso de Giacomo, de inquietantes implicaciones. Teme que el delito quede impune, pero su tenacidad no tiene límites ni para este caso, ni para conquistar a la bella Eleonora, la joven de la que se ha enamorado y que teme perder. 

LA FUERZA DEL DESTINO


Quinta entrega de la serie de novelas protagonizadas por Franco Bordelli, comisario de policía en Florencia (Italia), años 60.

Última novela, publicada en castellano, de la serie protagonizada por el comisario Franco Bordelli.
Es, quizás, la más introspectiva de las que he leído, el comisario se compra una casa en el campo y comienza a leer a los clásicos mientras trata de ajustar cuentas con el pasado, pero la fuerza del destino lo empujará sin tregua y.....hasta aquí puedo leer.
Termino esta novela deseando que haya más y ese es el mejor elogio que puedo hacer del escritor y su personaje.
Muy recomendable.

Sinopsis (Ed. Duomo)
UNA HISTORIA DE JUSTICIA Y VENGANZA EN LA QUE LA FRONTERA ENTRE AMBOS TÉRMINOS SE VUELVE INTANGIBLE
Tras el aluvión de noviembre de 1967, Florencia renace lentamente. Bordelli dimite de la policía, a causa de las brutales amenazas recibidas durante su investigación del homicidio de un muchacho, y rehace su vida en el campo, preguntándose a menudo, «si es el destino o la casualidad lo que gobierna el mundo». Pero será el destino lo que le otorgará la ocasión de la revancha. Él, por supuesto, no se echa atrás, aunque haya perdido la fe en la justicia que lo caracteriza. A partir de ahí, su aventura queda marcada por el deseo de nivelar la balanza, guiado por el amor y una honradez primordial que se convierte en obstáculo para toda absolución. Con La fuerza del destino, el lector accede a una de las aventuras más emocionantes del inspector Bordelli, en la que descubre su lado más humano.
«VICHI NOS ENSEÑA LAS PARTES MÁS OSCURAS Y MISTERIOSAS DE UNA CIUDAD SOLEADA Y ACOGEDORA. SU CREACIÓN MÁS FELIZ SIGUE SIENDO EL INSPECTOR BORDELLI, UN ANTIHÉROE DESILUSIONADO Y FÁCILMENTE INOLVIDABLE.» ANDREA CAMILLERI







miércoles, 27 de diciembre de 2017

UN ASUNTO SUCIO


Segunda entrega de la serie de novelas protagonizadas por el comisario Franco Bordelli, policía en Florencia (Italia), años 60.

Segundo caso protagonizado por el Comisario Bordelli, y la tónica continúa, amigos, ambiente de los bajos fondos, Florencia años 60, resolución lenta pero entretenida.
Un recurso para días sin ganas de pensar¡¡¡

Sinopsis (Ed. Duomo)
LA SOMBRA DE UN ASESINO EN SERIE ACECHA LAS CALLES DE FLORENCIA.
Abril de 1964. Florencia está cubierta por un cielo gris y triste que no presagia nada bueno. Casimiro, un amigo del comisario Bordelli, acaba de descubrir el cadáver de un hombre en Fiesole, a las afueras de la ciudad. Aunque se apresuran al lugar del supuesto delito, cuando llegan ya no hay ni rastro del cuerpo. Pocos días después, aparece el cuerpo sin vida de una niña y en él se descubre una extraña marca. No será el último cadáver. Comienza así el cerco a un posible asesino en serie y uno de los periodos más sombríos en la carrera de Bordelli. Es un asunto sucio para él y para el resto del equipo de investigadores; un caso que parece destinado a convertirse en una pesadilla sin fin, tan oscura como el cielo de Florencia.

Un asunto sucio (fragmento)

Florencia, abril de 1964
A las nueve de la noche, un homúnculo harapiento, de la estatura de un niño, entró jadeando en el vestíbulo de la comisaría. Se pegó contra el cristal gritando con educación que quería hablar con el comisario. Desde dentro, Mugnai le dijo que se tranquilizara y le preguntó a qué comisario se refería. El enano aplastó una mano sucia contra el cristal y gritó: –¡Al comisario Bordelli! –Como si Bordelli fuese el único comisario posible. –¿Y si no estuviera? –preguntó Mugnai. –He visto el Escarabajo –contestó el enano. Por fin le abrieron. Mugnai hizo un gesto a su colega Taddei, un tipo grueso con ojos de buey, que había llegado hacía poco. Taddei se levantó con dificultad de la silla y, seguido por el enano, se dirigió hacia arriba por la escalera. Al final del largo pasillo del primer piso se detuvo delante de la puerta del comisario Bordelli. –Espera aquí –dijo, lanzando una ojeada a los viejos zapatos del enano, sucios de barro y que éste había limpiado como mejor había podido. Luego llamó, desapareció detrás de la puerta y volvió pocos segundos después. –Pasa –dijo. El homúnculo entró deprisa y Taddei oyó la voz de Bordelli:
–Casimiro, ¿qué diablos haces aquí? Luego, la puerta volvió a cerrarse de golpe. El agente no se fiaba, se rascó la cabeza y llamó de nuevo. Se asomó respetuosamente. –¿Necesita algo, comisario? –Nada, gracias, puedes marcharte.

domingo, 17 de diciembre de 2017

DONDE LOS ESCORPIONES


Octava entrega de la serie de novelas protagonizadas por Rubén Bevilaqua, apodado Vila, licenciado en psicología y teniente de la Guardia Civil en la UCO de Madrid y Virginia Chamorro, guardia civil en la UCO de Madrid.

De nuevo los "picoletos" más famosos del suelo patrio han llenado mis tardes veraniegas, ya no son una pareja sino que tenemos un cuarteto con muchas posibilidades; Arnau y Salgado complementan a la perfección esa pareja que formaban Chamorro y Bevilacqua.
Dos historias en una novela, lugares tan lejanos como la Cañada Real y Afganistán y esa investigación concienzuda del subteniente Bevilacqua que, con nosotros, ha llegado a cincuentón........
Nos hacemos mayores y nuestros detectives, también (no como Bond detenido en el tiempo per secula seculorum).
Como siempre, me ha gustado Silva aunque en esta ocasión el título no es tan evocador como es habitual en sus novelas.

Sinopsis (Ed. Destino)
Vuelve el guardia más famoso y querido de la literatura y la novela negra: el subteniente Bevilacqua, con su primer caso fuera del territorio español, en el que viajará para investigar un asesinato en la base española de Afganistán.
Madrid, julio de 2014. Pasados los cincuenta, y ya con más pasado que futuro, el subteniente Bevilacqua, veterano investigador de homicidios de la unidad central de la Guardia Civil, recibe una llamada del responsable de operaciones internacionales. Se reclama su presencia inmediata a 6.000 kilómetros de allí, en la base española de Herat, en Afganistán.
Un militar español destinado en la base ha aparecido degollado, y, junto a él, el arma del delito: una hoz plegable de las usadas por los afganos para cortar la amapola de la que se extrae la droga que representa la principal fuente de riqueza del país.
¿Se trata del atentado de un talibán infiltrado? Podría ser, pero también que la muerte tuviera otro origen, porque el ataque no reviste la forma clásica de esa clase de acciones, sino que hace pensar en algún motivo personal.
La misión de Bevilacqua y los suyos no es otra que tratar de desenmascarar a un asesino que forzosamente ha de ser un habitante de ese espacio cerrado. Sus pesquisas, bajo el tórrido y polvoriento verano afgano, les llevarán a conocer a peculiares personajes y a adentrarse en la biografía del muerto, un veterano de misiones bélicas en el exterior que guarda más de un cadáver en el armario, para llegar a un desenlace inesperado y desconcertante.

Donde los escorpiones (fragmento)

1
Os creéis que arregláis algo

El brigada López sacó de improviso su teléfono móvil del bolsillo, lo contempló durante una fracción de segundo y se volvió hacia mí para anunciarme, con aquella sonrisa suya, a la vez astuta y cordial: —El alacrán está en la jaula.
Inmediatamente dio el aviso por la emisora del coche patrulla en el que esperábamos, además de él y yo, uno de sus guardias y la sargento primero Chamorro. Lo había aparcado en un lugar discreto, a poco más de medio minuto de la entrada de la cañada, de forma que no se tropezara con nosotros quien no debía tropezarse y a la vez estuviéramos lo bastante cerca como para intervenir sin demora. De todos modos, no nos correspondía a nosotros ser los primeros, y tampoco éramos quienes llevábamos la voz cantante en aquel baile.
Tras el aviso del brigada, en la radio tomó el mando el oficial responsable de la unidad especial de intervención, que tenía tres equipos apostados en coches camuflados en otros tantos puntos estratégicos. Fueron ellos los primeros en lanzarse dentro del poblado chabolista, quemando el asfalto y levantando a continuación el polvo del camino y de las callejas improvisadas entre los chamizos de tablas y chapas. Varios coches patrulla, entre ellos el nuestro, acudieron segundos después para bloquear todos los accesos e impedir que nadie saliera de la zona. En ese mismo momento, el helicóptero se hizo presente en el aire, con su foco que hendía la oscuridad en busca de posibles fugitivos. La operación era de alto riesgo, porque no se trataba de una casa en la que cupiera irrumpir al modo usual, desde una vía pública a la que pudiera accederse de forma más o menos inadvertida. Sólo acercarse a cien metros de las casuchas implicaba poner sobre aviso a quienes las ocupaban. La única manera de sorprenderlos era aquella, desencadenar una invasión por tierra y aire y cruzar los dedos para que los nuestros, como debía de ocurrir, gracias a su entrenamiento, fueran más rápidos y hábiles que el pájaro al que tratábamos de atrapar.

UNA VOZ EN LA NOCHE


Vigésimocuarta entrega de la serie de novelas protagonizadas por el Comisario Salvo Montalbano, siciliano y vecino de Vigàta.

No debería haber verano sin un nuevo Montalbano.
Esta última historia de nuestro comisario transcurre en Vigatá, como siempre, y aunque en ella pueden percibirse ciertos "desfases temporales" explicados por Camilleri debido al momento en que fue escrita la historia, no coincidente con su publicación (los editores ya sabemos que son raza aparte....), se disfruta como todas las novelas protagonizad...as por el inefable Salvo y su "corte de los milagros detectivescos"
Me lo he pasado muy bien intentando resolver los misterios de la novela y mucho mejor con las comidas de Adelina, las palabras impronunciables de Catarella y las broncas de Livia. En esta ocasión Mimi Augello y Facio están un poco más desdibujados pero ahí siguen, al igual que Lattes y Bonetti.
Me ha gustado, como siempre¡¡¡

Sinopsis (Ed. Salamandra)
El día de su cincuenta y ocho cumpleaños, el comisario Salvo Montalbano tiene un altercado en la autopista con un conductor imprudente, un joven que resultará ser el hijo del presidente provincial. Esa misma noche se produce un extraño robo en un supermercado controlado por la familia Cuffaro, una de las más notorias de la mafia local. Cuando Guido Borsellino, el director del establecimiento, se suicida tras el durísimo interrogatorio al que lo someten Montalbano y Mimì Augello, que lo acusan de haber amañado el robo, la opinión pública pondrá al comisario y a sus hombres contra las cuerdas. Pero las cosas se complican aún más cuando la jovencísima prometida de Giovanni Strangio, el conductor temerario, aparece salvajemente acuchillada en casa de éste. Los obstáculos se suceden durante las pesquisas, y Montalbano se verá envuelto en una doble trama en la que el crimen organizado y la política parecen estar dándose la mano por debajo de la mesa. Borsellino, por supuesto, no se suicidó, y para descubrir el secreto que se llevó a la tumba, Salvo decide actuar por su cuenta y tirar de todos los cabos sueltos que tiene al alcance de su intuición. Las dos investigaciones se entrecruzarán y la incómoda verdad será una prueba más de la infinita dimensión que puede alcanzar la miseria humana.
En esta nueva aventura, compleja, siniestra y fascinante a un tiempo, el comisario Montalbano se muestra más escéptico e irreverente que nunca, y no duda en tomar carreteras secundarias para seguir su instinto infalible hasta el final. Vigàta y Montalbano son siempre los mismos, pero, en cierto modo, crecen y se transforman con cada nuevo caso.

Una voz en la noche (fragmento)

1Se despertó cuando apenas eran las seis y media de la mañana, descansado, fresco y con la cabeza perfectamente despejada.
Se levantó, fue a abrir los postigos y echó un vistazo al exterior.
Un mar tranquilo, como una balsa, y un cielo sereno, celeste, con alguna que otra nubecilla blanca que parecía pintada por un pintor aficionado y puesta allí para adornar. Era, en definitiva, un día anónimo, y al comisario le gustó precisamente por esa falta de carácter.
Y es que hay días que imponen desde la primera luz del alba una personalidad fuerte, y uno no puede hacer más que dejar caer los hombros, rendirse y aguantar.
Volvió a acostarse. No tenía trabajo en la comisaría y podía tomarse las cosas con calma.
¿Había soñado?
En alguna revista había leído que se sueña siempre y que, si nos parece que no hemos soñado, es sencillamente porque lo olvidamos al despertarnos.
Y esa pérdida del recuerdo del sueño podía deberse también a la edad: lo cierto era que, hasta un momento determinado de su vida, nada más abrir los ojos le venían a la cabeza de inmediato los sueños de la noche anterior. Los veía pasar por delante, uno tras otro, como en el cine. Luego había tenido que empezar a esforzarse para recordarlos. Ahora simplemente se le olvidaban, y punto.

jueves, 7 de diciembre de 2017

LAS AGUAS DE LA ETERNA JUVENTUD


Vigesimoquinta entrega de la serie de novelas protagonizadas por el Comisario veneciano Guido Brunetti que trabaja en la Prefectura de Venecia.

Desde Muerte en la Fenice, han pasado 24 años y en ese tiempo me he ido "encariñando" con Brunetti, su borde esposa Paola, sus hijos "repelentines" Raffi y Chiara, la magnífica signorina Elettra, el limitado vicequestore Patta, el siniestro teniente Scarpa y la nueva adquisición comissaria Griffoni; a todos les tengo "cariño" y ese es el motivo por el que leo cada nueva novela de Donna Leon, a pesar, de que como en este caso:
1- He adivinado el "quid de la cuestión" en el primer tercio de la novela.
2- No he encontrado nada nuevo, ni en la trama ni en los personajes.
3- Incluso me he aburrido un poquito....
Por todo y a pesar de todo, me reafirmo en que "un Brunetti al año no hace daño"

Sinopsis (Ed. Seix Barral)
La serie más exitosa de la Gran Dama del Crimen llega a su título número 25. Premio Pepe Carvalho 2016 a toda su trayectoria.
El comisario Brunetti investiga el extraño caso de Manuela, una joven treintañera que, años atrás, a los quince años, estuvo a punto de morir ahogada. Su abuela, la condesa Demetriana Lando-Continui, desconfía de la versión policial, según la cual la joven se arrojó a las aguas de Venecia.
El punto de partida para la investigación de Brunetti es Pietro Cavanis, el único testigo, un borracho desmemoriado. La joven quedó seriamente perjudicada, atrapada en una eterna juventud por una lesión cerebral irreversible. El comisario buscará al verdadero culpable entre los archivos y rincones de una Venecia masifi cada por el turismo, recelosa de la nueva inmigración y sin expectativas para los jóvenes. Pero a veces basta con sacudir la historia para que resplandezca la verdad.
La ignorancia de la ley es la peor condena.


Las aguas de la eterna juventud (fragmento)

1Siempre había odiado las cenas de gala y aborrecía tener que acudir a aquélla. A Brunetti le resultaba indiferente conocer de antemano a algunos de los asistentes sentados a la larga mesa, y el hecho de que el acontecimiento se celebrase en casa de sus suegros — y, en consecuencia, en uno de los palazzi más hermosos de toda la ciudad—tampoco disminuía su irritación. Su esposa y su suegra lo habían presionado para que aceptara, pues, según ésta, su estatus en la ciudad daría cierto lustre a la velada.
Brunetti había insistido en que su «estatus» de commissario di polizia apenas añadiría un tenue resplandor a una cena celebrada en honor de unos extranjeros adinerados. No obstante, su suegra había empleado las tácticas de border collie que le había observado a lo largo del último cuarto de siglo: había correteado alrededor de sus pies aullando y ladrando hasta dirigirlo al lugar donde quería tenerlo. Una vez allí, consciente de haberlo debilitado, la contessa había añadido: «Además, Guido, Demetriana quiere verte, y si hablases con ella, yo lo consideraría un gran favor».

martes, 5 de diciembre de 2017

LOS BASTARDOS DE PIZZOFALCONE


Segunda entrega de la serie de novelas protagonizadas por Giuseppe Lojacono,  inspector de policía en Nápoles.

Me gusta como escribe Maurizio de Giovanni, me gustan sus personajes oscuros y ese mundo italianísimo en el que se mueven. Si me conquistó con el personaje de Ricciardi, ahora lo está haciendo de nuevo con este inspector Lojacono, sospechoso, introvertido, atractivo y sagaz.
La primera novela de la serie no despejó ninguna incógnita pero con esta de sugerente título parece que el "panorama" empieza a aclararse.
Líos de familia, líos policíacos, y un nuevo equipo que puede dar mucho juego. Me la he leído en un suspiro y seguiré la pista de Lojacono y su equipo donde quiera que la imaginación del autor les lleve, nos lleve¡¡¡¡

Sinopsis (Ed. Reservoir Books)
Pizzofalcone es un distrito de Nápoles que empieza en los barrios españoles y llega hasta el mar. Un distrito muy poblado en el que conviven varios estratos, desde el bajo proletario a la aristocracia. En la comisaría del distrito está destinado Giuseppe Lojacono, el inspector de origen siciliano que fue acusado de vender información a la mafia y para quien Nápoles debía servir de correctivo.
El nuevo equipo de investigación también acaba de aterrizar en la comisaría: los llamados «bastardos». Seis policías que han sido enviados allí para sustituir a agente corruptos. Cuando hombres y dos mujeres que aman su trabajo como quien ama a una amante peligrosa. Pero esa no es la única peculiaridad que comparten estos antihéroes: todos tienen algo que ocultar o que hacerse perdona y nada que perder. Por eso, cuando una dama de la alta sociedad, Cecilia De Santis, aparece brutalmente asesinada en su elegante apartamento de la playa, se vuelcan en la investigación con sorprendente celo.
El macabro hallazgo obliga al inspector Lojacono a instalarse en el barrio marítimo para esclarecer el asesinato. Sus colegas Romano y Di Nardo intentan averiguar por qué una hermosísima joven nunca sale de casa y el viejo Pisanelli persiste en su obsesión por una serie de suicidios sospechosamente parecidos. El melancólico Lojacono y sus secuaces se proponen desentrañar las claves de todos estos asuntos en un Nápoles abatido por una tormenta de lluvia y salobre, y, en el durante, luchan por mantenerse a flote en su vida privada. ¿Saldrán airosos de su propósito?

Los bastardos de Pizzofalcone (fragmento)

1

Mar.
Mar en el aire. Mar en la calle.
Mar en el cielo, hasta las ventanas cerradas de los pisos más altos.
Mar en los oídos, amortiguando el zumbido del viento.
Mar en las rocas, rompiéndose a sí mismo con gritos roncos.
Mar en gotas, mar que vuela. Mar que bulle.
Se parece a tu maldita nieve, ¿sabes? Que se agita, que confunde, que por un momento impide ver el panorama y luego se posa en el fondo.
Aunque, bien pensado, no siempre en el fondo. A veces de costado. Esta vez, de costado. Se queda mirando mientras se pone de costado, despacio. Al otro lado.
Una sola persona en la calle. Yo. Por lo demás, a esta hora y con este tiempo, ¿a quién se le ocurriría salir a la calle? Y arriesgarse a ser arrastrado lejos por el viento, hasta quién sabe qué isla.
Ojalá.
No puedo creer que lo haya hecho. Pero sí, lo hice. No quería, no lo tenía planificado. Creía que hablaríamos, que ya estarías convencida. Que dirías: Está bien, lo he entendido. Que dirías: De acuerdo, tienes razón, tú ganas. Lo dejamos, me voy.
Creía que no me costaría demasiado conseguir que entraras en razón. Pero… no hubo manera. Qué terca eres.
Eras.
Dios, cuánto mar en el aire. Y qué ruido. Me ensordece. Me confunde.
Tenía que hacerlo; lo sabes, ¿no? Era necesario.
Porque el amor es así. Puedes disimularlo durante mucho tiempo, ocultarlo tras las miradas y los gestos cotidianos. Puedes tenerlo ahí, en silencio, cultivarlo como una planta; pero el día en que decides sacarlo a la luz del sol, entonces ya no lo dominas. Manda él. Manda el amor. Decide por ti, se abre como una flor hermosa, exige todo el espacio.
En cambio tú, nada. No quisiste dejarle un espacio al amor. No quisiste dar ese paso. Peor para ti.

jueves, 30 de noviembre de 2017

HASTA AQUÍ HEMOS LLEGADO


Novena entrega de la serie de novelas protagonizadas por el Comisario Kostas Jaritos de la comisaría de Atenas (Grecia).
Cuarta entrega de la denominada Trilogía de la Crisis que, obviamente, ha devenido en Tetralogía. 

Ha sido coincidencia o no tanto?......Hoy he terminado esta cuarta entrega de lo que comenzó siendo la Trilogía de la Crisis y ha terminado en Tetralogía (en caso de que termine aquí que, sinceramente, lo dudo).
Termino, como he dicho, Hasta aquí hemos llegado, en un día crucial para Grecia y para la idea de democracia que, los propios griegos, nos han "regalado" desde la antigüedad, y la termino con honda inquietud; si en las primeras novelas de Márkaris me parecía que hablaba de un país similar a la España de los 60, ahora veo a España como Grecia o a Grecia como España, un país asolado por sus políticos, despreciado por sus iguales y arruinado por sus gobiernos cuyas culpas pagan los ciudadanos que eso sí son los que les han elegido.....¡ Y espero que la frase de Adrianí Jaritos sea premonitoria ¡Hasta aquí hemos llegado!
Magnífica y negra, la última de Márkaris con todos los vicios y las virtudes del ciudadano, catalizados por el crimen, la redención, la memoria, la familia y la patria.....¡¡¡
Cuando leo a Márkaris, me pregunto porqué nos atrae la negra-nórdica, si es aquí en la negra del sur en la que nos reconocemos y de la que, verdaderamente, disfrutamos.
Muy, muy recomendable¡¡¡

Sinopsis (Ed. Tusquets)
Atenas no es ya una alegre ciudad mediterránea, sino un escenario de sufrimiento y de pobreza; aunque no hay atascos, porque la gente no tiene dinero para mantener su coche, por la noche las calles desiertas y mal iluminadas parecen abandonadas. Katerina, la hija de Jaritos, sufre una agresión cuando salía de los juzgados, por defender los derechos de unos inmigrantes africanos; todo indica que sus agresores son miembros del cada vez más nutrido partido neonazi Amanecer Dorado. El comisario Jaritos, por su parte, tiene que investigar la aparición del cadáver de Andreas Makridis, un alemán de origen griego que había decidido instalarse en Atenas y abrir una empresa de energía eólica. Aunque Makridis, al parecer, se ha suicidado, un grupo de nuevo cuño, autodenominado los «Griegos de los Años Cincuenta», reivindica su asesinato.
Mientras Katerina se recupera de la agresión, se descubre un segundo cadáver, el del propietario y director de una academia privada. Ha sido ejecutado con un tiro en la sien con una vieja Smith & Wesson, como las que el ejército norteamericano proporcionó a los militares griegos después de la guerra civil. De nuevo, pese a que se trata claramente de un suicidio, los «Griegos de los Años Cincuenta» reivindican esta muerte. No será el último cadáver que se descubra.

Hasta aquí hemos llegado (fragmento)

1
Me la encuentro tendida de espaldas en la calle Evelpidon, delante de la entrada del edificio de los Juzgados. Tiene los ojos cerrados. Una mujer le ha colocado el bolso bajo la cabeza, a modo de almohada. Arrodillada a su lado, la abanica con unos papeles.
Es la una de la tarde y hace un calor sofocante; no me extraña que tenga la frente perlada de sudor. Me inclino y le susurro:
—Katerina, ¿me oyes?
—Parece que el pulso es normal —me informa la mujer.
Es posible, pero Katerina ni me contesta ni abre los ojos. Siento el calor abrasador de la acera atravesándome las suelas de los zapatos y tengo miedo de que le provoque quemaduras a mi hija, aunque no me atrevo a levantarla del suelo. Un hombre trae una botella de agua. Empapo un pañuelo de papel y le refresco la frente y las mejillas.
«Las malas noticias llegan como el granizo», decía mi padre, que en paz descanse: «Cuando menos te lo esperas».
Yo estaba reunido con Guikas y con Gonatás, de la Brigada Antiterrorista, cuando nos interrumpió Stela, la secretaria de Guikas.
—Señor comisario, acaba de llamarme Kula, quiere que baje a su despacho enseguida. Es muy urgente.
—¿Qué ocurre?
—No lo sé, no me ha dado detalles. Kula me esperaba en el pasillo.
—¿Qué pasa? Dime.
—Han llamado los guardias de seguridad de los Juzgados. Unos desconocidos han agredido a Katerina delante del edificio.
- ¿Y dónde está ahora?
—Sigue allí. He preguntado si era grave, pero no han sabido decírmelo. Por si acaso, han llamado a una ambulancia.
—Dile a Vlasópulos que consiga un coche patrulla, rápido.
Mientras llega el coche patrulla llamo a Fanis, mi yerno. También he pensado en llamar a Adrianí, mi mujer, pero enseguida descarto esta idea. Será mejor que compruebe qué ha ocurrido in situ antes de provocar el pánico, posiblemente sin motivo.
A lo lejos oigo la sirena de la ambulancia y aprieto los dientes, mientras espero a Fanis.


UN FILO DE LUZ


Vigésimotercera entrega de la serie de novelas protagonizadas por Salvo Montalbano, comisario en Vigatá, Sicilia.

Si digo que "no hay buen verano sin Montalbano" quizás suene ripioso, pero así es desde hace muchos años. Termino, casi, junio con la última de mi admirado Camilleri con el comisario Montalbano como protagonista y, la verdad, poco queda por saber del personaje que avanza, inexorablemente, hacia ese "armario de protagonistas" que una lee porque les quiere, más que nada....¡¡
Entretenida para "seguidores recalcitrantes" de Salvo, Livia, Cataré, Fazio, Augello....y Vigatá siempre Vigatá.

Sinopsis (Ed. Salamandra)
Como en anteriores ocasiones, una pesadilla provoca en el comisario Montalbano un malestar profundo, una aciaga sensación que lo deja receloso y aprensivo. Por desgracia, una vez más, los acontecimientos parecen darle la razón.
Primero entra en escena Marian De Rosa, milanesa, propietaria de una galería de arte, mujer elegante y con experiencia, una auténtica femme fatale ante la que Montalbano cae rendido de inmediato. En su fuero interno, Salvo sabe que su atracción por Marian no es una aventura cualquiera; se trata de algo distinto, como una fuerza invisible que lo trastorna y amenaza con trastocar su lucidez. Livia pasa a ser sólo una voz al otro lado del teléfono y Salvo es incapaz de sincerarse con ella, recurriendo a tácticas y subterfugios para postergar una decisión. Y mientras se debate en el torbellino de sus sentimientos, tres casos importantes requieren su atención: por un lado, la jovencísima esposa de Salvatore di Marta, dueño de un supermercado, es víctima de un atraco; por otro, dos tunecinos que trabajan en una finca agrícola desaparecen en lo que aparenta ser un asunto de tráfico de armas; y por último, una operación delictiva de altos vuelos aterriza en Vigàta.
Así pues, el siniestro sueño de las primeras páginas resultará premonitorio. En el desenlace de sus investigaciones, alguien muy querido para Montalbano resurge tristemente en su vida, y su relación con Livia recupera un cariz olvidado. Con la nitidez con la que un filo de luz recorta la zona de sombra, un comisario Montalbano más vulnerable que nunca afronta su destino con el alma convulsa.

Un filo de luz (fragmento)

1La mañana, ya desde las primeras luces del alba, había sido voluble y caprichosa. Y tal vez por ello, debido a un efecto de contagio, aquel día el humor del comisario Montalbano sería también, como poco, inestable. En esos casos sabía que lo mejor era ver al menor número de personas posible.
A medida que pasaban los años, su estado de ánimo se volvía más sensible a las variaciones climáticas, de la misma forma que un mayor o menor grado de humedad influye en el dolor de las articulaciones de un viejo. Cada día le resultaba más difícil controlarse, ocultar el exceso de alegría o de mal humor.
En el tiempo que había tenido que invertir para llegar desde su casa de Marinella hasta el barrio de Casuzza — unos quince kilómetros como mucho, pero todos de pistas sólo aptas para tractores o de caminos de tierra tan estrechos que apenas cabía un coche— , el cielo había pasado del rosa claro al gris, y luego del gris al celeste pálido, para acabar quedándose en un blancuzco nevoso que difuminaba los contornos y engañaba la vista.
Recibió la llamada a las ocho de la mañana, cuando estaba a punto de salir de la ducha. Se había levantado tarde porque sabía que ese día no tenía que ir a la comisaría, y se puso de mala uva en cuanto sonó el teléfono. No esperaba que nadie lo llamara. ¿Quién querría tocarle las pelotas?
Teóricamente, en la comisaría no debería haber nadie, salvo el encargado de la centralita, porque aquél era un día especial en Vigàta.

domingo, 26 de noviembre de 2017

LA NOCHEVIEJA DE MONTALBANO


Sexta entrega de la serie de novelas protagonizadas por Salvo Montalbano, comisario en Vigatá, Sicilia.

Reseñado por Ricardo Cortat el 22 de Enero de 2015.
Directamente a la galería de los horrores. Como libro malo, como portada horrenda, como tomadura de pelo a los lectores. Montalbano a la nevera.
Leed la reseña completa en el siguiente enlace:
https://www.evernote.com/shard/s67/sh/6003bbc6-6418-4852-a7bb-66f264152e7a/660b6e062e6a8533

Por supuesto, discrepo absolutamente de la opinión de Ricardo Cortat, en este libro de relatos se muestra a Montalbano en su "máximo esplendor", relatos cortos y contundentes, una delicia para aficionad@s.
Por supuesto, lo recomiendo¡¡¡

Sinopsis (Ed. Salamandra)
Los miles de lectores que disfrutan con cada libro de Salvo Montalbano, el entrañable personaje creado por Andrea Camilleri —el autor más leído de Italia—, encontrarán en esta ocasión una serie de relatos en los que el peculiar comisario siciliano, sabio intérprete del arte de vivir, se supera a sí mismo. Una palabra fuera de tono, un gesto descontrolado, un detalle incongruente, detectados con una percepción más que aguda en la cadena de absurdos de la vida cotidiana, son suficientes para poner en movimiento la máquina de su investigación.
Así pues, los crímenes y criminales que se someterán al infalible escrutinio de Montalbano son tan heterogéneos y extraños como esa vieja pareja de actores que interpreta un fúnebre libreto en la intimidad de su dormitorio, aquel juez torturado por la idea de que su estado de ánimo influya en la ecuanimidad de sus fallos, o esa esposa cuya fidelidad es sometida a votación popular mediante carteles colgados en los muros de su pueblo. Y para coronar esta divertida colección, en el relato que da título al libro encontramos a Montalbano a punto de celebrar la Nochevieja, sumergido en un fuerte ataque de melancolía después de la enésima «discrepancia» con Livia, su eterna novia genovesa. La única luz de esa jornada oscura podrían ser los inenarrables arancini de Adelina, su asistenta, única persona en este mundo capaz de transformar estas croquetas sicilianas en un auténtico manjar de los dioses. Sin embargo para poder acceder a este festín, Montalbano habrá de demostrar antes la inocencia de uno de los hijos de Adelina.
Desde la mañana de un día lluvioso, cuando antes de tomar el café se pone de un humor sombrío como la tinta, hasta la medianoche cuando, agotado, conduce hacia su casa de Marinella mientras se complace en el esperado disfrute de una hora de fresca soledad en su pequeña terraza a orillas del mar, Montalbano exhibe esa mezcla de sabiduría de vida y coraje que todos quisiéramos poseer.





sábado, 25 de noviembre de 2017

SANGRE O AMOR


Vigesimocuarta entrega de la serie de novelas protagonizadas por el comisario Brunetti, veneciano.

He cumplido, con gusto, mi cuota anual de Donna Leon y su comisario Brunetti.
Como el criminal que vuelve a la escena del crimen, Brunetti vuelve al escenario de su primera investigación La Fenice que acoge ópera y crimen, una combinación que siempre funciona. Aunque como ya he dicho en ocasiones anteriores, las novelas de Leon han ido perdiendo "fuelle" con el tiempo, debo reconecer, que me gusta Brunetti, me encanta la Srta Electra, me cansa Paola y a los hijos les daría un buen "repaso", pero.....la adicción es tal que no me pierdo ninguna novela de Donna Leon, a pesar de los pesares.
Entretenida para un "ratito corto" y para fieles a los personajes.

Sinopsis (Ed. Seix Barral)
Un admirador de la soprano Flavia Petrelli ha traspasado la línea que separa a un fan inofensivo de un seguidor obsesionado. Conoce todos los pasos de su ídolo, dónde se encuentra en cada momento e intenta llamar su atención colmándola de rosas amarillas y regalos caros. Y lo que es peor: todo apunta a que está detrás de una serie de ataques sufridos por amigos y personas del entorno de la diva. La cantante de ópera se encuentra en Venecia interpretando con éxito Tosca en el emblemático teatro La Fenice, así que será sólo cuestión de tiempo que el comisario Guido Brunetti, viejo amigo de la infancia que ha ayudado a la artista en ocasiones anteriores, ponga a todo su equipo a su servicio. Eso incluye investigar en el pasado de Petrelli y conocer el lado oscuro del mundo del espectáculo, las presiones y la rivalidad que crece detrás del escenario. Como reconoce la artista, «los fans son fans: nunca son amigos».
Peligroso es aquel que nada tiene que perder.

1

La mujer se arrodilló ante su amante, y con el rostro y el cuerpo rígidos de pavor se miró la mano manchada desangre. Estaba tendido con el brazo estirado y la palma vuelta hacia arriba, como rogándole que le diera algo; la vida, quizá. Ella le había tocado el pecho en un intento de que se levantara por que tenían que marcharse, pero al ver que no se movía lo había zarandeado: el dormilón de siempre, que no quería levantarse de la cama.
Entonces descubrió que la mano se le había teñido de rojo. Como en un acto reflejo, se la llevó a la boca para ahogar un grito; sabía que no debía hacer ningún ruido que delatase su presencia. No obstante, el terror pudo más que la cautela y empezó a gritar su nombre una y otra vez, diciéndose a sí misma que estaba muerto y que todo había terminado. Así, bañado en sangre.
Se miró y vio manchas rojas por todas partes: ¿cómo era posible que teniendo una palma tan pequeña hubiese esparcido tanta sangre? Se tocó los labios con los dedos de la otra, y al ver que éstos se teñían de la sangre que tenía en el rostro le sobrevino el pánico y pronunció su nombre. Era el fin. Lo llamaba sin cesar, cada vez más alto, pero él ya no podía contestarle; ni a ella ni a nadie. Sin pensar en lo que hacía, se inclinó sobre él para besarlo, lo agarró de los hombros y trató en vano de devolverle la vida, pero todo había terminado para ambos.

Y TODO A MEDIA LUZ


Séptima entrega de la serie de novelas protagonizadas por Luigi Alfredo Ricciardi, comisario de la brigada móvil de la Real Jefatura Policía de Nápoles en los años 30.

Me encanta Maurizio de Giovanni y me encanta su comisario Ricciardi¡¡¡
Dicho esto, he de aclarar que el mayor mérito de las novelas de esta serie no es la complicación de las tramas, ni siquiera, la dificultad en resolver los casos; lo que más me gusta es la recreación del ambiente, la política, las relaciones y la vida en Nápoles años 30.
Tienen estas novelas y sus personajes un "no sé qué" que me atrapa y hace que las termine en un "abrir y cerrar de ojos". He disfrutado mucho, aun habiendo dejado a Ricciardi en una situación que no me gusta, no me gusta nada¡¡¡

Sinopsis (Ed. Lumen)
Corre el año 1932. Ha llegado la primavera a Nápoles, y las calles se llenan de gente dispuesta a estrenar vestidos ligeros y pamelas, pero Ricciardi está demasiado ocupado resolviendo un nuevo caso como para percatarse de que el aire es ahora más ligero: Rosaria, una joven de veinticinco años, ha sido asfixiada en su habitación del famoso burdel Paraíso con una almohada. Allí la encuentran Ricciardi y su inseparable ayudante Maione, descompuesta entre las sábanas, con signos evidentes de asfixia, pero sin otras heridas que puedan delatar al asesino. Al parecer, tampoco falta nada importante que pueda hacer pensar en un robo, y el asunto se complica...
Muy pronto Ricciardi y Maione descubren que Rosaria era una prostituta muy especial, tanto que la llamaban Víbora. Su belleza y sus artes amatorias eran conocidas en toda la ciudad, hasta el punto de que Sergio Ventrone, un distinguido caballero, estaba pagando sus servicios en exclusiva, y Giuseppe Coppola, un joven repartidor de fruta, estaba dispuesto a casarse con ella. Giuseppe fue el último hombre que la vio viva, y Ventrone el primero que la vio muerta: ¿quién más la vio entre una visita y otra?
Al final el caso tendrá una resolución insólita, pero el lector descubrirá una vez más que el amor y el hambre están siempre ligados a las muertes violentas, y quien mejor sabe hilvanar estas pasiones es Maurizio de Giovanni.

Y todo a media luz (fragmento)

1

Un centenar de metros separaba la jefatura de policía de El Paraíso, la parte final de la vía Toledo y un tramo de la vía Chiaia. La hora era complicada: las aceras muy concurridas, las tiendas abiertas y el aire suave de las primeras horas de una tarde primaveral que invitaba a dar un paseo. Ricciardi y Maione avanzaban con dificultad entre el gentío, tratando de no perder de vista a la vieja que los precedía moviéndose sobre las piernas zambas con sorprendente agilidad, seguidos por los guardias Cesarano y Camarda, que no dejaban de intercambiar miradas pícaras. Habían empezado el intercambio cuando Maione les comunicó la dirección y ya no habían parado.
Ricciardi no se fiaba de la primavera. No había nada peor que las ventanas que se abrían, que el aire suave, el perfume a bosque y a mar que el viento traía de Capodimonte o del puerto. Tras el invierno de silencios, de calles gélidas azotadas por la tramontana, de sabañones y lluvia helada, las pasiones habían acumulado tanta energía destructiva que no veían la hora de eructar su desorden.