jueves, 7 de septiembre de 2017

CON MIS PROPIAS MANOS. La navidad del comisario Ricciardi


Quinta entrega de la serie de novelas protagonizadas por el comisario Ricciardi.

Cuando pensábamos que nos quedaríamos en las "cuatro estaciones, de Giovanni se descuelga con una nueva novela protagonizada por este comisario que "ve muertos", esta novela titulada Con mis propias manos, lleva por subtítulo La navidad del comisario Ricciardi y en ella se investiga un doble crimen perpetrado cuando Nápoles prepara la Navidad de 1931.
Me gusta Ricciardi y el planteamiento de las novelas es original y con un toque de oscuridad que les sienta muy bien.

RESEÑADO por Ricardo Cortat para LIBROS, el 8 de Octubre de 2014.
La Navidad fascista de 1931 según el alma atormentada del comisario Ricciardi.
Creo que me gusta más el concepto general de la serie de libros que la presentación final y aún así, tiene un toque que consigue atraerme.
Lo hace gracias a la atmósfera que envuelve la novela pero lo que realmente me engancha es la presencia de ese forense políticamente incorrecto. Y suerte, porque el personaje de la 'tata' del comisario se me hace muy cuesta arriba.
A destacar el pesebre navideño y su simbología y que es mejor haber comido antes de leer la novela. Así nos ahorraremos los rugidos incómodos de cierta parte de nuestra anatomía.
Me encanta la escena final. Si la novela fuera una ópera sería una obra verista, esas tramas sórdidas y esos personajes de baja clase social, pero cuyo final es... inesperado.

PD. Es el quinto libro de una serie. Sería lo suyo haber leído los 4 anteriores.

Sinopsis (Ed. Lumen)
El sargento Raffaele Maione caminaba muerto de frío, preguntándose por enésima vez a quién se le habría ocurrido cometer un asesinato cuando faltaba una semana para la Navidad...
Es una mañana gris de diciembre de 1931, se acercan las fiestas de Navidad, y Nápoles es una ciudad famosa por sus belenes. Justo en esta ápoca tan especial del año, y mientras el régimen fascista de Mussolini se afana en demostrar un absoluto control sobre la delincuencia para que el ciudadano de a pie se sienta seguro, de repente el comisario Ricciardi tiene que resolver un doble crimen: Emanuele Garofalo, jefe de una milicia, y su esposa Costanza han sido brutalmente asesinados.
Ricciardi, tras oír como de costumbre las últimas palabras de los dos muertos, arranca la investigación de la mano del inseparable Maione, pero lo único que tiene entre manos son los pedazos de una figurita de San José, que alguien tiró al suelo con vehemencia...
Mientras tanto, en la penumbra, hay dos mujeres que pelean por el corazón del comisario, y cada cual lo hace a su manera, buscando al hombre que se esconde tras unos ojos verdes, tristes y fríos.

Con mis propias manos (fragmento)

"Las manos asesinas se mueven tranquilas en la penumbra.
No guardan memoria de la sangre derramada.
Mezclan la cola en el cacillo sobre el fuego para evitar que forme grumos. Una de ellas sujeta el mango, la otra revuelve despacio, en el sentido de las agujas del reloj; al paso de la cuchara de madera, la cola se junta enseguida como un mar denso.
Ahora las manos asesinas palpan la estructura de madera, comprueban las juntas, sondean su resistencia. Notan que un ángulo no está bien clavado, toman un martillo y lo remachan atentas, precisas.
Regresan al cacillo, lo inclinan un poco sin alejarlo de la llama. Tocan el corcho, lo sopesan, valoran las dimensiones de las piezas, la curvatura de las cortezas. Saben que la preparación del material y la calidad de los componentes son lo más importante, y que no caben errores.
Las mismas manos que abrieron la carne con un solo movimiento limpio se acercan a las figuras, dispuestas en fila sobre la mesa. Las cuentan de una en una, las colocan en riguroso orden de importancia: primero los elementos arquitectónicos, columnas, templos en ruinas, cobertizos y casas; a continuación los objetos, mostradores de carnicerías y pescaderías, carruajes, carros de fruta y embutidos, sillas, muebles. Luego los animales, ovejas de varios tamaños para dar una idea de la profundidad, caballos, vacas, gallinas, gallos y pollitos. Y también camellos, elefantes, avestruces, en una incongruente casa de fieras, en la frontera de tradiciones y cuentos que trascienden continentes y naciones."

SOBRE SU TUMBA



Decimoctava entrega de la serie de novelas protagonizadas por el inspector John Rebus.

¿Por qué me gusta John Rebus? será por su individualismo salvaje, por su incorrección política, por su contumacia investigadora, por su libertad absoluta, por su falta de convencionalismo, por su desprecio absoluto hacia los pelotas, por su fidelidad a los amigos, por sus gustos musicales, por su soledad, porque no cae bien a los jefes.......podría seguir durante 100 líneas más, me limitaré a decir que es uno de los grandes personajes de la novela negra y que su vuelta, tras cinco años de orfandad absoluta, me reconforta, espero que esta vuelta sea definitiva, porque Fox no le llega a Rebus ni a la suela del zapato¡¡¡¡
Sobre su tumba, vuelve Rebus y Escocia tiembla de nuevo¡¡¡

Sinopsis (Ed. RBA)Su alergia a todo tipo de autoridad, unos métodos de trabajo que desafían la ética profesional y un apego profundo por la botella condujeron a John Rebus a ser apartado a la fuerza del departamento de policía de Edimburgo. Pero al contrario que el resto de sus compañeros, él no es de los que acepta resignado el reloj de oro con el que se les da puerta y procede mansamente a dedicarse a la jardinería o se compra un perro al que pasear por la playa. Mientras maniobra por la vía burocrática para ser readmitido al haberse ampliado la edad de jubilación, algo de lo que muchos en el cuerpo y en Asuntos Internos no quieren ni oír hablar, pasa los días colaborando como civil con una desatendida unidad que se dedica a volver a examinar casos que en su día fueron cerrados por falta de pruebas. La pobreza de medios y el calamitoso estado de los expedientes convierten la tarea en una frustración constante. Es un destierro en toda regla, al que además le quedan cuatro días, pues sus competencias van a ser transferidas a un súper organismo de ámbito estatal.
El panorama comienza a cambiar el día en que atiende de forma azarosa a una mujer, Susan Hazlitt, madre de una adolescente desaparecida en la Nochevieja de 1999. Esta alberga la teoría de que su hija fue la primera de una lista de varias menores unidas por el hecho de haber sido raptadas en algún tramo de la autopista A9 durante los últimos años. Annette McKie, de 15 años, lleva ausente de su hogar apenas tres días, según informan los medios, pero Susan no duda de que es la víctima más reciente en unirse a tan desafortunado grupo.

Sobre su tumba (fragmento)

1"Se había cerciorado de que no se hallaba demasiado cerca de la tumba abierta.
Entre el hueco y él mediaban prietas filas de dolientes. A los portadores del féretro no los habían llamado por sus nombres, sino por sus números. Eran seis, comenzando por el hijo del difunto. La lluvia no había empezado a caer todavía, pero había pedido cita. El cementerio era bastante nuevo y estaba situado al sudeste de la ciudad. Se había saltado el oficio eclesiástico, al igual que se saltaría también las bebidas y los bocadillos posteriores. Estaba estudiando las nucas de los allí presentes: hombros encogidos, sacudidas, estornudos y carrasperas. Había gente a la que conocía, pero probablemente no demasiada. Se hizo un hueco entre dos asistentes y atisbó el pie de la sepultura. A los lados habían extendido unas telas verdes, como si pretendieran enmascarar la realidad. La gente hablaba, pero no alcanzaba a oírlos a todos. No se mencionó el cáncer. Jimmy Wallace había sido «cruelmente arrebatado», y dejaba viuda, tres hijos y cinco nietos. Los niños debían de estar delante; la mayoría eran lo bastante mayores como para saber qué estaba ocurriendo. Su abuela había emitido un penetrante alarido y le estaban infundiendo ánimos.
Por Dios, necesitaba un cigarrillo.
¿Conocía bien a Jimmy Wallace? Llevaba cuatro o cinco años sin verlo, pero habían trabajado en la misma comisaría hacía una década o más. Wallace era un agente uniformado y no pertenecía al Departamento de Investigación Criminal, pero se podía hablar con él de todos modos: bromas, cotilleos y algún que otro dato útil. Se había jubilado hacía seis años, y fue más o menos entonces cuando llegó el diagnóstico, junto con la quimioterapia y la pérdida de cabello.
Pertrechado de su humor característico...
Puede, pero mejor ser un desgraciado y estar vivo. Notó el paquete de tabaco en el bolsillo y supo que retrocedería unos metros y que tal vez se escondería detrás de un árbol a fumar. Aquella idea le recordó a sus días de colegial, cuando unos almacenes de bicicletas impedían ver nada desde la ventana del director. De vez en cuando llegaba algún profesor pidiendo fuego, un cigarrillo o el maldito paquete entero.
Era una figura muy conocida en la comunidad local..."


martes, 5 de septiembre de 2017

VERANO EN ROJO



Primera entrega de la serie de novelas protagonizada por la comisaria María Ruiz.

Prometedor inicio de la periodista Berna González Harbour, en el mundo de la novela negra patria. Verano de 2010, el verano del Mundial, Madrid muere al sol y un cadáver aparece en un parque..... Con estos mimbre se urde el primer caso de la comisaria María Ruíz y he dicho prometedor inicio, porque creo que hay mucho que pulir en este personaje femenino y su compañero periodista. Una alianza muy clásica, comisaria y periodista de sucesos que investigan a la par.
Me gusta la estructura clásica de la novela, me pueden llegar a gustar los personajes, pero.....puliría un poquito ese exceso de frases grandilocuentes que quieren ser originales, ¡no lo son! y en una novela negra están de más.
Si los diálogos son increíbles, la novela se torna increíble¡¡¡
A pesar de todo me ha resultado entretenida y la autora tendrá una segunda oportunidad, pero una cada vez es más exigente en lo que a novela negra se refiere.....¡¡¡¡

Sinopsis (Ed. RBA)
Madrid, verano de 2010. Corren los días del Mundial de fútbol y, mientras los ojos de todos están puestos en los tortuosos avances del equipo de España en Sudáfrica, la comisaria María Ruiz se enfrenta a un tenebroso crimen: un joven ha aparecido asesinado. Sin identidad visible. Sin pistas aparentes. Sin móvil. Mujer atractiva, concienzuda y tenaz, María iniciará una investigación que se complicará cada vez más.

Verano en rojo (fragmento)

"El todoterreno dejó atrás la circunvalación, sorteó la gran rotonda con una gasolinera mal iluminada y enfiló impaciente hacia los primeros semáforos de la ciudad. Un badén le obligó a ralentizar de nuevo y volver a acelerar; otro más y el traqueteo despertó a su copiloto, sumergido desde hacía rato en el sueño profundo de la medianoche. En el tercero, un Ford Fiesta rebosante de adolescentes y música los adelantó entre risas, con las ventanas abiertas y sin la menor piedad hacia la amortiguación.
«Otros malditos cretinos», pensó, demasiado cansado como para dedicarles poco más que una fugaz mirada de desprecio.
Había conducido demasiadas horas y faltaba poco para dejar a su acompañante, para poner rumbo a su residencia, a su habitación, para quitarse la ropa y los zapatos polvorientos, para abrir los grifos, contener la respiración y sumergirse como siempre —treinta, cuarenta, cincuenta segundos, todos los que fuera capaz de soportar— bajo el agua de un baño helado que le aplacara los nervios antes de emerger de nuevo, de restablecer el flujo de oxígeno en la sangre y de recobrar paulatina pero ineludiblemente el pulso vital. Después, cerraría los ojos entre las sábanas ásperas e intentaría dormitar hasta que el despertador marcara el comienzo de un día diferente, al fin. El calor era abrasivo desde junio y el aire acondicionado del coche solo acentuaba esa sensación agobiante de vivir bajo estado de excepción. 
Rodeó pausadamente otra rotonda y, cuando apenas le faltaban unos metros para llegar a su destino, unas luces azuladas, unos coches policiales cruzados y unos focos lentos, rotatorios y mudos en la calle Arturo Soria le sobresaltaron, le hicieron pisar de nuevo el freno, aminorar la marcha, encauzarse por el único carril que quedaba disponible y avanzar despacio bajo la severa mirada de unos agentes que señalaban el paso con indicadores luminosos. Uno de ellos le dio el alto indiscutible con una mano mientras con la otra le indicaba el lado del arcén en el que debía aparcar. Y soplar."

lunes, 4 de septiembre de 2017

PORT MORTUARY



Decimoctava entrega de la serie de novelas protagonizadas por la forense Kay Scarpetta.

A veces me pregunto, como es posible que Kay Scarpetta fuera hace tiempo uno de mis personajes favoritos de novela negra.
La evolución de esta forense y sus relaciones ha ido tan a la deriva que hay momentos en que no la reconozco.
Esta novela, paradójicamente ha sido publicada en España más tarde que la que, cronológicamente, va a continuación titulada Niebla Roja. Ya comenté cuando leí Niebla Roja que resultaba prácticamente incomprensible sin haber leído Port Mortuary, ahora mismo casi me resultan incomprensibles ambas....., personajes raros-raros, incluida la propia Scarpetta, relaciones totalmente patológicas, tramas tan enrevesadas que resultan casi aburridas y propician la "lectura rápida", en fin no se si volveré a leer nada de Scarpetta aunque seguro que sí porque "los primeros amores son difíciles de olvidar"....
No puedo recomendarla....!

Sinopsis (Ed. RBA)
La doctora Kay Scarpetta, recién nombrada directora de uno de los centros de estudios forenses más avanzados de Estados Unidos,

domingo, 3 de septiembre de 2017

INFORME DEL INTERIOR


Después del "fiasco" Scarpetta, leer a un gran escritor me devuelve la fe.
Este Informe del Interior escrito a la par que Diario de Invierno, nos cuenta cosas que los "fieles" a Paul Auster ya conocemos, aun así, que placer recorrer los caminos de la infancia, la adolescencia y la primera juventud que forjaron al escritor y al hombre, tal como lo conocemos.
Muchos datos conocidos, otros desconocidos,  pero lo más importante no son los datos sino esa forma magnífica de escribir y describir, esa proximidad de un niño, un chico, un hombre tan diferente en edad, cultura y país; esa proximidad en los sentimientos y las sensaciones que nos hermana y que nos hace iguales en la comunidad humana universal.
Poco mérito tiene que yo recomiende este libro siendo, como soy, ardiente defensora de la literatura de Auster, pero aún así lo hago, se lo recomiendo¡¡¡

Sinopsis (Ed. Anagrama)
Informe del interior es una suerte de rompecabezas compuesto por cuatro piezas independientes, que sumadas esbozan un retrato. En la primera Auster aborda su infancia hasta los doce años a través de una sucesión de viñetas: los dibujos animados que veía en la televisión, la huella que le dejó La guerra de los mundos, el sentido de culpa, las primeras lecturas –libros infantiles, después Poe y Sherlock Holmes–, el descubrimiento del peso de las palabras, la fascinación por los héroes americanos –Edison, ciertos jugadores de fútbol americano…–, el béisbol, los problemas de convivencia de sus padres, los amigos de la infancia, la Guerra Fría, el descubrimiento de la condición de judío, la primera vez que, con ocho años, se separa de sus padres para ir a un campamento de verano, las primeras historias que escribe, las novelas que va descubriendo, como El doctor Zhivago, La ciudadela o Mansiones verdes, un primer amor infantil, una competición de lectura en el colegio en la que cada alumno apunta los libros leídos y él apunta tantos que el profesor cree que miente… 
El segundo texto se centra en dos películas que de niño le causaron un impacto enorme: una de ciencia ficción, El increíble hombre menguante, de Jack Arnold, y una policíaca, Soy un fugitivo, de Mervyn LeRoy.
En el tercero salta a la primera juventud y entre los recuerdos se van intercalando las cartas que le enviaba a su novia y después primera esposa, Lydia Davis. Son los años de estudiante en Columbia y los posteriores en París, el periodo de las primeras tentativas serias de escritura, los estímulos intelectuales, los anhelos, las incertidumbres ante el futuro, la soledad en la Ciudad de la Luz, el amor…
La cuarta parte está construida mediante una sucesión de imágenes –de películas, de ciudades, de anuncios…– que forman una suerte de fragmentaria memoria de infancia y juventud.
El resultado es un libro fascinante, una nueva muestra del desbordante talento de Paul Auster, que en esta ocasión se sumerge en su propia vida y sus propios fantasmas. Un estimulante ejercicio de escritura autobiográfica en el que el autor reflexiona sobre sí mismo y escribe un Informe del interior.

Informe del interior (fragmento)

Al principio todo estaba vivo. Los objetos más pequeños estaban dotados de corazones palpitantes, y hasta las nubes tenían nombre. Las tijeras caminaban, teléfonos y cafeteras eran primos hermanos; ojos y gafas, hermanos. El reloj tenía cara humana, cada guisante de tu plato poseía una personalidad diferente, y en la parte delantera del coche de tus padres la rejilla era una boca sonriente con numerosas piezas dentales. Los lápices eran dirigibles; las monedas, platillos volantes. Las ramas de los árboles eran brazos. Las piedras podían pensar, y Dios estaba en todas partes.
No era difícil creer que el hombre de la luna era un hombre de verdad. Veías cómo te miraba por la noche desde el cielo, y no cabía duda de que era la cara de un hombre. Poco importaba que aquel ser no tuviera cuerpo: en lo que a ti se refería seguía siendo un hombre a pesar de todo, y la posibilidad de que existiera una contradicción en todo aquello no se te pasó una sola vez por la cabeza. Al mismo tiempo, era perfectamente verosímil que una vaca fuese capaz de saltar sobre la luna. Y que un plato saliera corriendo con una cuchara.

DÍAS SIN HAMBRE


“… Erase una vez una niña que siempre estaba leyendo, subida en los árboles. Un día la llaman para cenar, no quiere bajar más…La niña no se mueve de allí, durante días y días, la llaman, le suplican, le acercan escaleras… mastica papel… Muy pronto todo su cuerpo se vuelve gris… la dejan desaparecer subida en su rama…”.

Delphine de Vigán fue mi descubrimiento del 2013, y el descubrimiento continúa, en el 2014 leo su primera novela, probablemente autobiográfica y claramente no-autocompasiva, novela corta y magnífica, novela verdadera y realista, una historia tan cruda que no necesita de sentimentalismo para llegar al fondo del alma. Un verdadero descubrimiento, una escritora cuya primera novela es tan magnífica, que asombra lo que ha escrito después.
Muy recomendable¡¡¡¡

Sinopsis (Ed. Anagrama)
Esta primera novela de Delphine de Vigan, publicada en el año 2001 con el pseudónimo de Lou Delvig por razones familiares, cuenta la historia de una joven anoréxica de diecinueve años. El relato que Laure hace en su diario de un cuerpo al borde de la muerte es verosímil y perturbador. Desde las primeras líneas de la novela el lector acompaña a la joven a través de su recuperación y de su aprendizaje: volver a comer pero, ante todo, volver a sentirse poseedora de un cuerpo susceptible de despertar el deseo del otro. Esta novela de trama mínima es en realidad una poderosa bildungsroman, un despertar a la vida y al amor, aunque el viaje de su protagonista es interior y se desarrolla entre las cuatro paredes de un hospital.
«A pesar de tratar un tema particularmente complicado, Días sin hambre es de una destacable sobriedad y halla el tono justo» (Emilie Grangeray, Le Monde).

Días sin hambre (fragmento)

I
"Aceptó la cita debido al frío. La primera vez, cuando él la llamó. Una voz desconocida, nasal, le ofrecía ayuda, una noche de otoño, una noche como otra cualquiera: pegada al radiador. Debido al frío pero no sólo por eso. Al principio se negó. Quién te manda meterte en esto. Él le hizo preguntas sobre su estado físico, no le preguntó cuánto pesaba, ni cuánto comía. No. Más bien preguntas de entendido, incluso de experto, preguntas concretas, directas, para calibrar el grado de urgencia. Mientras ella se prestaba al juego, él iba ganando tiempo. Ese tiempo que ella ya no podía perder, ese tiempo tenue, tenso contra la muerte como un último respiro, frágil.

Le dijo eso antes de todo lo demás, que no quedaba ya mucho tiempo. Ella advirtió que también sabía algo de la soledad, de lo que significa sentirse encerrado. Mientras hablaba y hacía preguntas, ella retorcía con los dedos el cable del teléfono. Minutos antes se había puesto un tercer jersey, se había hecho un ovillo –suponiendo que se pueda hablar de hacerse un ovillo con esos huesos puntiagudos–, contestaba sin meditar, como si recitara una fábula que se supiera desde hacía tiempo, sin pararse a pensar. Simplemente quería ser educada.

Él dijo que era demasiado tarde, sola no podrá salir adelante, yo puedo ayudarla, venga a verme a mi consulta el miércoles, la esperaré. Ella buscó con los ojos los cigarrillos. No se vio con fuerzas para despegar la espalda del radiador para coger el paquete que tenía delante."


MARGEN DE ERROR


Segunda entrega de la serie de novelas protagonizadas por la comisaria María Ruiz

Segundo asalto de Berna González Harbour a la novela negra y por ahora "empate técnico", hay algo tan obvio en sus tramas que debería suplirlo la complejidad de los personajes, pero..... por ahora no lo ha logrado.
Sobran las frases hechas tipo ".....conservaba la hombría...." (sólo es un ejemplo pero hay varias del mismo cariz).
Antes de decretar e KO, le daré una última oportunidad pero, falta algo en estas novelas....tienen todos los ingredientes, pero "la cocina final" es defectuosa¡¡¡
No me atrevo a recomendarla, sobre todo, a l@s aficionad@s.

Sinopsis (Ed. RBA)
Tras una larga convalecencia por las heridas sufridas en un duro cuerpo a cuerpo, la comisaria Ruiz ha vuelto. Lo hace el mismo día en que un hombre es hallado muerto entre los setos del Retiro. Es otoño en un Madrid enrarecido en el que las protestas de los indignados se mezclan con noticias de suicidios en una multinacional. El cadáver encontrado en el parque parece cuadrar en este grave asunto laboral y, sin embargo, algo no encaja. La joven comisaria se verá arrastrada más pronto de lo que debería a un combate entre lo que le dicta su instinto y su salud. Ella y el veterano periodista Luna quedarán atrapados en una batalla propia de una era de codicia y desigualdad.

Margen de error (fragmento)

1Los abdominales sí estaban en su sitio. Los bíceps no habían recuperado el tono habitual, las piernas parecían más delgadas, los glúteos mejor ni mirarlos, eran casi inexistentes, pero los abdominales... al menos esos benditos músculos habían respondido con perruna lealtad a las tablas de recuperación que le había impuesto el médico.
—Treinta flexiones por la mañana. Treinta por la tarde. Y estiramientos generales a todas las horas del día.
María se colocó de perfil ante el espejo de la sala de rehabilitación, volvió a ponerse de frente y se levantó la camiseta ajustada lo suficiente para ver cómo tersaba su estómago con firmeza y sentir la gratificación de haber cumplido, al menos, con lo que estaba en su mano. Se sentía fuerte. Los tejidos afectados se habían recuperado, la cicatriz se había ido escondiendo entre sus costillas y su silueta era impecable. En la cabeza, el cabello que le habían rapado para vigilar sus hematomas había empezado a regresar lenta, pero decididamente, a sus posiciones. Hacía días que había pasado ya ese momento ilusionante, aunque cansino, en que todos los amigos se entregaban al impulso irresistible de acariciar con la mano la alfombrilla que le brotaba en el cuero cabelludo. Cierto que aún no le había crecido la habitual melena y que solo podía presumir de un corte a lo chico, pero —qué demonios— era un corte al fin y al cabo.
María se pasó la mano, ella también, por ese flequillo recién estrenado y, por más extraño que aún le resultara, no le disgustó lo que vio. Solo el bazo, renqueante a pesar de la carga de antibióticos, vacunas, escáneres y costuras que había sufrido en este tiempo, mantenía su rebelión. Pero el bazo era invisible a los demás y por ello nada ni nadie iba a impedir que hoy María Ruiz, comisaria ansiosa por lucir de nuevo el uniforme, se desvistiera con ganas tras la sesión de flexiones, arrojara la ropa deportiva al interior de su mochila y se sumergiera en una ducha previa a su regreso irrenunciable. Al fin.