lunes, 2 de julio de 2018

LAS PUERTAS DEL INFIERNO

Segunda entrega de la serie de novelas protagonizadas por Mollel, de origen masai, es policía en Nairobi (Kenia).
«Un adictivo policiaco ambientado en Kenia, un lugar donde incluso la política local puede resultar mortífera». IAN RANKIN
Es inmejorable la definición de Ian Rankin acerca de las novelas protagonizadas por el Sargento Mollel, un masai que no bebe, no fuma y no conduce, incorruptible e imprevisible. 
Me gustó, moderadamente, la primera novela de la serie (La hora del dios rojo) que leí hace tiempo, quizás demasiado, ahora me he reencontrado con Mollel y sus tradiciones, sus recuerdos, sus obsesiones...., y esto es lo más interesante de la novela. 
La trama, como en la anterior, un poco embrollada y en el fondo, bastante simplona.
Interesante.

Sinopsis (Ed. Siruela)
El detective Mollel, destinado a un pequeño pueblo perdido en un extremo del Parque Nacional de Hell’s Gate como «recompensa» por denunciar la degradación de las altas esferas del Gobierno de Nairobi, está convencido de que su carrera ha terminado para siempre. Además, ¿es su herencia de guerrero masái un lastre para poder desempeñar su labor conforme a las normas del sistema?, ¿y si a pesar de estar del lado correcto de la ley resulta casi imposible discernir dónde reside la justicia? Pero cuando una trabajadora de unos grandes invernaderos de rosas destinadas a la exportación aparece ahogada, Mollel empieza a darse cuenta de que los tentáculos de la corrupción han alcanzado también, ese remoto lugar del país: enemistades tribales, caza furtiva, poblaciones desplazadas, escuadrones de la muerte que superan en número y en armamento a las autoridades encargadas de detenerlos...
A la vez que nos transporta a uno de los escenarios más complejos y fascinantes del continente africano, Crompton radiografía honesta y convincentemente la Kenia actual, una nación que se debate entre el poderoso apego a las tradiciones y el avance irrefrenable de la globalización, logrando así integrar toda la riqueza de una cultura ancestral en una absorbente y contemporánea trama de novela negra.

Las puertas del infierno (fragmento)

HAN TOMADO EL CIELO Y LO HAN RODEADO
"Él es esto: un par de chanclas, un par de pantalones cortos holgados, una camisa a juego, a rayas blancas y negras. Lleva entre los brazos un colchón de espuma mugriento —medio colchón, cortado por el lado más largo, no más ancho que sus omóplatos—. Hay una manta de lana áspera doblada encima. En el bolsillo de su camisa descansa una pequeña tarjeta amarilla que contiene, escritos a mano, su nombre, su número, su delito. 
Él es esto, y nada más. Solo uno de los casi cuatro mil reclusos del lugar. Se parece a ellos. Incluso camina como ellos —arrastrando los pies de forma somera, derrotada, gracias a las chanclas demasiado grandes—. 
Se parece a ellos, pero no es uno de ellos. Ellos lo saben también: el primer grupo con el que se cruza se le queda mirando fijamente con siete pares de ojos hoscos, hostiles.
 —¡Policía! —sisea uno de ellos. 
Ha entrado en la cárcel muchas veces. Ha olido muchas veces ese aroma de humanidad viciada, confinada; ha sentido el aire, denso por el calor de cientos de cuerpos, quemándole al fondo de la garganta. Cada vez, el pánico amenaza con alzarse en su interior. 
Cada vez, se sacude para reprimirlo. Se recuerda a sí mismo que, a diferencia de los demás, él consigue salir. 
Pero no esta vez. 
El guardia que tiene detrás se ríe entre dientes. 
—No vas a encontrar muchos amigos aquí, masái. Será mejor que aprendas a dormir con los ojos abiertos."

No hay comentarios:

Publicar un comentario