"En Varitsi, un pueblecito de las montañas cercano a la frontera greco-albanesa, existía un refrán que decía que la hora más oscura siempre es la que precede al alba. Sin embargo, cuando María Kouzis, en la primavera de mil novecientos cincuenta y seis, se sobresaltó en la cama y tuvo que apoyarse en la pared de su alcoba para que aquellos milenarios muros tranquilizasen un poco su corazón desboca...do, tuvo la certeza de que jamás había vivido una noche tan oscura como aquella, y eso que apenas eran más de las doce. María Kouzis se preguntó si acaso se había perdido entre sus pensamientos, si se le había ido la cabeza...."
Así comienza Los héroes felices, odisea vital de una familia griega desde los años 50 hasta la actualidad y así la comencé yo, con grandes expectativas tras haber leído un par de críticas buenas y haber espero más de un mes para conseguirla en la biblioteca.
Quizás debiera haberme informado un poco más acerca de la autora y su currículo, o haber indagado acerca del argumento y su discurrir.....
Con falsas intenciones, la autora comienza cada capítulo como si de una historia de héroes helénicos se tratase y menciona esta conexión en numerosas ocasiones a lo largo del texto, habla repetitivamente de Aquiles y Ulises así como de los tipos de persona que, según ella, representan; hace viajar a sus protagonistas por Grecia (poco), EEUU, Alemania y Suiza para terminar en la isla de Makarionissi en la que según la mitología habitan los héroes felices......
He de reconocer que algo más de 400 páginas no son muchas para relatar una historia que abarca 6 décadas pero se hacen largas si lo único que cuentas son las neuras, ansiedades y frustraciones de las personas que la protagonizan que además tampoco son como para "tirar cohetes", resumiendo: abuela de buena familia empeñada en casar a sus hijas y nietos como le da la real gana, fiando todo a unos sueños que sólo ella interpreta a su entera conveniencia, el resto de los personajes una panda de inconsistentes que no saben lo que quieren y se enfadan-desenfadan unos con otros por las razones más peregrinas que imaginarse puedan. La parejita protagonista está integrada por un par de indigentes mentales que no saben lo que quieren ni porqué hacen lo que hacen y van cambiando de intereses como quien cambia de chaqueta.....
En fin, que esperaba una crónica novelada de las últimas 6 décadas en Grecia y sí, se mencionan de pasada, entre intrigas familiares muchas de las cuales son dignas de Corín Tellado y giros argumentales tan injustificables como bochornosos...
Todo es estereotipado en esta novela y, casi nada, responde a lo que esperaba de ella....pero la culpa es sólo mía por esperar demasiado!
Así comienza Los héroes felices, odisea vital de una familia griega desde los años 50 hasta la actualidad y así la comencé yo, con grandes expectativas tras haber leído un par de críticas buenas y haber espero más de un mes para conseguirla en la biblioteca.
Quizás debiera haberme informado un poco más acerca de la autora y su currículo, o haber indagado acerca del argumento y su discurrir.....
Con falsas intenciones, la autora comienza cada capítulo como si de una historia de héroes helénicos se tratase y menciona esta conexión en numerosas ocasiones a lo largo del texto, habla repetitivamente de Aquiles y Ulises así como de los tipos de persona que, según ella, representan; hace viajar a sus protagonistas por Grecia (poco), EEUU, Alemania y Suiza para terminar en la isla de Makarionissi en la que según la mitología habitan los héroes felices......
He de reconocer que algo más de 400 páginas no son muchas para relatar una historia que abarca 6 décadas pero se hacen largas si lo único que cuentas son las neuras, ansiedades y frustraciones de las personas que la protagonizan que además tampoco son como para "tirar cohetes", resumiendo: abuela de buena familia empeñada en casar a sus hijas y nietos como le da la real gana, fiando todo a unos sueños que sólo ella interpreta a su entera conveniencia, el resto de los personajes una panda de inconsistentes que no saben lo que quieren y se enfadan-desenfadan unos con otros por las razones más peregrinas que imaginarse puedan. La parejita protagonista está integrada por un par de indigentes mentales que no saben lo que quieren ni porqué hacen lo que hacen y van cambiando de intereses como quien cambia de chaqueta.....
En fin, que esperaba una crónica novelada de las últimas 6 décadas en Grecia y sí, se mencionan de pasada, entre intrigas familiares muchas de las cuales son dignas de Corín Tellado y giros argumentales tan injustificables como bochornosos...
Todo es estereotipado en esta novela y, casi nada, responde a lo que esperaba de ella....pero la culpa es sólo mía por esperar demasiado!
Sinopsis (Ed. Alianza Editorial)
En un tono tragicómico irresistible y con desbordante talento para la fabulación, Vea Kaiser despliega el abanico de peripecias que vive una familia griega desde los años cincuenta hasta el presente. Una novela sobre la belleza de la vida, el anhelo y los nuevos comienzos, pero también sobre los errores que empujan a tomar ciertos caminos y sobre los aciertos que se descubren en ellos. Y también sobre el gran amor, con el que uno se reencuentra más de una vez en la vida.
Todo empieza en un pueblo de la frontera greco-albanesa dividido por la guerra. Con la Yaya María, abuela y casamentera por excelencia, a quien no echa atrás ninguna intriga cuando se trata de asegurar la continuidad de su linaje. Y con la inteligente, obstinada y díscola Eleni, y su primo Lefti, cuyo máximo anhelo es vivir en paz. Pero, en cierto momento, Yaya María interpreta mal los augurios y eso arrastra al infortunio a varias generaciones de una familia que va dejando sus huellas en muchos lugares y en los que su temperamento mediterráneo se complementa con otras identidades. Odiseas particulares que tienen como escenario algunos grandes núcleos de emigración en los años setenta: Alemania en plena ebullición industrial y los Estados Unidos; el corazón de la provincia en Austria en los ochenta y la refinadísima Suiza actual. Y una isla griega con forma de ciervo volador llamada Makarionissi en la que según la mitología griega habitan los héroes felices, pero donde la playa y el sol no ocultan la cara menos amable de la crisis económica reciente.
Todo empieza en un pueblo de la frontera greco-albanesa dividido por la guerra. Con la Yaya María, abuela y casamentera por excelencia, a quien no echa atrás ninguna intriga cuando se trata de asegurar la continuidad de su linaje. Y con la inteligente, obstinada y díscola Eleni, y su primo Lefti, cuyo máximo anhelo es vivir en paz. Pero, en cierto momento, Yaya María interpreta mal los augurios y eso arrastra al infortunio a varias generaciones de una familia que va dejando sus huellas en muchos lugares y en los que su temperamento mediterráneo se complementa con otras identidades. Odiseas particulares que tienen como escenario algunos grandes núcleos de emigración en los años setenta: Alemania en plena ebullición industrial y los Estados Unidos; el corazón de la provincia en Austria en los ochenta y la refinadísima Suiza actual. Y una isla griega con forma de ciervo volador llamada Makarionissi en la que según la mitología griega habitan los héroes felices, pero donde la playa y el sol no ocultan la cara menos amable de la crisis económica reciente.
Los héroes felices (fragmento)
PrólogoEn Varitsi, un pueblecito de las montañas cercano a la frontera greco-albanesa, existía un refrán que decía que la hora más oscura siempre es la que precede al alba. Sin embargo, cuando María Kouzis, en la primavera de mil novecientos cincuenta y seis, se sobresaltó en la cama y tuvo que apoyarse en la pared de su alcoba para que aquellos milenarios muros tranquilizasen un poco su corazón desbocado, tuvo la certeza de que jamás había vivido una noche tan oscura como aquella, y eso que apenas eran más de las doce. María Kouzis se preguntó si acaso se había perdido entre sus pensamientos, si se le había ido la cabeza soñando despierta o si tan solo había quedado un momento traspuesta. La anciana no se fiaba mucho del sueño, pues quien duerme demasiado profundamente pasa por alto lo que sucede a su alrededor. Sea como fuere, estaba convencida de haber recibido una señal. Y a lo largo de su vida María Kouzis había aprendido a hacer caso de las señales en cualquier forma que se presentaran.
Siendo ella aún joven, los animales de su ciudad natal en Asia Menor empezaron a parir quimeras. Un ternero con dos cabezas, una cabrita cuya brillante piel blanca se asemejaba a la de un bebé humano… Hasta los perros salvajes se mantenían a distancia de aquellas criaturas, y después de que un pajarillo sin alas cayera de su nido, María Kouzis y su madre —en mil novecientos dieciocho— decidieron abandonar Asia Menor. Al padre, un comerciante culto que había estudiado en París, aquello de las señales le parecía una ridiculez y se quedó. Los turcos, que, pocas semanas más tarde, tomaron la ciudad en su devastador afán de limpiar toda la costa de griegos, lo mataron de una cuchillada, saquearon la casa y le prendieron fuego.