martes, 5 de diciembre de 2017

LOS BASTARDOS DE PIZZOFALCONE


Segunda entrega de la serie de novelas protagonizadas por Giuseppe Lojacono,  inspector de policía en Nápoles.

Me gusta como escribe Maurizio de Giovanni, me gustan sus personajes oscuros y ese mundo italianísimo en el que se mueven. Si me conquistó con el personaje de Ricciardi, ahora lo está haciendo de nuevo con este inspector Lojacono, sospechoso, introvertido, atractivo y sagaz.
La primera novela de la serie no despejó ninguna incógnita pero con esta de sugerente título parece que el "panorama" empieza a aclararse.
Líos de familia, líos policíacos, y un nuevo equipo que puede dar mucho juego. Me la he leído en un suspiro y seguiré la pista de Lojacono y su equipo donde quiera que la imaginación del autor les lleve, nos lleve¡¡¡¡

Sinopsis (Ed. Reservoir Books)
Pizzofalcone es un distrito de Nápoles que empieza en los barrios españoles y llega hasta el mar. Un distrito muy poblado en el que conviven varios estratos, desde el bajo proletario a la aristocracia. En la comisaría del distrito está destinado Giuseppe Lojacono, el inspector de origen siciliano que fue acusado de vender información a la mafia y para quien Nápoles debía servir de correctivo.
El nuevo equipo de investigación también acaba de aterrizar en la comisaría: los llamados «bastardos». Seis policías que han sido enviados allí para sustituir a agente corruptos. Cuando hombres y dos mujeres que aman su trabajo como quien ama a una amante peligrosa. Pero esa no es la única peculiaridad que comparten estos antihéroes: todos tienen algo que ocultar o que hacerse perdona y nada que perder. Por eso, cuando una dama de la alta sociedad, Cecilia De Santis, aparece brutalmente asesinada en su elegante apartamento de la playa, se vuelcan en la investigación con sorprendente celo.
El macabro hallazgo obliga al inspector Lojacono a instalarse en el barrio marítimo para esclarecer el asesinato. Sus colegas Romano y Di Nardo intentan averiguar por qué una hermosísima joven nunca sale de casa y el viejo Pisanelli persiste en su obsesión por una serie de suicidios sospechosamente parecidos. El melancólico Lojacono y sus secuaces se proponen desentrañar las claves de todos estos asuntos en un Nápoles abatido por una tormenta de lluvia y salobre, y, en el durante, luchan por mantenerse a flote en su vida privada. ¿Saldrán airosos de su propósito?

Los bastardos de Pizzofalcone (fragmento)

1

Mar.
Mar en el aire. Mar en la calle.
Mar en el cielo, hasta las ventanas cerradas de los pisos más altos.
Mar en los oídos, amortiguando el zumbido del viento.
Mar en las rocas, rompiéndose a sí mismo con gritos roncos.
Mar en gotas, mar que vuela. Mar que bulle.
Se parece a tu maldita nieve, ¿sabes? Que se agita, que confunde, que por un momento impide ver el panorama y luego se posa en el fondo.
Aunque, bien pensado, no siempre en el fondo. A veces de costado. Esta vez, de costado. Se queda mirando mientras se pone de costado, despacio. Al otro lado.
Una sola persona en la calle. Yo. Por lo demás, a esta hora y con este tiempo, ¿a quién se le ocurriría salir a la calle? Y arriesgarse a ser arrastrado lejos por el viento, hasta quién sabe qué isla.
Ojalá.
No puedo creer que lo haya hecho. Pero sí, lo hice. No quería, no lo tenía planificado. Creía que hablaríamos, que ya estarías convencida. Que dirías: Está bien, lo he entendido. Que dirías: De acuerdo, tienes razón, tú ganas. Lo dejamos, me voy.
Creía que no me costaría demasiado conseguir que entraras en razón. Pero… no hubo manera. Qué terca eres.
Eras.
Dios, cuánto mar en el aire. Y qué ruido. Me ensordece. Me confunde.
Tenía que hacerlo; lo sabes, ¿no? Era necesario.
Porque el amor es así. Puedes disimularlo durante mucho tiempo, ocultarlo tras las miradas y los gestos cotidianos. Puedes tenerlo ahí, en silencio, cultivarlo como una planta; pero el día en que decides sacarlo a la luz del sol, entonces ya no lo dominas. Manda él. Manda el amor. Decide por ti, se abre como una flor hermosa, exige todo el espacio.
En cambio tú, nada. No quisiste dejarle un espacio al amor. No quisiste dar ese paso. Peor para ti.

DONDE NO ESTÁS


«He vuelto a ver a la Señora. Estaba al pie de la cama y la vi con la misma claridad que otras veces, ya que su cuerpo desprende luz. Recuerda la luz que se refleja en las aguas negras, la luz que hay en los pozos cuando tus ojos se acostumbran a la oscuridad. Una luz que nace de dentro, de los más hondo, que tiembla y te obliga a mirarla».

Historia de fantasmas con trasfondo de guerra civil y secretos de familia; la España profunda relatada con la magnífica prosa de Gustavo Martín Garzo para leer despacio y meditar sobre las relaciones que nos conducen hacia la vida y la muerte.
Es una novela de mujeres, narrada por mujeres y poblada de sentimientos.
Quizás esperaba más de Martín Garzo, pero he disfrutado leyendo a un gran escritor aunque la historia no haya sido la mejor que ha escrito.

Sinopsis (Ed. Destino)
Potente, inquietante y arrolladora. Vuelve Martín Garzo con una novela que no te dejará indiferente.
Deben de ser los años sesenta cuando Ana llega al pueblo de Valladolid en el que nació su madre Lucía. Tras quedarse huérfana, Ana queda al cuidado de su abuela, con principio de alzhéimer, y las mujeres de la casa, entre ellas Fernanda, sirvienta en la familia de toda la vida. Ese verano, además de vivir el primer amor junto a Ismael, Ana ahonda en el pasado familiar con la guerra civil como elemento desencadenante de un grave trastorno que aún perdura en el presente, gracias al relato deshilachado y sin filtro de su abuela senil, a las historias que circulan por el pueblo sobre la familia y lo que cuentan Fernanda y doña Daniela, la maestra de Lucía, que le entregará a Ana un cuaderno escrito por su madre donde se desvelan algunas verdades y se arroja algo de luz sobre un inquietante suceso familiar, presidido por el tío Orestes y la oscura muerte de Sara, la amiga íntima de su madre.
Una historia de fantasmas imaginarios y reales, inquietante, arrolladora, necesaria.

Donde no estás (fragmento)

He vuelto a ver a la Señora. Estaba al pie de la cama y la vi con la misma claridad que otras veces, ya que su cuerpo desprende luz. Recuerda la luz que se refleja en las aguas negras, la luz que hay en los pozos cuando tus ojos se acostumbran a la oscuridad. Una luz que nace de dentro, de lo más hondo, que tiembla y te obliga a mirarla.
En esta casa abundan los ruidos nocturnos. Crujen las tarimas del suelo, las puertas, las viejas cómodas y los armarios. Incluso cuando todos duermen, se oyen ruidos. Ruidos de pasos, de risas, pequeños golpes que no se sabe quién los da. La abuela asegura que son los espíritus de la casa, que no pueden descansar a causa de los pecados que se han cometido en ella, pero la verdadera causa es la humedad. La madera se hincha y se queja como si estuviera enferma, como si tuviera conciencia y recordara cosas. Cosas que tienen que ver con el paso del tiempo y que forman parte de un mundo anterior. Todos esos ruidos cesan cuando la Señora me viene a ver.
La Señora no habla. A veces hace gestos con las manos, trata de decirme algo en un lenguaje de signos que recuerda el de los sordomudos. Siempre viene de noche, cuando me quedo sola. No  sé cómo entra en mi cuarto. Puede que lo haga a través de una puerta oculta, una puerta que sólo ella conoce y por la que entra y sale sin que nadie la vea. Una puerta secreta como la que lleva al cuarto que el tío Orestes mandó construir. El tío era hermano de la abuela, e hizo ese cuarto para espiar a su mujer. Era una actriz portuguesa a la que había conocido en uno de sus viajes. Se casaron y se instalaron en Madrid. Pero ella no quería renunciar a la vida que había llevado y en el matrimonio empezaron los problemas. El tío enloqueció de celos y para apartarla de todo aquello decidió arreglar la vieja casa familiar y regresar con su esposa al pueblo. No se conformó con eso, y mandó construir todo un mundo oculto de pasadizos y cuartos que doblaban la casa real, y por los que se desplazaba para espiarla. Hay uno de esos cuartos en el dormitorio principal, detrás del espejo, lo he visto con mis propios ojos. Fueron mis primas las que me hablaron de él. Según ellas, el tío se pasaba allí las horas muertas espiando lo que hacía su mujer, pues es uno de esos espejos que permiten ver desde el otro lado.

EL DOLOR QUE NOS UNE


Tercera entrega de la serie de novelas protagonizadas por Aector Mc Avoy, sargento en la Unidad de delitos graves y crimen organizado de la policía de Humberside, en Yorkshire, Inglaterra.

Al final me he "enganchado" de tal forma con los personajes de David Mark, que me he leído las tres novelas una tras otra y me he quedado con ganas de más.....¡¡
El personaje principal tiene un "punto" que no he visto en otros de novela negra-policíaca y los secundarios están bastante conseguidos y van creciendo de "novela en novela", todavía espero mucho de algunos de ellos.
Por tanto, he termina...do la tercera novela de la serie que es la última publicada en España, por ahora, y ha sido tan turbulenta, tan emocionante y con un final tan......¡¡¡¡¡¡
Que no sé si podré esperar a la siguiente, a veces desearía hacer caso a Ricardo Cortat y esperar a que estén todas en el "mercado" antes de empezar a leerlas.
Para l@s que quieren saber más, un artículo de El País, con el que coincido casi totalmente:
http://blogs.elpais.com/elemental/2015/11/david-mark-siruela-mcavoy.html

Sinopsis (Ed. Siruela)
Hay personas que harían cualquier cosa por los demás. Como Philippa Longman, una abuela de 53 años con una familia que la adora, marido, tres hijos, nietos pequeños, que solo desea llegar a casa después de su trabajo en la tienda en una noche calurosa y asfixiante. Como Roisin McAvoy, una jovencísima madre de corazón de oro, una mujer leal a su marido que protege a sus amigos con uñas y dientes. Como el sargento Aector McAvoy, un hombre obsesionado con proteger a los demás, ya sea a su familia del resto del mundo o a los habitantes de Hull, Inglaterra, de una epidemia de crímenes violentos.
Hay personas que harían cualquier cosa para vengarse. Pero hay rencores que nunca mueren que son más fuertes que la bondad, y pronto estos tres espíritus afables aprenderán la misma lección: a las buenas personas también les suceden cosas malas.
El dolor que nos une es un thriller policiaco, el tercero de la serie del sargento McAvoy escrita por David Mark, que nos demuestra que la gente de buen corazón es casi siempre presa fácil y que el mal es un veneno que disuelve los lazos entre las buenas personas, hasta dejarlos únicamente unidos por el dolor.

El dolor que nos une (fragmento)

Prólogo«Sigue adelante, sigue adelante, solo es dolor, respira y corre. ¡Respira y corre, joder!».
Resbala. Patina sobre la sangre y el hielo. Rueda sobre la nieve y oye un ruido, como una rasgadura de papel. Nota que se desprende el colgajo de piel quemada que le pendía del pecho como una vela, tras engancharse en una piedra inclemente.
Su grito tiene algo de inhumano. Algo primario, indómito.
«Levántate, corre, corre...».
Sollozando, se muerde la palma de la mano. Sabe a carne carbonizada. Escupe sangre, piel y bilis. Gasolina. Pelo de otra persona.
«Así no. Ahora no...».
Trata de levantarse, pero está desnudo y los dedos de los pies, congelados, no le obedecen. Sumerge las manos destrozadas en la nieve y se incorpora, pero vuelve a resbalar y se golpea la cabeza contra el suelo.
«Mantente despierto. Mantente con vida».
Se le nubla la vista. Sin venir a cuento, aparece en su mente el televisor de su antiguo piso de estudiante... La forma en que la imagen desaparecía en el centro de la pantalla engullida por un círculo de color menguante, creando un remolino en miniatura de formas y colores. Así es como se ve él ahora, como si todo su mundo estuviera menguando. Los sentidos, la razón, todo se vuelve un caleidoscopio que declina todos los tonos posibles de negro y carmesí.
Medio destrozado, prácticamente roto, levanta la cabeza y vuelve la vista al espeluznante camino que ha ido trazando sobre la nieve. Charcos diminutos de sangre entre negra y azulona, diseminados azarosamente entre cráteres afilados.
—¡Allí! ¡Allí está! ¡Detenedlo! ¡Alto!

LA OTRA PIEL


Segunda entrega de la serie de novelas protagonizadas por Aector Mc Avoy,  sargento en la Unidad de delitos graves y crimen organizado de la policía de Humberside, en Yorkshire, Inglaterra.

Sigo en Hull-Yorkshire, sigo con el sargento McAvoy y cada vez me gusta más el personaje y lo que lo acompaña, si en la primera novela la trama fue un tanto esotérica, en esta la realidad se impone: mafia, corrupción policial, drogas, racismo y vidas en el "filo de la navaja"....
Se sigue perfilando el personaje protagonista y su jefa la Superintendente Trish Pharaoh puede dar mucho juego de aquí en adelante.
Me está gustando esta serie que elegí para viajar y se quedará conmigo, cuando vuelva¡¡¡

Sinopsis (Ed. Siruela)
La Unidad de Delitos Graves y Crimen Organizado está muy ocupada investigando los crecientes y brutales ataques contra los productores de cannabis vietnamitas a manos de una nueva banda rival. Mientras tanto, el detective Aector McAvoy, un poco al margen, sigue su instinto y está ocupado con el aparente suicidio de Simon Appleyard, un joven homosexual habitual de las fiestas sexuales con su mejor amiga, la extravagante Suzie Devlin. McAvoy cree que Suzie puede ser el próximo objetivo de un asesino, y que sus peculiares tatuajes son la pista. Sin embargo empiezan a aparecer más cadáveres  y todos están conectados de una manera u otra con las webs de encuentros sexuales y los clubs nocturnos de la zona. El detective Aector McAvoy comienza a sospechar que el asesinato de Simon es solo la punta del iceberg.
McAvoy pondrá a prueba su temple y su honestidad cuando la investigación lo lleve a acercarse peligrosamente a la élite política local, gente poderosa que mataría por mantener ocultos sus secretos y con las conexiones suficientes como para arruinar su carrera.

La otra piel (fragmento)

Prólogo
«Debería haber pasado la aspiradora», piensa, quitándose una pelusa de la lengua. «Debería haber dejado el salón bonito.»
Siente una presión en los riñones.
«También debería haber echado una meada.»
Se incorpora y se levanta del suelo, cual sirena izándose sobre una columna de espuma, y trata de sacudirse las migajas y los pelos de gato de su pecho brillante.
«Tanto aceite corporal», piensa. «Tan provocativo y tan resbaladizo. Esto va a ser como pelearse con un delfín...»
Suena la alarma de su teléfono móvil. Ya son las diez. Su visitante se retrasa más de lo que le gustaría.
«Serás nenaza», se dice a sí mismo. Y luego exclama, imitando la voz de su padre:
–¡Maricón de mierda!
El chico lleva así un buen rato. Empieza a sentirse incómodo. Sucio, pero en el mal sentido. El deseo comienza a desvanecerse.
Se pregunta si existirá una palabra para describir el sentimiento opuesto a la pasión: la ausencia de lujuria, el momento en que el deseo deja de atenazarte.
Empieza a sentirse un poco estúpido. Un poco indigno.
Trata de pensar en una forma más adecuada para describir la sensación. Le gustan las palabras. Le gusta que lo tomen por una persona elocuente. Siempre utiliza bien los pronombres cuando le promete a un amante que hará realidad todos sus deseos. Pone mucho empeño en sus poemas. «Desastrado.»

EL OSCURO INVIERNO


Primera entrega de la serie de novelas protagonizadas por Aector Mc Avoy,  sargento en la Unidad de delitos graves y crimen organizado de la policía de Humberside, en Yorkshire, Inglaterra.

Como estoy de viaje necesito algo ligero para aeropuertos, aviones y habitaciones de hotel, por tanto he comenzado una nueva serie policíaca a la que tenía ganas desde hace tiempo.
Nuevo personaje de nombre original Aector McAvoy, sargento de la Unidad de Delitos Graves y Crimen Organizado en Humberside. Yorkshire- England. Grandullón, tímido y correcto; perdidamente enamorado y padre; inseguro y con un pasado que le atormenta.
Muy británica, bastante ligera y apropiada para pasar un buen rato.
Continuará¡¡¡

Sinopsis (Ed. Siruela)
Hull, East Yorkshire. Poco antes de Navidad, un anciano (único superviviente del naufragio de un barco de arrastre ocurrido hace cuarenta años) es hallado muerto en el mar. En una iglesia, una muchacha (único miembro de una familia que sobrevivió a una matanza durante el conflicto de Sierra Leona) es acuchillada con un machete. Un drogadicto (que logró huir de la casa en llamas donde murió su familia) es abrasado en un incendio en un barrio de viviendas de protección oficial. El sargento McAvoy, un fornido policía que es mirado con recelo por el resto de sus compañeros debido a su inquebrantable sentido del deber, será el único capaz de encontrar la conexión entre estos tres crímenes y el asesino de aterradores ojos azules que oculta su rostro tras un pasamontañas negro...

El oscuro invierno (fragmento)

PrólogoEl anciano alza la vista y por un instante es como si estuviera mirando por el extremo equivocado de un telescopio. La periodista está a cuarenta años de distancia.
–¿Señor Stein? –dice apoyando una mano tierna y cálida sobre su rodilla huesuda–. ¿Podría usted compartir con nosotros sus recuerdos de aquel momento?
Le cuesta un esfuerzo de la voluntad casi físico retornar al presente. Parpadea. Con el miedo propio de los ancianos a perder sus recuerdos se dice a sí mismo que debe ponerlos en orden.
«Todavía estás aquí», piensa. «Sigues vivo.»
–¿Señor Stein? ¿Fred?
«Estás vivo», se repite. El superpetrolero Carla. A setenta millas de la costa islandesa. Una última entrevista en la cocina del barco, con su tufo a fritanga y a café requemado, su olor a gasóleo y las ráfagas de agua de mar. El rumor sordo y profundo de las voces de hombres sin asear y la lana húmeda.
Tantos recuerdos…
Parpadea otra vez. Se está convirtiendo en un hábito. «Deberían brotar las lágrimas», piensa. Esto merece algunas lágrimas.
Ahora se fija en ella. Sentada hacia delante en una silla de respaldo duro como un yóquey sobre un caballo. Sujetando un micrófono ante él como una niña que le ofreciera un lametón de su pirulí. Cierra los ojos y el recuerdo le golpea como el embate de una ola.

EL DRAGÓN DE SHANGHAI


Novena entrega de la serie de novelas protagonizadas por Chen Cao,  inspector jefe de la policía en la ciudad de Shangai de la China post-Mao Tse Tung

Estos días me he reencontrado con Chen Cao, inspector jefe de la policía en la China post-Mao. El personaje que además de policía es poeta, es muy interesante, pero lo que más me atrae de las novela de Qiu Xiaolong es el conocimiento profundo que demuestra de la sociedad china tradicional y de las implicaciones del maoísmo en la vida de los chinos.
Los casos de Chen Cao siempre tienen un componente político que me recuerda que en el poder está la corrupción, siempre.
He pasado un rato muy ameno y espero que la serie continúe¡¡

Sinopsis (Ed. Tusquets)
Una intrigante novela sobre uno de los mayores escándalos que han conmocionado la vida política en China.
En la brigada de casos especiales de Shanghai están todos estupefactos: con la excusa de ascenderlo a un cargo burocrático, han alejado al inspector jefe Chen de los expedientes más delicados. Tras comprobar que intentan atraerlo hacia una trampa, Chen decide alejarse de Shanghai, aunque ello no impedirá que atienda a la petición de auxilio de una hermosa y melancólica joven. Chen se inmiscuye en un caso decididamente plagado de minas, mientras investiga a quienes le persiguen hasta el punto de haber puesto precio a su vida. El ahora ex inspector se enfrenta a la investigación más peligrosa de su carrera, precisamente cuando un ambicioso alto cargo y su esposa encarnan una renovación comunista. Y es que mientras los cantos revolucionarios todavía re-suenan en las mentes de todos, y pese a la propaganda que habla de transparencia y modernización, la ambición y la corrupción campan a sus anchas en la China actual.

El dragón de Shanghai (fragmento)

Abril es un mes cruel, quizá el más cruel de todos.
Para los chinos, el 5 de abril marca el comienzo del Festival de Qingming, fecha del calendario lunar considerada propicia para limpiar—o, literalmente, barrer—las tumbas de los parientes difuntos. Durante el Qingming la gente visita las tumbas de sus familiares, presenta ofrendas y expresa sus sentimientos. Es una tradición importante y ancestral. En el siglo vii, el poeta Du Mu de la dinastía Tang escribió un cuarteto sobre esta costumbre:

Durante la Fiesta de Qingming, llovizna
sobre los viajeros desconsolados que huellan los caminos.
«¡Oh! ¿Dónde podemos encontrar una taberna, por favor?»
Un pastorcillo les señala la aldea de las flores de albaricoquero.

Confucio dijo: «Si presentas una ofrenda ante las tumbas de los muertos, los muertos se te aparecerán como si aún vivieran».
En la antigüedad, el Qingming no era una obligación sencilla. Si las tumbas estaban lejos, los parientes de los difuntos tenían que viajar cargados con las ofrendas a bordo de una barca o a lomos de un asno, y a menudo acababan agotados y abatidos en los días lluviosos.
En el siglo XXI, la gente fleta autocares especiales durante el Qingming. En uno de aquellos autocares que se dirigían a los cementerios de Suzhou, Chen Cao, ex inspector jefe y ex vicesecretario del Partido en el Departamento de Policía de Shanghai, viajaba sentado con la espalda rígida entre un grupo de visitantes de tumbas mientras el vehículo avanzaba trabajosamente por la congestionada autopista. Chen pensó en los versos de Du Mu mientras observaba el paisaje por la ventanilla, para luego contemplar su reflejo en el cristal mugriento. Una ráfaga de gotas de lluvia cayó de los sauces que crecían en los laterales de la autopista, brillando como lágrimas de agradecimiento.

LA PUERTA DE LOS ÁNGELES


No soy capaz de describir apropiadamente porque me ha gustado esta novela, quizá sea por su ambiente tan británico, tan de College universitario, o quizá por esas "casualidades" que encierra, por sus referencias literarias o su prosa magnífica. No sé explicarlo, pero lo cierto es que me ha encantado¡¡¡
En este artículo se explica mucho mejor y por tanto aquí os lo dejo para que podáis decidir con mayor conocimiento del que yo puedo proporcionar y además leer las primeras páginas como regalo:
http://cultura.elpais.com/cultura/2015/10/21/babelia/1445426491_541675.html

Sinopsis (Ed. Impedimenta)
Ángeles y fantasmas. Razón e imaginación. Certeza y casualidad… Cada elemento se conjuga con su opuesto para hacer de esta novela una lectura apasionante y adictiva marcada por la búsqueda del amor y por los siempre inesperados vericuetos del azar.
Fred Fairly, un brillante joven, tiene ante sí un prometedor futuro como profesor de Ciencias en Cambridge, siempre y cuando respete una de las normas ancestrales del college al que pertenece. El St. Angelicus, como el Monte Athos, se caracteriza por no haber permitido que ninguna mujer traspase sus muros desde hace más de quinientos años. Por tanto, el matrimonio es algo impensable. Pero parece que Fred, miembro de la peculiar Sociedad de los Desobedientes, comienza a rebelarse contra la rigidez del mundo que le rodea: empieza por confesar a su padre que ha perdido la fe y, tras un aparatoso accidente de bicicleta, acaba por enamorarse de una misteriosa joven con un dudoso pasado. Y es que en cualquier lugar, hasta en el riguroso St. Angelicus, existe una puerta oculta…

La Puerta de los Ángeles (fragmento)

"La lluvia le corría a Fairly en cascadas por la cara y se acumulaba en la punta de su nariz antes de caer. Más que a una choza, el cobertizo se parecía a la capota antirrociones del puente de un barco, bajo la cual, como mucho, quizá se pudiera estar un poco más seco que fuera. De una sola zancada, sin embargo, se plantó bajo el Arco del Fundador y de ahí pasó al patio interior, con su gran nogal solitario. Allí, con los firmes muros bloqueándole el paso, apenas se notaba el viento. Con cierta sensación de aturdimiento, como sumido en un sueño, Fairly comenzó a cruzar el césped en diagonal, rumbo a su habitación en el ala noroeste. Una pequeña porción de oscuridad se desprendió de la penumbra que reinaba bajo los árboles. Era el director del college, cuya toga se mecía levemente en la serena atmósfera del patio del St. Angelicus. "