viernes, 24 de noviembre de 2017

REDSHIRTS


RESEÑADO por Libros, libros para LIBROS,  el 21 de Diciembre de 2014.
John Scalzi se parece mucho a Isaac Asimov: muchos diálogos y personajes apenas dibujados pero una historia entretenida, salpicada de humor y algún que otro golpe de efecto. la primera vez que me encontré con la idea de que los personajes de los escritores, pintores, artistas en general podrían vivir realmente en universos paralelos y no solo... en la mente de sus creadores fue en la monumental novela ''ilium'' por dan simmons (proust, keats, mitologia griega, shakespeare). aquí tenemos la subcultura americana hecha realidad y que trae de cabeza a los ... bueno, de veras que si digo más lo estropeo todo. una historia galardonada con prestigiosos premios de la ciencia ficción (merecidos porque Scalzi ha tenido una idea genial, original y sorprendente) y además cortita.

Sinopsis (Ed. Minotauro)
El alférez Andrew Dahl acaba de ser destinado al Intrepid, buque insignia de la Unión Universal desde 2456. Sus perspectivas no podrían ser mejores… hasta que se percata de que todas y cada una de las misiones de desembarco implican algún tipo de enfrentamiento letal con fuerzas alienígenas que siempre, siempre, acaban con la muerte de al menos uno de los tripulantes de bajo rango.
Nada puede preparar al alférez Dahl para lo que está a punto de descubrir acerca de su destino y el de sus compañeros.

Redshirts (fragmento)

1El alférez Andrew Dahl miró por la ventanilla de Muelle Tierra, la estación espacial de la Unión Universal situada sobre el planeta Tierra, y contempló su nuevo destino. Contempló el Intrepid.  Dahl se volvió para mirar a la joven, vestida con uniforme de alférez, que también observaba la nave.
—Es ése—confirmó Dahl.
—El Intrepid, buque insignia de la Unión Universal—dijo la joven—. Construido en 2453 en Muelle Marte. Buque insignia de la Unión Universal desde 2456. Primer capitán Genevieve Shan. Lucius Abernathy está al mando desde 2462.
—¿Es la guía turística del Intrepid? —preguntó Dahl con una sonrisa.
—¿Y usted?¿Es un turista?—preguntó la joven, devolviéndole el gesto.
—No—respondió Dahl, tendiéndole la mano—.Andrew Dahl. Me han asignado al Intrepid. Estoy esperando la lanzadera de las15.00.
La joven le estrechó la mano.
—Maia Duvall—se presentó—.También me han destinado al Intrepid. Y también estoy esperando la lanzadera de las 15.00.
—Qué coincidencia—dijo Dahl. —Si a usted le parece una coincidencia que dos miembros de la Flota Espacial esperen en una estación la llegada de la lanzadera de una nave espacial estacionada ante el acceso de lanzaderas, adelante—contestó Duvall.
—Bueno, dicho así...—dijo Dahl.
—¿Qué hace aquí tan temprano? —preguntó Duvall—. Apenas son las doce.
Pensé que sería la única que esperase la lanzadera tan pronto.


EL ÁNGEL DE LA GUARDA


RESEÑADO por Ricardo Cortat para LIBROS,  el 22 de Diciembre de 2014.
No suelo fijarme en los reportajes de la crítica especializada pero, cosas de la vida, se me clavó en la retina el nombre de esta mujer, en concreto su apellido. Y como no había manera de borrarlo, se me venía a la mente como una canción repetitiva y veraniega, asalté la biblioteca y me llevé todo lo que había de ella. Si la letra con sangre ...entra y un clavo, saca otro, iba a sangrar de lo lindo.
De 'El ángel de la guarda' no he entendido ni la mitad. Está tan alejado de lo que leo habitualmente que me ha pillado a pie cambiado. Los personajes, tres, hablan de lo divino o de lo humano sin ningún sentido aparente. O yo no he sabido verlo. Pero aún así tiene un magnetismo y una atracción brutal. El que tenga pocas páginas, reconozco que ha ayudado mucho. Cien páginas de desvaríos tienen un pase, doscientas, lo que tienen es un viaje a la papelera.
Después de acabarlo, un buen rato después, me fui a ver que decían las páginas de internet. Hemos leído dos libros diferentes. O sigo pensando que no he entendido nada. Quien sabe.
Me quedan tres libros de esta autora por leer. Esta navidad promete ser desconcertante.

Sinopsis (Ed. Tusquets)
Jane y Rachel, dos niñas que parecen surgidas de una fotografía de Lewis Carroll, conversan bajo la mirada de su tutor, en un lugar impreciso de Inglaterra, sobre temas tan trascendentales como la muerte, el vacío, el poder o los orígenes. Arrogantes, severas y melancólicas, las dos parecen dar por supuesto que es legítimo, y en absoluto vergonzoso, hablar de esas grandes cuestiones a su edad. Pero en ese ambiente cerrado y opresivo las cosas cambian con la aparición de cierto ángel de la guarda, mientras, poco a poco, el reflejo que cada una de ellas ve de sí misma en el espejo va asemejándose cada vez más al de la otra. Esa tesitura propicia lo que escritores como Enrique Vila-Matas admiran en Jaeggy: «consigue muchas veces en una sola página, y a veces en una sola línea, que se haga visible de golpe, a modo de repentina revelación, la estructura desnuda de la verdad».



El ángel de la guarda (fragmento)

Jane
(cinco años, rubia, se asemeja a Rachel).
Rachel (siete años, rubia, se asemeja a Jane).
Botvid (no es joven, edad indefinida).
Inglaterra.
I. Jane y Rachel conversaban: - Otro juego de paciencia.
JANE:
Usted, Botvid.
BOTVID:
Deberíais llevar una vida más sana, caminar al aire libre. Me gustaría veros caminar al aire libre. Me gustaría veros pasear por los alrededores, en plena naturaleza. Cansaos en la naturaleza. O bien tratad de buscar otros objetivos, en vez de entregaros a largas conversaciones. Pero hacer algo. Por desgracia mis lecciones van a la par con aquello de lo que tanto habláis. No tengo otra cosa que enseñaros. También yo me siento atraído por esos temas fundamentales, ya sabréis que os escucho con frecuencia. Y si vuestro maestro os escucha, ¿Cómo podréis hacer caso de mis consejos? Sé que debo velar por una de las dos, pero aún no sé por cuál. Soy vuestro tutor, y a pesar de encontrar razonable vuestro modo de vivir no puedo dejar de insistir en rogaros que salgáis y que por lo menos contestéis al teléfono. Por otra parte, sois tan conscientes de vuestros deberes hacia mí. No lo creeréis, pero de vez en cuando, por la noche, me despierto sobresaltado pensando en vosotras. Sois tan autónomas y con un cerebro tan prematuramente mecánico. Os enseño una fórmula cualquiera y en seguida la veo establecida en vuestras mentes. Pero lo que realmente me produce asombro es la falta del más mínimo interés por todo lo que se halla fuera de vuestras conversaciones. Me gustaría escribir una carta a vuestros padres con estas ideas, pero ya no son de este mundo. Qué enorme responsabilidad he contraído. Los pasatiempos, aun los más inocuos, llevan con toda seguridad a cometer insensateces. Esto lo digo, pero en realidad no lo creo. Quizá sea sólo el deseo de ver crecer a dos niñas a partir de un modelo cualquiera, sano, práctico. Y mi responsabilidad sería menor. Tanto Rachel como Jane me tratan como a un sirviente, en eso no les falta sentido común. En realidad estoy constantemente en vela. De lo que no carecen es de belleza. Es la pedagogía y el amor lo que me lleva a observarlas continuamente. Puesto que ellas son mi único deber.










SEÑORES NIÑOS


RESEÑADO por Rossana Cabrera para LIBROS,  el 22 de Diciembre de 2014.
Segundo que leo del autor, y aunque este me gustó menos que el anterior (Diario de un cuerpo), me afirmó mi gusto por el escritor.
Me recomendaron unos cuantos otros que ya puse en mi carpeta para leer este verano del hemisferio sur.

Sinopsis (Ed. Literatura Random House)
Durante la clase de francés del profesor Crastaing, tres de sus alumnos, Igor, Nourdine y Joseph, se pasan un dibujo satírico. En él una multitud enfurecida marcha tras una pancarta que reza: ¡Craistang, cabrón, irás al paredón! El profesor, ofendido, les impone un castigo; para el día siguiente tienen que hacer una redacción con el tema: «Despierta usted cierta mañana y comprueba que, por la noche, se ha transformado en adulto. Enloquecido, corre a la habitación de sus padres. Se han transformado en niños. Cuenten la continuación». Así comienza la desternillante aventura de estos excéntricos personajes: los señores niños y los niños señores que deberán enfrentarse a los problemas cotidianos de sus nuevas identidades. ¡Qué difícil es meterse en la piel del otro! Desde su tumba del cementerio de Père Lachaise, Pierre, el padre de Igor, es el encargado de narrar todas sus aventuras. Escrita de manera sencilla y con grandes dosis de fantasía, Daniel Pennac consigue, como siempre, crear personajes inolvidables.

Señores niños (fragmento)

1


–La imaginación no es la mentira.
Crastaing lo aullaba sin levantar la voz.
–¡La imaginación no es la mentira!

Su cartera vomitaba nuestros deberes sobre su mesa. –¿Lo hacen adrede?
Nadie lo hacía adrede, habría sido necesario estar majara para hacerlo adrede.
–¿Cuántas veces tendré que repetírselo?
Treinta años más tarde, seguía repitiéndolo:
–¡La imaginación no es la mentira!

Durante esos treinta años el ganado se había renovado treinta veces, algunos alumnos eran los hijos de sus primeros alumnos (los nietos estaban en prensa), pero la fórmula de Crastaing, por su parte, no había cambiado:
–¡La imaginación no es la mentira!
Y Crastaing no había envejecido. No lo que se llama envejecer, no ese derrumbarse de la carne en torno a un pesar de juventud, ni esa calcificación del corazón en nombre del realismo. No ese tipo de envejecimiento. Seguía siendo él mismo, sencillamente, sin edad, desde el principio. Tal vez fuese eso lo que acojonaba a las generaciones: Crastaing procedía de la eternidad.

EL PUERTO DE LOS AROMAS


Reseñado por Noelia Vallina el 14 de Diciembre de 2014.
"El puerto de los aromas" tiene un título fantástico, los personajes son curiosos y la historia engancha, sobre todo porque en su mayor parte trascurre en Hong Kong. John Lanchester me gustó con lo primero que leí suyo y ahora no me está defraudando, y a ver si lo que bien empieza también acaba bien.

Sinopsis (Ed. Anagrama)
En 1935 Tom Stewart, un joven inglés, deja un tranquilo futuro al frente del pub familiar y parte en busca de aventuras. En el barco que lo lleva a Hong Kong conoce a Maria, una joven monja china que le enseña cantonés, la lengua que le abrirá las puertas de la ciudad. Muchos años después, en los noventa, Dawn Stone, una cínica periodista aburrida de su vida en Londres, se instalará en Honk Kong, donde sus malévolas crónicas sobre los millonarios locales atraerán la atención del dueño de la revista que los publica, un potentado con un perfil más que turbio. Y en el «puerto de los aromas», que es lo que significa Holg Kong en chino, también encontrará una nueva vida Matthew Ho, un niño refugiado cuyo padre fue víctima de la revolución cultural en China, y ahora es un joven empresario que lucha por su empresa entre las convulsiones de la economía de mercado y las presiones de las mafias locales.
En torno a estos tres personajes, bulle la otra protagonista de la novela, la mítica Hong Kong, que ha atravesado guerras y revoluciones, que crece, cambia y fascina como un organismo vivo; ahora una moderna ciudad de expatriados, frenético laboratorio del capitalismo moderno.





BARRIO PERDIDO


No podía terminar el año sin leer al Nobel de Literatura 2014, ya bastante delito tiene no haberlo leído antes....y por fin he puesto remedio a tamaña carencia.
Empiezo mis lecturas de Modiano (y digo empiezo porque esto no acaba aquí, de ninguna manera) con Barrio Perdido, una suerte de ejercicio de memoria y búsqueda en París, y obviando la belleza de la ciudad que Modiano describe de una forma poéticamente perfecta, la novela discurre por caminos introspectivos muy claros, tiene algún tinte de "novela negra" porque hay secretos que nunca se desvelan. Me ha gustado mucho y como no se explicarlo bien os dejo un párrafo que según la revista Factor Crítico resume la novela (yo estoy de acuerdo):
«Inmóvil, con los ojos bien abiertos, me voy despojando del grueso caparazón de escritor inglés bajo el que llevo veinte años escondido. No moverse. Esperar a que finalice el descenso a través del tiempo, como quien salta en paracaídas. Tomar tierra en el París de antaño. Visitar las ruinas y rebuscar entre ellas los vestigios de uno mismo. Intentar responder a todas las preguntas que quedaron pendientes.»

Sinopsis (Ed. Cabaret Voltaire)
Un domingo de julio, Ambrose Guise, escritor de novelas policíacas, regresa a París tras veinte años de ausencia para encontrarse con su editor japonés. Pronto surgen el París de su memoria, los misterios de su pasado y su verdadera identidad: Jean Dekker. Barrio perdido nos adentra en una ciudad crepuscular, llena de lugares y personajes extraños: el apartamento de Carmen Blin frente a la Place de l’Alma, los archivos que dejó Daniel de Rocroy, las codificadas conversaciones con Ghita Wattier… Barrio perdido es el Dekker que desapareció después de un crimen sin resolver.

Barrio perdido (fragmento)
"Pronunció la frase en tono de desprecio irónico. Los Hayward no debían caerle bien. Demasiadas idas y venidas en su casa, supongo.
Se dirigió hacia la puerta. Por un momento creí que iba a plantarse ante ella e impedirnos la salida. Pero no. Sin dejar de mirarnos, accionó el pestillo.
Entreabrió la puerta dejando una estrecha abertura para que saliéramos. Antes de que nos coláramos por el resquicio, uno tras otro, nos volvió a mirar con tal insistencia que pensé si no querría grabarse en la memoria nuestros rasgos con la mayor precisión posible. Sí, no me cabía duda de que había oído los disparos.
Ella se aferraba a mi brazo y de vez en cuando sufría temblores nerviosos. Dimos la vuelta a la place du Trocadéro. Uno de los cafés estaba aún abierto y nos sentamos en un velador de la terraza. A lo lejos, gente saliendo del teatro Chaillot, en grupos que venían hacia nosotros. También ellos se sentaban en los veladores cercanos, entre un barullo de conversaciones. Varios autocares turísticos brillaban en la linde de la explanada.
Pedí dos kirs. Luego, otros dos. Y dos más. La chica estaba ya menos pálida y no temblaba. Intenté tranquilizarla. Aún nos quedaban unos instantes de respiro. Nadie podría encontrarnos, en la terraza de este café, un sábado por la noche, en pleno mes de junio, entre turistas y gentes que salían del teatro. Pero ¿dónde pasar la noche? Al salir del café, me fijé en la placa negra de un hotel, al principio de la avenue Raymond-Poincaré, a mano izquierda. Sobre la placa negra brillaba «Hotel Malakoff» en letras doradas.
En la recepción, el portero de noche no nos pidió la documentación, pero sí me dio una ficha para que la rellenara. Yo no quería que me viera azorado, así que escribí mi verdadero nombre: Jean Dekker, y mi verdadera fecha de nacimiento: 25 de julio de 1945. Incluso el lugar exacto de mi nacimiento: Boulogne-Billancourt. En el apartado dirección, dudé un instante y escribí: 2, avenue Rodin. París (XVI). Pero hoy me pregunto si no lo hice adrede.
No se durmió hasta el alba. Me pidió que dejara encendida la lamparita de noche. Con la mejilla izquierda apoyada en la almohada y el brazo izquierdo replegado, se abrazaba el hombro con la mano, en un gesto de protección. La contemplé durante mucho rato para no olvidar su rostro. Una muchacha de veinte años. De estatura media. Morena. Olor a lavanda. Hasta ahora, no ha sido identificada.
Apagué la lamparita. Con los zapatos en la mano, me deslicé de puntillas fuera de la habitación. Cerré la puerta muy despacio y en el pasillo me até los zapatos.
Cuando llegué a la place du Trocadéro estaba saliendo el sol. Era el inicio del verano. Por un momento, tuve la tentación de cruzar la explanada del Palais Chaillot para contemplar por última vez la Tour Eiffel y, allá abajo, los árboles frondosos, los tejados, el Sena, los puentes. "

LA RUBIA DE OJOS NEGROS


RESEÑADO por Gloria González para LIBROS,  el 7 de Marzo de 2014.
Amantes de la novela negra: Philip Marlowe ha resucitado. Dicen que es el mismo de siempre y algunos piensan que tiene mejor aspecto que nunca.

Sinopsis (Ed. Alfaguara)
Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2014 a John Banville por «su inteligente, honda y original creación novelesca» y a su «otro yo, Benjamin Black, autor de turbadoras y críticas novelas policíacas.»
Arranca la década de los cincuenta. Philip Marlowe se siente tan inquieto y solo como siempre y el negocio vive sus horas bajas cuando irrumpe en su despacho una nueva clienta: joven, rubia, hermosa y elegante, Clare Cavendish, la rica heredera de un emporio de perfumes, pretende que Marlowe encuentre a un antiguo amante, un hombre llamado Nico Peterson.
Sí: Banville/Black pone su pluma al servicio del espíritu de Raymond Chandler por encargo de sus herederos y resucita al legendario detective privado (ese hombre que no conoce a las mujeres, pero tampoco se conoce a sí mismo) para embarcarlo en una nueva y peligrosa aventura en las calles de Bay City.

La rubia de ojos negros (fragmento)

1.

Era martes, una de esas tardes de verano en que la Tierra parece haberse detenido. El teléfono, sobre la mesa de mi despacho, tenía aspecto de sentirse observado. Por la ventana polvorienta de la oficina se veía un lento reguero de coches y a un puñado de buenos ciudadanos de nuestra encantadora ciudad, la mayoría hombres con sombrero, que deambulaban sin rumbo por la acera. Me fijé en una mujer que, en la esquina de Cahuenga y Hollywood, aguardaba a que cambiara la luz del semáforo. Piernas largas, una ajustada chaqueta color crema con hombreras, una falda azul marino. También lucía un sombrero, un accesorio tan diminuto como un pajarito que se hubiera posado en un lateral de su cabello y se hubiera quedado allí alegremente. Miró hacia la izquierda, luego hacia la derecha y de nuevo hacia la izquierda —debía de haber sido una niña muy buena— y entonces cruzó la calle soleada, avanzando con elegancia sobre su propia sombra.
La temporada estaba siendo muy floja. Había trabajado una semana como guardaespaldas de un tipo que acudió desde Nueva York volando en un clipper. Tenía la mandíbula azulada, un reloj de oro en la muñeca y un anillo en el dedo meñique con un rubí tan grande como un garbanzo. Se presentó como un hombre de negocios y yo decidí creerle. Él estaba preocupado y sudaba muchísimo, pero nada sucedió y me pagó lo estipulado. Poco después, Bernie Ohls, de la Oficina del Sheriff, me puso en contacto con una encantadora ancianita cuyo hijo drogadicto le había birlado la valiosa colección de monedas de su difunto marido. Tuve que ponerme algo violento para recuperar lo robado, pero la sangre no llegó al río. Había una moneda con la cabeza de Alejandro Magno y otra donde se veía el perfil de Cleopatra con aquella enorme nariz. ¿Qué verían los hombres en ella?
Sonó el timbre que anunciaba la apertura de la puerta principal y oí los pasos de una mujer, que atravesó la sala de espera y se detuvo un instante ante la puerta de mi oficina. El sonido de unos tacones altos en el suelo de madera siempre me produce un ligero cosquilleo. Iba a decirle que pasara con ese impostado tono grave de puedes-confiar-en-mí-soy-un-detective, cuando ella entró sin llamar.


LA PLAGA


Primera entrega de la trilogía protagonizada por la Dra. Janie Crow

RESEÑADO por Calipso Breogan para LIBROS,  el 11 de Marzo de 2014.
Estoy empezando la plaga de Ann Benson. Vive en casa desde que se publicó 2004, por aquella época era un libro de ciencia ficción futurista , la acción se sitúa en 2005.
Hace dos días lo empecé, y el futuro se ha convertido en pasado.
Jolines ! cómo pasa el tiempo, que paradojas.....
En cuanto al argumento en sí, de momento pinta bien ya iré contando.

Sinopsis (Ed. Debolsillo)
¿Qué ocurre cuando la peste bubónica, ausente durante tanto tiempo del mundo moderno, reaparece en la sociedad del siglo XXI? La plaga urde con brillantez dos relatos paralelos. En el siglo XIV, el médico Alejandro Canches se salva de ser ejecutado por realizar una autopsia y en su huida recorre la Europa de la Peste Negra. Finalmente es enviado, contra su voluntad, a la corte de Eduardo III de Inglaterra para combatir la epidemia.
En dramático contrapunto, la arqueóloga y médica Janie Crowe llega a la Inglaterra del siglo XXI e involuntariamente, provoca la difusión de una mortífera bacteria en un mundo que no está preparado para combatirla. En un futuro en que los antibióticos han perdido toda eficacia y un pasado dominado por el terror, estos dos héroes, muy a su pesar, se ven unidos por la historia. Primer libro de tres de la doctora Janie Crow, serie que en original se publicó como The Plage Tales [Historias de la peste]

La Plaga (fragmento)

PRÓLOGO
Sosteniendo un libro viejo contra el pecho, Robert Sarin se sentó con tiento en una desvencijada mecedora de madera y movió sus miembros entumecidos hasta alcanzar una postura más o menos cómoda. A continuación puso el libro encima de sus piernas y colocó ambas manos en la tapa, palpando la agrietada encuadernación de cuero. Al tiempo que imprimía a la silla un suave balanceo, meditó febrilmente sobre cómo arreglárselas para pasar el día siguiente, y todos los sucesivos, sin topar con algún problema tan grave como imprevisible. Dirigió una mirada inexpresiva a la anciana que, tendida en el lecho, contemplaba a su vez fijamente el techo de paja, como si buscara el rastro de algún sucio animalillo lo bastante imprudente para hacer acto de presencia en su impoluto hogar.
«¡Fuera de aquí, rata maldita!», solía decir la anciana cada vez que un roedor se paseaba desprevenido por sus dominios; y, pese a haber llegado él mismo a la vejez, el hijo que la estaba velando recordaba aún el tono vengativo con que su madre reía al planear el fin del intruso. A veces, de niño, la fuerza de voluntad de aquella mujer lo había asustado hasta el extremo de tener que esconderse debajo de esa misma cama, y asomar después una tímida cabecita para echar un vistazo al techo de paja.