jueves, 24 de agosto de 2017

PAN, EDUCACIÓN, LIBERTAD



Mi querida amiga Anita Ember me dijo que este libro era el mejor de la Trilogía de la Crisis escrita por Márkaris, no sé si es el mejor pero es bueno, muy bueno¡¡¡¡

Jaritos ligeramente más desesperanzado de lo habitual, Adrianí en "su salsa" cocinando para familia y amigos sus famosos tomates rellenos, arroz con puerros y toda clase de delicias¡¡¡¡,
Katerina y Fanis sin decidirse a ser padres y Zisis organizando un albergue para "sin techo".
Todo fluye hacia la destrucción en Atenas el 31 de Diciembre de 2013, pero las personas siempre serán capaces de salvarse aunque las instituciones las abandonen.
Me encantó esta novela, en la que lo de menos son los crímenes y lo de más un repaso a la historia griega de los últimos 40 años, para concluir:
"que de aquellos polvos vienen estos lodos" y "nunca llovió que no escampara".....


Y esta es la opinión de mi querida Noelia Vallina:
RESEÑADA por Noelia Vallina para LIBROS, el 21 de Octubre de 2013.
Terminado en un plis dominguero "Pan, educación y libertad" de Márkaris. Nada nuevo que añadir, estupendo como siempre y más reivindicativo que nunca.


Otra opinión autorizada, la de Amelia Ruíz:

RESEÑADA por Amelia Ruíz para LIBROS, el 24 de Noviembre de 2013.
He leído Pan, educación y libertad de Márkaris. Como soy devota de Jaritos, tan solo un pero, esa manía de convertir parte de la trama en una especie de GPS de la ciudad de Atenas. Por lo demás, como siempre, una triste delicia leer sus tramas y comprender que no estamos tan lejos de ese pueblo.

Y faltaba Ricardo Cortat, aquí lo tenemos:
RESEÑADO  por Ricardo Cortat para LIBROS,  el 14 de Junio de 2014.
Dejo el comentario del libro con una foto del mismo porque he leído por alguna página que a la hora de compartir publicaciones si no llevan foto va a estar complicado o imposible.
'Pan, educación, libertad' cierra la trilogía sobre la crisis económica actual desde el punto de vista de Petros Márkaris y del comisario Jaritos.
Los muertos de los tres libros son el decorado ateniense a tres libros sobre la crisis, la economía, la troika comunitaria y los PIIGS, que en el fondo es de lo que quería hablar el escritor.
Tres libros que se dejan leer o que se leen bien pero que no son el Jaritos anterior


Sinopsis (Ed. Tusquets)
Día 1 de enero de 2014: Grecia está en bancarrota y regresa al dracma. También en España vuelven las pesetas. Por esas fechas, Jaritos y su familia empiezan a apretarse el cinturón: no van a ingresarle la nómina durante tres meses. La paralización económica y el empobrecimiento del país traen consigo un aumento de la solidaridad hacia los desfavorecidos, pero también, peligrosamente, de los movimientos neonazis. Así las cosas, aparece asesinado un rico contratista de obras. Es un hombre ya maduro que había participado en los “Hechos de la Politécnica”, en 1973, cuando los estudiantes se rebelaron contra la dictadura de los Coroneles. Junto al cadáver, un teléfono móvil emite el lema que los estudiantes voceaban: «Pan, educación, libertad».
¿Ha regresado el país a aquellos negros tiempos? ¿Siguen siendo válidas las consignas y reivindicaciones de aquellos antiguos estudiantes? ¿O algo más se esconde detrás de ese asesinato? La aparición de un segundo cadáver quizá ayude a Jaritos y a su diezmado grupo de agentes de policía.

Pan, Educación, Libertad (fragmento)

1
"Lo sostiene en la mano izquierda mientras la palma de la mano derecha se desliza suavemente sobre él, como si quisiera alisar un papel arrugado. La mano le tiembla al tocarlo.
—¿Podéis creéroslo? Llegué a echarlo de menos —murmura.
Lo que tiene en la mano es un billete de mil dracmas, idéntico a los que teníamos antes, con el Discóbolo de Mirón impreso en una cara.
—Mamá... Con este billete de mil, mañana no podrás pagar ni un café —le dice Katerina.
«Mañana» es el 1 de enero de 2014. Hoy es el último día de 2013 y estamos a punto de cortar el pastel de Nochevieja en compañía de Fanis, Katerina y nuestros consuegros, Sevastí y Pródromos. —Piensa que es mucho más apetecible cobrar mil dracmas que tres euros por un café —le contesta Adrianí.
—Sí, pero ahora un euro equivale a quinientos dracmas.
—No le amargues la noche —le susurra Fanis.
—Es que mañana le amargarán el día —replica Katerina a Fanis.
—Déjalo para mañana, entonces —le contesta Fanis en tono cortante.
—Katerina, nosotros ya hemos vivido todo esto y estamos inmunizados —interviene mi consuegra, Sevastí—. ¿Sabes cuántos miles de dracmas tenía que pagar mi madre por una oká* de arroz cuando terminó la guerra civil? Pródromos, ¿recuerdas cuánto costaba una oká de arroz antes de la devaluación de Markesinis?
—Sí, claro. ¿Y por qué no me preguntas cuántos cañones tenía el acorazado Avérof? —contesta Pródromos.
Aquí termina la conversación, porque Adrianí se dirige a la cocina para buscar el pastel y los frutos secos, y Katerina, como siempre, corre detrás para ayudarla."

miércoles, 23 de agosto de 2017

UNA SEMANA EN INVIERNO


Un fin de semana "palomitero" viene bien de vez en cuando, este lo he dedicado a "palomitas irlandesas" la novela póstuma de Maeve Binchy esa escritora siempre "en el filo de la navaja romántica".
Una semana en invierno no pasará a la historia de la literatura universal, pero entrecruza diversas historias en la Irlanda rural y se lee en dos tardes.....¡¡¡
Para descansar de historias más profundas, está muy bien¡

Una semana en invierno (fragmento)

"Chicky

En la granja de los Ryan, en Stoneybridge, cada uno tenía asignada una labor. Los muchachos ayudaban a su padre en el campo a reparar las alambradas, traer las vacas para ordeñarlas o abrir surcos para plantar patatas; Mary daba de comer a las terneras, Kathleen horneaba el pan y Geraldine se ocupaba de las gallinas.
Nunca la habían llamado Geraldine; desde que tenían memoria, para todos ella había sido simplemente Chicky. Una niña muy formal que cada día recogía los huevos frescos o echaba el pienso a los polluelos, acariciándoles suavemente las plumas y canturreándoles siempre cloc, cloc, cloc mientras realizaba la tarea. Chicky había puesto nombre a todas las gallinas, y cuando alguien cogía una para la comida de los domingos, nadie se atrevía a decírselo. Fingían que la habían comprado en la pollería, pero Chicky siempre se daba cuenta.
Durante el verano, Stoneybridge, en el oeste de Irlanda, era un paraíso para los niños, pero el verano era corto y la mayor parte del año el clima era crudo, lluvioso y tormentoso en la costa atlántica. No obstante, siempre les quedaba la posibilidad de explorar cuevas, trepar acantilados, descubrir nidos de pájaros y espiar a las cabras montesas de cuernos grandes y retorcidos. Y también estaba Stone House. Chicky disfrutaba mucho jugando en aquel inmenso jardín cubierto de maleza. En ocasiones, las señoritas Sheedy, las tres hermanas ancianas dueñas de aquella casa, la dejaban jugar a disfrazarse con sus trajes y vestidos viejos."


EL ECO NEGRO


Primera novela de la serie protagonizada por Harry Bosch

Cuando una tiene buenos amig@s lectores debe, siempre, hacerles caso.
Hasta ahora sólo había leído una novela de Michael Connelly, Deuda de sangre, y no protagonizada por Harry Bosch.
Esta semana lluviosa, llena de tardes grises de tormenta he leído y disfrutado de El Eco Negro, presentación literaria del magnífico y solitario Hyeronimus Bosch.
Gracias amig@s¡¡¡
No será la única ni la última novela de Connelly que lea.

El eco negro (fragmento)

Primera parte

Domingo, 20 de mayo

"En aquella oscuridad el chico no veía nada, pero tampoco le hacía falta. La experiencia acumulada le decía que iba bien. Nada de gestos bruscos; el truco era deslizar el brazo con suavidad y girar la muñeca lentamente para mantener la bolita en movimiento. Sin chorretones; perfecto.
El silbido del aerosol y la rotación de la bola le producían una sensación reconfortante. El olor de pintura le recordó el calcetín que tenía en el bolsillo y le hizo pensar en colocarse un poco. «Quizá más tarde», se dijo. No quería detenerse antes de haber terminado la línea de un solo trazo.
No obstante, se detuvo. Había oído el ruido de un motor pero, al levantar la cabeza, las únicas luces que vio fueron el reflejo plateado de la luna sobre el embalse y la pálida bombilla de la caseta de turbinas que había en el centro de la presa.
Sin embargo, sus oídos no le engañaban: no cabía duda de que se aproximaba un vehículo. Al chico le pareció que era un camión e incluso creyó oír el crujido de las ruedas sobre el camino de grava que circundaba el embalse. El crujido era cada vez más fuerte; alguien se estaba acercando casi a las tres de la madrugada. ¿Por qué? El chico se puso en pie y arrojó el aerosol en dirección al agua, pero éste voló por encima de la verja y acabó aterrizando entre las matas de la orilla. Se había quedado corto. A continuación se sacó el calcetín del bolsillo y decidió inhalar un poco para infundirse valor. Hundió la nariz en él y respiró hondo los gases de pintura. Aquello lo aturdió un instante, haciéndole parpadear y tambalearse. Finalmente se deshizo también del calcetín."

EL HÉROE DISCRETO


Después de saltarme la penúltima novela de Vargas Llosa, he llegado a la primera tras la concesión del Nobel de Literatura, y.... pues la verdad me ha gustado, aún sin estar a la altura de sus grandes obras.
Resumiendo, Vargas escribe un auténtico culebrón con final feliz, pero que placer leer un culebrón con auténtica riqueza literaria, un culebrón en el que hay amor, desamor, traición, matrimonios inconvenientes, paternidades dudosas, ricos y pobres, mafias, pistolas y hasta arañitas. Todo ello con ritmo narrativo, uso magnífico del lenguaje, humor e ironía, mucha ironía¡¡¡¡
Seguramente no gustará a los puristas, pero yo he disfrutado mucho y me lo he terminado en un abrir y cerrar de libro.
Recomendable¡¡¡

Una opinión autorizada es la de nuestra amiga Rossana Cabrera:

RESEÑADO por Rossana Cabrera para LIBROS,  el 2 de Agosto de 2014.
Vargas Llosa tiene la habilidad de escribir grandes novelas y "novelitas", y en todas ellas, mezcla personajes que se te quedan, que se pegotean en tus pensamientos aunque estén lejísimo de la playa en la que vives.
En ésta, sacó del tintero a varios de esos personajes, para construir una novela que ni es un novelón, ni puede ser novelita.
Agradezco que Rigoberto no haga sus abluciones y que Lituma, aunque desdibujado, siga siendo Lituma.
Tiene casi el ritmo de un thriller ¿estará leyendo negras nórdicas también Vargas Llosa?


Sinopsis (Ed. Alfaguara)
El héroe discreto, de Mario Vargas Llosa, autor de obras de la narrativa hispanoamericana como Travesuras de la niña mala o El hablador, es una novela en la que dos hombres puestos a prueba por la vida descubren el verdadero sentido del coraje y la lealtad. Un libro lleno de humor, con elementos propios del melodrama, donde Piura y Lima ya no son espacios físicos, sino reinos de la imaginación poblados por los personajes de este gran escritor. Vargas Llosa ha obtenido los más importantes galardones literarios, como el Premio Nobel de Literatura, el Premio Cervantes, el Príncipe de Asturias, el PEN/Nabokov y el Grinzane Cavour.
El héroe discreto narra la historia paralela de dos personajes: el ordenado y entrañable Felícito Yanaqué, un pequeño empresario de Piura, que es extorsionado; y de Ismael Carrera, un exitoso hombre de negocios, dueño de una aseguradora en Lima, quien urde una sorpresiva venganza contra sus dos hijos holgazanes que quisieron verlo muerto. Ambos personajes son, a su modo, discretos rebeldes que intentan hacerse cargo de sus propios destinos, pues tanto Ismael como Felícito le echan un pulso al curso de los acontecimientos. Mientras Ismael desafía todas las convenciones de su clase, Felícito se aferra a unas pocas máximas para sentar cara al chantaje. No son justicieros, pero están por encima de las mezquindades de su entorno para vivir según sus ideales y deseos. Viejos conocidos del mundo vargasllosiano aparecen en estas páginas: el sargento Lituma y los inconquistables, don Rigoberto, doña Lucrecia y Fonchito, todos moviéndose ahora en un Perú muy próspero.

El héroe discreto (fragmento)

I
"Felícito Yanaqué, dueño de la Empresa de Transportes Narihualá, salió de su casa aquella mañana, como todos los días de lunes a sábado, a las siete y media en punto, luego de hacer media hora de Qi Gong, darse una ducha fría y prepararse el desayuno de costumbre: café con leche de cabra y tostadas con mantequilla y unas gotitas de miel de chancaca. Vivía en el centro de Piura y en la calle Arequipa había ya estallado el bullicio de la ciudad, las altas veredas estaban llenas de gente yendo a la oficina, al mercado o llevando los niños al colegio. Algunas beatas se encaminaban a la catedral para la misa de ocho. Los vendedores ambulantes ofrecían a voz en cuello sus melcochas, chupetes, chifles, empanadas y toda suerte de chucherías y ya estaba instalado en la esquina, bajo el alero de la casa colonial, el ciego Lucindo, con el tarrito de la limosna a sus pies. Todo igual a todos los días, desde tiempo inmemorial.
Con una excepción. Esta mañana alguien había pegado a la vieja puerta de madera claveteada de su casa, a la altura de la aldaba de bronce, un sobre azul en el que se leía claramente en letras mayúsculas el nombre del propietario: DON FELÍCITO YANAQUÉ. Que él recordara, era la primera vez que alguien le dejaba una carta colgada así, como un aviso judicial o una multa. Lo normal era que el cartero la deslizara al interior por la rendija de la puerta."

DIEZ MUJERES


Diez Mujeres, es obviamente una historia de mujeres, nueve mujeres y su terapeuta, también mujer. Diez historias de mujeres entre 19 y 75 años, de diferente extracción social, distinta educación y procedencia, intereses dispares y vida agitada interior o exteriormente.
Me ha gustado leer las historias de Francisca, Mané, Juani, Simona, Layla, La Luisa, Guadalupe, Andrea y Ana Rosa; y me ha sobrado la historia rebuscada y artificial de Natasha, la terapeuta.
Pero aún así recomiendo este libro como ejercicio introspectivo de la condición femenina, en Chile o en cualquier lugar del universo.

Diez mujeres (fragmento)

"Las locas, ahí vienen las locas, dirán los trabajadores del lugar, espiándolas detrás de los árboles. Natasha no sabe bien qué la divierte más, observar el desconcierto de esos hombres recios con picos y azadones en las manos, o a las mujeres que en ese momento descienden de la enorme camioneta. Una a una van bajando y pisan con firmeza la tierra esparcida de maicillo, como si quisieran tener los pies bien firmes en ella.
Quizás a alguna le entretenga la idea de ser objeto de observación o de sospecha, piensa, y recuerda a Andrea diciendo alegremente al despedirse el jueves pasado: ¡avísales, Natasha, que somos sólo un poco neuróticas y no locas de atar!
Sin pudor, los hombres han dejado de trabajar y, apoyándose en sus herramientas, las miran. Hay para todos los ojos. El que las prefiera morenas tiene más donde elegir. Bajas, altas, jóvenes, viejas, delgadas y entradas en carnes. Son nueve mujeres. Son muchas mujeres. El pasto ya se cortó, descansan las bolsas plásticas negras abundantes de chépica sobre el tronco de dos paltos enormes. El aroma fresco llega hasta la casa principal del instituto y a Natasha se le mezcla el olor del pasto con el de la cordillera. Al prestar el lugar, el director avisó: los sábados hacen el jardín. A los ojos de Natasha, más que un jardín éste es un parque. Ella quisiera distinguir el nombre de tanto árbol, sólo el magnolio, los aromos y los jacarandás le resultan conocidos, los tiene iguales en su casa de campo en el valle del Aconcagua. Pero aquí está en las afueras de Santiago y la cordillera de Los Andes parece una desvergonzada mostrando sus atributos."

Y LAS MONTAÑAS HABLARON


Tal vez no tiene el desgarro de sus anteriores novelas, pero esta vuelta a Afganistán, sin duda, vale la pena.
Hosseini nos cuenta la vida, los sentimientos, los sufrimientos y las alegrías de varias familias; esta vez en diferentes lugares del mundo, las historias se amplían y se entretejen en un mosaico cuyo principio y fin es una aldea imaginaria, que podría ser cualquier aldea de Afganistán.
Otra vez el sentimiento de perdida y el desarraigo son capitales y guían las vidas de los protagonistas en una "historia de historias" que os cautivara.
Ahora os dejo que Harry Hole me esta esperado impaciente, pero no sin antes regalaros un fragmento de una novela que vale la pena leer¡¡

RESEÑADO por Rosi Torres Marino para LIBROS,  el 26 de Septiembre de 2014.
Lo terminé de leer esta mañana y aunque la mayoría de las veces dejo un tiempo entre el final de la novela y mi comentario, esta vez me es imposible e inevitable. Me parece tan especial que quiero compartirlo ya sin dejar que el tiempo, por mínimo que sea, difumine mis emociones.
Me ha dejado un dolor finito. Ese que se aloja en el esternón y que tarda días en desaparecer, ese.
Pensé que no podría estar a la altura nuevamente de los dos novelones que le preceden, pero erré. Khaled Hosseini tiene una habilidad maravillosa para bucear en los sentimientos del ser humano.
Una novela sobre los encuentros, sobre la culpa, sobre nuestras decisiones y lo que ellas, como si fueran fichas de dominó, van provocando en nuestro derredor.

Sinopsis (Ed. Salamandra)
Y las montañas hablaron, de Khaled Hosseini, autor de las inolvidables Cometas en el cielo y Mil soles espléndidos, es una novela en la que se entrelazan los destinos de varias generaciones y se exploran las infinitas formas en que el amor, el valor, la traición y el sacrificio desempeñan un papel determinante en las vidas de las personas. La decisión de una humilde familia campesina de dar una hija en adopción a un matrimonio adinerado es el fundamento sobre el que Khaled Hosseini ha tejido este formidable tapiz. Seis años después de la publicación de su anterior novela y superados los 38 millones de ejemplares vendidos en todo el mundo, Khaled Hosseini vuelve a demostrar su inmenso talento para narrar historias con valor universal y su inagotable capacidad para crear personajes que nos resultan asombrosamente cercanos y auténticos.
En esta obra de la narrativa extranjera, la historia arranca en una remota y desolada aldea de Afganistán, donde Sabur y su segunda mujer se enfrentan en condiciones precarias a la llegada de otro invierno implacable. Abdulá, el hijo mayor, de diez años, ha cuidado de su hermana Pari desde que era pequeña, y ahora ambos escuchan cautivados la triste historia que les relata su padre antes de acostarlos, la víspera de iniciar un largo viaje que los conducirá hasta Kabul. Allí, en las bulliciosas calles de la capital, dará comienzo este fascinante itinerario que guiará al lector desde el otoño de 1952 hasta el presente, de Kabul a París, desde la isla griega de Tinos hasta San Francisco.

Y las montañas hablaron (fragmento)"Cuando por fin el señor Wahdati dio su brazo a torcer —lo que no me extrañó, pues Nila era una mujer imponente—, informé de ello a Sabur y me ofrecí a llevarlos a él y la niña hasta Kabul. Nunca he llegado a comprender por qué decidió hacer el viaje a pie desde Shadbagh. Ni por qué consintió que Abdulá los acompañara. Quizá se aferraba al poco tiempo que le quedaba con su hija. Quizá buscó una forma de penitencia en las penalidades del viaje. O quizá, como muestra de orgullo, se negó a subirse al coche del hombre que había comprado a su hija. Pero el día señalado allí estaban los tres, cubiertos de polvo, esperándome cerca de la mezquita, tal como habíamos acordado. Mientras los llevaba en coche hasta la casa de los Wahdati, intenté mostrarme dicharachero por el bien de los niños, ajenos a su destino y a la terrible escena que los aguardaba.
No tendría demasiado sentido, señor Markos, reproducir aquí con pelos y señales la escena que se produjo a continuación, tal como me temía. Pero, tantos años después, aún se me encoge el corazón cuando el recuerdo se empeña en aflorar de nuevo. ¿Cómo no se me iba a encoger? Fui yo quien cogió a aquellos dos niños indefensos, entre los que había germinado un amor de lo más puro y elemental, y los separó al uno del otro. Jamás olvidaré el tumulto que se desató de repente. Recuerdo a Pari colgada de mi hombro, presa del pánico, pataleando y chillando «¡Abolá, Abolá!» mientras yo me la llevaba. A Abdulá llamando a su hermana a gritos, enfrentándose a su padre, que le impedía el paso. A Nila con los ojos desorbitados, tapándose la boca con ambas manos, quizá para enmudecer su propio grito. Aquella escena me pesa en la conciencia. Tanto tiempo después, señor Markos, me sigue pesando.
Pari tenía a la sazón casi cuatro años, pero pese a su tierna edad había determinados hábitos en su vida que convenía erradicar. Así, por ejemplo, le enseñaron que no debía llamarme tío Nabi, sino Nabi a secas, y cuando se equivocaba la corregían cariñosamente una y otra vez, yo el primero, hasta que llegó a convencerse de que no nos unía ningún parentesco. Me convertí para ella en Nabi el cocinero y Nabi el chófer. Nila se convirtió en «maman» y el señor Wahdati en «papa». Nila se propuso enseñarle francés, que era la lengua de su madre.
La gélida acogida del señor Wahdati no duró demasiado. Para su propia sorpresa, las desoladas lágrimas de la pequeña, su añoranza, lo desarmaron por completo. Pari no tardó en acompañarnos en nuestros paseos matutinos. El señor Wahdati la acomodaba en una sillita de paseo que se encargaba de empujar por la calle. A veces la sentaba en su regazo al volante del coche y sonreía con benevolencia mientras Pari hacía sonar el claxon. Contrató a un carpintero para que construyera una cama nido con tres cajones, un baúl de madera de arce para los juguetes y un pequeño armario. Hizo que pintaran de amarillo todos los muebles de la habitación de la niña, pues había descubierto que era su color preferido. Y un buen día lo encontré sentado delante del armario, pintando con gran habilidad jirafas y monos de larga cola en las puertas bajo la atenta mirada de Pari. No se me ocurre mejor manera de hacerle entender hasta qué punto mi patrón era un hombre reservado, señor Markos, que explicándole que en todos aquellos años, y pese a que lo había visto dibujando en incontables ocasiones, hasta entonces nunca se me había permitido contemplar una de sus creaciones. "



INTEMPERIE



Que suerte tener un sobrino librero¡¡¡ gracias a él, he leído esta novela que, quizás, no hubiese empezado sin su recomendación.
El título y la portada son una declaración de intenciones; intención de contar una historia brutal sin abusar de detalles morbosos, intención de construir frases de un intenso aroma poético para describir la tierra quemada y seca o el cielo inclemente, intención de ahondar en los sentimientos sin un ápice de sentimentalismo, intención de describir la violencia sin concesiones gratuitas a lo, simplemente, brutal.... Intenciones cumplidas¡¡¡
Jesús Carrasco escribe una novela que conmueve con, apenas cuatro personajes sin nombre, en un país sin nombre, en una época desconocida (esto lo he leído en alguna parte) y lo suscribo completamente.
La recomiendo¡¡¡
Gracias Oscar¡¡¡

Opinión de Patri, amiga de LIBROS:


RESEÑADA por losrelatosdepatri para LIBROS, el 15 de Septiembre de 2013.
Terminado "Intemperie" de Jesús Carrasco. Un libro en el que la naturaleza y el ambiente marcan la novela tanto como los personajes. La dureza de la vida en este lugar en el que aprieta la sequía y las condiciones de vida son muy difíciles pugna también con la crueldad de algunos personajes, personajes de los que tiene que escapar un niño... que se verá solo hasta que tiene la suerte de encontrar un viejo cabrero que le enseñará a vivir en medio de la desolación. Una historia sobrecogedora que te deja clavado cuando vas descubriendo el por qué de que ese niño se haya escapado de su hogar para enfrentarse a las dificultades. Una novela sobre como un niño ha de madurar y crecer de forma acelerada llena de crudeza, terriblemente impactante. Me ha gustado.

Y una opinión más, Ricardo Cortat, amigo de LIBROS.

RESEÑADA por Ricardo Cortat para LIBROS,  el 16 de Noviembre de 2013.
Boquiabierto me he quedado con Intemperie de Jesús Carrasco. No tengo palabras para clasificarlo, sólo diré que corráis a por él.
¡Va!


RESEÑADA  por Amelia Ruiz para LIBROS,  el 10 de Febrero de 2014
No lo había comentado antes por un mes de enero algo complicado, pero fue cuando leí Intemperie de Jesús Carrasco.

Sin duda es una novela bien escrita, de hecho a veces hubiera necesitado un diccionario al lado por la cantidad de palabras que supongo típicas del medio rural, pero es tan acertadamente descriptiva que en este caso me supuso un aspecto negativo, pues mientras la leía me parecía tener polvo y tierra en la boca, me parecía que mis ropas olían a orinas, que el corazón se me desbocaba cuando sentía los ruidos de los perseguidores y que el sol me cuarteaba la piel.
Una novela desagradable sí, pero ¡¡qué bien escrita!!



Intemperie (fragmento)

“A medida que amanecía se empezaron a distinguir los montes al fondo. La llanura como un mar que se detenía al pie de las elevaciones del norte. En aquel momento, sólo un trampantojo acuoso. Una empalizada, un hito o el recuerdo de que podría existir un lugar en el que respirar mejor. La visión brumosa de aquellas montañas le producía una atracción magnética.
Se imaginó a sí mismo al final de la llanura, justo al pie de las primeras estribaciones. Le acompañaban el cabrero y los animales. Junto a ellos se internaba en los montes por un pliegue del terreno y ascendían a un altiplano, avanzando por una vereda que serpenteaba entre árboles que no conocía. El camino se apoyaba en laderas boscosas y entraba y salía siguiendo el discurrir de torrenteras umbrías. A cada rato, paraban a descansar y él se entretenía haciendo barquichuelos con la corteza caída de grandes pinos. Arriba, en la pradera, se instalaban en una majada de piedra con el tejado de brezo. En su ensoñación, el rebaño había crecido y se esparcía a lo largo y ancho de una meseta verde y fragante. Hacia el norte, las montañas seguían ganando altura. Se alzaban por encima de la cota de los bosques y los arbustos como pezones de piedra lavada. Luego las cumbres, blancas. Neveros empotrados en las arrugas del terreno como arañazos gigantes. Hacia el sur del prado, un desplome desmesurado formaba un balcón desde el que poder dominar el llano. El mismo que ahora transitaban con los ojos tumefactos bajo el martillo de aquella fragua solar. Por las tardes, después de terminar el trabajo con las cabras y de acomodar al viejo en su jergón, se sentaría en el borde de aquel balcón y contemplaría la llanura, y la vería brumosa y lejana. Desde su atalaya de abundancia, convocaría a los ángeles y los arcángeles para que llevaran a su pueblo la lluvia que devolviera a los trigales la fertilidad perdida. Regresarían los hombres y sus familias, ocuparían sus antiguas casas y el silo se llenaría de nuevo. Todos nadarían ahítos en sus riquezas, el alguacil recibiría sus tributos y nadie más volvería a acordarse del niño desaparecido.”