domingo, 20 de agosto de 2017

RECUERDA QUE SIEMPRE TE QUERRÉ


Cinco relatos para una tarde lluviosa.
Elizabeth George explora personalidades, plantea conflictos y resuelve crímenes; lejos del inspector Thomas Lynley pero muy cerca de su estilo habitual.
Todos los relatos tienen una "exposición previa" en la que la escritor explica el momento y motivación de cada uno de ellos. Son 5 con los siguientes títulos:

- Exposición
- La sorpresa de su vida
- Unas buenas vallas no siempre serán suficiente
- Recuerda que siempre te querré
- Yo, Ricardo

Se deja leer¡

Les dejo un fragmento del relato que da título al volumen:

Recuerda que siempre te querré (fragmento)

<p> Recuerda que siempre te querré</p> "Charlie Lawton no lloró en el entierro de su marido. Ya había llorado todo lo que tenía que llorar cuando ocurrieron los hechos, y también en el funeral. Tras la horrible muerte de su esposo había llorado a mares hasta quedarse sin lágrimas. Así que lo contempló todo como atontada.
Antes le habían ofrecido las opciones para el entierro. Una de ellas era que el ministro dijese una breve oración e inmediatamente todos se marcharan a celebrar una sombría recepción en la que a los asistentes al duelo se les proporcionaría un poco de comida, de bebida y una última oportunidad de decirle palabras de consuelo a ella, la viuda de Eric Lawton. Otra consistía en quedarse y contemplar cómo bajaban el ataúd elegido a toda prisa; luego podría coger una flor de la corona funeraria que ella misma, llena de angustia, había adquirido sólo dos días antes y arrojarla dentro de la tumba, cosa que animaría al resto de asistentes a hacer lo mismo. Por último podía optar entre dirigirse a la limusina que la esperaba o quedarse todo el entierro hasta que la excavadora, que aguardaba a una discreta distancia, se acercase con estruendo y echara la tierra encima del ataúd de castaño. Cabía la posibilidad de quedarse hasta que la tumba estuviera sellada, el suelo apisonado y los cuadrados de césped colocados en su sitio. Incluso podía mirar cómo sujetaban la etiqueta de plástico al poste que marcaría el lugar de la tumba en tanto llegase la lápida. Podía leer el nombre que había en la etiqueta, Eric Lawton, como si eso le ayudase a digerir el hecho de que su marido se había marchado para siempre. Y también podía añadir lo que faltaba: «Eric Lawton, amado esposo de Charlotte. Muerto a los cuarenta y dos años».
Eligió la primera opción. Era más fácil darse media vuelta y marcharse que quedarse a contemplar cómo el ataúd desaparecía para siempre. En cuanto a lo de proporcionar a los demás asistentes al duelo la oportunidad de demostrar el afecto que sentían por Eric arrojando flores a su tumba… Charlie no quería hacer nada que le recordase que eran muy pocas las personas que habían ido allí para acompañar el duelo.
Más tarde, una vez en casa, el dolor volvió a afligirla como un virus. Se quedó de pie ante la ventana con la garganta seca y caliente, y le dio la impresión de que empezaba a tener fiebre. Miró el jardín de atrás, en cuya creación su esposo y ella habían puesto tanto esmero y que luego habían mantenido con cariño, mientras a su espalda los presentes hablaban en voz baja por respeto al dolor y a la delicadeza de la situación.
«Tragedia», dijo alguien en voz baja."

sábado, 19 de agosto de 2017

EL INVIERNO DE LOS LEONES


Tercera entrega de la serie protagonizada por Kimmo Joentaa
Un título enigmático, un policía enigmático y unos sucesos en la helada Finlandia que ahondan en el dolor y la desesperación.
Muy bien escrita, aunque el final se adivina casi desde el principio, vale la pena leerla¡

El invierno de los leones (fragmento)

24-26 DE DICIEMBRE

1
"Kimmo Joentaa había previsto pasar solo la noche de Nochebuena, pero las cosas salieron de otra manera.
Se había apuntado con antelación para estar de servicio el 24 de diciembre y pasó todo el día en un edificio de la policía tan tranquilo que casi parecía desierto.
Sundström pasaba las vacaciones esquiando, Grönholm había por fin realizado su viejo sueño de un viaje al Caribe y Thomas Heinonen se había marchado a primera hora de la tarde para adornar el árbol de Navidad y disfrazarse para su familia de Papá Noel. Quedó en estar localizable en caso de emergencia, pero no hubo ninguna.
Joentaa se dedicó a resolver asuntos burocráticos que bien habrían podido esperar. En la radio sonaba música navideña. Violines, piano y las voces de un coro infantil. Al final, un filósofo y teólogo explicó, en un tono muy imparcial, que Jesucristo había nacido en verano. Joentaa se distrajo un momento del trabajo e intentó concentrarse en la voz de la radio, pero en seguida empezó otra vez la música, una especie de rap navideño. Frunció el ceño y volvió a la hoja de papel que tenía delante.
A última hora de la tarde, se dirigió perezosamente por el amplio vestíbulo de entrada hacía la cafetería, que estaba a oscuras. La única luz venía del árbol de Navidad, con adornos rojos y dorados junto a la máquina de las bebidas.
Al otro lado de los ventanales estaba nevando. Joentaa se sentó a una de las mesas. Había un plato con galletas en forma de estrella. Joentaa cogió una y sintió en la lengua el sabor del jarabe de arce, percibió el olor de las agujas del abeto y vio a la entrada, junto a la recepción, a una mujer que le pareció algo extraña. Estaba allí, de pie, completamente inmóvil. Joentaa esperó un momento, pero la mujer no se movió, ni dio signos de extrañeza al encontrar la recepción vacía. Tampoco parecía molestarle que de vez en cuando pasara a su lado algún policía de uniforme con tantas prisas que ni siquiera se molestaba en preguntarle por el motivo de su presencia."

SILENCIO DE HIELO


En la helada Finlandia, Kimmo Joentaa intenta volver a vivir mientras se sumerge en el pasado, a través del presente.
Una novela inquietante con uno de los finales más oscuros que he leído nunca.
Segunda novela de Jan Costin Wagner con el policía finlandés como protagonista, y se perfila como sucesor de Wallander, cada vez más claramente.
Amelia Ruiz dixit, y yo estoy, totalmente de acuerdo.
Muy recomendable si te gusta la novela negra-nórdica con un plus de "oscuridad".

Silencio de Hielo (sinopsis)

Nadie sabe mejor que Kimmo Joentaa lo que significa perder para siempre a un ser querido; lo que se siente cuando al miedo le sucede el convencimiento íntimo de que un ser querido nunca volverá, pues no ha podido rehacerse todavía de la muerte de su esposa. Eso explica también que el comisario de Turku, en Finlandia, se niegue a arrebatar la esperanza de los padres de Sinikka Vehkasalo, quienes confían en que su hija, desaparecida sin dejar rastro, siga aún con vida. Aunque él lo sabe, no le queda otro remedio que callar. Pero el paralelismo es demasiado evidente. En el mismo lugar, hace treinta y tres años, se cometió el asesinato, nunca esclarecido, de una muchacha mientras paseaba en bicicleta. Y Kimmo no es el único que ha llegado a esa conclusión, sino también su viejo colega Ketola, retirado desde hace pocos meses, pero que llevado por la esperanza de hallar por fin respuesta a las incógnitas de antaño, se lanzará a investigar de nuevo el viejo caso todavía pendiente.


LUNA HELADA


Primera entrega de la serie protagonizada por el policía Kimmo Joentaa, detective en la sección de homicidios de la Policía de Turku (Finlandia). Hombre serio y metódico, triste y solo, muy solo, en una ciudad pequeña con un clima inclemente y oscuros secretos en las hermosas casitas pintadas de colores.

En la oscura Finlandia, un policía especial persigue a un asesino sigiloso....y hasta ahí puedo leer. Gracias Amelia Ruiz, tu recomendación es magnífica.

Luna Helada (Eismond, 2003) es la primera novela publicada por Jan Costin Wagner y en ella debuta el detective finlandés Kimmo Joentaa, un hombre serio, concienzudo, atormentado, un verdadero "héroe del frío".

Me ha gustado el estilo de Costin Wagner, sencillo con un trasfondo complicado en el "paraíso helado" del Norte de Europa donde ni todo es tan bueno, ni todo es lo que parece. Luna Helada es, más que una novela negra, es también, la vida en Finlandia, los sentimientos reprimidos, la gestión del duelo, la mente del asesino y el frío....

Esta serie es, sin duda, un nuevo aliciente para los que nos aficionamos a la negra-nórdica con Beck y Wallander y, todavía no hemos superado la pérdida.

Seguiré leyendo a Jan Costin Wagner y conoceré mejor a Kimmo Joentaa, promete mucho¡¡¡

Luna Helada (fragmento)


PRIMERA PARTE
Capítulo 1


"Kimmo Joentaa estaba solo con ella cuando se durmió.
Se hallaba sentado junto a su cama en la habitación en penumbra, le sostenía la mano y se esforzaba en sentir su pulso. Cuando lo perdía, cuando dejaba de oír su leve respiración, contenía el aliento, se inclinaba hacia ella y aguantaba en silencio hasta recuperar el contacto. Se relajaba, se hundía un poco sobre sí mismo, cuando volvía a sentir en sus dedos las leves pulsaciones bajo su piel.
Miró varias veces el reloj, porque creía que todo había pasado. Se había propuesto establecer el momento de su muerte, sin preguntarse por qué. La idea se le había ocurrido ya días antes, cuando estaba sentado en el banco de espera ante su cuarto, mirando fijamente la puerta blanquísima tras de la cual yacía. Rintanen, el médico que la trataba, le había llevado a un lado antes de entrar a verla con fuertes medicamentos y una sonrisa de ánimo; le había dicho que todo podía acabarse, muy pronto, en cualquier momento.
El ya no se separó de ella, comía junto a su lecho y pasaba las noches en una duermevela intranquila, de la que despertaba sobresaltado a cada minuto, temiendo no estar con ella en los últimos segundos de su vida.
Cuando dormía, veía una espesura de grises sueños.
En los días previos a su muerte, ella empezó a contar historias que él no entendía. Le habló de cuadros que había visto, de un caballo rojo que había montado, y de viajes a los países de su fantasía. Hablaba más para sí misma que para él, y miraba al vacío a través de sus ojos. En una ocasión, le preguntó quién era y cómo se llamaba. El dijo: «Kimmo», y ella formó el nombre con sus labios.
Le acariciaba la mano, la escuchaba, sonreía cuando ella sonreía, y se prohibía llorar en su presencia. Ella le preguntó algunas veces si podía verla cabalgando en el caballo rojo, y él asintió. Rintanen le explicó, a preguntas suyas, que las alucinaciones eran efectos secundarios de los medicamentos.
Ella no sentía dolor alguno."

viernes, 18 de agosto de 2017

SIN CULPA


Cuarta entrega de la serie de novelas protagonizadas por el  inspector de policía de Nacka, Thomas Andreasson y su amiga la abogada Nora Linde residente en la Isla de Sandham, integradas en la llama Serie Sandhamn (Suecia)
Esta entrega de la Serie Sandhamn es, curiosamente, la primera publicada en castellano, hay "vicios editoriales" que no tienen solución.

Siguiendo el guión tradicional de la negra-nórdica, Viveca Sten desgrana una historia en flashback, llena de todos los tópicos que vienen del frío......malos tratos, alcoholismo, separación, islas perdidas en el frío mar de hielo, policías con pasado....
¡ En fin, nada nuevo bajo el hielo....!
Dicho esto, he pasado un par de tardes muy entretenida con esta novela de desarrollo anunciado y final previsible.
Para "nueva reina de la novela nórdica" le queda un gran trecho por recorrer a la Sra. Sten¡¡

Sin culpa (fragmento)

Capítulo 1

Sábado, 4 de Noviembre de 2006Marianne se detuvo en la entrada. Los zapatos estaban tirados por el suelo de cualquier manera. Se agachó instintivamente y los colocó en su sitio, en orden, unos al lado de los otros. Luego se percató de que faltaban las botas de Lina, unas Timberland de color claro.
Se asustó. ¿No había vuelto a casa la noche anterior?
Recogió pensativa un gorro tirado en un rincón. Su hija dejaba las cosas tiradas por todas partes. El desorden era total. Como mínimo podría haber llamado si pensaba dormir fuera de casa.
¿Y si le había ocurrido algo?
Ese pensamiento le oprimió el corazón. Marianne inspiró profundamente para tranquilizarse.
Se podía haber caído de la bicicleta y hacerse daño. Era fácil caerse de la bicicleta en esa época del año. Los estrechos caminos de guijarros eran muy resbaladizos en otoño. Le había dicho a Lina que fuera con mucho cuidado cuando partió hacia Trouville a casa de los Hammarsten.
La inquietud se fue adueñando de ella sin poderlo remediar. Era como si el corazón se le fuera a desbocar, los latidos eran cada vez más fuertes, y todo a su alrededor empezó a darle vueltas. ¡Tranquilízate!, se dijo a sí misma.
Respira.
Con las piernas temblando, se dirigió a la acogedora cocina rústica y se sentó en una silla. En verano habían pintado las sillas de la cocina. Lo hicieron al sol, en el embarcadero, y Lina le había ayudado. Se manchó el bikini de pintura y ambas se pusieron a reír.
Marianne se levantó y sacó un vaso del armario de encima del fregadero para beber un poco de agua.

EL TESTIGO INVISIBLE


He estado los últimos días inmersa en los recuerdos de Leonid Sednev, recorriendo esos días que estremecieron al mundo y que Carmen Posadas narra con una mezcla de rigor histórico y crónica sentimental.
Me ha gustado, lo que me reafirma en que, a veces, buscamos fuera lo que tenemos en casa....me refiero a otra novela (inmensamente publicitada) que narra unos hechos similares, La casa del propósito especial, en mi opinión la novela de Posadas es muy superior literariamente a la de Boyne; y desde luego mucho más entretenida y creíble.
Para el que quiera repasar los últimos días de los Romanov, desde la mirada de un "invisible", la recomiendo.

El testigo invisible (fragmento)

EL CÓDIGO DE GRISHA IVANOVICH

Montevideo, 13 de abril de 1994
Un viejo refrán dice que nadie es un gran hombre para su mayordomo. Otro aún más viejo, supongo, sostiene que no hay que servir a quien sirvió ni pedir a quien pidió. Yo, por mi parte, digo que ninguno de estos retazos de sabiduría popular los acuñó quien más puede saber de ello : un criado. También puedo asegurar que, si nosotros nos hubiéramos inclinado más por la pluma a lo largo de los siglos, la Historia incluiría capítulos más interesantes. Por fortuna para ciertos protagonistas de ella y lamentablemente para ustedes, rara vez hemos sentido tal inclinación. Algunos, porque se contentaron con la pequeña gloria de relatar lo que vieron a modo de chismes, dimes y diretes. Otros, como yo, porque nuestra gloria mayor ha sido, precisamente, evitar que se sepan. ¿Lealtad? ¿Discreción? ¿Orgullo de gremio? Mi tío Grisha, que prefirió morir a manos de los bolcheviques antes que revelar el mecanismo que abría la cámara que guardaba los mayores tesoros del palacio de los Yusupov, decía que los tres eran su código, su razón para callar. La mía, contradictoria como todo en mi persona, es prosaica y a la vez romántica. He callado hasta ahora porque lo más valioso que poseo es fruto de un robo. Pero callé sobre todo porque los grandes secretos son como los hechizos, se desvanecen cuando uno los cuenta, y yo este lo quería solo para mí. No sé qué habría pensado tío Grisha de todo esto, posiblemente arquearía una ceja, la izquierda, al escucharme. Mi tío no era un criado inglés de esos que todo lo expresan con una mínima contracción muscular, pero el elevamiento de la ceja izquierda es un lenguaje universal entre nosotros, todo un esperanto.

LAS CENAS DE LOS MARTES


Quizás la portada debería haberme dado una pista, pero....me dejé confundir por una sinopsis bien "armada":
"grupo de amigas de diferentes edades y clases sociales, que cenan todos los martes y emprenden un viaje iniciático por El Camino de Santiago, a raíz de la viudedad de una de ellas".
Suena bien, ¿verdad?, pues es una banalidad de principio a fin¡
Imposible recomendar esta novela con diálogos inconsistentes, personajes imposibles y situaciones que rozan lo ridículo.
La capacidad literaria de la autora es muy deficiente, por no decir, nula.

Las cenas de los martes (fragmento)

1–Vamos, Tom. Mueve el culo–gruñó Luc –.Las comensales están al caer.
El dueño de Le Jardin echó al nuevo camarero con cajas destempladas para que se pusiera en marcha. En cuestión de segundos, al joven le llovieron las comandas.
«Cinco vasos ,he dicho.»
«La vajilla normal no.»
«Y las flores, ¿ dónde están?» 
«¿Es que tengo que hacerlo yo todo?»
Tom no entendió ni jota. ¿ Por quién estaba armando Luc tanto jaleo? Echó un vistazo al libro de reservas, aunque no le sirvió de gran cosa.
–Pero si nadie ha reservado la mesa de la chimenea.
Luc frenó en seco, como si aquello fuera lo más estúpido que hubiera oído en su vida.
–¿Has visto el calendario?
–Claro.
–¿Y?
–Es martes.
Luc subió la voz.
–El primer martes del mes. Lo que significa…
–¿Alguna festividad francesa? –aventuró Tom, como si estuviera en un concurso televisivo.
Luc exhaló un hondo suspiro. Tal vez fuera un error darle una oportunidad a alguien que había dejado los estudios y estaba en el paro. La única experiencia que tenía Tom en el mundo de la hostelería se reducía a su adolescencia: un cabeza hueca revolucionado por las hormonas lo había criado en el restaurante del club deportivo Euskirchen. Por desgracia, ese idiota era Luc.