viernes, 11 de agosto de 2017

¡LLAMA A LA COMADRONA!


Acabo de leer este "caprichín" que me atrajo por su portada y por la promesa de historias reales en el East End londinense de guerra y postguerra.
Entretenido sobre todo para las personas relacionadas con las Ciencias de la Salud, y poquito más.
Se nota mucho la falta de experiencia de la autora en "novelar experiencias", valga la redundancia, en algunos pasajes peca de ñoñería y le falta ritmo narrativo, pero también aporta información sobre el nacimiento de una profesión e historias con interés histórico y humano.
Para un ratito sin pretensiones¡

¡Llama a la comadrona! (fragmento)

Introducción
"San Ramón Nonato se alzaba en el corazón de la zona portuaria londinense. Su área de influencia abarcaba los distritos de Stepney, Limehouse, Millwall, Isle of Dogs, Cubitt Town, Poplar, Bow, Mile End y Whitechapel. Se trataba de una zona densamente poblada, la mayor parte de las familias residían allí desde hacía varias generaciones y a menudo no se alejaban más que una o dos calles del inmueble en el que habían nacido. La vida familiar se desarrollaba en espacios reducidos, y los niños crecían bajo los cuidados de una nutrida parentela de tías, abuelos, primos y hermanos mayores que vivían todos ellos a unas pocas casas —a lo sumo, calles— de distancia.
Los niños entraban y salían corriendo a todas horas de las casas de unos y otros, y durante el tiempo en que viví y trabajé allí no recuerdo haber visto una puerta cerrada con llave, a no ser por la noche. Los niños eran omnipresentes, y las calles su patio de recreo. En los años cincuenta no había automóviles en los barrios pobres, pues nadie tenía vehículo propio, por lo que podían jugar en la calle sin temor. Las vías principales, sobre todo las que conducían a los muelles, bullían de tráfico industrial y pesado, pero en las callejuelas adyacentes no circulaban los coches."

LA EDAD DE LA DUDA


Decimocuarta entrega de la serie policiaca protagonizada por el Comisario Salvo Montalbano.
Me encanta Camilleri y me encanta Montalbano, aunque sea un Montalbano dudoso, enamorado y crepuscular.
Todos los personajes magníficos de Vigatá se unen para contarnos una historia de muerte y amor, de yates y diamantes, de juventud y vejez, de vida siciliana que Camilleri escribe y describe como nadie. Siguiendo la frase acuñada para Brunetti, afirmo que
"Un Montalbano al año no hace daño"¡¡¡

Un fragmento que, sin duda, no muestra ni un ápice de lo magníficamente que escribe Camilleri.

La edad de la duda (fragmento)

1
"Acababa de conciliar el sueño después de una noche horrenda - pocas había pasado en su vida peor que esa - cuando, de pronto, lo despertó un trueno que sonó como un cañonazo disparado a cinco centímetros de su oreja. Alarmado saltó de la cama soltando tacos. Ya vio clarísimo que era inútil quedarse acostado porque no volvería a dormirse.
Se levantó, se acercó a la ventana y miró al exterior. Se había desatado un temporal en toda regla: cielo uniformemente negro, relámpagos escalofriantes y olas de cuatro metros que se aproximaban sacudiendo su gran crin blanca. El agua se había comido la playa y llegaba hasta la galería. Miró el reloj; apenas eran las seis de la mañana.
Fue a la cocina, preparó café y, mientras esperaba que escampase, se sentó. Poco a poco rememoró el sueño que había tenido ¡que latazo!. ¿Por qué desde hacía unos años le había dado por acordarse de todas las chorradas que soñaba?
Por lo que él sabía no todo el mundo recordaba los sueños que tenía. Abrían los ojos y lo sucedido en sueños, agradable o desagradable, desaparecía. No era ese su caso. Y para colmo se trataba de sueños problemáticos, que le suscitaban interminables preguntas a la mayoría de las cuales no sabía dar respuesta. Y eso acababa poniéndolo de los nervios"


MISIÓN OLVIDO



"Misión Olvido" es mi único propósito desde que leí la última palabra de este libro, la última de las 326 páginas (incluidas 2 de "increíbles agradecimientos") de una especie de folletín contemporáneo trufado de expresiones castizas y personajes estereotipados, de diálogos imposibles, situaciones improbables y sentimientos banales (por decirlo de una forma suave); todo ello narrado con una prosa, ñoña y atropellada, cargada de lugares comunes, de frases que pretenden ser originales y sólo consiguen provocar la sonrisa del lector "...impulsada por la transfusión de lucidez de los recuerdos sobrevenidos....".
Es verdad que la lectura de la primera novela de la autora no presagiaba nada bueno, y no sé decir si esta es igual o peor......, desde el título, un pretendido doble sentido, hasta la última frase pretenciosa esta novela es totalmente prescindible, la inclusión en el argumento de dos de los mejores escritores de nuestra lengua Ramón J. Sender y Luis Cernuda, les hubiese dejado, a ambos, boquiabiertos, menos mal que jamás se enterarán y mucho menos leerán nada escrito por Dueñas
Dice la autora en una entrevista, previa a la publicación del libro, que "....nunca me había planteado como objetivo escribir..." pues quizás debería re-pensarlo en algún momento.

Medité mucho el incluir un fragmento de la novela por no ofender a los lector@s más de lo necesario, pero creo que será interesante para los que deseen tomar una decisión fundada en la novela y no en mi opinión.

Misión Olvido (fragmento)

Capítulo 2
"El cese abrupto de los martillazos me devolvió a la realidad. Miré la hora. Mediodía. Sólo entonces fui consciente del montón de horas que llevaba revolviendo papeles sin la más remota idea de qué demonios tendría que hacer con ellos. Me levanté del suelo con esfuerzo, noté las articulaciones entumecidas. Mientras me sacudía el polvo de las manos, me alcé de puntillas y miré por el estrecho ventanuco cercano al techo. Como único paisaje contemplé una obra momentáneamente parada y las botas recias de un puñado de trabajadores que trajinaban sus almuerzos entre pilas de tablones de madera. Noté un pinchazo en el estómago: una mezcla de flojedad, desconcierto y hambre.

Había llegado a California la noche anterior después de tres aviones y mil horas de vuelo. Tras recoger el equipaje y después de unos instantes de desorientación, localicé un pequeño cartel. Con mi nombre escrito en el trazo grueso de un rotulador azul, sostenido por una mujer robusta de mirada ausente y edad imprecisa. Treinta y cinco, treinta y siete años, cercana a los cuarenta quizá. Un vestido color vainilla y el pelo lacio cortado a la altura de la mandíbula configuraban su porte. Me acerqué hasta ella pero, ni siquiera cuando me tuvo delante, pareció percatarse de mi presencia.

-Soy Blanca Perea, creo que me está buscando."

ROSA CÁNDIDA


No todo lo que viene del frío es negra-nórdica, como paso previo a las novedades de otoño (que traen una nueva novela de Auður Ava Ólafsdóttir) decidí leer la primera de la autora, publicada en castellano, y me he encontrado una fábula cándida de un joven, supuestamente islandés, y claramente ingenuo que viaja por unos cuantos países desconocidos (claramente nórdicos) en busca del jardín soñado, aderezada con paternidad sorpresiva, muerte de la progenitora, hermano autista......
La novela conforma un mosaico extraño que, sin embargo, engancha por su prosa sencilla y por que uno desea saber, de una vez, que pretenden la escritora y su protagonista¡
La recomiendo, sobre todo, por su prosa poética, la originalidad del argumento y la sensibilidad con la que está construida.

Un fragmento será mucho más ilustrativo que todo lo que yo pueda decir.

Rosa cándida (fragmento)

Uno"Como me voy del país y es difícil prever cuándo volveré, mi padre, de setenta y siete años de edad, quiere convertir nuestra última cena en algo memorable y cocinar algo sacado de la carpeta de recetas manuscritas de mamá, algo que ella habría podido cocinar en una ocasión parecida.
—He pensado —dice— hacer eglefino empanado y de postre natillas de chocolate con nata montada. Voy a recoger a Jósef en el Saab, que ya tiene diecisiete años, a su alojamiento asistido, mientras papá intenta averiguar lo de las natillas de chocolate; está preparado desde hace rato en la acera y es evidente que se alegra de verme. Se ha puesto la ropa de los domingos porque es mi despedida, lleva la última camisa que le compró mamá, violeta con mariposas estampadas. Mientras papá rehoga la cebolla y los trozos de pescado están ya preparados sobre el lecho de pan rallado, salgo al invernadero a buscar los esquejes de rosal que me pienso llevar. Papá viene detrás de mí con las tijeras, en busca de cebolletas para el eglefino, Jósef sigue silencioso sus pasos, aunque no llega a entrar en el invernadero desde que se rompieron los cristales con las tormentas de febrero, cuando se hicieron añicos muchísimos cristales, así que se queda fuera, delante de la entrada, y se dedica a mirarnos. Papá y él llevan chalecos parecidos, de color marrón nuez con cuadraditos amarillos.
—Tu madre solía ponerle cebolletas al eglefino —dice papá, y le cojo las tijeras y me inclino sobre el arbusto siempre verde de un rincón del invernadero, corto unas hojas y se las doy.
Yo soy el único heredero del invernadero de mamá, como papá suele recordarme con frecuencia, aunque no es un invernadero de cultivo en plan industrial, no se trata de trescientas cincuenta tomateras ni cincuenta plantas de pepino lo que ha pasado de madre a hijo; en realidad solamente las rosas, que se cuidan solas sin necesidad de dedicarles excesiva atención, y quizá diez tomateras que pueden quedar. Papá regará mientras yo esté fuera."

miércoles, 9 de agosto de 2017

LA MUJER ES UNA ISLA


"Ningún hombre es una isla" John Donne (1572-1631).
Partiendo de esta afirmación del poeta metafísico inglés, Auður Ava Ólafsdóttir construye una de las mejores novelas que he leído en los últimos tiempos.
La historia es simple, mujer separada viaja por Islandia para reencontrarse, olvidar, vivir....ni ella sabe muy bien por qué viaja, en compañía de un niño.
Con este argumento sencillo y una prosa rica, delicada e irónica, cuando conviene, desarrolla los recovecos de esa isla misteriosa que es nuestra mujer protagonista.
He leído, en alguna crítica, que faltan personajes, no lo comparto, tiene los personajes justos para no resultar cargante, para ser un viaje alrededor de Islandia y alrededor de los sentimientos que en ningún momento se hace pesado.
Si tuviese que criticar algo, sería su abrupto final, pero eso también forma parte del "carácter islandés" que destila a chorros.
Cada vez me gusta más esta escritora aunque todavía no haya aprendido a pronunciar su nombre¡

La mujer es una isla (fragmento)

Cero

"Así es como lo veo cuando vuelvo la vista atrás y lo recuerdo, aunque quizá no sea en el orden correcto. De todos modos, estamos allí juntos en el centro de la foto, yo lo agarro por los hombros y él me abraza también a mí —dada su condición, bastante más abajo—, un mechón castaño oscuro me cae sobre la frente, tan pálida, él muestra una sonrisa de oreja a oreja y estira la mano cerrada, sujetando algo.
Destacan sus orejas de soplillo en la parte baja de una cabeza grande; los audífonos son curiosamente aparatosos y anticuados, como receptores de ondas llegadas del espacio. Destacan también los ojos que las gafas agrandan tanto, hasta ocupar casi toda la lente; le dan un aspecto muy peculiar. De hecho, la gente por la calle se gira y lo mira al pasar. Primero se fijan en él y luego me miran a mí, para después volver a mirarlo a él y seguirlo mientras está a la vista. Nos miran, por ejemplo, cuando pasamos por el parque y yo cierro la cancilla al salir. Cuando le ayudo a subir al asiento del coche y le abrocho el cinturón veo que todavía nos miran desde los otros vehículos. Al fondo de la foto hay un coche de cuatro años con cambio de marchas manual. Los tres pececillos rojos flotando tirados en el maletero —él todavía no lo sabe— y el saco doble de dormir azul debajo, empapado como una esponja. Pronto he de comprarme dos edredones de pluma nuevos en la cooperativa porque no es cuestión de compartir un saco de dormir, una mujer de treinta y tres años con un niño que no es de su familia, nadie hace esas cosas. La compra no debería suponer ningún problema ya que la guantera está repleta de billetes recién sacados del banco. No se ha cometido ningún crimen en ninguna parte, a no ser que sea un crimen acostarse con tres hombres en un tramo de más o menos trescientos kilómetros cuando seguía la nacional circular que da la vuelta a la isla, en su mayor parte sin asfaltar y que, de hecho, es donde más se estrecha el paso entre el glaciar y la costa, y donde la mayoría de los puentes son de un solo carril."

HEADHUNTERS


Terminada esta novela de título anglosajón (no entiendo a RBA que traduce Némesis, Petirrojo y La estrella del diablo) y no traduce Cazatalentos....una incógnita que alguna vez nos será revelada¡
Digo, que terminada Headhunters, también conocida como "la vida sin Harry Hole", lo mejor que puedo decir de esta novela es que se lee rápido, el ritmo es vivo, la mayoría de las situaciones "pasan volando" y lo mejor es el final (que llega pronto).
Acostumbrados a las novelas negras de Nesbo, esta resulta harto decepcionante, ya que carece de la riqueza de personajes y situaciones que nos brinda Nesbo en la serie de Harry Hole y acude a "tópicos psicoempresariales" que realmente, en algún momento, resultan exagerados.
Resumiendo un bajito acomplejado y pobre, hace todo lo posible por ser rico, ya que no puede crecer....prescindible, aunque apropiada para una tarde sin nada que hacer¡

Headhunters (fragmento)
PRÓLOGO

Una colisión entre dos vehículos es pura cuestión de física. Todo depende de las casualidades, y las casualidades pueden explicarse con una ecuación: fuerza multiplicado por tiempo es igual a masa multiplicado por aceleración. Y si consideramos esas casualidades como variables, obtendremos un relato sencillo, verídico e implacable. Un relato que da cuenta, por ejemplo, de lo que sucederá si un camión de veinticinco toneladas que circula cargado hasta los topes a una velocidad de ochenta kilómetros por hora alcanza a un turismo que va a la misma velocidad, pero que pesa ochocientos kilos. Dependiendo de esas casualidades que son el punto de impacto, el tipo de carrocería y el ángulo en que se encuentran los dos implicados el uno con respecto al otro, puede existir un sinfín de versiones de un mismo relato, aunque todas tendrán dos consecuencias claras: todas esas versiones son tragedias y es el turismo el que lleva las de perder. Reina un silencio extraño; puedo oír el susurro del viento entre los árboles y el rumor del agua bajando por el río. Tengo el brazo paralizado y estoy boca abajo, apretado contra el acero. Sobre mí, desde el suelo, caen gotas de sangre y gasolina. Abajo, en el techo, que hace un dibujo como de tablero de ajedrez, hay un cortaúñas, un brazo arrancado, dos cadáveres y una beauty bag abierta. El mundo no
tiene belleza, solo beauty.
La reina blanca está destrozada, yo soy un asesino y aquí dentro no
respira nadie. Ni siquiera yo. Así que no tardaré en morir. Cerraré los ojos y me rendiré. Es maravilloso rendirse. Ya no quiero esperar más. Y por eso urge contar este relato, esta variante, esta historia sobre el ángulo en que uno de los implicados se halla en relación al otro.

EL LIBRO DE LOS VERANOS


No se si definirla como "una novela de chicas" que diría Ricardo Cortat, como una "crossover" que diría Aglaé de la Torre o simplemente una novelita amable y autobiográfica que ha escrito Emylia Hall.
Este Libro de los veranos que he leído en otoño no pasa de un entretenimiento pasajero con poca enjundia y mucho sentimentalismo.
Por si alguno de nuestros amigos está interesad@ en ella les dejo el booktrailer oficial:
http://youtu.be/lKwtNFye570

Y como no, un fragmento para ayudar en la decisión:

El libro de los veranos (fragmento)

Uno

"El viernes por la mañana comenzó como los días ingleses de verano suelen hacerlo: con un tímido pero creciente sol, y volutas de nube que fueron barridas por el viento hacia la hora del desayuno. Mi padre me iba a venir a visitar, así que debería haber sabido que no iba a ser un día normal, a pesar de que había empezado prometedor. Era la primera vez que iba a ver mi casa en Londres, y no es que yo acabara de llegar a la ciudad. Tenía diecisiete años cuando opté por Bellas Artes, con la total determinación de que debía ser en Londres. Quería perderme, y parecía el mejor lugar para estar perdida. Recuerdo el día que dejé mi casa hace doce años: mi padre de pie, al lado del coche, en el aparcamiento de la estación, una mano nudosa levantada a modo de despedida, la otra buscando ya las llaves en el bolsillo. Después el pum, pum del tubo de escape mientras me pasaba por delante a la entrada de la estación, y cómo no me vio esta vez, pues se encorvaba sobre el volante como alguien que ya llegara tarde. Le observé irse, la única familia que tenía."