viernes, 7 de diciembre de 2018

CASTIGOS JUSTIFICADOS



Quinta entrega de la serie de novelas protagonizadas por Sebastián Bergman, psicólogo forense, adicto al sexo y colaborador de la Unidad de Homicidios de la Policía de Estocolmo. Unidad llena de personajes problemáticos, porque es verdad que entre estos policías "el que no corre vuela".....violencia, complejos, amores desgraciados, síndromes de Peter Pan, y un largo etcétera de disfunciones que hacen la parte personal tan intensa como la trama policial.
En esta novela se trata un asunto de pura actualidad, la degradación de los medios de comunicación y el enaltecimiento de la banalidad, cuando no, de la ignorancia, el analfabetismo fu final y la brutalidad en gestos, maneras y opiniones; a esto se contrapone la pura y dura locura del que se siente despreciado y malpagado a pesar de su esfuerzo personal e intelectual.
Interesante y trepidante, con fines al de impacto; me ha hecho pasar un rato magnífico.
La recomiendo.

Sinopsis (Ed. Planeta)
Una estrella de televisión es hallada muerta de un tiro a la cabeza en una escuela abandonada. Su cuerpo se encuentra de cara a la pared y, atadas a una silla del aula, unas hojas de examen. A juzgar por el número de respuestas incorrectas, la víctima suspendió el examen más importante de su vida.
Este horrible asesinato es el primero de una serie de muertes que tendrán como víctimas a personajes famosos. La Brigada Criminal de Torkel Hölgrund se encargará del caso y sólo gracias a la pericia de Sebastian Bergman lograrán, siguiendo las pistas halladas en chats de internet y en cartas anónimas publicadas en los periódicos, resolver el misterio.

Castigos Justificados (fragmento)

Estimado redactor jefe Källman: 
Durante muchos años he leído su publicación. Primero en forma de diario físico, pero desde hace unos años en internet. 
No siempre simpatizo con sus opiniones, y de vez en cuando he cuestionado tanto la elección de temáticas sobre las que se escribe como el enfoque que se da al reportaje, pero aun así casi siempre he encontrado cierto placer en leer su periódico. 
Sin embargo, ahora me siento en la obligación de hacerle esta pregunta, al ser usted el responsable de la edición: ¿por qué su publicación rinde homenaje a la más pura idiotez? 
¿En qué momento se decidió que la más absoluta estupidez iba a ser destacada y convertida no sólo en norma, sino, además, en algo deseable y envidiable? 
¿Por qué informan y conceden espacio a personas que ni siquiera saben en qué año estalló la segunda guerra mundial, que no tienen ni los conocimientos más básicos de matemáticas y que sólo de forma excepcional logran componer una frase completa? Personas cuyo único talento es hacer morritos con la boca en los llamados selfies y cuyo único mérito es haber hecho oficialmente el ridículo manteniendo relaciones sexuales en alguno de los muchos realities que inundan nuestros canales de televisión noche tras noche.

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