martes, 22 de julio de 2014

LAS BUENAS INTENCIONES


Max Aub tiene el dudoso honor de haber sido un escritor, triple o cuadruplemente, exiliado, en algún momento de su vida llegó a tener cuatro nacionalidades (alemana, francesa, española y mexicana) de todos los países hubo de huir excepto de México que le cobijó hasta su último suspiro y cuya nacionalidad fue una elección no una imposición. Exiliado, también, de los lectores, injustamente olvidado, en las bibliotecas y en las librerías, sólo Muñoz Molina en su discurso de ingreso en la RAE y Francisco Ayala en su contestación, paliaron levemente este olvido. Es, sin embargo, un narrador profundamente hispano, con un realismo transcendente trufado de ironía y en ocasiones de comicidad, imprescindible para entender muchas cosas de España, su historia y su literatura. En esta novela a través de la vida de Agustín Alfaro (un buen chico) dibuja un retrato agridulce de la España de la II República y la guerra civil, de la burguesía madrileña y de los avisos no escuchados, un final, no por esperado, menos crudo remata este fresco no tan amable como pudiera parecer a primera vista. Un libro inolvidable.

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