jueves, 21 de diciembre de 2017

NUNCA FALTA NADIE


Me resulta difícil opinar sobre esta novela, "aclamada por la crítica neoyorkina", que acabo de leer....!
Las 200 páginas de soliloquio o "monólogo interruptus", no sé bien como definirlo, no están mal escritas y parten de una idea original pero se tornan aburridas en cuanto las ideas empiezan a repetirse sin tregua. Parece un diario producto de una mente desestructurada que, si bien, se inicia de... forma prometedora, termina aburriendo soberanamente.
Sé que muchos escritores "desprecian" la estructura clásica de novela y creen que así son originales e innovadores (ilusión alimentada por críticos literarios, no siempre, bienintencionados), desde mi humilde posición de lectora creo que sólo un genio de la literatura puede lograrlo y ese no es el caso de Lacey.
No me atrevería a recomendar esta novela, aunque no ha sido desagradable leerla, porque a veces me gustan los experimentos....!

Sinopsis (Ed. Alfaguara)
Catherine Lacey es una de las voces más prometedoras de la nueva narrativa, aclamada por la crítica en Estados Unidos. Nunca falta nadie fue finalista del Premio de Ficción New York Public Library Young Lions y elegida como Nueva Voz por Granta
Uno de los mejores libros del año según L'Officiel.
« Soy de esa gente que nunca es capaz de olvidar del todo a quienes han perdido, que no conocen ese truco mágico que parece estar al alcance de otros.»
Sin decir nada a su familia, Elyria toma un vuelo de ida a Nueva Zelanda, abandonando su estable pero insatisfactoria vida en Nueva York. Mientras su marido intenta desesperadamente comprender qué ha sucedido, Elyria pone a prueba el destino viajando en coches de desconocidos, durmiendo en campos, bosques y parques, y teniendo encuentros arriesgados, a menudo surrealistas.
A medida que se adentra en la vida salvaje de Nueva Zelanda, el recuerdo de la muerte de su hermana la atormenta y una violencia soterrada crece en su interior, aunque quienes la conocen no perciban nada raro. Esta paradoja la conduce a otra obsesión: si su verdadero yo es invisible y desconocido para el resto del mundo, ¿puede decir que está realmente viva?

Nunca falta nadie (fragmento)

1.

Es posible que haya en el mundo gente capaz de leer la mente en contra de su voluntad, y si dichas personas existen, estoy casi segura de que mi marido es una de ellas. Y lo creo por lo que ocurrió la semana en que supe que no tardaría en marcharme, cosa que él ignoraba; sabía que tenía que decírselo, pero no se me ocurría cómo conseguir que mi boca pronunciara esas palabras, y puesto que mi marido es capaz de leer la mente sin querer, aquella semana bebió mucho más de lo habitual, sobre todo ginebra, y también jarras de cerveza que compraba en la tienda gourmet. Entraba en casa dando un sorbo a una lata escondida dentro de una bolsa de papel, y sonreía como si fuera una broma.
Yo me reía.
Él se reía.
Por dentro, ninguno de los dos reía.
La mañana en que me marché, él se levantó de la cama, se vistió y salió del dormitorio. Yo permanecí totalmente despierta con los párpados cerrados hasta que oí cerrarse la puerta principal. Me fui del apartamento a mediodía con la mochila a la espalda, y me sentí tan asqueada y absurda que en lugar de entrar en el metro me metí en un bar. Pedí un bourbon doble, a pesar de que es algo que nunca bebo, y cuando el camarero me preguntó de dónde era, le dije que alemana sin motivo alguno, o quizá se lo dije para que no intentara entablar conversación, o a lo mejor porque necesitaba vivir otra historia durante media hora: ser una solitaria mujer alemana que había venido a ver la Estatua de la Libertad y la Square of Time y el Park of Central (en lugar de una mujer que coge un vuelo solo de ida hasta un país donde solo conoce a una persona, la cual solo en una ocasión le había ofrecido su cuarto de invitados, cosa que, al pensarlo detenidamente, parecía ser la clase de invitación que solo se hace a sabiendas de que no se aceptará, solo que ahora era demasiado tarde porque yo la estaba aceptando y… yo qué sé, yo qué sé).
Un hombre sentado en un taburete, a mi lado, a pesar de que ya tenía delante una larga hilera de botellas vacías, pidió un zumo de arándanos a palo seco.

EL LIBRERO


En el aniversario del nacimiento de Roald Dahl no podía faltar una reedición y esta vez Nórdica ha elegido uno de sus relatos para adultos, El Librero, ilustrado por Federico Delicado (sin desmerecer su trabajo, prefiero a Quentin Blake) en una cuidada edición que resulta deliciosa.
El corrosivo humor de Dahl sobrevivirá siempre!!!
Me la he leído en un suspiro y así comienza:
"Hace tiempo, si uno se dirigía a Charing Cross Road desde Trafalgar Square, en cuestión de minutos se encontraba una librería situada a mano derecha y sobre cuyo escaparate un cartel anunciaba WILLIAM BUGGAGE. LIBROS RAROS"......

Sinopsis (Ed. Nórdicalibros)
«Un narrador en la tradición de Poe y Hawthorne. Dahl comparte la maestría de los grandes escritores del pasado con respecto a la trama y los personajes, unida a una ferocidad y un retorcimiento típicamente suyos». Los Ángeles Times
«Hace tiempo, si uno se dirigía a Charing Cross Road desde Trafalgar Square, en cuestión de minutos se encontraba con una librería situada a mano derecha y sobre cuyo escaparate un cartel anunciaba: “WILLIAM BUGGAGE. LIBROS RAROS”». Allí trabajan dos curiosos personajes: el librero, William Buggage, y su ayudante, la señorita Tottle, quienes no prestan demasiada atención a la venta de libros. Prefieren, más bien, leer cada día los obituarios, así como su obra favorita: el Who’s Who.
Publicado por primera vez en 1987, «El librero» es uno de los grandes relatos de Roald Dahl. El final es, como siempre en sus libros, inesperado y sorprendente.

El librero (fragmento)
"Las vacaciones en Marrakech fueron de lo más agradables y nueve días más tarde el señor Buggage y la señorita Tottle estaban de vuelta en su oficina de Charing Cross Road. Traían la piel chamuscada por el sol, tan roja como las muchas langostas que se habían comido. Enseguida se acomodaron de nuevo a su habitual y estimulante rutina. Día tras día salían las cartas y entraban los cheques. Era increíble la fluidez con la que marchaba el negocio. Por supuesto, las bases psicológicas sobre las que se sustentaba eran de gran solidez. Golpea a una viuda en lo más duro de su pena, golpéala con algo tan espantoso que le resulte insoportable, algo que desee olvidar y superar, algo que no quiera que nadie más descubra. Por si esto no fuese suficiente, también cuenta la inminencia del funeral. Así que paga diligentemente para quitarse de en medio la sordidez de ese pequeño incordio. El señor Buggage conocía bien el paño que cortaba. En todos sus años en activo, jamás había recibido una sola protesta o carta airada. Sólo sobres con cheques dentro. De vez en cuando, aunque no con demasiada frecuencia, no le llegaba una respuesta. Alguna viuda descreída con el valor suficiente para arrojar su carta a la papelera, y con ello acababa el asunto. Ninguna se atrevía a cuestionar la factura porque nunca podía tener la total certeza de que su difunto marido hubiera sido tan puro como ella había creído y deseado como esposa. Los hombres nunca lo son. En muchos casos, claro, la viuda sabía muy bien que su querido marido había sido un viejo verde y la lista del señor Buggage no era motivo de sorpresa. Así que pagaba con aún mayor diligencia.
Una húmeda y lluviosa tarde de marzo, más o menos un mes después de que hubiesen regresado de Marrakech, el señor Buggage se encontraba cómodamente recostado en su oficina, con los pies encima de su elegante escritorio, mientras dictaba a la señorita Tottle algunos detalles acerca de un distinguido general ya fallecido. «Aficiones —decía, leyendo el Who’s Who—: jardinería, vela y filatelia». En ese instante, se abrió la puerta principal del establecimiento y entró un joven con un libro en la mano. "


LA CHICA DEL TREN


Seguí la estela de mis amigas lectoras y después de resistirme heroicamente, he caído en la trampa de La chica del tren. Desde las primeras páginas he tenido una sensación de deja vu y si no fuese porque estaba segura de no haberla leído pensaría que era una repetición de una lectura olvidada....
Decía Rosi Torres Marino que la novela es previsible, suave me parece su opinión, previsible y mala, muy mala.
Para finalizar recomiendo a la autora de Extraños en el tren nocturno que repase con lupa este
bestseller de laboratorio, quizás tenga fundamentos para una demanda...!

Sinopsis (Ed. Planeta)
El bestseller que arrasa en las listas de más vendidos en EE. UU. y Reino Unido.
¿Estabas en el tren de las 8.04? ¿Viste algo sospechoso?Rachel, sí
Rachel toma siempre el tren de las 8.04 h. Cada mañana lo mismo: el mismo paisaje, las mismas casas… y la misma parada en la señal roja. Son solo unos segundos, pero le permiten observar a una pareja desayunando tranquilamente en su terraza. Siente que los conoce y se inventa unos nombres para ellos: Jess y Jason. Su vida es perfecta, no como la suya. Pero un día ve algo. Sucede muy deprisa, pero es suficiente. ¿Y si Jess y Jason no son tan felices como ella cree? ¿Y si nada es lo que parece?Tú no la conoces. Ella a ti, sí.

La chica del tren (fragmento)

RACHELViernes, 5 de julio de 2013
Mañana
Hay una pila de ropa a un lado de las vías del tren. Una prenda de color azul cielo —una camisa, quizá—, mezclada con otra de color blanco sucio. Seguramente no es más que basura que alguien ha tirado a los arbustos que bordean las vías. Puede que la hayan dejado los ingenieros que trabajan en esta parte del trayecto, suelen venir por aquí. O quizá es otra cosa. Mi madre solía decirme que tenía una imaginación hiperactiva; Tom también me lo decía. No puedo evitarlo, veo estos restos de ropa, una camiseta sucia o un zapato solitario, y sólo puedo pensar en el otro zapato, y en los pies que los llevaban.
El tren se vuelve a poner en marcha con una estridente sacudida, la pequeña pila de ropa desaparece de mi vista y seguimos el trayecto en dirección a Londres con el enérgico paso de un corredor. Alguien en el asiento de atrás exhala un suspiro de impotente irritación; el lento tren de las 8.04 que va de Ashbury a Euston puede poner a prueba la paciencia del viajero más experimentado. El viaje debería durar cincuenta y cuatro minutos, pero rara vez lo hace: esta sección de las vías es antigua y decrépita, y está asediada por problemas de señalización e interminables trabajos de ingeniería.
El tren sigue avanzando poco a poco y pasa por delante de almacenes, torres de agua, puentes y cobertizos. También de modestas casas victorianas con la espalda vuelta a las vías.


EL PESO DE LOS MUERTOS



Reedición de la primera novela de Victor del Árbol que recibió el premio Tiflos hace unos años.
Creo que no acabo de "pillarle" el punto a este escritor......, esta novela en la que acontecimientos vitales se pasan por encima, los personajes son raros y están desdibujados, el nivel de expresión esta en ocasiones a la altura de Corín Tellado y todo va encajando sin saberse muy bien porqué o porque no, me ha decepcionado y tardaré en leer algo más del escritor.
He usado la imagen de portada de la reedición ya que la portada de la edición original era muy poco apropiada usando un cuadro de Hooper, bien conocido por los visitantes de LIBROS, que no tiene ni el más mínimo vínculo con esta historia y parece casi una broma.

Sinopsis (Ed. Alrevés)
Nos gusta creer que podemos enterrar el pasado, pero la memoria reside en nuestro inconsciente, y nuestra historia es a menudo el fruto de nuestra imaginación. Por eso cuando en septiembre de 1975 Lucía recibe una llamada en su casa de Viena desde España, decide que es el momento de regresar a Barcelona y enfrentarse a los fantasmas que la esclavizan. Intuye que su mundo no es tal y como lo ha concebido y ya está cansada de huir y de mentirse, por lo que no puede posponer afrontar su verdadera realidad. Pero, como temía, sus muertos regresan veinte años después en cuanto pisa las calles de Barcelona y retorna otra vez el dolor, la angustia y los temores. Franco agoniza, pero aún deambula lo más duro del régimen, con perso- najes como el moro Ulises y sus cómplices, en una España en decadencia que se debate entre un sistema decrépito y los nuevos aires de cambio. Mientras, en la prisión Modelo, reside desde hace tres décadas Liviano, quizás la única persona capaz de reconstruir la verdadera historia del  general Quiroga y su mujer Amelia al comienzo de la dictadura, la de Nahúm Márquez, la del padre de Lucía y, cómo no, su propia existencia, en un duelo entre el amor y el tormento. El peso de los muertos nos adentra en lo más profundo de la memoria y los miedos de su propio significado. 
El peso de los muertos (fragmento)"Para cuando el moro Ulises asomó al final de la calle Imperio, la Virtudes ya estaba prevenida y esperaba, con el ojo pegado a la mirilla de la puerta. A pesar de estar alerta, la sorprendió de pronto el perfil alargado del inspector al otro lado. Retrocedió justo a tiempo para que la frágil puerta, derribada de una patada, no se le viniese encima. El moro irrumpió en la casa y se vio rodeado por el aroma del ajenjo.
Una quemadura antigua se adivinaba en el escote medio desnudo de la Virtudes, que llevaba puesta una bata desabrochada que le venía demasiado grande. Al principio, el moro casi no reparó en la mujer; miraba por encima de ella el interior de la casa.
—¿Estás sola?
—No sé nada —gimió la mujer. No era la primera vez que la policía venía en su busca desde que habían metido a su marido en la cárcel dos años atrás por espiar a los Quiroga. La cicatriz de las quemaduras en el pecho era testimonio de esas visitas.
El moro Ulises pasó levemente el dedo por encima de la mesa, sin tocar a la mujer.
—Yo sí. Sé que han soltado a tu marido esta mañana. Pero lo he vuelto a detener —dijo, mirándose la yema manchada de polvo pegadizo—. Ahora está en comisaría, sangrando como un cerdo.
—¿Por qué lo han detenido? Seguro que no ha hecho nada. —La mujer sabía que detrás de cada ventana había unos ojos mirando y unos oídos escuchando. Juan tenía un prestigio en el barrio, era un sindicalista de los duros, de los que no se dejaba amedrentar por un policía de la secreta. Y de lo que ella hiciese o dijese dependía que esa fama se mantuviera.
—Siéntate —le ordenó el moro Ulises.
La luz de la calle llegaba con tacañería al interior de la casa. La madrastra de Lucía se sentó en el sofá, frente al aparato de radio apagado, con la concentración pasmada en la botonera dorada del dial. Sus párpados, acostumbrados a la oscuridad, temblaron al ver reflejada en la pared la silueta del moro de pie, a su espalda, mirándola con intensidad. "



miércoles, 20 de diciembre de 2017

EL HOMBRE INVISIBLE DE SALEM


Primera entrega de la serie de novelas protagonizadas por Leo Junker, policía de Asuntos Internos en Estocolmo (Suecia)

Hay un nuevo policía en la ciudad y su pasado le persigue, su presente es tenebroso y su vida está al borde del abismo.
Este es un libro de presentación, el crimen que se investiga es un mero "acompañamiento" y una excusa para profundizar en la vida de Leo Junker, joven policía de Estocolmo que puede dar muchas sorpresas....
Un nuevo autor, un nuevo personaje y una saga que representa la "nouvelle vague" de la negra-nórdica, el tiempo será un buen juez.

Sinopsis (Ed. Alianza Editorial)
"No todos los días se encuentra uno con un escritor con una voz tan personal. El hombre invisible de Salem es uno de esos libros que uno lee con ilusión. ¡Es tan bueno!" (Gefle Dagblad)

Leo Junker es un policía de asuntos internos que no atraviesa sus mejores momentos, lo que intenta superar con absenta y antidepresivos. Cuando aún no ha logrado recuperarse de la ruptura con su pareja tras la trágica muerte de su hijo, se ha visto apartado del servicio al fracasar en una envenenada operación en la que resultó muerto otro policía.
Una noche le desvelan los destellos luminosos de los coches patrulla. Una mujer acaba de ser asesinada de un disparo certero en el albergue para indigentes que hay en el bajo de su casa. Pese a estar suspendido, Junker no puede evitar inspeccionar la escena del crimen en la que observa que la joven muerta aprieta en su mano un objeto que le resulta familiar. Cuando se descubre que dicho objeto tiene sus huellas, lo que le convierte en sospechoso, no le queda más remedio que implicarse en el caso de forma extraoficial. Con la sensación continua de que le andan siguiendo, la investigación se va a convertir para Junker en más complicada y sorprendente de lo que esperaba, ya que va a resucitar viejos fantasmas y viejas heridas aún sin cicatrizar de su pasado.
Christoffer Carlsson, uno de los más destacados escritores actuales de la novela negra escandinava, nos presenta en «El hombre invisible de Salem» una narración tan apasionante como estremecedora y adictiva. A través de la atormentada vida de Leo Junker, y de los fascinantes personajes que la secundan en el pasado y en el presente, Carlsson recrea de forma sin igual el ambiente de penumbras, frío y lacerante, de los suburbios humildes y de los bajos fondos de Estocolmo. Un ambiente de profundas tensiones sociales, muy alejado de la idea común del bienestar sueco.

El hombre invisible de Salem (fragmento)

«Merodeo delante de tu puerta, exactamente igual que hacía antes. Pero no es tu puerta, no, tú no estás detrás. Hace mucho que no estás. Lo sé porque me dedico a seguirte. Aquí solo estoy yo. Y, en realidad, yo tampoco estoy. No me conoces. Nadie me conoce, ya no. Nadie sabe quién soy».
«Suecia debe morir. Eso han escrito en la pared del túnel con gruesas mayúsculas negras, y de una tienda de por allí cerca se oye música, alguien que canta don’t make me bring you back to the start; y fuera del túnel brilla el sol, cálido y blanco, pero dentro hace fresco y reina el silencio».

LA LUZ QUE NO PUEDES VER


Quiero agradecer a las amigas de LIBROS esta recomendación con la que he disfrutado de unos días de lectura interesante.
Me ha gustado de esta novela la fluidez del lenguaje, la ausencia de sentimentalismo barato, la visión de la guerra desde puntos de vista tan opuestos, la construcción sin concesiones de una historia diferente.
Quizás no sea el mejor Pulitzer que he leído pero vale la pena.
Gracias amigas!!!

Sinopsis (Ed. SUMA)
Premio Pulitzer de Ficción 2015
Un corazón puro puede brillar aun en la noche más oscura. Y en el más terrible de los tiempos.
Marie-Laure vive con su padre en París, cerca del Museo de Historia Natural, donde él trabaja como responsable de sus mil cerraduras. Cuando, siendo muy niña, Marie-Laure se queda ciega, su padre le construye una perfecta miniatura de su barrio para que pueda memorizarla gracias al tacto y encontrar el camino a casa. A sus doce años, los nazis ocupan París y padre e hija tienen que huir a la ciudad amurallada de Saint-Malo. Con ellos se llevan la que podría ser la más preciada y peligrosa joya del museo.
En una ciudad minera de Alemania, el joven huérfano Werner crece junto a su hermana pequeña, cautivado por una rudimentaria radio que ambos encuentran. Werner se convierte en un experto en construir y reparar estos aparatos cruciales para los nuevos tiempos, un talento que no pasa desapercibido a las Juventudes Hitlerianas.
Siguiendo al ejército alemán, Werner deberá atravesar el corazón en guerra de Europa. Hasta que en la última noche antes de la liberación de Saint-Malo los caminos de Werner y Marie-Laure por fin se crucen. Y sus vidas cambien para siempre.

** N.º 1 en las listas de best sellers en Estados Unidos
** Finalista del National Book Award
** Entre los mejores diez libros del año para The New York Times

La luz que no puedes ver (fragmento)

CERO

7 DE AGOSTO DE 1944

OCTAVILLAS

Caen del cielo como una lluvia al anochecer, sobrevuelan la muralla, hacen piruetas sobre los tejados, revolotean sobre los barrancos y entre las casas. Calles enteras se mecen al ritmo de los destellos blancos sobre los adoquines. «Mensaje urgente para los habitantes de la ciudad —dicen las octavillas—. Salgan de inmediato a campo abierto».
Sube la marea. En lo alto cuelga una luna pequeña, amarilla, creciente. Hacia el este, sobre los tejados de los hoteles que hay frente al mar y en sus jardines traseros, seis unidades de la artillería pesada norteamericana cargan proyectiles incendiarios en la boca de los morteros.

BOMBARDEROS

Cruzan el Canal a medianoche. Son doce y tienen nombres de canciones: Stardust, Stormy Weather, In the Mood o Pistol-Packin’Mama. El mar se extiende muy por debajo, salpicado por los innumerables galones plateados de las olas. Los pilotos divisan en el horizonte los peñones de las islas iluminadas por la luna.
Francia.
Los intercomunicadores hacen interferencias. Deliberada y casi perezosamente los bombarderos pierden altura. Desde las bases de control antiaéreo se alzan las tenues columnas de luz roja a lo largo de toda la costa. Se vislumbran oscuros barcos en ruinas, acribillados o destruidos, uno con la proa arrancada, otro oscilando mientras arde. En una isla lejana, ovejas aterrorizadas corren zigzagueando entre las rocas.
En el interior de cada uno de los aviones, un soldado apunta a través de la mira y cuenta hasta veinte. Cuatro. Cinco. Seis. Siete. Para los soldados, esa ciudad amurallada situada sobre un promontorio de piedra que se acerca cada vez más parece un grano descomunal, algo oscuro y peligroso, un último absceso que tiene que ser arrancado de raíz.


SANGRE EN EL TÁMESIS


Vigésima entrega de la serie de novelas protagonizadas por William Monk, que comenzó como detective en la Policía Metropolitana de Londres a principios del siglo XIX y ahora es el jefe de la Policía Fluvial de la ciudad y su esposa Hester Latterly enfermera diplomada que ejerció su profesión en la Guerra de Crimea a las ordenes de la formidable Florence Nightingale y en la actualidad dirige un dispensario en el que trata de atender a las capas más desfavorecidas de la sociedad.

Último caso de William Monk, una oscura intriga con la construcción del Canal de Suez de fondo, nada nuevo bajo el sol, corrupción, intrigas y política.
Personajes de sobra conocidos, Monk, Hester Latterly (su amada esposa), Oliver Rathbone (amigo y abogado) y un nuevo personaje, con muchas posibilidades, ese jovencito "adoptado" por la pareja Scuff, intrépido y tierno; sospecho que nos dará muchas sorpresas.
Las novelas de Anne Perry son adecuadas para verano, invierno, primavera y otoño; entretenidas y con información sobre la época que las hace menos banales de lo que parecieran a primera vista.

Sinopsis (Ed. B)
Anne Perry nos lleva a la ajetreada ribera del Támesis, donde una tarde de verano William Monk, comandante de la Policía Fluvial, presencia la horripilante explosión del barco de recreo Princess Mary, que provoca la muerte de los casi doscientos pasajeros que celebraban una fiesta a bordo.
La tragedia no es fruto de un accidente. Monk debería encargarse del caso, pero la investigación se le asigna al comisario de la Policía Metropolitana. Enseguida atrapan a un egipcio, Habib Beshara, que es juzgado y sentenciado a muerte. Sin embargo, casi con la misma rapidez, Monk presenta pruebas de que, Beshara, aun siendo un canalla, estaba en otro lugar en el momento de la explosión. La investigación, para entonces un desbarajuste absoluto, se pone a toda prisa en manos de Monk.
¿Guarda el crimen relación con la inminente apertura del Canal de Suez, que beneficiará enormemente a las navieras británicas? ¿O todos esos inocentes se ahogaron para asegurar el asesinato de uno solo de ellos? ¿Cómo subió a bordo del barco el terrorista y cómo consiguió escapar? ¿Se trata de un anarquista o de un loco?
Con el apoyo de su perspicaz esposa Hester y de su viejo amigo Oliver Rathbone, Monk deberá descubrir las respuestas, pese a que sus preguntas toparán con el rechazo de una formidable variedad de personajes poderosos y privilegiados.

Sangre en el Támesis (fragmento)

1
Monk se echó hacia atrás, apoyándose un momento en el remo, y dirigió la vista a las aguas del Pool de Londres. Había barcos anclados de todos los países del mundo, el viento del crepúsculo balanceaba las luces de fondeo. El sol estaba bajo en el cielo de primeros de verano, teñido de intenso rojo por la parte de poniente.
Detrás de él, al otro remo, Orme también descansaba. Era un hombre taciturno que había trabajado toda su vida en el río.
—Bonita vista, ¿eh, señor? —dijo, arrugando con satisfacción su rostro curtido—. Apuesto a que no hay nada igual en todo el mundo.
Monk sonrió. Tratándose de Orme, aquello era un derroche de emotividad.
—Creo que lleva usted razón —convino Monk.
Volvieron a agacharse sobre sus remos al unísono. Había una embarcación de recreo a unos cien metros de su popa. Los faroles brillaban a lo largo de todas las cubiertas y podían oír la música y las risas, incluso desde aquella distancia. El barco probablemente había estado fuera la mayor parte del día, tal vez llegando hasta Gravesend, ya en el estuario. El tiempo era perfecto para hacerlo.
Unos jóvenes jugaban, peleando en broma; demasiado cerca de la baranda, pensó Monk. La corriente del Támesis era engañosamente rápida y el agua, asquerosa. Había un par de barcas en las cercanías, una de ellas a pocos metros.
Un hombre gritaba y agitaba los brazos, corriendo hacia la baranda como si fuese a tirarse al agua.
De súbito se produjo un tremendo estallido y una inmensa llamarada se alzó en la proa.