miércoles, 2 de agosto de 2017
¡QUE VIENE EL LOBO!
TUYA
Para leer en una tarde¡
" Me puse el pijama y me metí en la cama. Estaba incómoda. Daba vueltas para un lado y el otro. Traté de relajarme. Respiración profunda y esas cosas. Nada. Me levanté y bajé al living. Me senté en el sillón. La lluvia era cada vez más fuerte. Me imaginé el barro que habría en los bosques de Palermo para ese entonces. Me imaginé a Ernesto dando vueltas con el auto para poner en claro sus ideas. Me lo imaginé en la ruta de camino a casa, manejando bajo esa lluvia. Me acordé de las escobillas, de las de mi auto. De esa que no barría y que tendría que haber cambiado hacía meses. La izquierda. Y me dije: "Mejor ocuparme en algo útil mientras espero". Y fui al garaje a cambiar las escobillas. Ernesto siempre tiene repuestos para el auto. Bujías, fusibles, esas cosas. Yo sé bastante de mecánica, pero él no sabe qué sé, porque ocuparse de los autos es una tarea de los hombres, y como decía mi mamá, el día que cambias un cuento, sonaste, porque ya creen que sos plomera diplomada y no agarran un destornillador ni que se esté inundando la casa. Abrí la caja donde Ernesto guardaba los repuestos y la revolví. Las escobillas estaban debajo de todo. En realidad debajo de todo no; cuando saqué las escobillas encontré un sobre que, por supuesto, abrí. Porque yo tengo mucha intuición, y sabía que tenía que abrirlo. ¿Y qué había adentro? Más cartas de Tuya. Con el rouge de Tuya. "¡Qué diálogo de mierda hay que tener para necesitar tanta carta!", pensé. Las leí. Eran una asquerosidad. "Este hombre es un reverendo idiota", pensé, "¿en cuántos lugares de la casa habrá dejado pistas de su romance?". Tiré las escobillas al cuerno y me puse a hacer una revisión a fondo de toda la casa. Yo ya le venía revisando desde hacía un tiempo bolsillos, attaché, cajones del escritorio, la mesita de luz, la guantera. Pero la caja de repuestos del auto supera la imaginación de cualquiera. Agité libros, desarmé bollos de medias, saqué fondos de valijas y bolsos. Sólo encontré una foto carnet de Ernesto, atravesada por los labios de Tuya. Adentro de una cajita de preservativos. La foto tenía una dedicatoria: "Para que los disfrutemos juntos". Fue en ese momento en que me quedó claro por qué Dios puso ese tronco donde lo puso. Guardé la foto y los preservativos con el material que había encontrado en mi primera revisión, unas semanas atrás. Pensé en quemar todo antes de que viniera Ernesto. Dadas las circunstancias, no se podía correr el riesgo de que alguien las encontrara. Pero no sé, las guardé. Una nunca sabe. Yo había armado una especie de escondite en el garaje cuando todavía no había abierto mi cuentita en el banco. Un trabajo verdaderamente prolijo: había aflojado un ladrillo, lo había sacado limpito, lo había partido al medio, y otra vez al lugar de donde lo había sacado. Pero esta vez sólo la mitad del ladrillo. Con los billetitos atrás claro. Los billetitos ahora están en un lugar más seguro. "¡Vaya uno a saber dónde terminan estas porquerías!", pensé mientras doblaba las fotos y las notas para que entraran. "
martes, 1 de agosto de 2017
UN CRIMEN BRETÓN
Tercera entrega de la serie de novelas protagonizadas por Georges Dupin, comisario de policía en la localidad bretona de Concarneau (Francia).
Asesinato frustrado en las salinas de Guérande, el comisario Dupin en peligro y una investigación que descubrirá todos los secretos.
Muy buena🌞🌞
Sinopsis (ed. Grijalbo)
Unas salinas donde ronda la muerte, un oscuro secreto y un comisario de ciudad que ha sido desterrado a una pequeña población de la Bretaña francesa.
Un crimen Bretón es el tercer caso del comisario Dupin, protagonista de la serie de novela policíaca que ya se ha convertido para muchos en la lectura imprescindible de cada verano.
Es bien sabido, dicen los viejos bretones, que el olor intenso de la flor de sal provoca alucinaciones. Y eso es justamente lo que el comisario Georges Dupin cree tener cuando alguien trata de matarlo mientras estaba visitando las salinas de la península de Guérande.
Carece de sentido; nadie, excepto su amiga, la periodista Lilou Breval, sabe que estaría allí. Por hacerle un favor y, sobre todo, para alejarse del aburrido papeleo de la comisaría de Concarneau, Dupin accedió. Tras el tiroteo, sin embargo, la periodista no responde a sus llamadas, y poco después la dan por desaparecida.
Aunque las salinas de Guérande quedan fuera de su jurisdicción, y la comisaria Sylvaine Rose, decidida a defender su terreno, no le deja trabajar a su gusto, Dupin empieza una investigación sembrada de cadáveres, coartadas falsas, rencillas personales, conflictos de intereses... y antiguas leyendas bretonas.
La serie del comisario Georges Dupin se ha convertido en un fenómeno editorial en su país de origen, Alemania, donde ya lleva vendidos más de 2.000.000 de ejemplares gracias a una combinación mágica: un misterio a la manera clásica, un comisario huraño, tenaz y amante de la buena mesa,
#LIBROS
LA INVENCIÓN DE LA SOLEDAD
LA CASA DE LOS SIETE TEJADOS
Considerada una de las obras fundacionales de la literatura norteamericana y a juicio de T.S. Elliot la mejor novela escrita en lengua inglesa¡¡¡¡
Es la tercera novela escrita por Nathaniel Hawthorne, publicada en 1851 y a mi juicio la mejor, sin desmerecer La letra escarlata. Recomendable, muy recomendable¡¡¡
Con el crecimiento del caserío, al cabo de unos treinta o cuarenta años, el lugar ocupado por la cabaña despertó la codicia de un prominente y poderoso personaje que reclamó la propiedad de este terreno y otro adyacente, basándose en la concesión otorgada por los legisladores provinciales.
El coronel Pyncheon—así se llamaba el reclamante— se caracterizaba por una energía férrea, a juzgar por lo que de su recuerdo se conserva.
Matthew Maule, por otra parte, aunque humilde, era terco en la defensa de lo que consideraba su derecho; y, durante varios años, logró conservar el acre o dos de tierra que, con el sudor de su frente, arrancara a la selva virgen, para convertirla en su hogar y huerto.
No se conserva ningún testimonio escrito de este pleito; sólo sabemos de él, por la tradición. Sería, por lo tanto, muy audaz y probablemente injusto, aventurar una opinión acerca de sus méritos. De todas formas, se dudó de los derechos del coronel Pyncheon y hubo quien afirmó que fueron indebidamente exagerados con el propósito de que alcanzaran al pequeño terreno de Matthew Maule.
Refuerza esta sospecha el hecho de que este pleito entre dos litigantes desiguales—entablado en una época en que se daba a la influencia personal mayor importancia que en la actualidad— quedó sin decidir hasta el día en que murió el ocupante del terreno en litigio.
Las características de su muerte afectan al espíritu de nuestro tiempo de forma muy distinta de como lo hicieron hace siglo y medio.
Fue una muerte que cubrió de horror el nombre del humilde habitante de la cabaña y que hizo aparecer casi como un acto religioso el pasar el arado sobre el pequeño terreno en que se asentaba su vivienda y borrar para siempre su lugar y su recuerdo de entre los hombres.
El viejo Matthew Maule, en una palabra, fue ejecutado por el delito de brujería. Fue uno de los mártires que nos demuestran, entre otras cosas, que las clases influyentes y los dirigentes de los pueblos están expuestos a todos los errores característicos de la plebe mas enloquecida.
Clérigos, jueces, estadistas—los hombres más sabios, prudentes, serenos y santos de la época— formaron círculo en torno al patíbulo para aplaudir aquel acto sangriento y para confesar ulteriormente que se habían engañado miserablemente.
Si algún aspecto de su conducta merece menos censura que el resto es la singular falta de discriminación con que persiguieron no solamente a los pobres y a los ancianos, como en anteriores matanzas judiciales, sino a gentes de todos los rangos, a sus iguales, hasta a sus hermanos y a sus esposas. En aquella época de espantoso desorden, nada tiene de particular que un hombre de tan poca importancia como Matthew Maule siguiera la senda del martirio, sin que nadie se fijase en él, entre la multitud de sus compañeros de sufrimiento. Mas, posteriormente, cuando se hubo calmado la locura de aquella época odiosa, se recordó con cuanto empeño el coronel Pyncheon se había unido al coro general que reclamaba que se limpiara el país de brujos y brujas; y hasta se murmuró que había algo de envidia en el celo con que reclamaba la condena de Matthew Maule. "
LA RELIQUIA
Eça de Queiroz nunca me decepciona¡
Topsisu, impaciente, sacaba de las profundidades del pecho su reloj de plata. El lacedemonio gritaba desde la puerta:
-Don Teodorico, es tarde; muy tarde.
Pero mi bien amada ya sacudía el papel cubierto con letras que había trazado, largas, impetuosas y francas como su amor:
"A mi Teodorico, mi portuguesito valiente, en recuerdo de lo mucho que gozamos".
-Gracias, riquita. ¿Y cómo llevo yo esto?
Ya el Alpendrinha, de rodillas, abría desesperadamente el saco. Entonces Maricocas, con una inspiración delicada, agarró una hoja de papel pardo, cogió del suelo un cordel encarnado y sus habilidosas manos de guantera hicieron de la camisita un envoltorio redondo, cómodo y gracioso, que metí bajo el brazo apretándolo con avarienta e inflamada pasión.
Después fue un murmullo arrebatado de sollozos, de besos, de caricias.
-¡Mary, ángel querido!
-¡Teodorico, amor!
-Escríbeme a Jerusalén.
-Acuérdate de tu riquita bonita. "
LAS SIRENAS DE BAGDAD
He leído " Las sirenas de Bagdad" de Yasmina Khadra. En Bagdad todo es confusión, un país devastado donde reina el caos y el protagonista, llevado por su sentido del honor, es presa fácil de los integristas . Sobrecoge el punto de vista de esta novela contada desde el lado iraquí. Una narración estremecedora del trauma que supone una guerra absurda y los cambios que produce... en las personas. Un relato donde no hay buenos ni malos, mas bien, odios, ira y miedo. Me ha gustado.