jueves, 2 de noviembre de 2017

MARTYRIUM


Segunda entrega de la serie de novelas protagonizadas por la Inspectora Negro y el criminólogo San Juan.

Segundo caso de la inspectora coruñesa Valentina Negro y el criminólogo valenciano Javier Sanjuan y son 470 páginas que se me han "pasado volando", agradezco a Noelia Vallina su recomendación y creo que esta inspectora y su criminólogo han sumado una "fiel a su causa".
Dicho esto, creo que los escritores (porque son dos) no deberían "cargar la mano" tanto en el tema sexual, es excesivo y puede llegar a aburrir que casi todos los personajes, buenos y malos, tengan un punto tan excesivamente sexual y, sobre todo, lo estén demostrando a todas horas.
Esta segunda novela es muy entretenida y da una vuelta de tuerca muy interesante al caso de El Artista, tratado en la primera, dejando una puerta abierta a la tercera.....
Me gusta, me gusta esta inspectora gallega y esta novela negra-gallega que puede competir con la negra-nórdica, a poco que se lo proponga¡¡

Sinopsis (Ed. Versátil)
Cuando la magistrada Rebeca de Palacios recibe un extraño correo enviado por un desconocido, todo su mundo se tambalea: su hija Marta, una joven estudiante de Arte Dramático, ha sido secuestrada en Roma, y Rebeca ha de declarar inocente al hombre al que dentro de poco va a juzgar, o Marta morirá. La inspectora de la Policía Nacional Valentina Negro, amiga de la infancia de la magistrada, se ve obligada a ir a la Ciudad Eterna en una misión personal para liberar a Marta. Pero en Roma no solo hay un secuestrador. También hay un asesino apodado «Il Mostro di Roma», que ha conmocionado la ciudad durante los helados carnavales. Mientras Valentina está en Roma, el criminólogo Javier Sanjuán acude también a la ciudad invitado por Alessandro Marforio, el millonario hermano de una de las supuestas víctimas de «Il Mostro» para que le ayude a capturar al asesino de forma extraoficial. Sanjuán y Valentina se verán envueltos en una intriga endiablada en la que confluyen el Vaticano, el mundo de la política y los hombres y mujeres sin escrúpulos.

Martyrium (fragmento)

[capítulo 1]:
Patrick DoyleLondres, Hotel Dorchester. Noviembre de 2011
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El japonés delgado y ceremonioso de nombre Takumi Noara le dio la mano al enorme sudafricano después de recibir un pequeño estuche negro. Lo metió en su maletín de Louis Vuitton y a paso rápido y sin mediar palabra se dirigió a la recepción del lujoso hotel, donde dio varias instrucciones a uno de los hombres uniformados. Luego salió con prisa reprimida por una de las puertas giratorias y alcanzó la acera con rapidez. La lluvia caía con fuerza pero a él no pareció importarle demasiado que se empapase el carísimo traje hecho a medida en Saville Row. Avanzó unos metros, miró a su alrededor procurando que no hubiese nadie cerca y sacó su iPhone. Se puso los cascos para hablar. —Ya está. Todo solucionado. Tengo la mercancía a buen recaudo.
No prestó atención a un hombre que, vestido con un perfecto traje oscuro de rayas, culminado en un sombrero negro, el típico del gentleman inglés, se acercaba a él. Sorprendentemente, a pesar de la lluvia, llevaba el paraguas cerrado. Caminaba con paso lento mirando hacia la acera mojada, con aire distraído, como si fuese presa de un tremendo pesar que le encogía el alma. El hombre continuó caminando, sin ver a Takumi Noara, hasta tropezar con él de una forma inesperada.
Al japonés se le cayó el iPhone a la acera gris. Soltó una imprecación. El hombre se abalanzó sobre el móvil con agilidad para cogerlo y se lo entregó, entre una retahíla de disculpas en varios idiomas. Takumi lo miró con ira contenida, pero al ver que el teléfono estaba intacto, aunque algo mojado, se tranquilizó un poco. Cuando levantó la vista tras comprobar que la pantalla seguía en su sitio sin un rasguño, el hombre había desaparecido.
Fue un rato después cuando empezó a notar un extraño ardor en la pierna derecha. Le dolía la cabeza. Volvió al hotel y pidió paracetamol, un té y un taxi al servicio de habitaciones. La pierna le escocía cada vez más, pero no tenía tiempo para ir al médico. Su avión saldría de Heathrow en menos de dos horas.
Ya en el avión, Takumi sintió que el ardor de la pierna subía por sus venas hasta la cintura primero, y luego hasta su pecho. Se le ocurrió por primera vez levantar la pernera del pantalón y ver qué era lo que le estaba pasando.

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