sábado, 10 de enero de 2015

FÁCIL DE MATAR



Terminada esta novela ¿negra?, ¿policíaca? de Maruja Torres, y mira que me gusta esta periodista, pero.....de su novela sólo puedo decir Fácil de olvidar!!!  No la recomiendo.

A pesar de que el escenario es ideal, Beirut, y la protagonista tiene pinceladas de heroína, no creo que Diana Dial pueda formar parte de ese imaginario perfecto de personajes de novela policíaca que nunca se olvidan; hay algo demasiado falso o demasiado real, no sabría definirlo, en esta novela que tiene aspiraciones de "negra" y se queda en "misterio costumbrista".

Diana Dial es, claramente, alter ego de la autora, un alter ego mejorado que no aporta nada nuevo a la iconografía detectivesca y el resto de personajes necesitarían mucho trabajo adicional para redefinirlos, ya que se esfuman rápidamente sin dejar rastro.
Entre lo bueno, que también lo tiene, se encuentra el conocimiento profundo que Maruja Torres tiene de Beirut, geográfica y espiritualmente, es interesante conocer y reconocer a Líbano y sus problemas, pero no es suficiente para hacer de esta novela, una gran novela, quizás la escritora debería profundizar más en las novelas de Agatha Christie (verdadera maestra del género) y no quedarse solamente en la adaptación de un título que, también, es mejor en el original.

A continuación un fragmento del primer capítulo, que marca el tono de la novela:

"Desde hace siglos los Asmar, una dinastía cristiana de hombres necesarios para el país, se cruzan con las mujeres Ghorayeb, gallinas ociosas procedentes de la misma cepa del maronitismo cerrado, aunque armadas con garras de halcón. Él ha sido el único que ha roto la regla. Sangre nueva para la familia. Ideas nuevas.
Tiene tanto que dar, Tony. A los suyos, a Líbano.
Aún le duele el tobillo izquierdo. Se lo lastimó cuatro días atrás, jugando al tenis con Marwan en el
club. Nada importante, una torcedura. Pocas horas después supo que su propuesta había sido aceptada, que Kamal Ayub, conocido como el Anciano —el más alto exponente del Partido de la Patria, reverenciado por todos— había accedido a recibirle en privado.
El dolor, pues, le recuerda ese momento de exaltación; no empaña su ilusión por el futuro que le aguarda. Un futuro en el que Cora podrá permitirse caprichos que ni siquiera ella es capaz de imaginar.
Hay más. Su familia. En veinticuatro horas, los suyos descubrirán el verdadero rostro del hijo menor.
Y será el rostro de un vencedor, de un líder. Alguien digno de llevar su nombre. El más digno de los tres hermanos.(...)"

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