jueves, 28 de diciembre de 2017

LA FUERZA DEL DESTINO


Quinta entrega de la serie de novelas protagonizadas por Franco Bordelli, comisario de policía en Florencia (Italia), años 60.

Última novela, publicada en castellano, de la serie protagonizada por el comisario Franco Bordelli.
Es, quizás, la más introspectiva de las que he leído, el comisario se compra una casa en el campo y comienza a leer a los clásicos mientras trata de ajustar cuentas con el pasado, pero la fuerza del destino lo empujará sin tregua y.....hasta aquí puedo leer.
Termino esta novela deseando que haya más y ese es el mejor elogio que puedo hacer del escritor y su personaje.
Muy recomendable.

Sinopsis (Ed. Duomo)
UNA HISTORIA DE JUSTICIA Y VENGANZA EN LA QUE LA FRONTERA ENTRE AMBOS TÉRMINOS SE VUELVE INTANGIBLE
Tras el aluvión de noviembre de 1967, Florencia renace lentamente. Bordelli dimite de la policía, a causa de las brutales amenazas recibidas durante su investigación del homicidio de un muchacho, y rehace su vida en el campo, preguntándose a menudo, «si es el destino o la casualidad lo que gobierna el mundo». Pero será el destino lo que le otorgará la ocasión de la revancha. Él, por supuesto, no se echa atrás, aunque haya perdido la fe en la justicia que lo caracteriza. A partir de ahí, su aventura queda marcada por el deseo de nivelar la balanza, guiado por el amor y una honradez primordial que se convierte en obstáculo para toda absolución. Con La fuerza del destino, el lector accede a una de las aventuras más emocionantes del inspector Bordelli, en la que descubre su lado más humano.
«VICHI NOS ENSEÑA LAS PARTES MÁS OSCURAS Y MISTERIOSAS DE UNA CIUDAD SOLEADA Y ACOGEDORA. SU CREACIÓN MÁS FELIZ SIGUE SIENDO EL INSPECTOR BORDELLI, UN ANTIHÉROE DESILUSIONADO Y FÁCILMENTE INOLVIDABLE.» ANDREA CAMILLERI







EL INTÉRPRETE DEL DOLOR


Nueve relatos integran este volumen que toma su título de uno de ellos.
Relatos íntimos que repasan casi todos los sentimientos del ser humano, amor, dolor, celos, decepción....., y un sentimiento profundo presente en todos ellos, añoranza. Cada relato es un retrato del "exilio del alma", de la adaptación, de la asimilación y de la pérdida.
Con prosa exquisita, Lahiri, nos muestra lo que ella ha vivido y lo que viven los expatriados, ese desasosiego que no les permite ser ellos mismos ni en su país, ni en el ajeno, la inseguridad de "no encajar", el dolor de no ser comprendidos, la frustración al volver, las ilusiones rotas o cumplidas y todo lo que nos hace humanos.
Me ha encantado¡¡¡

Sinopsis (Ed. Salamandra)
La entusiasta acogida que el público lector hispanohablante ha deparado a las dos últimas novelas de Jhumpa Lahiri —Tierra desacostumbrada y La hondonada— ha hecho indispensable la reedición de su ópera prima, con la que la escritora indo-norteamericana inició su fulgurante trayectoria literaria. Con apenas treinta y dos años, esta joven estadounidense de ascendencia bengalí obtuvo nada menos que el Premio Pulitzer y se ganó el elogio unánime de la crítica y los lectores con su prosa diáfana y precisa como un bisturí.
Los nueve relatos que componen este libro revelan la maestría de Lahiri para trazar una compleja cartografía emocional, la de una serie de personajes que en su búsqueda de la felicidad traspasan fronteras geográficas, culturales y generacionales. Ambientadas tanto en la India como en Estados Unidos, estas historias despliegan la riqueza y la profundidad de la mirada de Lahiri, capaz de detectar los más sutiles conflictos en las relaciones humanas y plasmarlos con una delicadeza incisiva y conmovedora. Nadie que, por cualquier motivo imaginable, se haya sentido alguna vez en su vida extraño y alienado del mundo podrá evitar darse por aludido en estos relatos.
Así pues, en estas páginas soberbias, Jhumpa Lahiri plasma un complejo tapiz de emociones y desasosiegos, una incursión a la intimidad de las personas que, indefectiblemente, resulta cautivadora por su belleza, su poder de evocación y la perennidad de su discurso.

El intérprete del dolor (fragmento)

Una anomalía temporal
El aviso los informaba de que sería una anomalía temporal: durante cinco días interrumpirían el suministro eléctrico entre las ocho y las nueve de la noche. La última tormenta de nieve había ocasionado desperfectos en el tendido eléctrico, y los operarios iban a repararlo aprovechando que las temperaturas nocturnas ya no eran tan bajas. Los trabajos sólo afectarían a las casas de la tranquila calle arbolada donde Shoba y Shukumar vivían desde hacía tres años, a escasa distancia de una serie de tiendas con fachada de ladrillo visto y una parada de tranvía.

—Al menos nos avisan —concedió Shoba tras leer la notificación en voz alta, pensando más en ella misma que en Shukumar.
Dejó que la correa de su cartera de piel, llena de carpetas, le resbalara por el hombro, la abandonó en el recibidor y entró en la cocina. Llevaba una gabardina de popelín azul marino, un pantalón de chándal gris y unas zapatillas de deporte blancas. A los treinta y tres años, su aspecto coincidía con el de aquellas mujeres a las que un tiempo atrás había dicho que nunca se parecería.
Venía del gimnasio. El pintalabios de color arándano ya sólo se apreciaba en el contorno de los labios, y el lápiz de ojos le había dejado manchas de color carbón bajo las pestañas inferiores. Igual que algunas mañanas, pensó Shukumar, después de una fiesta o de una noche de copas en un bar, cuando antes de ir a dormir le había dado demasiada pereza lavarse la cara o se había mostrado demasiado impaciente por echarse en sus brazos.

EL BÚHO


Segunda entrega de la serie de novelas protagonizadas por los inspectores Mia Krüger y Holger Munch, policías en la Unidad de Operaciones Especiales de Oslo (Noruega).

Segunda novela de la serie protagonizada por los policías noruegos Holger Munch y Mía Kruger y....., muy entretenida aunque reproduce casi paso a paso el esquema argumental de la primera novela de la serie,  Viajo sola.
Abusos en la sociedad del bienestar, crímenes del pasado que siempre vuelve, protagonistas atormentados y con tan mala suerte que parece imposible tenerla peor y un final "cogido" con las pinzas de la casualidad que prepara una nueva "entrega"....
Prescindible, pero apta para una tarde de frio!!

Sinopsis (Ed. SUMA)

Tras el éxito de Viajo sola, llega el esperado segundo libro de los inspectores Mia Krüger y Holger Munch.
Suspense en la mejor tradición del género policíaco escandinavo.
«El búho siempre caza de noche. Nadie está seguro en la oscuridad.»
Una adolescente ha desaparecido del centro para jóvenes problemáticos en el que vivía y poco después es encontrada estrangulada en el bosque sobre un lecho de plumas en el centro de un círculo de velas. La unidad de homicidios de Oslo afronta la misión de averiguar lo sucedido y el veterano investigador Holger Munch se sumerge en el caso junto a la inspectora Mia Krüger, que lucha todavía contra sus tendencias suicidas y su adicción a las píldoras y el alcohol. Pero la investigación de lo que a primera vista es un espeluznante asesinato ritual no parece estar yendo a ninguna parte hasta que la unidad recibe nuevos indicios sobre los elementos encontrados en el lugar del crimen. Las plumas pertenecen a un búho... el pájaro de la muerte.

El Búho (fragmento)


Un viernes durante la primavera de 1972, justo cuando el pastor de la iglesia de Sandefjord iba a cerrar las puertas para irse a casa, recibió una visita muy especial que le hizo tomar la decisión de mantener el despacho abierto un rato más.
Nunca antes había visto a la mujer joven, pero conocía muy bien al hombre que la acompañaba. Se trataba del hijo mayor de la persona más querida de la ciudad, un naviero que no solo era una de los empresarios más ricos del país, sino también uno de los pilares de la iglesia, y cuya donación había hecho posible, entre otras cosas, la rehabilitación del gran retablo de caoba, tallado diez años antes. El retablo, obra del escultor Dagfin Werenskiold, mostraba diecisiete escenas de la vida de Jesucristo y el pastor estaba extremadamente orgulloso de él.
La joven pareja tenía una petición muy especial. Querían casarse, pero necesitaban que el pastor llevase a cabo la ceremonia en la intimidad. La petición en sí no era muy extraña, pero las circunstancias resultaban lo suficientemente llamativas como para que al principio el pastor pensara que debía de tratarse de una broma. Sin embargo, conocía bien al naviero y sabía que el viejo era muy religioso y conservador, y después de un rato comprendió que la pareja hablaba en serio. En los últimos tiempos, el naviero había estado muy enfermo y los rumores decían que no le quedaba mucho. El joven que ahora estaba delante de él iba a recibir una importante herencia en breve, pero su padre había impuesto una condición. No debían entrar personas ajenas a la familia en la ecuación. Bajo ningún concepto la mujer con la que su heredero se casara podía tener hijos de matrimonios anteriores. Y ahí residía el problema. Lamentablemente, la mujer de la que el hijo del naviero estaba perdidamente enamorado sí tenía hijos de una relación anterior: una niña de dos años y un niño de cuatro. Los niños tenían que desaparecer y el pastor debía casar a la pareja, para que la mujer cumpliera con las condiciones exigidas por el conservador naviero. ¿Era posible?

TRES DÍAS Y UNA VIDA


Vuelvo a Lemaitre como un adicto vuelve a su adicción, a pesar de la decepción que supuso el abandono de un personaje tan exquisito como Verhoeven, no he podido resistirme a leer su última novela.
Y el título lo dice todo, en tres días se determina una vida, en tres días se condiciona el futuro, en tres días se vive por adelantado todo lo que se ha de vivir después.
Más que una novela de suspense..., como las anteriores del autor, es un thriller psicológico que la maestría de Lemaitre transforma en un recorrido angustioso por los sentimientos de un adolescente cuya vida quedará marcada por un accidente mal resuelto. Esta es la coartada de Lemaitre para describir, con su afilada pluma, el ambiente opresivo de un pueblo que está situado en Francia pero podría estar en cualquier lugar del planeta. La peripecia vital de Antoine Courtin ocupa, apenas, 200 páginas pero su profundidad va mucho más allá del papel y nos enfrenta a nuestros fantasmas más ocultos.
Recomendable.

Sinopsis (Ed. Salamandra)
En la historia de la literatura abundan los ejemplos de personajes cuyas vidas se ven irremediablemente afectadas por un breve instante de su pasado. En esta nueva novela que sucede a Nos vemos allá arriba —Premio Goncourt y notable éxito de ventas en castellano—, Pierre Lemaitre retrata con mano maestra la trayectoria vital de un adolescente que, en un fugaz e impremeditado arranque de ira, se ve envuelto en un crimen y debe cargar con el horror y la culpa por el resto de sus días. El relato, dividido en tres momentos espaciados en el tiempo —1999, 2011 y 2015—, es una invitación a acompañar el fascinante proceso de formación de la psique de Antoine Courtin, durante el cual se vislumbra el lacerante destino de una persona que, paradójicamente, ha sido víctima de su propia culpabilidad.
Todo comienza en Beauval, un pequeño pueblo enclavado en una región cubierta de bosques, donde la apacibilidad y belleza del lugar son el contrapunto perfecto a la sucesión de acontecimientos que conforman la trama. Al complejo microcosmos de sus habitantes, no exentos de hipocresía y cinismo, se añaden los ambiguos gestos, los comentarios maliciosos, la maldad y la insidia parapetadas detrás de las buenas intenciones, elementos todos ellos determinantes en la gestación y desenlace de la apasionante historia de Antoine.
Conjugación perfecta entre el Lemaitre literario y el Lemaitre policíaco, Tres días y una vida combina una historia de suspense, donde la tensión no decae en ningún momento, con la riqueza de una prosa que nos sumerge en un mundo de emociones soterradas y nos invita a reflexionar sobre la cara más sombría de la condición humana. En cualquier caso, al final del libro quizá no nos sintamos más sabios, pero sí más conscientes de la dificultad de llevar una vida honesta, gratificante y en paz con uno mismo.

Tres días y una vida (fragmento)

1999

1A finales de diciembre de 1999, una sorprendente serie de sucesos trágicos sacudió Beauval, el más importante de todos, la desaparición del niño Rémi Desmedt. En esa región cubierta de bosques y habituada a un ritmo lento, la súbita desaparición del pequeño causó estupor e incluso fue considerada por muchos de los habitantes como un presagio de futuras catástrofes.
Para Antoine, que estuvo en el centro del drama, todo empezó con la muerte del perro. Ulises. No entremos en los motivos que indujeron al señor Desmedt, su dueño, a darle a aquel mestizo blanco y pardo, patilargo y delgado como un palillo, el nombre de un héroe griego; será un misterio más en esta historia.
Los Desmedt eran vecinos de Antoine, que tenía entonces doce años y le había tomado mucho cariño a ese perro, sobre todo porque su madre se había negado siempre a tener animales en casa; ni perros ni gatos ni hámsteres ni nada, lo ponían todo perdido.
Ulises acudía enseguida a la verja cuando Antoine lo llamaba, a menudo seguía a la pandilla de amigos al estanque o a los bosques de los alrededores y, cuando Antoine iba solo, siempre se lo llevaba con él. Se sorprendía hablándole como a un compañero. El perro inclinaba la cabeza, serio y atento, y salía disparado de pronto, dando por concluida la hora de las confidencias.

AVENIDA DE LOS MISTERIOS


Volver a John Irving es, siempre, volver a casa. Volver a la prosa perfecta y a la ironía, a la ternura y al amor, a la infancia y todas las cosas que marcaron nuestra vida para siempre.
Indiferente es el escenario, hemos vivido con Irving en New England, Ámsterdam, Suecia, Iowa, San Francisco....y ahora nos vamos a Oaxaca y Manila pero el espíritu sigue intacto.
Avenida de los Misterios es una oda de, casi, 700 páginas al poder milagroso de la lectura y de la palabra; es también un "cariñoso" alegato anticlerical y una poderosa reivindicación de la infancia como única patria del niño.
A través de viaje real e imaginario de Juan Diego Guerrero, escritor enclenque, cojo y sentimental, vivimos ese recorrido por la imaginaria Avenida de los Misterios que proporciona un milagro en cada "estación", el milagro de vivir, leer, recordar y soñar.
Muchos críticos la califican de "farragosa" e irregular, yo solo puedo decir que me ha cautivado, aunque en mi caso era previsible ya que soy una rendida admiradora de Irving.
La recomiendo!!!

Sinopsis (Ed. Tusquets)
Un Irving inolvidable. Una novela repleta de ternura y humor sobre la infancia, el destino y la memoria.
Juan Diego, un maduro y exitoso escritor de origen mexicano que reside en Iowa, acepta una invitación a viajar a Filipinas para hablar de sus novelas. En el curso del viaje, lleno de peripecias y mujeres insinuantes, sus sueños y recuerdos, no se sabe si por efecto (o falta) de la medicación que debe tomar, le retrotraen a su infancia: Juan Diego fue uno de los llamados «niños de la basura», crecido en un inmenso vertedero de Oaxaca. Si él leía con pasión los libros que rescataba entre la inmundicia, a su vez su hermanastra Lupe, una niña muy peculiar, era capaz de leer —peligrosamente— la mente de quienes la rodeaban y entrever su futuro. Hijos de una prostituta, ambos sobrevivieron gracias a la protección de uno de los capos del vertedero, hasta que, cuando Juan Diego tenía ya catorce años, sufrió un accidente que cambió su destino para siempre.

Avenida de los Misterios (fragmento)

1
Niños PerdidosDe vez en cuando, Juan Diego recalcaba: «Soy mexicano; nací en México, me crié allí». Desde hacía algún tiempo tenía por costumbre decir: «Soy estadounidense; he vivido cuarenta años en Estados Unidos». O, intentando quitar hierro a la cuestión de la nacionalidad, Juan Diego se complacía en decir: «Soy del Medio Oeste; de hecho, soy de Iowa».
Nunca decía que era mexicano-estadounidense. No era sólo porque la etiqueta le desagradase, aunque la veía como tal y realmente le desagradaba. Lo que Juan Diego creía era que la gente siempre andaba buscando elementos comunes en la experiencia mexicano-estadounidense, y él no encontraba que hubiese una base común entre su propia experiencia y la de los demás; para ser más sinceros, no la buscaba.
Lo que Juan Diego decía era que él tenía dos vidas, dos vidas desligadas y claramente diferenciadas. La experiencia mexicana —su niñez e incipiente adolescencia— era su primera vida. Al abandonar México —nunca había vuelto— inició una segunda vida: la experiencia en Estados Unidos o en el Medio Oeste. (¿O acaso estaba diciendo también que, en términos relativos, lo que su segunda vida le había deparado no era gran cosa?)
Lo que Juan Diego siempre sostenía era que, en su cabeza —en su memoria, desde luego, pero también en sus sueños—, vivía y revivía sus dos vidas en «caminos paralelos».
Una querida amiga de Juan Diego —también era su médico— se tomaba a risa eso de los supuestos caminos paralelos. Le aseguraba que era, en todo momento, un niño de México o un adulto de Iowa. Aunque a Juan Diego le gustaba la controversia, en eso daba la razón a su amiga.


CRÍMENES DUPLICADOS


Segunda entrega de la serie de novelas protagonizadas por Sebastian Bergman, psicólogo criminalista que asesora al grupo de policías dirigidos por Torkel Höglund; en Estocolmo (Suecia)

Una ola de calor envuelve Estocolmo y una ola de crímenes asola sus calles....son crímenes rituales y su "ideólogo" está en la cárcel, ¿Quién es el imitador?
Sobre esta pregunta bascula la trama desde el principio y antes de llegar a media novela, el fin es previsible, muy previsible; por tanto el mayor interés de la novela se centra en el análisis de los personajes principales que siguen en conflicto por su pasado común.
Torkel y Úrsula, Billy y Vanja, Sebastian y Torkel, Vanja y Sebastian, cada "pareja" con cuentas pendientes, cada individuo con su pasado, muchos conflictos sin resolver que dificultarán en grado sumo la resolución del caso.
No es una gran novela, pero entretiene.
Sinopsis (Ed. Planeta)
Un nuevo caso para Sebastian Bergman, el psicólogo criminal más brillante, atractivo e insufrible del género negro.
Mientras una ola de calor azota Estocolmo, una serie de mujeres son halladas brutalmente asesinadas, y la brigada de investigación criminal se encuentra en un callejón sin salida. Los cuerpos llevan la firma de Edward Hinde, un asesino en serie encarcelado hace quince años gracias al psicólogo Sebastian Bergman. Sebastian, por su parte, necesita poner orden en su caótica vida y actuar de una vez por todas ante la revelación con la que acababa Secretos imperfectos. Gracias a sus artimañas habituales, consigue
hacerse un hueco en la investigación y pronto descubre que todos los asesinatos están relacionados con él y que nadie a su alrededor está a salvo. Ni él mismo.

Crímenes duplicados (fragmento)

Cuando el taxi giró por Tolléns Väg, poco antes de las siete y media de la tarde, Richard Granlund no creía que la jornada pudiera empeorar mucho más. Había pasado cuatro días en Múnich y sus alrededores en viaje de negocios, con clientes alemanes que en pleno mes de julio trabajaban más o menos como siempre. Reuniones de la mañana a la noche. Fábricas, salas de conferencias y una sucesión interminable de tazas de café. Estaba cansado pero satisfecho. Las cintas transportadoras e industriales no eran quizá lo más seductor del mundo; su trabajo casi nunca despertaba curiosidad, ni solía ser tema de conversación en las sobremesas y en los encuentros informales, pero se vendían bien. Las cintas. Se vendían muy bien.
La salida de Múnich estaba prevista a las nueve y cinco. Tenía pensado llegar a Estocolmo a las once y veinte. Iría un momento a la oficina para organizar un par de cosas y estaría en casa sobre la una. Comería tarde con Katharina y pasaría el resto del día con ella, en el jardín. Ése era su plan.
Hasta que se enteró de que el vuelo de las nueve y cinco se había cancelado. Se puso a la cola del mostrador de Lufthansa y consiguió una plaza para el vuelo de la una y cinco. Cuatro horas en el aeropuerto Franz Josef Strauss. Para morirse de risa. Con un suspiro de resignación, sacó el teléfono y le envió un SMS a Katharina. Que no lo esperara para comer. Con suerte, aún podrían pasar unas horas juntos en el jardín. Le preguntó cómo estaba el tiempo y si le apetecía tomar una copa en la terraza por la noche. Se ofreció para comprar alguna bebida en el aeropuerto, ya que no tenía nada más que hacer.
Katharina le contestó enseguida. Una pena lo del retraso. Lo echaba de menos. En Estocolmo hacía un tiempo ideal, así que la copa en la terraza era una idea fantástica. Que comprara algo, sí, pero que fuera una sorpresa. Besos.

LAS CHICAS DE CAMPO


Es la primera novela que leo de Edna O'Brien y, sin duda, no será la ultima; me ha conquistado la prosa sencilla y hermosa de la autora que despliega toda su magia para relatar una historia compleja. La historia de una época y del paso por la niñez y la adolescencia de una niña (quizás la propia autora) en la opresiva Irlanda que le tocó vivir.
Haciendo abstracción de la época y el lugar en el que transcurre la novela creo que cualquier mujer puede reconocerse en esa maraña de sentimientos, esperanzas, seguridades e inseguridades que nos "llevan de la mano" a una edad adulta que deseamos y tememos a partes iguales.
Me ha encantado!!!

Sinopsis (Ed. errata naturae)
Irlanda, años 50. Lejos de la capital, Dublín, y en medio de un verde paisaje, bellísimo pero exigente, la joven y aplicada Caithleen ha crecido llena de encanto gracias a la sabiduría y humildad de su madre; una madre obligada, por las duras condiciones del campo, a ser fuerte en cada momento, a sobreponerse a toda desgracia. Pero algo va a suceder que transformará la vida de Caithleen. Y en esa nueva vida, la de la única hija de una familia venida a menos, estará acompañada por su amiga de la infancia Baba, por la sofisticada madre de ésta, por el peculiar Hickey… y por una docena de personajes soberbiamente retratados que hoy día nos siguen pareciendo muy vivos; y entrañables, como en toda vida que merezca la pena rememorar.
Caithleen recuerda para nosotros su pasado: unas veces lleno de risas; otras, superando las lágrimas. Recuerda los ritos de paso que la llevaron hasta la madurez: los días de internado, el descubrimiento del amor, la necesidad de aventuras e independencia y, al fin, la gran ciudad, con sus brillantes promesas de futuro.
Estamos, sin duda, ante una extraordinaria novela, iluminada tanto por el humor como por una dulce melancolía; un relato repleto, además, de esa poderosa fuerza que tan sólo concede la juventud. Únicamente El hombre tranquilo, de John Ford, ofrece paisajes y momentos como esta obra cumbre de la literatura irlandesa del siglo XX.
«Edna O’Brien es la escritora de lengua inglesa con más talento de nuestros días».

Las chicas de campo (fragmento)

1

Desperté sobresaltada y me incorporé de inmediato. Únicamente me despierto de esa forma cuando algo me angustia; aun así, en un primer momento no entendía por qué tenía el corazón tan acelerado. Entonces recordé. La razón de siempre: él no había vuelto a casa todavía.
Me demoré un momento en el borde de la cama antes de levantarme, alisando con una mano la colcha de satén verde. A mamá y a mí se nos había olvidado doblarla antes de acostarnos. Me deslicé despacio hasta tocar el suelo y sentí el contacto del linóleo frío en las plantas de los pies. Encogí los dedos de forma instintiva. Tenía unas zapatillas, pero mamá me obligaba a reservarlas para cuando iba a casa de mis tías y primos; y teníamos alfombras, pero las guardábamos bien enrolladas en los cajones hasta que llegaban las visitas de Dublín, en verano.
Me puse los calcetines.
Ni siquiera el olor del beicon frito que subía de la cocina conseguía animarme.
Fui a subir la persiana. Tiré con tanta fuerza que la cuerda se enredó. Menos mal que mamá ya estaba abajo, porque siempre andaba sermoneándome acerca de cómo subir las persianas, despacio y con cuidado.
Aún no había salido el sol, y el césped estaba moteado de margaritas dormidas. El rocío lo cubría todo. Una bruma leve y vacilante velaba la hierba bajo mi ventana, el seto, la herrumbrosa alambrada de más allá, el vasto campo. La neblina impregnaba las hojas y los troncos, y los árboles parecían irreales, como salidos de un sueño. Alrededor de los nomeolvides que brotaban a los lados del seto se advertía un halo de humedad. Una humedad que relucía igual que la plata. Reinaba una calma perfecta. De la montaña azulada, a lo lejos, subía una columna de vapor. El día se presentaba caluroso.