jueves, 21 de diciembre de 2017

KAFKA Y LA MUÑECA VIAJERA


En el parque Sieglitz se encuentran el principio y el final de la vida, se encuentran el pasado y el futuro, la vida y la muerte; intercambian cartas y sentimientos, intercambian amor.
Me ha encantado este cuentito que se lee en un suspiro y se disfruta mucho!!!

Sinopsis (Ed. Siruela)
Un año antes de su muerte, Franz Kafka vivió una experiencia muy insólita. Paseando por el parque Steglitz, en Berlín, encontró a una niña llorando desconsolada: había perdido su muñeca. Para calmar a la pequeña, el autor de La metamorfosis se inventó una peculiar historia: la muñeca no se hbaía perdido, se había ido de viaje, y él, convertido en cartero de muñecas, tanía una carta que le llevaría al día siguiente al parque.

Kafka y la muñeca viajera (fragmento)
"Franz Kafka examinó de nuevo su reloj, y el de la torre. Ningún error. Pasaban diez minutos de la hora habitual a la que Elsi aparecía corriendo por el extremo del parque, a su izquierda. Diez minutos, la mayor de las tardanzas. ¿Significaba eso que su interés había muerto de repente? ¿Y si se encontraba enferma? ¿Qué haría Brígida en tal caso, seguir escribiendo día tras día para cuando se recuperase?
Dos semanas, catorce cartas, y aquellos diez minutos bastaban para enfrentarlo a una certeza desconocida hasta ese momento.
¿Hasta cuándo sería el cartero de muñecas?
¿Hasta cuándo escribiría la muy viajera Brígida?
Once minutos, doce.
Franz Kafka bajó la cabeza. Se sintió más triste y desilusionado que Elsi la mañana de la irreparable pérdida. Recordó paso a paso la escena de la que había formado parte veinticuatro horas antes sin hallar en ella nada que indujera a sospechar del cansancio de la niña. Había disfrutado mucho sabiendo cómo Brígida navegó por el Nilo y se internó valiente y audazmente por los pasillos secretos de las pirámides. Tanto como él escribiéndolo. De hecho le entraron unos deseos enormes de visitar Egipto.
Quince minutos.
Se resignó a lo inevitable. Si se trataba de un resfriado, la pobrecilla lo estaría pasando tan mal como él, sin posibilidad de avisarlo. Si por el contrario era el cansancio, el fin de su interés… Por lo menos habría cumplido con su tarea, impidiendo que una enorme herida presidiera la existencia de Elsi a causa de la pérdida de Brígida. Bastante había hecho con serle fiel dos semanas enteras.
—Podrás volver a escribir algo de provecho —se dijo.
¿Acaso no era de provecho la correspondencia de Brígida?
Tal vez tuviera más valor que cualquiera de aquellos relatos que nunca publicaría, y que estaban condenados al fuego y al olvido cuando Max Brod cumpliera con su voluntad tras su muerte.
Se sentía triste.
Decepcionado.
Veinte minutos.
¿Por qué seguía esperando? Nada menos que él, Franz Kafka, un adulto, esperando a una niña de poquísimos años…
Iba a levantarse.
Entonces la vio, como siempre, corriendo desde el extremo del parque, más veloz y congestionada que otras veces. Corriendo como aquello fuese lo más importante de su corta vida.
Ningún olvido.
Allí estaba Elsi.
Franz Kafka sonrió aliviado. "

UNA REVELACIÓN BRUTAL


Quinta entrega (primera publicada en castellano) de la serie de novelas protagonizadas por Armand Gamache, jefe del Departamento de Homicidios de la Sûreté du Quebec.

Imaginad una St Mary Mead moderna, con bistrot, boulangerie, galería de arte, librería de viejo y......, muchos, muchos secretos, envidias, rencores, cotilleos y forasteros que vienen a romper la "paz" del lugar. Imaginad que está situada en Canadá y que un robusto policía de Montreal investiga todo lo que allí ocurre....
Pues así es Una revelación brutal, una novela con todos los ingredientes de la intriga rural en el pueblo canadiense Three Pines, en el que los corazones ocultan lo que no se puede mostrar si se quiere ser un buen vecino.
Me ha encantado esta novela de Louise Penny, la primera que leo de la autora, aunque no la primera de esta serie protagonizada por Armand Gamache, jefe del Departamento de Homicidios de la Sûreté du Québec; es la primera pero no será la última.
Recomendable, muy recomendable¡¡¡¡

Sinopsis (Ed. Salamandra)
Una noche fría y oscura, dos hombres conversan frente al hogar de una cabaña oculta entre la espesura de un bosque de Quebec. Uno de ellos relata una aciaga historia, de dimensiones casi míticas, que culmina en el caos y la violencia. Al día siguiente, la aparición del cadáver de uno de los contertulios conmociona a los residentes de la apacible localidad de Three Pines, cerca de la frontera con Vermont. Desde Montreal acude el afamado inspector Armand Gamache, jefe del Departamento de Homicidios de la Sûreté du Québec, y su equipo de colaboradores, que se encuentran con un cuerpo manchado de sangre que nadie parece reconocer, lo último que uno esperaría en un pueblo que se diría salido de una fábula infantil.
Sin embargo, incluso en las comunidades de apariencia más bucólica, la calidez de sus habitantes, la solidaridad entre vecinos y el ambiente acogedor de sus moradas pueden esconder secretos inconfesables y episodios tenebrosos. Así pues, desvelar el reverso de la idílica postal supondrá para Gamache uno de los desafíos más apasionantes de su carrera.
La prosa envolvente y sensual de Louise Penny sumerge al lector en un fascinante viaje virtual a la pequeña comunidad de Three Pines, en los hermosos parajes quebequenses. Pero el prodigioso talento de Penny para subyugarnos con los mínimos detalles del entorno y los rasgos más sutiles de los personajes no hace más que subrayar la otra cara de la moneda: la sempiterna ignominia que permanece agazapada en el fondo del ser humano, lista para dar el zarpazo en cualquier instante.

Una revelación brutal (fragmento)

UNO—¿Todos? ¿Los niños también?
—Los restallidos del fuego que crepitaba en el hogar acallaron su exclamación entrecortada—. ¿Masacrados?
—Peor.
Entonces se hizo el silencio. Y en aquella pausa cobraron vida todas las cosas que podían ser peores que una masacre.
—¿Y están cerca?
Un escalofrío le recorrió la espalda al imaginar que algún ser horrendo reptaba por el bosque. Que se acercaba a ellos. Miró alrededor, casi convencido de que descubriría unos ojos rojos al acecho tras las oscuras ventanas. O por los rincones, o debajo de la cama.
—Por todas partes. ¿No has visto la luz que brilla en el cielo por la noche?
—Creía que era la aurora boreal.
Los tonos fluctuantes de rosa, verde y blanco que flotaban ante las estrellas parecían un ser vivo, creciente, lleno de resplandor. Y cada vez más cercano.
Olivier Brulé bajó la vista, incapaz de seguir sosteniendo la mirada, lunática y atormentada, del hombre que tenía enfrente. Llevaba mucho tiempo oyendo aquella historia y diciéndose que no era real. Era sólo un mito, una leyenda que se contaba y se repetía e iba adornándose cada vez más. Junto al fuego de un hogar como aquél.
Sólo era un cuento. No hacía daño a nadie.

EL AGENTE CAÍDO


Segunda entrega de la serie de novelas protagonizadas por Leo Junker, policía de Asuntos Internos en Estocolmo (Suecia).

Ayudada por el insomnio que precede al primer madrugón postvacacional, me he merendado esta novela de Christoffer Carlsson narrada en primera persona por nuestro reciente conocido Leo Junker.
Está bien escrita y tiene vocación de negra-nórdica de calidad, pero......, es muy difícil innovar bajo el sol escandinavo y Junker tiene trazos de esos protagonistas que tanto nos gustan o han gustado:
Es hijo de Wallander, primo de Hole, yerno de Arnaldur Svenson y vecino del Departamento Q....., el riesgo de un protagonista "hecho de recortes" es que se te escape de las manos y a los lectores se nos escape de la mente.....! 
En fin.....seguiremos vigilando!!!

Sinopsis (Ed. Alianza Editorial)
En un oscuro callejón de Estocolmo aparece muerto el cuerpo de Thomas Heber, un profesor universitario. Le asignan el caso a Leo Junker y a su antiguo rival, Gabriel Birck. Leo, que sigue sin atravesar uno de sus mejores momentos, acaba de volver a la unidad de homicidios tras una larga ausencia. Aún abusa de los fármacos para luchar contra sus viejos demonios del pasado, pero trata de aparentar total normalidad para acometer su trabajo.
Junker y Birck apenas tienen pistas para investigar, sólo unas notas misteriosas del difunto que indican que hay más personas en peligro, pero ¿quiénes? ¿Qué delicada información poseía Heber? Cuando sus investigaciones apuntan a grupos marginales de extrema violencia, súbitamente son apartados del caso para dárselo a otra unidad. Leo se da cuenta de que no están ni ante un delito común ni ante un crimen aislado.

"El agente caído" es una novela de amistades y traiciones, fidelidades y doble lealtades. Christoffer Carlsson, uno de los más destacados escritores actuales de la novela negra escandinava, como ya hizo en El hombre invisible de Salem, a través de la atormentada vida de Leo Junker nos introduce en una Suecia alejada de la imagen acuñada de estado de bienestar que todos tenemos. Nos sumerge en los fríos y sombríos bajos fondos de Estocolmo, esos de los que nunca se habla, un sórdido ambiente en el que prima la violencia y la obediencia ciega es la ley.

El agente caído (fragmento)

Capitulo 1
La puerta es pesada, está fría y en la ranura del buzón se lee «THYRELL».
Dirijo un índice tembloroso hacia el timbre antes de decidir que mejor llamo con la mano. Los niños tienen algo de impredecible que me pone nervioso. Estoy mareado, pero el Sobril empieza a surtir efecto y poco a poco me envuelve una tenue neblina. Me siguen fallando las piernas, pero el sudor frío se ha secado y me siento la piel áspera. No acabo de pegar los nudillos a la madera cuando se oye movimiento en el interior, como si me estuvieran esperando. Giran el picaporte con un clic y la puerta se abre; despacio.
Es un niño escuálido, ojeroso y tan pálido que, de entrada, me parece que tiene la piel transparente.
—Estoy enfermo —dice.
—Vale, no pasa nada.
—Neumonía —aclara el niño muy despacio, como si la palabra le exigiera un gran esfuerzo.
—¿Cómo te llamas?
—John. ¿Y tú?
—John es un buen nombre. Yo me llamo Leo, soy policía. ¿Están en casa tu madre o tu padre?
—Mi padre está de viaje.
Detrás de él, en algún sitio, se abre una puerta, por la que asoma una mujer de mi edad con cara somnolienta. Lleva un camisón con un estampado de Bob Dylan descolorido.
—John, ¿has abierto la puerta? —pregunta al tiempo que le pone las manos en los hombros—. ¿Qué ocurre?
—Es que… —Dudo un instante—. Soy policía. Se ha producido un incidente abajo, en el patio, y puede ser que John lo haya visto. Me gustaría hablar con él.
—¿Me puedes enseñar la acreditación?

ANTOLOGÍA POÉTICA


Preparándome para lo que se avecina...leo poemas!!!
Los poemas de Ángel González, ovetense de 1925, que publicó su primer libro Áspero Mundo en 1956, hijo de la Guerra Civil, sus poemas son la voz de la experiencia trufada de sentimiento, íntimos y sociales tratan el amor y el paso del tiempo, sin acritud, con ironía y un toque de melancolía auténticamente especial.
Integrante de la Generación del 50 (esos hijos de la Guerra que marcó su obra), su poesía ha sido reconocida nacional e internacionalmente, y premiada en numerosas ocasiones:

Sinopsis (Ed. Alianza Editorial)
Esta ANTOLOGÍA POÉTICA ­preparada por el propio autor y prologada por Luis Izquierdo­ recoge la parte más significativa de la obra de ÁNGELGONZÁLEZ, una de las voces más originales de la poesía española moderna. La presente edición, actualizada y ampliada, reúne poemas de la entera trayectoria del autor, incluyendo piezas de sus libros más recientes:
«Prosemas o menos» (1985), «Deixis en fantasma» (1992) y «Otoños y otras luces» (2001). Otrasantologías poéticas en esta colección: José Hierro (L 5055), José Ángel Valente (L 5046), Jaime Gil de Biedma (L 5037), Blas de Otero (L 5062), Pablo Neruda (L 5314 y L 5315), J. L. Borges (BA 0008), Luis Cernuda (L 5039), Vicente Aleixandre (L 5060), Rafael Alberti (BA 0051), Pedro Salinas (L 5023), César Vallejo (L 5319), Miguel Hernández (L 5030 y L 5043), Juan Ramón Jiménez (L 5051), Antonio Machado (L 5019), Rubén Darío (L 5310).

Antología Poética (un poema)

EL OTOÑO SE ACERCA (Ángel González)
El otoño se acerca con muy poco ruido:
apagadas cigarras, unos grillos apenas,
defienden el reducto
...
de un verano obstinado en perpetuarse,
cuya suntuosa cola aún brilla hacia el oeste.
Se diría que aquí no pasa nada,
pero un silencio súbito ilumina el prodigio:
ha pasado
un ángel
que se llamaba luz, o fuego, o vida.
Y lo perdimos para siempre.

LAS CORRECCIONES


Hace mucho tiempo que tenía pendiente esta novela, y no hay momento mejor que unas largas vacaciones para "hincarle el diente" a las más de 600 páginas de esta maravilla literaria escrita por Franzen, publicada en 2001 y premiada con el National Book Award.
Es verdad que en una novela tan larga hay altibajos, pero en general los personajes están tan bien construidos que algunos de ellos se hacen... "odiosos" inmediatamente. El dominio del lenguaje y las emociones es una característica de Franzen y, a veces, se le va la mano, se pierde en sus pensamientos y la tensión narrativa decae; en esos momentos mi "truco" es centrarme en la construcción literaria, disfrutar del lenguaje y continuar hasta que un acontecimiento inesperado me devuelve a la trama con más fuerza que nunca.
¿Es Las correcciones, la gran novela americana? pues me costaría responder contundentemente porque hay grandes novelas norteamericanas en el siglo pasado y en el actual, pero si hiciese un ranking, Las Correcciones estaría, sin duda, incluida.
Los Lambert viven en las páginas de esta novela, como en su casa, hablan, piensan, sufren, lloran, no duermen, pierden y ganan; como cualquier familia diréis, pues sí; salvando las distancias culturales, como cualquier familia. Hay padres e hijos, madres e hijas, suegras y nueras, navidades, discusiones, secretos, comidas y cenas, amor y desamor, salud y enfermedad, rencores, traiciones, viajes, traumas infantiles y......muchas correcciones, propias y ajenas.
Lo recomiendo, sin duda, para leer con calma, para disfrutar de un gran escritor que no pertenece a la cultura del consumo inmediato, para LEER.

Sinopsis (Ed. Salamandra)
Tercera novela de Jonathan Franzen, Las correcciones —editada por primera vez en castellano en 2002— marcó un punto de inflexión en la trayectoria de su autor y lo consagró como uno de los más destacados escritores norteamericanos contemporáneos y uno de los más finos intérpretes de la compleja realidad de nuestra época. Con esta historia inmisericorde de una típica familia norteamericana, Franzen obtuvo el National Book Award y el Premio James Tait Black Memorial, fue finalista de los premios Pulitzer y Pen/Faulkner, vendió cuatro millones de ejemplares y su éxito alcanzó una dimensión internacional.
De este meticuloso retrato de los Lambert emergen de forma brillante y profundamente humana las angustias y contradicciones de toda una sociedad, la norteamericana, y de una época, la última década del siglo XX. Alfred Lambert es un ingeniero de ferrocarril jubilado cuya percepción de la realidad empieza a resquebrajarse a causa de la enfermedad de Parkinson. Su esposa Enid, tras cincuenta años de matrimonio, sigue obsesionada con mantener el orden en su enorme casa de un próspero barrio residencial. Los tres hijos se establecieron en la costa Este años atrás, lejos del hogar familiar. El mayor, Gary, es un alto ejecutivo bancario, un modélico padre de familia acosado por el fantasma de la depresión. Chip, el segundo, tras su fracaso en el mundo académico, se ha enfrascado en un nuevo proyecto de dudosa legalidad. Y Denise, la menor, extremadamente competitiva, triunfa como chef de un restaurante de moda, pero sufre los reveses de una vida sentimental inestable. En el país, la realidad económica corrige las expectativas sobrevaloradas del mercado bursátil, mientras los medicamentos más avanzados corrigen los trastornos del ánimo. Pero, en el ámbito de la familia, ¿pueden los hijos corregir los errores de sus padres? Y en un orden de cosas más concreto, ¿logrará Enid reunir a todos sus hijos para pasar una última Navidad juntos?

Las correcciones (fragmento)

ST. JUDELa locura de un frente frío que barre la pradera en otoño. se palpaba: algo terrible iba a ocurrir. el sol bajo, en el cielo: luminaria menor, estrella enfriándose. ráfagas de desorden, sucesivas. Árboles inquietos, temperaturas en descenso, toda la religión nórdica de las cosas llegando a su fin. no hay aquí niños en los jardines. Largas las sombras en el césped espeso, virando al amarillo. De los robles rojos y los robles palustres y los robles blancos de los pantanos llovían bellotas sobre casas libres de hipoteca. Las ventanas a prueba de temporal se estremecían en los dormitorios vacíos. Y el zumbido y el hipo de un secador de ropa, la discordia nasal de un soplador de hojas, el proceso de maduración de unas manzanas lugareñas en una bolsa de papel, el olor de la gasolina con que Alfred Lambert había limpiado la brocha, tras su sesión matinal de pintura del confidente de mimbre.
Las tres de la tarde era hora de riesgos en estos barrios residenciales y gerontocráticos de St. Jude. Alfred acababa de despertarse en el sillón azul, de buen tamaño, en que llevaba durmiendo desde después de comer. Ya había cumplido con su siesta, y las noticias locales no empezaban hasta las cinco. Dos horas vacías eran un criadero de infecciones. se incorporó trabajosamente y se detuvo junto a la mesa de ping-pong, tratando de oír a Enid, sin lograrlo.
Resonaba por toda la casa un timbre de alarma que sólo Alfred y Enid eran capaces de oír directamente. era el timbre de alarma de la ansiedad. era como una de esas enormes campanas de hierro fundido, con percutor eléctrico, que echan a los colegiales a la calle en los simulacros de incendio. en aquel momento llevaba resonando tantas horas, que los Lambert habían dejado de oír el mensaje de «timbre sonando»: como ocurre con todo sonido lo suficientemente prolongado como para permitir que nos aprendamos los sonidos que lo componen (como ocurre con cualquier palabra cuando nos quedamos mirándola hasta que se descompone en una serie de letras muertas), los Lambert percibían un percutor golpeando rápidamente contra un resonador metálico, es decir: no un tono puro, sino una secuencia granular de percusiones con una aguda superposición de connotaciones. Llevaba tantos días resonando que se integraba en la atmósfera de la casa, sencillamente, salvo a ciertas horas de la mañana, muy temprano, cuando uno de los dos se despertaba sudoroso para darse cuenta de que el timbre llevaba resonando en su cabeza desde siempre, desde hacía tantos meses que el sonido se había visto reemplazado por una especie de metasonido cuyas subidas y bajadas no eran el golpear de las ondas de compresión, sino algo mucho más lento: las crecidas y las menguas de su conciencia del sonido. Una conciencia que se hacía especialmente aguda cuando las condiciones climatológicas se ponían de humor ansioso. entonces, Enid y Alfred —de rodillas ella en el comedor, abriendo cajones; en el sótano él, inspeccionando la desastrosa mesa de ping-pong—, ambos al mismo tiempo, se sentían a punto de explotar de ansiedad.

EL ALDEANO DE PARÍS


"En el origen de mi Obra de los pasajes está El aldeano de París, del cual nunca pude leer, por la noche en mi cama, más de dos o tres páginas seguidas, porque el ritmo de mi corazón se aceleraba tanto que debía apartar el libro de mis manos". Walter Benjamin
Me traigo de la biblioteca esta reedición de la considerada primera novela surrealista de la historia, icónica de la modernidad y, sobre todo, un retrato de Paris tan diferente y extraño que conquista desde la primera frase.
Al terminarlo de nuevo, mi primer impulso es entrar en la página de Ryanair.....!!!

Sinopsis (Ed. Errata Naturae)
Un sentimiento y una mirada inédita al paisaje parisino se dan cita en este libro mítico de la Modernidad. Como un «aldeano» recién llegado a la gran metrópoli, con los ojos abiertos de par en par, Aragon nos enseñó a mirar de un modo nuevo, ¡ya en 1926!, los escaparates, los pasajes, los parques, los recortes de periódico. Aragon elevó a la categoría de fetiches los urinarios, el misterio de los jardines, los carteles encolados en fachadas y muretes. La luz moderna de lo insólito —los bustos de cera de las peluquerías convertidos en esculturas de belleza convulsa— se cuela por todas las esquinas en estas páginas fascinantes, y paseamos junto a su autor, como lo hiciera el propio Walter Benjamin, excitados y ansiosos por descubrir al fin la esencia de la ciudad contemporánea.
«Modernidad. Esta palabra se funde en la boca antes incluso de ser pronunciada. Sucede lo mismo con todo el vocabulario relativo a la vida, el cual no expresa un estado, sino el cambio. Recuerdo una escalofriante figura de cera en una peluquería, con sus brazos cruzados sobre el pecho y el cabello desgreñado bañando su ondulado permanente en el agua de una copa de cristal. Me viene a la memoria una tienda de pieles. Recuerdo la mímica extraña del electroscopio de hojas doradas. ¡Oh, sombreros de copa, durante una semana habéis tenido para mí el negro aspecto de un signo de interrogación!».
Un libro fundamental de la literatura francesa, un retrato indispensable del París de la primera mitad del siglo xx, de algunos de sus personajes y, sobre todo, de sus lugares ya míticos.

El aldeano de París (fragmento)

EL PASAJE DE LA ÓPERA
1924Hoy en día ya no adoramos a los dioses en las alturas. El templo de Salomón ha pasado a formar parte de las metáforas, donde alberga nidos de golondrinas y pálidas lagartijas. El espíritu de los cultos religiosos, al dispersarse con el polvo, ha abandonado los lugares sagrados. Pero hay otros lugares que florecen entre los hombres, otros lugares en donde los hombres se consagran, sin preocupación alguna, a sus misteriosas vidas, experimentando en ellos el paulatino despertar de una religión profunda. La divinidad no los habita todavía; se forma en ellos, es una divinidad nueva que se precipita en estos modernos éfesos como el metal desplazado por el ácido en el fondo de un vaso; es la vida la que hace surgir a esta divinidad poética junto a la cual miles de personas pasarán, sin verla, y que, de golpe, se vuelve perceptible y terriblemente ubicua para aquellos que, aun con torpeza, la han vislumbrado una vez. Metafísica de los lugares, es usted la que mece a los niños, la que habita sus sueños. Estas tierras de lo ignoto y del estremecimiento bordean toda nuestra materia mental. No doy un paso hacia el pasado sin volver a sentir ese sentimiento de extrañeza que me invadía cuando estaba en la edad en que todo es maravilla, en un decorado donde, por vez primera, tenía conciencia de una coherencia inexplicada y de sus repercusiones en mi corazón.
Toda la fauna de las imaginaciones, con su vegetación marina, como por una cabellera sombría, se pierde y se perpetúa en las zonas mal iluminadas de la actividad humana. Es entonces cuando aparecen los grandes faros del espíritu, similares en su forma a signos menos puros. La flaqueza humana abre la puerta del misterio, y nos encontramos en los reinos de la sombra. Un tropiezo o una sílaba mal pronunciada revelan el pensamiento de un hombre. En medio del desconcierto, existen lugares dotados de tales cerraduras que apenas si pueden cerrar las puertas del infinito. Allí donde se lleva a cabo la actividad más equívoca de los seres vivos, lo inanimado a veces adquiere un reflejo de sus impulsos más secretos: nuestras ciudades se ven así habitadas por esfinges ignoradas, las cuales no detendrán al soñador que pasa ante ellas para plantearle preguntas mortales, a menos que éste se adelante a ellas dirigiéndoles su meditativa distracción. Pero si este sabio puede adivinar sus misterios, si es él quien las interroga, sondeará de nuevo sus propios abismos merced a estos monstruos sin rostro. Será entonces la luz moderna de lo insólito lo que lo retendrá.

LA GRANJA


Después de leer El niño 44 y su secuela (recomendaciones, ambas, de amigas de LIBROS) me hice "fan" de Rob Smith y he aquí que en cuanto se publicó su nueva novela me abalancé sobre ella como si no hubiese más libros en el mundo.
Y????, pues nada que ver con las anteriores pero buena, muy buena!!!
Poco puedo contar del argumento porque todo sería spoiler, pero puedo reproducir las palabras del autor: ".....las dos novelas anteriores proceden de la investigación, La Granja nace de mi interior...." ¿La recomiendo? SI

Sinopsis (Ed. Salamandra)
Apenas han pasado unas horas desde que la vida de Daniel ha sufrido un vuelco radical. Esa misma mañana, mientras regresaba a casa del supermercado, una llamada inquietante ha roto el hilo de sus pensamientos: Chris, su padre, le informa de que su madre ha sido ingresada en un sanatorio, presa de delirios. Antes siquiera de sobreponerse al impacto, otra llamada igualmente perturbadora estalla en sus oídos. Esta vez es la voz temblorosa de su madre, Tilde, asegurándole que Chris es un mentiroso, que ella no está loca, que ha salido del centro por su propio pie, pero que teme por su vida y se encuentra de camino a Londres para verlo y explicárselo todo.
Así, en cuestión de horas, Daniel escuchará dos versiones opuestas de la crisis. Con una creciente sensación de horror, descubrirá que bajo la faz de una apacible vida de jubilados, la relación entre sus padres es de una tensión y una paranoia insoportables. Ante su asombro, surgen del pasado secretos familiares, incluso posibles crímenes, y un retrato aterrador de sus seres más queridos, que lo fuerzan a descifrar la verdad y lo emplazan a la difícil decisión de tomar partido por uno de ellos. ¿A quién creer? ¿Cómo evitar caer en un juicio equivocado? ¿Acaso su vida ha sido una gran mentira? A Daniel no le queda otro remedio que volar a Suecia e investigar por su cuenta, aunque su propia identidad pueda salir dañada por la verdad.
Con La granja, Tom Rob Smith reafirma su pulso acelerado para el thriller, partiendo de una premisa intrigante, una astuta dosificación de la información, un empleo preciso del giro narrativo y el firme compromiso de no engañar nunca al lector.

La granja (fragmento)

Hasta que sonó el teléfono, había sido un día normal. Volvía a casa cargado con la bolsa de la compra por Bermondsey, un barrio de Londres, justo al sur del río. Era una tarde de agosto sofocante y cuando sonó el móvil pensé en no contestar; me moría de ganas de llegar a casa y ducharme. Vencido por la curiosidad, reduje el paso, saqué el teléfono del bolsillo y me lo llevé a la oreja; el sudor humedeció la pantalla. Era mi padre. Se había trasladado a Suecia recientemente y no solía llamar; apenas usaba el móvil, y llamar a Londres le salía muy caro. Mi padre estaba llorando. Me paré en seco y solté la bolsa de la compra. Nunca lo había oído llorar. Mis padres siempre habían tenido la precaución de no discutir ni perder los nervios en mi presencia. En casa no había discusiones furibundas ni broncas al borde de las lágrimas.
— ¿Papá? — dije.
— Tu madre... no está bien.
—  ¿Está enferma?
—  Es muy triste.
—  ¿Triste? ¿Está enferma? ¿Qué le pasa? ¿Qué le pasa a mamá?
Mi padre seguía llorando. Lo único que pude hacer fue esperar en silencio hasta que dijo:
— Imagina cosas; cosas terribles, muy terribles.