jueves, 21 de diciembre de 2017

EL SÉPTIMO NIÑO


Más de 700 páginas narran la historia del orfanato Kungsland y, quizás, deberían ser unas cuantas menos....
La novela es entretenida, aunque un tanto repetitiva y narra la historia de las adopciones realizadas en Dinamarca durante los años 60, una trama de mentiras y engaños políticos que marcan a toda una generación danesa.
Sería una buenísima novela si el autor dejase algo a la imaginación del lector, pero sus exhaustivas descripciones resultan un tanto aburridas, desvelando tanto que a mitad de obra, el misterio está prácticamente resuelto.
Larga¡

Sinopsis (Ed. Maeva)Un orfanato, siete niños, una verdad silenciada
El séptimo niño es uno de los thrillers daneses más potentes de los últimos años. Una trama arrolladora con tintes periodísticos que se basa en un suceso real: los orfanatos donde eran abandonados los niños no deseados de la clase alta danesa.

El orfanato de Kongslund, en el norte de Copenhague, parece ser el hogar infantil perfecto, una institución histórica hecha con las mejores intenciones y situada junto al mar... pero en septiembre de 2011, muy cerca de ahí, aparece el cadáver de una mujer sin identificar: el cuerpo está boca abajo y rodeado de una serie de objetos extraños, entre ellos una fotografía del orfanato. Las pocas pistas sobre el asesinato hacen que el caso quede en la sombra. En 2008, seis personas que vivieron en la llamada Sala de los Elefantes de ese orfanato a principios de los años sesenta reciben el mismo anónimo en el que se alude a un gran secreto relacionado con las altas esferas del país. ¿Qué es lo que se oculta en el pasado de Kongslund? ¿Son ciertos los rumores de que esa institución se utilizó para ocultar los embarazos de la clase alta en una Dinamarca que prohibía el aborto? El periodista Knud Tåsing, una de las seis personas que ha recibido el anónimo, será el encargado de investigar para desvelar el verdadero origen de los «huérfanos» de Kongslund, quién ha enviado esos anónimos y descubrir al asesino de la mujer que apareció muerta en la playa.

El séptimo niño (fragmento)

Prólogo

LA MUJER DE LA PLAYA
Septiembre de 2001
Encontraron a la mujer en la arena, a mitad de camino entre el hotel Skodsborg y el parque de Bellevue, temprano, la mañana del 11 de septiembre de 2001.
Faltaban unas horas para que el mundo se transformase de modo decisivo, cosa que casi todos los habitantes del globo, de muchos países diferentes, vivieron. Aquella extraordinaria coincidencia tuvo una importancia determinante para el desarrollo posterior del extraño caso, y solo puede entenderse como si al Destino le pareciera una broma situar en el mismo día dos sucesos tan inusuales.
El más insignificante de los hechos –el danés– pasó al olvido más o menos enseguida, pese a que durante las primeras horas la Policía lo consideró con la mayor seriedad, y en los primeros informes se describió con todo detalle.
Dieron la alarma a las 6.32. La fallecida yacía casi junto a la orilla, con el rostro apretado contra la arena gris sucia, como si hubiera tratado de devorar la playa favorita de los habitantes de Copenhague de un único mordisco voraz. Tenía los brazos doblados hacia atrás y las manos abiertas, y en sus palmas se veían pequeños dibujos de arena, lo que por un momento hizo pensar a los investigadores del homicidio en un asesinato ritual por algún motivo perverso. Pero también podría deberse, como sostuvo alguien, a que el viento del este hubiera levantado un torbellino y la hubiera depositado sobre el cadáver antes de que el sol saliera por el estrecho de Øresund.
Fue alguien de los elegantes palacetes del cercano barrio de Tårbæk, que había sacado el perro a pasear, quien dio la voz de alarma, espantado. Para los investigadores de la Policía no cabía la menor duda de que la mujer de la playa había muerto en el mismo segundo en que cayó hacia delante. Tenía en la frente un cráter con forma de cono, y el agujero continuaba un buen trecho en el cráneo, y después en el cerebro. Desde allí, la sangre había resbalado por su cabello, mojando la arena junto a ambas sienes.

LAS BUENAS INTENCIONES


Buscando una novela actual, del mismo título, he topado con esta joya del gran Max Aub.
Las buenas intenciones tiene un aroma galdosiano que nos lleva a la España de los años 20-30 y relata con maestría los mejores y peores estereotipos de un país atascado entre la iglesia y la monarquía, la modernidad y las convenciones, la verdad y la mentira....
Apenas 200 páginas para dibujar un fresco magnífico de gran altura literaria. Un clásico¡¡¡

Sinopsis (Ed. Alianza Editorial)
"Las buenas intenciones", ambientada entre 1924 y 1939, es un relato del Madrid popular bajo la mirada del protagonista, Agustín Alfaro, descendiente de una familia segoviana. Además de ser un recorrido por las gentes de la capital española, la novela nos pasea por Zaragoza y Barcelona a través de un realismo sin adornos. Con un particular sentido del humor, Max Aub se muestra firme ante una burguesía timorata que, según el autor, era la culpable de los males que padecía España a comienzos del siglo XX.

Las buenas intenciones (fragmento)
"Don Marcelino Guzmán era hombre de sesenta años y llevaba cincuenta y dos entre relojes y casi tantos con su cristal de aumento pegado al ojo derecho en busca de espirales, volantes, escapes, áncoras o disparadores rotos o mal equilibrados; no le temblaba la mano, la pinza entre los dedos, componiendo desde el fino Longines al pétreo Roskoff. Pero al ver las cosas de tan cerca, con lupa o cuenta hilos, había acabado por darle un concepto muy meticuloso de las cosas. Lo veía todo con mayor detenimiento que la generalidad de los seres humanos. De cómo el fijarse en cualquier detalle lo había llevado al colmo de la avaricia es cosa fácil de comprender. Su concepto microscópico del mundo le empujó, desde temprana edad, a economizar lo más mínimo.
Hacía cerca de treinta años que estaba establecido en un portal de la calle de Atocha. Allí seguía, a pesar de que sus ahorros podían haberle permitido comprar en traspaso, o abrir una relojería importante en cualquier barrio si no más comercial más elegante. Pero, por lo visto, su anteojera le impedía ver más allá del reducidísimo campo que se le abría, eso sí, sin faltar detalle.
Vivía en el último piso de la misma casa, con su mujer, que fue criada de un general muy nombrado a principios de siglo y que ocupó, hasta el día de su muerte, el año 10, el principal de la casa. Marcelino la había estudiado muy por lo menudo, charla que te charla, sin perder la finalidad que le llevaba a tanto parloteo, ni el tiempo. María de los Ángeles era de Villarrobledo, hija de unos campesinos pobres y como tales de familia numerosa. Muy seria, un tanto redicha, más bien fea y ferozmente apegada al ahorro, lo que les había unido desde el principio. La verdad es que no se casaron hasta que Angelita estuvo en edad de ir a la escuela. "

ENTERRAD A LOS MUERTOS


Sexta entrega de la serie de novelas protagonizadas por Armand Gamache, inspector jefe del Departamento de Homicidios de la  Sûreté du Quebec.

Esta novela de la serie protagonizada por el inspector jefe Gamache; me ha encantado.
En esta "entrega" número 6, las cosas se complican, dos casos han de resolver los "traumatizados" miembros del Grupo de Homicidios de la Sûreté de Quebec; dos casos en diferentes localizaciones: nuestro conocido pueblo de Three Pines y Quebec; el invierno ha llegado y azota con todas sus fuerzas a nuestros protagonistas; mientras que se recuperan de sus heridas físicas y psíquicas.
De fondo el conflicto independentista de Quebec, el boicot a los anglos y la muerte......
Muy interesante, tanto que no sé que voy a hacer si la "editorial española" no publica más.....

Sinopsis (Ed. Salamandra)
Mientras Quebec se estremece en pleno invierno y el frío agrieta la piedra de sus viejas murallas, el inspector jefe Gamache, de baja tras una trágica operación policial, trata de recobrar fuerzas en la casa de su amigo y mentor, Émile Comeau, en el casco antiguo de la ciudad. Hundido física y psicológicamente, el célebre jefe de Homicidios intenta sosegar su mente con un proyecto personal que lo lleva a diario a la Sociedad Literaria e Histórica, un céntrico edificio que alberga miles de volúmenes legados durante décadas por la minoritaria comunidad inglesa de Quebec.
Pero en una de sus visitas, Gamache se topa con la vieja biblioteca acordonada: han hallado el cadáver de un hombre en su lóbrego sótano. La víctima es Augustin Renaud, un excéntrico aficionado a la arqueología obsesionado con la búsqueda de la esquiva tumba de Samuel de Champlain, fundador de la ciudad de Quebec en 1608. ¿Qué hacía Renaud en la sociedad? ¿Es posible que los restos del venerado héroe nacional descansen entre los muros de la emblemática institución? Si bien Gamache se había jurado guardar reposo, no puede evitar involucrarse en una apasionante investigación, fuera de los canales oficiales, que sacará a la luz peligrosos secretos que llevaban siglos durmiendo.
Enterrad a los muertos es la obra más premiada de Louise Penny. En su extensa nómina de galardones y reconocimientos figuran un Anthony Award, un Agatha Award, un Macavity Award y un Arthur Ellis Award. Escogida Mejor Novela de Misterio por la Asociación de Libreros de América, Kirkus Reviews, Publishers Weekly y Booklist, fue seleccionada entre los mejores libros del año por el Chicago Tribune, el Toronto Globe, The Globe and Mail y Amazon.

Enterrad a los muertos (fragmento)

UNOSe apresuraron escaleras arriba, subiendo los peldaños de dos en dos y tratando de no hacer ruido. Gamache se esforzó por respirar con normalidad, como si estuviera en el sofá de su casa sin la menor preocupación.
— ¿Señor? — dijo una voz joven por los auriculares de Gamache.
— Confía en mí, hijo. No va a pasarte nada.
Tenía la esperanza de que el joven agente no detectase tensión en su voz, el tono monótono con que el inspector jefe trataba de transmitir autoridad y seguridad.
—  Le creo.
Llegaron al rellano y el inspector Beauvoir se detuvo y miró a su jefe. Gamache consultó el reloj. Cuarenta y siete segundos.
Aún quedaba tiempo.
Por los auriculares, el agente le hablaba de la luz del sol, de lo bien que le sentaba notar los rayos en la cara.
El resto de la unidad llegó al rellano equipado con los chalecos tácticos, los rifles automáticos a punto y la mirada atenta. Clavada en el jefe. Junto a él, el inspector Beauvoir también aguardaba su decisión: ¿por qué lado? Estaban cerca. A tan sólo unos metros de su objetivo.
Gamache contempló uno de los dos pasillos oscuros y lóbregos de la fábrica abandonada. Después el otro.
Parecían idénticos. La luz se abría paso a duras penas por los cristales rotos de las ventanas mugrientas que rodeaban las diferentes salas; con ella entraba aquella mañana de diciembre. Cuarenta y tres segundos.

TAMBIÉN ESTO PASARÁ


Esperé a que se callase el coro de aduladores y amigos de mamá, esperé a que el poso literario cubriese las publicaciones en revistas femeninas y suplementos dominicales, esperé a que el eco de la muerte se apagase y..., por fin me lo traje de la biblioteca (la pela es la pela y no estamos para experimentos).
Hay un viejo refrán que dice "vive de tus padres mientras no puedas vivir de tus hijos", pues a eso se reduce este "diario infanto- juvenil" escrito por una cuarentona con poco talento y ninguna vergüenza.
Se trata, en resumen, de una sarta de frases hechas y lugares comunes,  eso sí, sólo habitados por gente rica, glamourosa, intelectual y catalana de toda la vida. Un "ajuste de cuentas" no se sabe muy bien con qué o con quien y un lamento de pija insatisfecha.
Hay algo de justicia en que el talento no sea hereditario, pero siempre "nos quedarán" el dinerito y las amistades....., déjalo así querida Milena y dedícate a lo de siempre...., nada.

Sinopsis (Ed. Anagrama)
Cuando era niña, para ayudarla a superar la muerte de su padre, a Blanca su madre le contó un cuento chino. Un cuento sobre un poderoso emperador que convocó a los sabios y les pidió una frase que sirviese para todas las situaciones posibles. Tras meses de deliberaciones, los sabios se presentaron ante el emperador con una propuesta: «También esto pasará.» Y la madre añadió: «El dolor y la pena pasarán, como pasan la euforia y la felicidad.» Ahora es la madre de Blanca quien ha muerto y esta novela, que arranca y se cierra en un cementerio, habla del dolor de la pérdida, del desgarro de la ausencia. Pero frente a este dolor queda el recuerdo de lo vivido y lo mucho aprendido, y cobra fuerza la reafirmación de la vida a través del sexo, las amigas, los hijos y los hombres que han sido y son importantes para Blanca, quien afirma: «La ligereza es una forma de elegancia. Vivir con ligereza y alegría es dificilísimo.» Esta y otras frases y el tono de la novela, tan ajena a cualquier concesión a lo convencional, evocan aquella Bonjour tristesse de Françoise Sagan, que encandiló a tantos (y escandalizó a no pocos) cuando se publicó en 1954. Todo ello en el transcurso de un verano en Cadaqués, con sus paisajes indómitos y su intensa luz mediterránea que lo baña todo.

También esto pasará (fragmento)

1Por alguna extraña razón, nunca pensé que llegaría a los cuarenta años. A los veinte, me imaginaba con treinta, viviendo con el amor de mi vida y con unos cuantos hijos. Y con sesenta, haciendo tartas de manzana para mis nietos, yo, que no sé hacer ni un huevo frito, pero aprendería. Y con ochenta, como una vieja ruinosa, bebiendo whisky con mis amigas. Pero nunca me imaginé con cuarenta años, ni siquiera con cincuenta. Y sin embargo aquí estoy. En el funeral de mi madre y, encima, con cuarenta años. No sé muy bien cómo he llegado hasta aquí, ni hasta este pueblo que, de repente, me está dando unas ganas de vomitar terribles. Y creo que nunca en mi vida he ido tan mal vestida. Al llegar a casa, quemaré toda la ropa que llevo hoy, está empapada de cansancio y de tristeza, es irrecuperable. Han venido casi todos mis amigos y algunos de los de ella, y algunos que no fueron nunca amigos de nadie. Hay mucha gente y falta gente. Al final, la enfermedad, que la expulsó salvajemente de su trono y destrozó sin piedad su reino, hizo que nos puteara bastante a todos, y claro, eso se paga a la hora del funeral. Por un lado, tú, la muerta, les puteaste bastante, y por otro
lado yo, la hija, no les caigo demasiado bien. Es culpa tuya, mamá, claro. Fuiste depositando, poco a poco y sin darte cuenta, toda la responsabilidad de tu menguante felicidad sobre mis hombros. Y me pesaba, me pesaba incluso cuando estaba lejos, incluso cuando empecé a entender y aceptar lo que pasaba, incluso cuando me aparté un poco de ti al ver que, si no lo hacía, no sólo morirías tú bajo tus escombros. Pero creo que me querías, ni mucho, ni poco, me querías y punto. Siempre he pensado que los que dicen «te quiero mucho», en realidad te quieren poco, o tal vez añaden el «mucho», que en este caso significa «poco», por timidez o por miedo a la contundencia de «te quiero», que es la única manera verdadera de decir «te quiero». El «mucho» hace que el «te quiero» se convierta en algo apto para todos los públicos, cuando, en realidad, casi nunca lo es. «Te quiero», las palabras mágicas que te pueden convertir en un perro, en un dios, en un chiflado, en una sombra. Además, muchos de tus amigos eran progres, ahora creo que ya no se llaman así o que ya no existen.

NATURALEZA MUERTA


Primera entrega de la serie de novelas protagonizadas por Armand Gamache, inspector jefe del Departamento de Homicidios de  la Sûreté du Quebec.

Aunque empecé mal, he rectificado y vuelto al principio. Esta es la primera y galardonada novela de la serie protagonizada por el inspector jefe Gamache y su equipo.
No es que sea imprescindible empezar por esta, Penny tiene la suficiente maestría como para poner al lector "en situación" empieces por cual empieces (además ya se encargan las editoriales españolas de que no podamos seguir el orden....).
Resumiendo, una novela de presentación y mucho más, un debut magnifico que hará de Penny una de las grandes de la novela negra.
Me ha encantado.

Sinopsis (Ed. La factoría de ideas)
A medida que la niebla matutina se va despejando el domingo de Acción de Gracias, los hogares de Three Pines cobran vida; todos menos uno... Para los lugareños el pueblo es un reducto de seguridad. De modo que, cuando encuentran muerto a un miembro muy querido de la comunidad en el bosque de arces, les invade la perplejidad. Sin duda debió de ser un accidente, la flecha extraviada de un cazador. ¿Quién iba a querer a Jane Neal muerta? A lo largo de una extensa y fulgurante carrera en la Sûreté du Quebec, el inspector jefe Armand Gamache ha aprendido a buscar serpientes en el Paraíso. Gamache sabe que hay algo oscuro merodeando tras las cercas blancas y, si observa con suficiente detenimiento, Three Pines empezará a desvelar sus secretos...

Naturaleza muerta (fragmento)

UNO La señorita Jane Neal se reunió con su Creador en la niebla matinal del domingo de Acción de Gracias. Fue una auténtica sorpresa para todo el mundo. La de la señorita Neal no fue una muerte natural, a no ser que uno sea de la opinión de que todo sucede como se supone que tiene que suceder. De ser así, Jane Neal llevaba sus setenta y seis años avanzando hacia aquel momento final en el que la muerte la sorprendió en el luminoso bosque de arces que bordeaba el pueblo de Three Pines. Había caído con las extremidades completamente separadas, como si estuviera dibujando ángeles entre las hojas relucientes y quebradizas.
El inspector jefe Armand Gamache, de la Sûreté du Québec, se arrodilló; sus articulaciones crujieron como el estallido del rifle de un cazador, sus manos, largas y expresivas, se cernieron sobre el diminuto círculo de sangre que había echado a perder la mullida rebeca, como si fuera un mago que pudiera eliminar la herida y curar a la mujer. Pero no podía. No era ése su don. Afortunadamente para Gamache, tenía otros. El olor del aire le recordó el de las bolas de naftalina, el perfume de su abuela. Los ojos amables y tiernos de Jane lo miraban como si se sorprendieran de verlo.
Era él quien se sorprendió al verla a ella. Ese era su pequeño secreto. No era que la hubiera visto antes. No. Su pequeño secreto era que, a sus cincuenta y tantos años, en la cúspide de una carrera larga y, ahora, aparentemente estancada, la muerte violenta seguía desconcertándolo. Lo cual era raro para un jefe de homicidios, y quizá una de las razones por las cuales no había seguido progresando en el cínico mundo de la Sûreté. Gamache siempre albergaba la esperanza de que, tal vez, alguien había entendido mal y no hubiese cadáver. Pero no había margen de error en la cada vez más rígida señorita Neal. Tras incorporarse con la ayuda del inspector Beauvoir, se abotonó la Burberry forrada para aplacar el frío de octubre y se quedó pensativo.

KAFKA Y LA MUÑECA VIAJERA


En el parque Sieglitz se encuentran el principio y el final de la vida, se encuentran el pasado y el futuro, la vida y la muerte; intercambian cartas y sentimientos, intercambian amor.
Me ha encantado este cuentito que se lee en un suspiro y se disfruta mucho!!!

Sinopsis (Ed. Siruela)
Un año antes de su muerte, Franz Kafka vivió una experiencia muy insólita. Paseando por el parque Steglitz, en Berlín, encontró a una niña llorando desconsolada: había perdido su muñeca. Para calmar a la pequeña, el autor de La metamorfosis se inventó una peculiar historia: la muñeca no se hbaía perdido, se había ido de viaje, y él, convertido en cartero de muñecas, tanía una carta que le llevaría al día siguiente al parque.

Kafka y la muñeca viajera (fragmento)
"Franz Kafka examinó de nuevo su reloj, y el de la torre. Ningún error. Pasaban diez minutos de la hora habitual a la que Elsi aparecía corriendo por el extremo del parque, a su izquierda. Diez minutos, la mayor de las tardanzas. ¿Significaba eso que su interés había muerto de repente? ¿Y si se encontraba enferma? ¿Qué haría Brígida en tal caso, seguir escribiendo día tras día para cuando se recuperase?
Dos semanas, catorce cartas, y aquellos diez minutos bastaban para enfrentarlo a una certeza desconocida hasta ese momento.
¿Hasta cuándo sería el cartero de muñecas?
¿Hasta cuándo escribiría la muy viajera Brígida?
Once minutos, doce.
Franz Kafka bajó la cabeza. Se sintió más triste y desilusionado que Elsi la mañana de la irreparable pérdida. Recordó paso a paso la escena de la que había formado parte veinticuatro horas antes sin hallar en ella nada que indujera a sospechar del cansancio de la niña. Había disfrutado mucho sabiendo cómo Brígida navegó por el Nilo y se internó valiente y audazmente por los pasillos secretos de las pirámides. Tanto como él escribiéndolo. De hecho le entraron unos deseos enormes de visitar Egipto.
Quince minutos.
Se resignó a lo inevitable. Si se trataba de un resfriado, la pobrecilla lo estaría pasando tan mal como él, sin posibilidad de avisarlo. Si por el contrario era el cansancio, el fin de su interés… Por lo menos habría cumplido con su tarea, impidiendo que una enorme herida presidiera la existencia de Elsi a causa de la pérdida de Brígida. Bastante había hecho con serle fiel dos semanas enteras.
—Podrás volver a escribir algo de provecho —se dijo.
¿Acaso no era de provecho la correspondencia de Brígida?
Tal vez tuviera más valor que cualquiera de aquellos relatos que nunca publicaría, y que estaban condenados al fuego y al olvido cuando Max Brod cumpliera con su voluntad tras su muerte.
Se sentía triste.
Decepcionado.
Veinte minutos.
¿Por qué seguía esperando? Nada menos que él, Franz Kafka, un adulto, esperando a una niña de poquísimos años…
Iba a levantarse.
Entonces la vio, como siempre, corriendo desde el extremo del parque, más veloz y congestionada que otras veces. Corriendo como aquello fuese lo más importante de su corta vida.
Ningún olvido.
Allí estaba Elsi.
Franz Kafka sonrió aliviado. "

UNA REVELACIÓN BRUTAL


Quinta entrega (primera publicada en castellano) de la serie de novelas protagonizadas por Armand Gamache, jefe del Departamento de Homicidios de la Sûreté du Quebec.

Imaginad una St Mary Mead moderna, con bistrot, boulangerie, galería de arte, librería de viejo y......, muchos, muchos secretos, envidias, rencores, cotilleos y forasteros que vienen a romper la "paz" del lugar. Imaginad que está situada en Canadá y que un robusto policía de Montreal investiga todo lo que allí ocurre....
Pues así es Una revelación brutal, una novela con todos los ingredientes de la intriga rural en el pueblo canadiense Three Pines, en el que los corazones ocultan lo que no se puede mostrar si se quiere ser un buen vecino.
Me ha encantado esta novela de Louise Penny, la primera que leo de la autora, aunque no la primera de esta serie protagonizada por Armand Gamache, jefe del Departamento de Homicidios de la Sûreté du Québec; es la primera pero no será la última.
Recomendable, muy recomendable¡¡¡¡

Sinopsis (Ed. Salamandra)
Una noche fría y oscura, dos hombres conversan frente al hogar de una cabaña oculta entre la espesura de un bosque de Quebec. Uno de ellos relata una aciaga historia, de dimensiones casi míticas, que culmina en el caos y la violencia. Al día siguiente, la aparición del cadáver de uno de los contertulios conmociona a los residentes de la apacible localidad de Three Pines, cerca de la frontera con Vermont. Desde Montreal acude el afamado inspector Armand Gamache, jefe del Departamento de Homicidios de la Sûreté du Québec, y su equipo de colaboradores, que se encuentran con un cuerpo manchado de sangre que nadie parece reconocer, lo último que uno esperaría en un pueblo que se diría salido de una fábula infantil.
Sin embargo, incluso en las comunidades de apariencia más bucólica, la calidez de sus habitantes, la solidaridad entre vecinos y el ambiente acogedor de sus moradas pueden esconder secretos inconfesables y episodios tenebrosos. Así pues, desvelar el reverso de la idílica postal supondrá para Gamache uno de los desafíos más apasionantes de su carrera.
La prosa envolvente y sensual de Louise Penny sumerge al lector en un fascinante viaje virtual a la pequeña comunidad de Three Pines, en los hermosos parajes quebequenses. Pero el prodigioso talento de Penny para subyugarnos con los mínimos detalles del entorno y los rasgos más sutiles de los personajes no hace más que subrayar la otra cara de la moneda: la sempiterna ignominia que permanece agazapada en el fondo del ser humano, lista para dar el zarpazo en cualquier instante.

Una revelación brutal (fragmento)

UNO—¿Todos? ¿Los niños también?
—Los restallidos del fuego que crepitaba en el hogar acallaron su exclamación entrecortada—. ¿Masacrados?
—Peor.
Entonces se hizo el silencio. Y en aquella pausa cobraron vida todas las cosas que podían ser peores que una masacre.
—¿Y están cerca?
Un escalofrío le recorrió la espalda al imaginar que algún ser horrendo reptaba por el bosque. Que se acercaba a ellos. Miró alrededor, casi convencido de que descubriría unos ojos rojos al acecho tras las oscuras ventanas. O por los rincones, o debajo de la cama.
—Por todas partes. ¿No has visto la luz que brilla en el cielo por la noche?
—Creía que era la aurora boreal.
Los tonos fluctuantes de rosa, verde y blanco que flotaban ante las estrellas parecían un ser vivo, creciente, lleno de resplandor. Y cada vez más cercano.
Olivier Brulé bajó la vista, incapaz de seguir sosteniendo la mirada, lunática y atormentada, del hombre que tenía enfrente. Llevaba mucho tiempo oyendo aquella historia y diciéndose que no era real. Era sólo un mito, una leyenda que se contaba y se repetía e iba adornándose cada vez más. Junto al fuego de un hogar como aquél.
Sólo era un cuento. No hacía daño a nadie.