lunes, 14 de agosto de 2017

EL RUIDO Y LA FURIA


RESEÑADO POR GISSELA OLAONDO para LIBROS
9 de Enero de 2013
“La vida no es más que una sombra andante, jugador deficiente/ Que apuntala y realza su hora en el escenario / Y después ya no se escucha más. Es un cuento / Relatado por un idiota, lleno de Ruido y Furia, / Sin ningún significado”. Macbeth.

Novela clave en la obra de William Faulkner (1897-1962), pues en ella se adentró en técnicas que habrían de hacerse claves en la narrativa moderna y consolidó el que habría de ser su mundo narrativo, El ruido y la furia (1929), título que evoca los célebres versos de «Macbeth», se articula en torno a los monólogos interiores de los hermanos Compson: Benjy, el idiota; el sensible Quentin, atormentado por el incestuoso amor que siente hacia su hermana Caddy, y el inescrupuloso Jason.
La trágica historia que Faulkner va urdiendo con genial maestría narrativa en torno a los miembros de una antigua familia hacendada del Sur, desvela con una fuerza expresiva inusual la lenta e implacable corrosión del tiempo, así como el desvanecimiento y la perversión del intangible paraíso de la infancia.

El ruido y la furia (fragmento)
" Quentin, que amaba no el cuerpo de su hermana, sino algún concepto de honor familiar y (él lo sabía bien), temporalmente suspendido en la frágil y diminuta membrana de su virginidad, semejante al equilibrio de una miniatura en la inmensidad de la esfera terrestre sobre el hocico de una foca amaestrada. Quien amaba, no la idea del incesto que no cometería, sino algún presbiteriano concepto de su eterno castigo: él y no Dios, podría arrojarse a sí mismo y a su hermana al infierno, donde eternamente podría protegerla y cuidarla para siempre jamás, invulnerable ante las llamas inmortales. Él que sobre todas las cosas amaba la muerte, y que quizá sólo amaba a la muerte, amó y vivió con deliberada y pervertida curiosidad, tal y como ama un enamorado que deliberadamente se reprime ante el prodigioso cuerpo complaciente, dispuesto y tierno de su amada, hasta que no puede soportarlo y entonces se lanza, se arroja, renunciando a todo, ahogándose. (...) Era el reloj del abuelo y cuando papá me lo dio dijo, Quetin, te doy el mausoleo de todas las esperanzas y deseos; será extremadamente fácil que lo uses para mejorar la reductio absurdum de toda la experiencia humana que no puede adaptarse mejor a tus necesidades individuales de lo que se adaptó a las suyas o a las de su padre. Te lo doy no para que recuerdes el tiempo, sino para que puedas olvidarlo de cuando en cuando por un rato y no malgastes todos tus esfuerzos tratando de conquistarlo. Porque ninguna batalla se gana jamás, dijo. Ni siquiera son libradas. El campo de batalla sólo revela al hombre su propia locura y desesperación, y la victoria es una ilusión de filósofos y tontos. "

RÍOS DE LONDRES


Primera entrega de la saga Ríos de Londres, protagonizada por Peter Grant agente de la Policía Metropolitana de Londres.

RESEÑADO POR GLORIA GONZÁLEZ para LIBROS
7 de Enero de 2013
Acabo de leer "Ríos de Londres", de Ben Aaronovitch.
Es una novela detectivesca que se desarrolla en Londres con buenas dosis de fantasía. Lo que ahora llaman una novela de "fantasía urbana".
Afortunadamente ignoré este hecho (lo hice porque las novelas del género fantástico no suelen atraerme), pero también ignoré la frase de la portada que reza "Lo que sucedería si Harry Potter ingresara en la policía metropolitana" (no tiene nada que ver con Harry Potter, a mi parecer, aunque exista magia). Sólo hice caso de mi interés por probar nuevos géneros y de algunas buenas críticas. Y me alegro de haberlo hecho.
No es una gran obra, pero es fresca y entretenida, su personaje principal tiene una peculiar forma de ver la vida, con sentido del humor, y sobre todo está bien escrita. Se nota que su autor es guionista de televisión. En realidad, más que lo fantástico, me ha parecido que la trama utiliza lo mitológico, tradicional o inventado, con todos esos ríos, afluentes y arroyos de Londres representados por espíritus.
Algunos "peros" también podría decir, pero se los perdono por ser la primera de una saga.

Ríos de Londres (fragmento)

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TESTIGO OCULAR

"Todo empezó a la una y treinta de la fría madrugada de un martes de enero. Martin Turner, artista callejero y, según sus propias palabras, aprendiz de gigoló, tropezó con un cuerpo frente al pórtico oriental de la iglesia de St. Paul en Covent Garden. Martin no estaba precisamente sobrio y en un primer momento pensó que el cuerpo pertenecía a uno de los muchos juerguistas que se
decantaban por emplear la plaza como lavabo y dormitorio al aire libre. Siendo Martin un avezado londinense, no le dedicó más que la «mirada estilo Londres», una rápida ojeada para saber si se trataba de un borracho, de un loco o de alguien en apuros. En realidad es muy posible que las tres condiciones se reúnan en una sola persona, y es por ello por lo que en Londres ejercer de buen samaritano se considera un deporte de riesgo. Viene a ser como el salto base o la lucha libre con cocodrilos. Martin tomó nota del abrigo y los zapatos de buena calidad, y ya había clasificado aquel cuerpo como el de un borracho
cuando se dio cuenta de que le faltaba la cabeza. Martin hizo notar a los detectives que le entrevistaron que había sido una suerte estar borracho, porque, si no, habría perdido el tiempo en chillar y correr de un lado para otro, sobre todo después de darse cuenta de que había metido los pies en un charco de sangre. En cambio, había marcado el 999 con la lenta y metódica paciencia de los borrachos aterrorizados, y había preguntado por la policía."

EL INSÓLITO PEREGRINAJE DE HAROLD FRY



RESEÑADO POR JUAN FONT OSABA para LIBROS
6 de Enero de 2013
He leído “El insólito viaje de Harold Fry” de Rachel Joyce.
Harold y su esposa son un matrimonio mayor que viven en el sur de Inglaterra. Un día Harold recibe una carta de una compañera de trabajo a la que no veía desde hacía muchos años en la que le dice que tiene cáncer. En un arrebato decide hacer el viaje caminando de unos 1000 Km para ir a verla, con la fe que así se mantendrá con vida. El viaje, tanto a él como a su esposa, les servirá para ver con otros ojos todo lo que les rodea pero sobre todo para enfrentarse con los traumas de sus vidas y devolverles la felicidad que habían perdido.
Es una novela aparentemente sencilla pero profunda a la vez, dura en algunos pasajes, conmovedora y, por encima de todo, optimista. Me ha gustado.

Otra opinión de una amiga de LIBROS

RESEÑADO POR CATALINA NOVO para LIBROS
3 de Febrero de 2013
He terminado de leer "El insólito peregrinaje de Harold Fry".

Para mi es un canto a esperanza, aunque pase mucho tiempo las cosas se pueden arreglar pero tienes que caminar y luchar por lo que quieres. Algunas veces me resultaba un poquito pesada, pero en general me ha gustado. Tenemos que ser un poco más atrevidos y decir lo que pensamos antes de que sea tarde, si lo hacemos tendremos mas posibilidades de ser felices.
Muy resumido pero eso es lo que me ha parecido.


Y una tercera opinión:

RESEÑADO POR RICARDO CORTAT para LIBROS, el 22 de Mayo de 2013.
Acabo "el insólito peregrinaje de Harold Fry", versión en catalán.
Una duda. ¿Por qué en mi edición las náuticas de la portada son marrones y en la edición en castellano son azules o negras? No es una pregunta absurda, hablamos de un jubilado inglés, esa gente con un dudoso gusto a la hora de vestir. ¿Náuticas marrones? El editor debe tener ventana a Las Ramblas.
Por lo demás, un jubilado que decide contestar una carta de una ex-compañera de trabajo llevándola en mano.
Debo decir que lo empecé a leer con un poco de prevención. Temía una mezcla de "abuelo que salta por la ventana" y "mi madre dice que la vida es como una caja de bombones". Gracias a Dios, ni lo uno ni lo otro.
El viaje, algo más de mil kilómetros de carreteras, se convierte en un viaje interior, en un redescubrimiento de la familia, del matrimonio, de la vida...
Bonito, final un pelín sensiblón, vital sin ser de autoayuda, y te, mucho te, mucha flora inglesa y unas ganas locas de tirar las chirucas y comprarme una náuticas.

El insólito peregrinaje de Harold Fry (fragmento)

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Harold y la carta
"La carta que habría de cambiarlo todo llegó un martes. Era una mañana cualquiera de mediados de abril, olía a ropa limpia y césped recién cortado. Harold Fry se había afeitado, se había puesto una camisa y una corbata limpias y se había sentado a la mesa de la cocina, delante de una tostada que aún no había probado. Miraba por la ventana, hacia el césped que albergaba el tendedero plegable de Maureen y que las cercas de madera de los vecinos delimitaban por tres lados.
—¡Harold! —llamó Maureen, gritando para sobreponerse al ruido de la aspiradora—. ¡El cartero! Harold pensó que le vendría bien salir, pero lo único que quedaba por hacer fuera era cortar el césped, lo que ya había hecho la víspera. La aspiradora dio unos tumbos y enmudeció, y entonces apareció su mujer con cara de pocos amigos y una carta. Se sentó frente a él.
Maureen era una mujer menuda, de pelo corto canoso y andares resueltos. Al poco de conocerla, nada complacía más a Harold que hacerla reír, ver cómo su intachable compostura se desmoronaba, convertida en indisciplinada alegría.
—Es para ti —anunció."

domingo, 13 de agosto de 2017

EL PAÍS DE LAS ÚLTIMAS COSAS


Después de la banalidad nórdica de Jungstetd, me encaminé con paso firme hacia El país de las últimas cosas.
La verdad, no soy fan de las novelas distópicas o slipstream, pero la calidad de Auster refulge aun en este género tan complicado.
Quizás no fue buena idea leer El País de las ultimas cosas en este momento del año en el que nos anuncian nuevos recortes de derechos sociales, nuevos recortes de democracia, porque por un momento me vi vagando por las calles hasta encontrar refugio en una Biblioteca Nacional que nadie usa y sirve de alojamiento.
La novela consigue transmitir la angustia de una civilización agotada, de seres no-humanos que sobreviven o no....
Muy bien escrita, aunque reconozco que no es mi favorita entre las novelas de Auster.

El país de las ultimas cosas (fragmento)
"Éstas son las últimas cosas —escribía ella—. Desaparecen una a una y no vuelven nunca más. Puedo hablarte de las que yo he visto, de las que ya no existen; pero dudo que haya tiempo para ello. Ahora todo ocurre tan rápidamente que no puedo seguir el ritmo. No espero que me entiendas. Tú no has visto nada de esto y, aunque lo intentaras, jamás podrías imaginártelo. Éstas son las últimas cosas. Una casa está aquí un día y al siguiente desaparece. Una calle, por la que uno caminaba ayer, hoy ya no está aquí.
Incluso el clima cambia de forma continua: un día de sol, seguido de uno de lluvia; un día de nieve, luego uno de niebla; templado, después fresco; viento seguido de quietud; un rato de frío intenso y hoy, por ejemplo, en pleno invierno, una tarde de luz esplendorosa, tan cálida que no necesitas llevar más que un jersey. Cuando vives en la ciudad, aprendes a no dar nada por sentado. Cierras los ojos un momento, o te das la vuelta para mirar otra cosa y aquella que tenías delante desaparece de repente. Nada perdura, ya ves, ni siquiera los pensamientos en tu interior. Y no vale la pena perder el tiempo buscándolos; una vez que una cosa desaparece, ha llegado a su fin.
Así es como vivo —continuaba su carta—. No como mucho, sólo lo suficiente para mantenerme en pie, no más. A veces me siento tan débil que me parece que no podré dar otro paso. Pero lo logro, a pesar de los períodos de abatimiento, me mantengo activa. Deberías ver qué bien lo hago. En la ciudad hay muchas calles por todos lados, pero no dos iguales. Pongo un pie delante del otro, luego el otro frente al primero, y sólo espero poder volver a repetirlo todo otra vez."

LA FALSA SONRISA


Necesitaba algo ligero para comenzar el año, y lo he encontrado, tan ligero que casi ni se nota.
Mari Jungstedt, en estado hibernado, tanto que al principio pensé que ya había leído esta novela......tanto se repite que, la verdad, cansa un poquito¡
Esta es la sexta entrega de la serie protagonizada por el Inspector Knutas
Lo bueno del libro=desgaste neuronal 0.

La falsa sonrisa (fragmento)

"Las persianas bajadas impiden el paso al sol primaveral. La habitación se halla en silencio. A lo lejos, el ruido de las puertas de los coches al cerrarse de un portazo, ladridos de perros. Sirenas. La apagada conversación de los transeúntes al pasar, alguna risa que otra. El rumor de la calle, el rumor de la vida. Todo es ajeno a nosotros. Mi relato se esboza ante mis ojos. A medida que sus trazos se definen, mi mirada se torna compasiva. Ninguno de nosotros dice nada. He vuelto a narrar un recuerdo de la infancia. Nada extraordinario, en realidad. Apenas un retazo de lo cotidiano. A pesar de que han transcurrido más de veinticinco años, la imagen aún se mantiene nítida en mi mente.
Tenía siete años cuando decidí sorprender a mi madre llevándole el desayuno a la cama. La idea se me ocurrió casi en el mismo instante en que me desperté y vi que todos dormían. Me entusiasmó. Mamá volvería a ponerse contenta, había estado tan triste el día anterior... Sentada en el sofá, llorando. Mucho tiempo. Sin parar. Yo no sabía qué le apenaba tanto. Mamá solía estar así. Lloraba y fumaba, fumaba y lloraba. Luego se pasó toda la tarde hablando por teléfono, y después nos mandó a la cama. No pude hacer nada. Mis hermanos, tampoco. También nos pusimos tristes. Pero al despertarme vi una oportunidad. Podía prepararle el desayuno."

EL GUARDIÁN ENTRE EL CENTENO


RESEÑADO POR LOS RELATOS DE PATRI para LIBROS
23 de Febrero de 2013

Termino "El guardián entre el centeno" de J. D. Salinger.
He de reconocer que hacía muchos años que tenía ganas y mucha curiosidad por leerlo, siempre se cita en alguna película americana, es un hito para los jóvenes americanos y tiene y un título muy sugerente. Así que por fin lo leí, y la verdad es que me gustó.
Tiene un estilo muy directo, no se anda con rodeos y describe de forma muy certera sentimientos, situaciones.
También creo que es un libro que puede gustar mucho sobre todo a determinadas edades, pues puedes llegarte a sentir identificado con el protagonista en determinados aspectos. Cuando eres adolescente puedes llegar a sentirte muy confuso y perdido, insatisfecho con todo sin encontrar tu lugar en el mundo y esta historia sabe expresar muy bien este tipo de sentimientos.
Así pues, puedo decir que no me ha decepcionado este libro y me han gustado mucho determinadas escenas y frases que me parece que definen muy bien algunos aspectos de la vida. La recomiendo para cualquier edad, pero yo creo que la disfrutaría todavía más a los 15 o 16 años.

Hoy, nos trae nuestra querida Patri, un clásico de la literatura contemporánea, esa obra que o bien has leído, o tienes que leer, en algún momento de tu vida.
Coincido con Patri en que la adolescencia es la mejor época si de sentirse identificado con Holden Caufield se trata, pero si se trata de disfrutar una gran novela, cualquier edad es buena¡¡¡
Muy recomendable 🌞🌞🌞

Sinopsis (ed. Alianza Editorial) 
Las peripecias del adolescente Holden Cauldfiel en una Nueva York que se recupera de la guerra influyeron en sucesivas generaciones de todo el mundo. En su confesión sincera y sin tapujos, muy lejos de la visión almibarada de la adolescencia que imperó hasta entonces, Holden nos desvela la realidad de un muchacho enfrentado al fracaso escolar, a las rígidas normas de una familia tradicional, a la experiencia de la sexualidad más allá del mero deseo.


El guardián entre el centeno (fragmento)
" Era un taxi viejísimo que olía como si alguien hubiera acabado de vomitar dentro. Siempre me toca uno de ésos cuando voy a algún lado de noche. Pero más deprimente todavía era que las calles estuvieran tan tristes y solitarias a pesar de ser sábado. Apenas se veía a nadie. De vez en cuando cruzaban un hombre y una mujer abrazados por la cintura, o una pandilla de tipos riéndose como hienas de algo que apuesto la cabeza a que no tenía la menor gracia. Nueva York es terrible cuando alguien se ríe de noche. La carcajada se oye a millas y millas de distancia, y hace que uno se sienta aún más triste y deprimido. En el fondo, lo que me hubiera gustado habría sido ir a casa un rato y charlar con Phoebe. Pero, en fin, como les iba diciendo, subí al taxi, y pronto el taxista empezó a darme un poco de conversación. Se llamaba Howitz y era mucho más simpático que el anterior. Por eso se me ocurrió que a lo mejor sabía lo de los patos.
-Dígame, Howitz -le dije-. ¿Pasa usted muchas veces junto al lago del Central Park ?
-¿ Qué ?
-El lago, sabe. Ese lago pequeño que hay cerca de Central South Park. Donde están los patos. ¿ Sabe, no?
-Sí. ¿ Qué pasa con ese lago ?
-¿ Se acuerda de esos patos que hay siempre nadando ahí ? Sobre todo en primavera. ¿ Sabe usted por casualidad dónde van en invierno ?
-Adónde va , quién ?
-Los patos. ¿ Lo sabe usted, por casualidad? ¿ Viene alguien a llevárselos a alguna parte en un camión o se van ellos por su cuenta al sur, o qué hacen ?
El tal Howitz volvió la cabeza en redondo para mirarme. Tenía muy poca paciencia, pero no era mala persona.
-¿ Cómo quiere que lo sepa? -me dijo-. ¿Cómo quiere que sepa semejante estupidez ?
-Bueno, no se enoje por eso.
-¿ Quién se enoja ? Nadie se enoja.
Decidí que si iba a tomarse las cosas tan a pecho, mejor era no hablar. Pero fue él quien sacó de nuevo la conversación. Volvió otra vez la cabeza en redondo y me dijo:
-Los peces son los que no se van a ninguna parte. Los peces se quedan en el lago. Esos sí que no se mueven. "


NO TENGO MIEDO



RESEÑADA POR GLORIA GONZÁLEZ para LIBROS
21 de Febrero de 2013

"No tengo miedo", de Niccolò Ammaniti
Contar el argumento significaría desvelar demasiado de la obra. Si acaso, puede decirse cómo empieza: un pueblo de cuatro casas en el sur de Italia, finales de los 70, es verano y no hay colegio, unos niños juegan a hacer carreras en bici por los campos de trigo y llegan a una casa escondida y abandonada… Lo
... que uno de ellos encuentra allí es el resto de la historia.
La narración se hace desde el punto de vista de un niño, Michele, que se encuentra con un hecho aterrador al que se enfrenta como lo haría un niño. Se lee como un cuento, por el lenguaje sencillo y el misterio, pero es un cuento duro, cruel.
Mientras la leía (me duró dos tardes por el lenguaje fluido y porque la historia engancha), me recordó a dos novelas muy conocidas: una es “Tom Sawyer”; la otra es más reciente y no puedo decirla porque tiene que ver sobre todo con el final.
Me ha gustado, ha sido un interesante descubrimiento.

Gran recomendación de Gloria González, un autor, que seguirá en nuestro "punto de mira".

Y otra opinión de nuestro amigo Emilio:

RESEÑADA por Emilio Camarasa para LIBROS, el 8 de Junio de 2013.
la novela “No tengo miedo”.
Trata sobre Michele Amitrano, un niño de nueve años, que se convierte un buen día en el guardián de un secreto inconfesable que intuye que debe guardarlo para sí mismo.
Es una historia donde se recrean los miedos infantiles, el paso indispensable para conocerse a uno mismo y a pesar de la escasa madurez que puede otorgar la edad, tener la certeza de lo que está bien o lo que está mal.
Esta novela me ha encantado.


No tengo miedo (fragmento)

" Estaba a punto de superar a Salvatore cuando oí gritar a mi hermana. Me volví y la vi desaparecer, tragada por el trigo que cubría la colina.
No debería haberla traído. Mamá se pondría furiosa conmigo.
Me detuve. Estaba sudando. Casi sin aliento, la llamé:
-¿María? ¿María?
Una pequeña voz lastimera me contestó:
- Michele.
- ¿Te has hecho daño?
- Sí, ven aquí.
- ¿Dónde te has hecho daño?
- En la pierna.
Ella estaba fingiendo, sencillamente estaba cansada. Me voy, me dije a mí mismo. Pero ¿y si ella realmente estuviera herida?
¿Dónde estaban los otros?
Vi sus huellas en el trigo. Ellos estaban subiendo poco a poco, en líneas paralelas, como los dedos de una mano, hacia la cima de la colina, dejando una estela de tallos pisoteados detrás de ellos.
El trigo era de aquel año. A finales de primavera había llovido mucho, y para mediados de junio, los tallos eran más altos y exuberantes que nunca. Crecieron densamente, listos para ser cosechados.
Todo estaba cubierto de trigo que removía las colinas bajas como las olas de un océano de oro en medio del cielo, los grillos, el sol y el calor.
No tenía idea de lo caluroso que era el día, los grados centígrados no significaban mucho para un niño de nueve años de edad, pero yo sabía que no era normal tanto calor.
Ese maldito verano de 1978 ha pasado a la historia como uno de los más calurosos del siglo. El calor se metió en las piedras, se desmoronó la tierra, quemó las plantas y mataron al ganado, el tiempo hizo sofocantes las casas. Cuando recogió los tomates en la huerta no tenían jugo y los calabacines eran pequeños y duros. El sol le quitó el aliento, su fuerza, su deseo de jugar, todo. Y por la noche era insoportable. "