miércoles, 27 de septiembre de 2017

LA IRA DE LOS ÁNGELES


Decimoprimera entrega de la serie de novelas protagonizadas por Charlie Parker, investigador privado y personaje oscuro, donde los haya.

"En las profundidades de los bosques de Maine se descubren los restos de un avión siniestrado. No hay cadáveres. Nunca se informó de la desaparición de dicho avión." (The Wrath of Angels, 2012).
Termino ahora mismo más de 400 páginas de novela negra-terrorífica-sobrenatural, protagonizada por uno de mis detectives favoritos, el atormentado Charlie "Bird" Parker, muy sobrenatural es esta última entrega, en ella se retoma la trama y algunos personajes de El Ángel Negro.
He añorado un poco más de vida personal de Parker y sus inseparables compañeros-protectores, Louis y Ángel pero, como siempre, he disfrutado de la prosa delirante de este escritor irlandés que borda este género propio de una forma casi impecable, en ocasiones le sobran algunas páginas, pero también eso se lo perdono.
Desde luego estas novelas oscuras son más de invierno que de verano, pero "la ocasión hace al lector"¡¡¡¡
Para aficionad@s, fieles e iniciados es perfecta, para l@s que no conocen al escritor y su protagonista, recomiendo empezar por la primera novela de la serie Todo lo que muere (Every Dead Thing, 1999).

Sinopsis (Ed. Tusquets)
En las profundidades de los bosques de Maine se descubren los restos de un avión siniestrado. No hay cadáveres. Nunca se informó de la desaparición de dicho avión. Pero hombres de toda laya lo buscaban desde hacía mucho tiempo. Lo que esconden los restos del aparato es algo más importante que el dinero: es una lista de nombres, crucial en el combate contra las fuerzas de las tinieblas. La lucha por obtener esa lista atrae al detective Charlie Parker. También capta la atención de otros: una mujer hermosa, de cara marcada, con afición a matar; un niño callado que recuerda su propia muerte; y el asesino en serie conocido como el Coleccionista, que busca nuevos corderos para sus sacrificios. Pero a medida que las fuerzas rivales se abaten sobre el lugar, el bosque se prepara para recibirlos, ya que en su espesura oculta otros secretos. Alguien sobrevivió al accidente. Sí, alguien sobrevivió. Y está esperando…


La ira de los ángeles (fragmento)

1"En el momento de morir, cuando le llegó el día y la hora, Harlan Vetters emplazó a su hijo y a su hija junto a su lecho. El cabello largo y gris del anciano, resplandeciente por efecto de la luz de la lámpara, se esparcía sobre la almohada como si fueran las emanaciones de su espíritu ya a punto de partir. Tenía la respiración anhelante; las pausas entre aspiración y exhalación eran cada vez más largas, y pronto cesarían por completo. El ocaso se imponía lentamente, pero por la ventana del dormitorio se veían aún los árboles, los centinelas de los Grandes Bosques del Norte, porque el viejo Harlan siempre decía que vivía en la mismísima frontera, que su casa era el último lugar antes de los dominios del bosque.
Ahora tenía la impresión de que, al flaquear sus fuerzas, también se debilitaba su capacidad para mantener la naturaleza a raya. En el jardín crecían hierbajos, y zarzas entre los rosales. El césped, muy descuidado, presentaba un aspecto desigual: era necesario cortarlo una última vez antes de la llegada del invierno. Lo mismo ocurría con el amago de barba que tenía en el mentón y que le raspaba molestamente los dedos, porque su hija no era capaz de afeitarlo tan bien como se afeitaba él antes. Las hojas caídas permanecían sin recoger, como las escamas de piel seca que se desprendían de sus manos, sus labios y su cara, desparramándose por las sábanas. Veía declive más allá de la ventana, y declive en su espejo, pero sólo uno de ellos albergaba la promesa de renacer.
Su hija afirmaba que ella ya tenía preocupaciones de sobra para encima andar pensando en árboles y arbustos, y su hijo, todavía resentido, se negaba a realizar siquiera esa sencilla tarea por su padre moribundo, pero para Harlan esos detalles eran importantes. Había que librar una batalla, una guerra de desgaste permanente contra el impulso erosivo de la naturaleza. Si todo el mundo pensara como su hija, las casas sucumbirían ante el avance de las raíces y la hiedra, y los pueblos desaparecerían bajo mares de color marrón y verde. En ese condado bastaba con abrir los ojos para ver los escombros de antiguas viviendas asfixiadas por la vegetación, o abrir los oídos para escuchar los nombres de poblados que ya no existían, perdidos a saber dónde en la espesura del bosque.
Era necesario, pues, mantener la naturaleza a raya y circunscribir los árboles a su territorio.
Los árboles, y lo que habitaba entre ellos."

martes, 26 de septiembre de 2017

MR. GWYN


"...Paseando por Regent's Park Mr. Gwyn decidió que lo que había hecho hasta entonces para ganarse la vida ya no era adecuado para el. Por tanto envió a The Guardian un artículo con un listado de 52 cosas que ya no volvería a hacer; la primera era escribir artículos para The Guardian y la última escribir libros......"
De esta forma (resumida) comienza el penúltimo libro publicado por Alessandro Baricco, todos aquellos que busquen un argumento contundente, consistente y real, absténganse de leer Mr. Gwyn. Dicho esto, todos aquellos que leen por el simple placer de sentir hermosas frases, palabras escogidas con amor, ideas nuevas y/o originales sin mucho propósito pero con gran sentido estético; tienen aquí su libro.
Un libro corto, apenas 100 páginas, escrito con una imaginación desbordante y no tanto talento como es necesario para canalizar esta gran imaginación.
La ventaja, se lee pronto, el inconveniente aporta poco excepto la belleza onírica de su prosa, que no es poco.
Desde la cita que lo inaugura "Tout commence par une interruption" de Paul Valéry todo augura inconsistente belleza y así es¡¡¡

Sinopsis (Ed. Anagrama)
Jasper Gwyn es escritor, vive en Londres y, verosímilmente, es un hombre que ama la vida. De repente, tiene ganas de parar de escribir, aunque la suya no es la crisis que aflige a los escritores sin inspiración, él parece querer cambiar de perspectiva, llegar hasta el meollo de cierta magia. Le sirve de apoyo, de cómplice, una muchacha que va recogiendo lo que progresivamente va siendo el misterio de Mr Gwyn. Baricco entra en las simetrías secretas de este misterio con el paso seguro y resuelto de quien conoce y ama los senderos que recorre, y el resultado es una joya literaria.

Mr. Gwyn (fragmento)
"Si Jasper Gwyn tuviera que decir cuándo empezó a pensar que había una solución, probablemente mencionaría cierto día en que ella se había puesto, en un momento determinado, la camisa, y no era una forma de echarse atrás con respecto a una decisión suya, sino de ir hacia adelante, más allá de lo que había decidido. La tuvo puesta un rato, desabrochada por delante —jugaba con los puños. Entonces hubo algo en ella que se desplazó, de una manera que podría definirse como lateral, y Jasper Gwyn sintió, por primera vez, que Rebecca le estaba dejando entrever su propio retrato.
Esa noche salió a caminar por las calles y lo hizo durante horas, sin notar cansancio. Se fijó en que había lavanderías que no cerraban nunca, y constató ese detalle con cierta satisfacción.
Ya ni siquiera la veía gorda, o bella, y todo cuanto hubiera pensado o advertido sobre ella, antes de entrar en aquel estudio, se había disuelto por completo, o nunca había existido. Como tampoco le parecía que allí dentro el tiempo pasara, sino más bien que se desarrollaba un único instante, siempre idéntico a sí mismo. Empezaba a reconocer, de tanto en tanto, pasajes del loop de David Barber, y ese periódico volver a pasar, siempre iguales, otorgada a toda forma de transcurrir una inmovilidad poética frente a la que el acaecer del mundo, fuera de allí, perdía cualquier encanto. Que todo adquiriera forma en una única luz inmóvil de tono infantil era algo de una delicia infinita. Los olores del estudio, el polvo que iba posándose sobre las cosas, la suciedad a la que nadie oponía resistencia —todo ofrecía la impresión de un animal aletargado, que respiraba lentamente, apenas visible. A la señora del fular impermeable, que pedía explicaciones, Jasper Gwyn llegó a explicarle que había algo hipnótico en todo aquello, afín a los efectos de una droga. Yo no exageraría tanto, dijo la anciana. Y le recordó que, en el fondo, se trataba de un trabajo, su trabajo como copista. Mejor piense usted en hacer algo que sea bueno, añadió, si no, me voy derechita a buscar a mis estudiantes. "


LA DETECTIVE MIOPE


La vida de Irene Ricart es una tragedia, a las pérdidas personales que ha sufrido recientemente se suman las secuelas, pierde vista a un ritmo escalofriante, las dioptrías se le multiplican de tal forma que no tiene tiempo a gastar las lentillas y las gafas (es el sueño de cualquier óptica del mundo), mientras tanto trata de resolver casos detectivescos (cinco por lo menos) con la máxima siguiente...:
"¿Sabes que entre tu y cualquier persona en el mundo hay como mucho seis grados de separación?" Novela que aparentemente bebe de las fuentes de la negra-clásica pero trata de ser original a toda costa y para ello "diseña" personajes imposibles y una trama que cojea por todas partes. Como es corta se lee rápido y como no precisa concentración por la ausencia de complejidad, vale perfectamente para la playa.
Palomitas playeras (que diría Ricardo Cortat) de calidad discreta.
Dice la autora que "se lo ha pasado bárbaro escribiendo esta novela", quizás debería cambiar sus prioridades....es una sugerencia.

Sinopsis (Ed. DEBOLSILLO)
Irene Ricart ha perdido al marido, la hija, la cordura y, casi casi, la vista. Y aun así se toma la vida con un característico humor que la ayuda a seguir viva, a aguantar el tiempo necesario para encontrar al asesino de su familia. Sabe cómo, lo ha leído en la portada de una revista cuyo titular parece una revelación: «¿Sabes que entre tú y cualquier persona en el mundo hay como mucho seis grados de separación?». Y así es: solo tiene que encontrar la relación con las personas que la separan de quien acabó con la vida de sus dos seres queridos.

La detective miope (fragmento)

1

TARJETA DE VISITA
"Muchos detectives privados son ex policías. Yo no. Yo soy viuda de un policía. Y detective privada.
Trabajo para la agencia Detectives Marín, a cuyo frente se encuentra su fundador, Miguel Marín Caballero, mi jefe.
Marín me contrató de inmediato después de nuestra primera entrevista. Cuando digo de inmediato quiero decir tras hablar conmigo poco más de una hora.
Era mi segunda entrevista ese día. Por la mañana, el director de la agencia Argos me había despachado a los pocos minutos. Creo que en realidad me había invitado sólo para echarme un vistazo, tal vez para ver si se me notaba algo. No sabría decir qué; pero por lo visto lo decepcioné. Me devolvió el currículum con una mezcla de conmiseración e impaciencia.
—No se haga muchas ilusiones.
¿Por qué no? Tenía ganas de trabajar, tenía experiencia, tenía buenas referencias. Excelentes las del jefe de mi agencia anterior, que con ellas se lavaba el cargo de conciencia por no contratarme a mi regreso.
—Tu sustituto es muy bueno, Irene.
—Yo también.
—Compréndelo. Lleva más de medio año con nosotros y se ha integrado muy bien en la plantilla.
Yo llevaba más de ocho años en la agencia y me consideraba parte de la plantilla. Pero nadie vino a reclamar mi vuelta. No era nada personal, supongo. Simplemente no sabían cómo tratar conmigo.
La entrevista con Marín era, pues, la segunda de ese día. De ese día y en total. Y la última, también en total. Las otras agencias a las que había escrito no se habían molestado en responderme.
Repasó ante mí el currículum que le había enviado.
—Me parece todo excelente, señora Ricart. Justo lo que andaba buscando."

EL MÉTODO DEL COCODRILO


Primera entrega de la serie de novelas protagonizadas por Giuseppe Lojacono,  inspector de policía en Nápoles.
Atención¡¡¡¡ Ricardo Cortat, Nuria Moragues, Noelia Vallina......y otr@s apasionados de la negra-mediterránea (entendida como la producida en el sur de Europa), aun no habíamos terminado de "cogerle el punto" al intenso comisario Ricciardi y......., Maurizio de Giovanni nos sorprende con un nuevo personaje y una nueva serie de novelas, cuyo ambiente se refleja en este párrafo:
"...Esto es Nápoles como nunca se había visto antes. Una ciudad caótica cuyos callejones arrojan sombras y ecos de pasos inciertos....."
Giuseppe Lojacono es un policía siciliano que ha sido desterrado a Nápoles, sus problemas personales y su carácter enigmático no le granjean, precisamente, simpatías en su nuevo destino en el que su único amigo (desterrado como el) le apoda "Montalbano", una novela en el Nápoles contemporáneo, que tiene posibilidades de cuajar un nuevo protagonista para la novela negra del sur de Europa.
Recomendable¡¡

RESEÑADO por Ricardo Cortat para LIBROS,  el 12 de Febrero de 2015.
De Giovanni pasa del Nápoles fascista al actual pero el ambiente, las personas, las maldades cambian poco. Los mismos perros con distintos collares. Lo salva la historia pero debería cambiar el decorado porque corre el riesgo de encasillarse.
Leed la reseña completa en el siguiente enlace:
https://www.evernote.com/shard/s67/sh/b8898ec4-daeb-44bd-91ae-3855a6ee4568/e85efd4558cdd66221fcc03059c5d80e

Sinopsis (Ed. Literatura Random House)
La historia de un inspector, unos misteriosos asesinatos y la corrupción de la policía y la mafia en Italia. Un nuevo capítulo en la eterna lucha entre el bien y el mal. M. de Giovanni, ya conocido por el publico por el personaje Ricciardi, crea un nuevo personaje, tenebroso y tremendamente humano, destinado a marcar el corazón de los lectores
Esto es Nápoles como nunca se había visto antes. Una ciudad caótica cuyos callejones arrojan sombras  y ecos de pasos inciertos. Los napolitanos viven absortos por sus preocupaciones cotidianas, de espaldas a la comunidad. En esta atmósfera un asesino puede cometer sus crímenes con bastante soltura, pasar desapercibido entre la multitud y volverse prácticamente invisible. Tres jóvenes que aparentemente no tienen nada en común aparecen muertos tras haber recibido un tiro mortal, a modo de ejecución. El inspector Giuseppe Lojacono acaba de ser transferido de Sicilia a Nápoles tras verse implicado en un turbio caso con la mafia. Arrastrado por su instinto y por circunstancias personales difíciles, se propone descubrir quién está detrás de los asesinatos. En su empeño se verá acompañado por la joven y atractiva magistrada Laura Piras, que ha oído hablar de la increíble habilidad de Lojacono, de su capacidad de observación y deducción.Las primeras investigaciones señalan a un asesino frio y metódico, que la prensa ha bautizado como"El Cocodrilo"porque, al igual que el reptil, es una máquina de matar perfecta y despiadada. Y al igual que el animal, cuando devora a sus propias víctimas, llora, pero las suyas son... lágrimas de cocodrilo. En el origen de estos asesinatos se descubrirá un dolo arraigado y ancestral, una culpa que no ha sido purgada y un amor que todo lo consume.

El método del cocodrilo (fragmento)

1

La Muerte entra por la vía tres a las ocho y catorce, con siete minutos de retraso.
Se confunde entre los viajeros, zarandeada por mochilas y bolsos, por carritos y maletas indiferentes a su frío aliento.
La Muerte camina vacilante, defendiéndose de las prisas ajenas. Ahora se encuentra en la gran sala de la estación, rodeada del griterío de los chicos y el olor a cucuruchos derretidos. Mira a su alrededor, con gesto rápido se seca una lágrima que se desliza por debajo de la lente izquierda, y el pañuelo vuelve al bolsillo superior de la chaqueta.
En medio de todas las tiendas nuevas, busca la salida para huir del ruido y del gentío. No reconoce el lugar, después de tantos años todo ha cambiado. Lo ha preparado todo punto por punto; la búsqueda de la salida será su único momento de vacilación.
Nadie la ve. Los ojos de un muchacho que fuma recostado en un pilar la recorren como si fuera transparente. Es una mirada clínica: nada llama la atención, los zapatos viejos y el traje pasado de moda dicen tan poco como las gafas fotocromáticas y la corbata oscura. Los ojos van más allá, se detienen en el bolso abierto de una señora que habla por el móvil y gesticula frenética. Nadie más ve a la Muerte cuando cruza insegura el vestíbulo de la estación.
Ya está fuera, al aire libre. Huele a humedad, a gas. Ha dejado de llover hace poco, la acera está embarrada y resbaladiza. Un rayo de sol se abre paso, la Muerte entrecierra los ojos ante el destello imprevisto y se seca otra lágrima. Mira a su alrededor y ve el aparcamiento de taxis, avanza arrastrando un poco los pies.
Se sube a un coche destartalado. Huele a humo rancio, el asiento está desfondado. Murmura la dirección al conductor, que la repite en voz alta para confirmarla, mientras arranca con una sacudida y se incorpora al tráfico sin ceder el paso. Nadie protesta.
La Muerte ha llegado a la ciudad.

LA BUENA REPUTACIÓN


"Todas las familias felices se parecen entre si; las infelices son desgraciadas cada una a su manera" (León Tolstoi).
Quizás la cita no es literal pero es totalmente real y en esta novela de Martínez de Pisón se demuestra de forma inequívoca que las familias infelices lo son, independientemente, de su origen, de su dinero, de su religión y de su forma de vida.
Esta novela, es la historia de tres generaciones de una familia de origen judío asentada en Melilla. Comienza en los años 50 y llega casi hasta los 90; la historia de la familia es parte de la historia de España y narra un aspecto desconocido de ella; como las familias judías españolas sobrevivieron a los sucesivos exilios y acabaron, muchas de ellas exiliándose de nuevo.
Esta es una familia infeliz, en la que todo está por descubrir, una familia cuyos principios hacen adivinar sus finales.
Me ha gustado.

Sinopsis (Ed. Seix Barral)
Samuel y Mercedes contemplan con preocupación el futuro de sus dos hijas ante la inminente descolonización de Marruecos y el regreso de los españoles del Protectorado a la Península. Estamos en Melilla, son los años cincuenta y, en ese contexto de cambio e incertidumbre, el matrimonio decide viajar a Málaga para establecerse en una España que comienza a abrirse lentamente a la modernidad. De la mano de cinco miembros de una misma familia, esta saga recorre treinta años de nuestra historia y transita por ciudades como Melilla, Tetuán, Málaga, Zaragoza o Barcelona. Los deseos e ilusiones de Samuel y Mercedes, de sus hijas y de sus nietos se verán condicionados por secretos inconfesables en una vida que transcurre fugaz e inesperada.
La buena reputación es una novela sobre la herencia que recibimos del pasado y sobre el sentimiento de pertenencia, la necesidad de encontrar nuestro lugar en el mundo. Autor imprescindible de las letras españolas,
Ignacio Martínez de Pisón da vida en estas páginas a unos personajes inolvidables, en un retrato nítido y veraz de la vida cotidiana y el devenir de una familia. Una lectura
maravillosa a la que uno desea volver porque en ella vemos reflejadas nuestras propias vivencias y la nostalgia de aquellos momentos que se pierden en el recuerdo.

La buena reputación (fragmento)
"Con los preparativos fue recuperando el buen humor. Los contactos de Ramiro para alquilar apartamento tardaban en dar resultado, así que confiaron en una agencia de viajes que les consiguió una reserva para un hotel en primera línea de playa recién inaugurado, el Montemar. Ramiro se aseguró de que Miriam no se enterara del precio, lo que quería decir que no debía de ser precisamente barato. La esplendidez de su marido se le antojaba una prolongación de su capacidad natural para organizar las cosas. A su lado todo parecía fácil, como cuando era niña y sabía que, estando con su padre, nunca tendría que preocuparse por nada. El mundo a veces se le presentaba sencillo, ligero, armonioso, como un juego que se atuviera a unas reglas claras y precisas, y entonces todo cobraba un sentido especial y se incorporaba a una escala más amable, en la que lo arduo se volvía llevadero y lo llevadero gustoso. Que Daniel se pasara el día haciendo trastadas o que Elías estuviera desarrollando una leve cojera no tenían por qué amargarle la existencia, y lo mismo le ocurría con las intempestivas llamadas de sus padres o con el desapego de su hermana. La vida podía ser hermosa sin ser perfecta. Más aún: la vida podía ser hermosa en su imperfección. Cuando pasaba por una de esas fases de exaltación, hasta Ramiro le parecía bastante más atractivo de lo que en realidad era: no veía en él ni las piernas gordezuelas ni la tripita tirante ni los ojos más bien juntos, y sí las manos sin pelos y la nariz recta y la distinguida arruga de la frente. No, nunca diría que Ramiro era un hombre guapo pero, como esos retratistas que captan los mejores rasgos del modelo y esconden sus imperfecciones, sabía distinguir su expresión más noble o su sonrisa más favorecedora, y era así como tendía a representárselo. Pensaba Miriam que el amor estaba unido a la belleza: o nos enamoramos de lo que nos parece hermoso o aquello que amamos nos lo acaba pareciendo. La naturaleza, por otro lado, había repartido entre Daniel y Elías los rasgos de Ramiro con tan rara equidad que, sin parecerse entre ellos, se parecían los dos a su padre. Uno tenía su mentón y sus ojos y su manera de mover los brazos, el otro su nariz y su cuello y la forma de su cara. ¿Cómo explicarse la belleza de sus hijos (que ella consideraba indiscutible) sin apreciar al menos un germen de belleza también en su marido? Querer a Daniel y a Elías era querer en ellos a Ramiro y viceversa, y ahora Miriam empezaba a vislumbrar las dificultades de ser hija y madre a la vez: en cuanto fundabas tu propia familia, dejabas de pertenecer a tus padres para pertenecer a tus hijos. Si de nuevo volvía a ilusionarse con la idea de grabar un disco, era sobre todo por ellos: por los niños, por Ramiro. Eran ellos los que tenían que sentirse orgullosos de ella, y nada la animaba tanto como saber que contaba con su respaldo.
Sara salía de cuentas pocos días antes del viaje. Como el parto se preveía complicado, los médicos optaron por practicarle la cesárea, así que tuvo que permanecer ingresada durante más de una semana. Miriam iba por las tardes a visitarla y echarle una mano. La víspera del viaje, en cambio, acudió por la mañana. La recién nacida era una muñequita pelona de cara redonda y grandes mofletes. A Miriam le gustaba apoyársela en el pecho y pasear por la habitación dando saltitos. Sara hacía gestos de dolor cada vez que cambiaba de posición en la cama. "

LA FERIA DE LAS VANIDADES


Si hubiese sido escrito en nuestra época sería el culebrón del momento, La feria de las vanidades, es el retrato ácido de una sociedad, de una clase social o varias clases sociales y la demostración fehaciente de la perspicaz y afilada pluma de William Makepeace Thackeray (Calcuta, 18 de julio de 1811 - Londres, 24 de diciembre de 1863) novelista inglés del realismo.
Es tan moderna la novela que sus adaptaciones al cine han necesitado pocos retoques para expresar lo que el autor deseaba expresar.
Recomendable.

Sinopsis (Ed. Rialp)
Un clásico que nos revela los detalles y vericuetos de la sociedad inglesa de principios del siglo XIX. Los dos personajes femeninos -la apocada Amelia y la osada Becky- son parte de este gran escenario por el que desfilan criaturas tratadas con magistral ironía. Un fresco de enorme encanto y pasmosa veracidad, que traspasa los siglos.

La feria de las vanidades (fragmento)

LIBRO PRIMERO

1

"Chiswick Mall
Una espléndida mañana de junio, cuando el siglo actual acababa de empezar, una gran carroza tirada por un magnífico tronco de brillantes arreos, conducido por un robusto cochero de tricornio y peluca, llegó a una velocidad de cuatro millas por hora a la verja de hierro de la academia para señoritas de miss Pinkerton, en Chiswick Mall. Apenas se hubo detenido el carruaje ante el rótulo de pulido bronce de MISS PINKERTON, un criado negro que venía sentado en el pescante al lado del robusto cochero se apeó, desentumeció sus piernas zambas y, cuando hizo sonar la campanilla, una veintena de cabezas asomaban ya por las ventanas del suntuoso edificio de ladrillos. Solo un agudo observador hubiera reconocido la naricita encarnada de la bonachona miss Jemima Pinkerton por encima de las macetas de geranios que adornaban la ventana del salón.
—¡El coche de mistress Sedley, hermana! —anunció—. Sambo, el criado negro, acaba de llamar, y el cochero lleva un chaleco rojo flamante.
—¿Ya están terminados los preparativos necesarios para la marcha de miss Sedley, Jemima? —preguntó la majestuosa miss Pinkerton, la Semíramis de Hammersmith, la amiga del doctor Johnson, la que se escribía con la mismísima mistress Chapone.
—A las cuatro ya estaban levantadas las muchachas, arreglando los baúles, hermana —contestó miss Jemima—; le hemos hecho un gran ramo.
—Di un bouquet, Jemima; es más elegante.
—Bueno, un manojo tan grande como un montón de heno; he puesto en la maleta de Amelia dos botellas de agua de alhelí para mistress Sedley, con la fórmula para prepararla.
—Supongo, Jemima, que habrás sacado una copia de la cuenta de miss Sedley. ¡Ah! ¿Es esta? Perfecto: noventa y tres libras y cuatro chelines. Haz el favor de dirigirla a John Sedley, y timbrar esta carta que escribo a su señora.
Una carta autógrafa de su hermana era para miss Jemima objeto de tan honda veneración como si se hubiera tratado de la carta de una reina. Solo cuando las alumnas dejaban la escuela o estaban a punto de contraer matrimonio, o en casos excepcionales, como cuando la pobre miss Birch murió de escarlatina, se decidía miss Pinkerton a escribir a los padres de sus pupilas. Jemima estaba convencida de que, si algo podía consolar a mistress Birch por la pérdida de su hija, eran los piadosos y elocuentes términos en que miss Pinkerton le anunciaba la desgracia.
En el presente caso, la carta de miss Pinkerton era del tenor siguiente:
The Mall, Chiswick, 15 de junio de 18…
Señora:
Después de seis años de residencia en la Alameda, tengo el honor y la dicha de presentar a miss Amelia a sus padres como una señorita que puede ocupar dignamente el lugar que le corresponde en su culta y distinguida sociedad. Las virtudes que caracterizan a las jóvenes mujeres inglesas y los conocimientos que convienen a su nacimiento y posición no se echarán de menos en la amable miss Sedley, cuya aplicación y obediencia le han valido la estima de sus profesores, y cuya dulzura de carácter ha sido el encanto de sus compañeras, tanto de las de edad como de las jóvenes.
En música, en danza, en ortografía, en toda clase de bordados y labores de aguja, colmará los más profundos anhelos de sus amigos. En geografía deja mucho que desear, y el cuidadoso y regular uso de la cotilla, cuatro horas diarias durante los próximos tres años, es tan recomendable como necesario para adquirir ese porte y ese aire tan indispensables en todas las señoritas de buen tono."

domingo, 24 de septiembre de 2017

TODO LO QUE HAY


¿Una explicación muy rápida para los lectores que no han descubierto aún a James?
"¿Rápida? No, no sabría. Tendrán que leerlo para entenderlo, leerlo y descubrir la densidad de una página de Salter". Juan Milá (Ed. Salamandra)
Y eso mismo me pregunto yo ¿Cómo es posible que hasta ahora no haya leído nada de James Salter????? y no encuentro explicación, lo único que se me ocurre es que lleva 35 años sin publicar una novela (y una es mayor, pero......), bien dejemos las preguntas, porque nunca es tarde si la dicha es buena¡¡¡¡ Y he leído, en un tiempo record, esta novela de Salter la última, recién publicada, con toda la intensidad y la experiencia de 88 años de escritor vivo¡¡¡¡
Todo lo que hay, es realmente todo lo que hay que saber y todo lo que hay en la vida de Philip Bowman, un editor, un neoyorkino, un hombre.
Es la primera novela que leo de Salter y no será la última, lo garantizo¡¡

Sinopsis (Ed. Salamandra)
Tres décadas después de la publicación de su anterior novela, la aparición de Todo lo que hay constituyó el acontecimiento literario del año en Estados Unidos. Ambientada en las décadas doradas que siguieron a la Segunda Guerra Mundial, en ella se dan cita los temas, inquietudes y pensamientos que han ocupado a Salter toda su vida, ese afán permanente por capturar los espacios íntimos, evanescentes, que todos albergamos y dejarlos grabados en tinta sobre papel.
Tras participar como joven oficial en las batallas navales de Okinawa, Philip Bowman vuelve a casa y, después de pasar por Harvard, consigue un empleo en una pequeña editorial de renombre en Nueva York. En esa época, la edición atañe a un puñado de editoriales en América y Europa que desarrollan su negocio en una frenética actividad social: cócteles, cenas, encuentros en apartamentos de leyenda y conversaciones que se alargan hasta altas horas de la madrugada. En esos ágapes mundanos donde se fraguan acuerdos furtivos y se deciden carreras literarias, Bowman se siente como pez en el agua. Sin embargo, pese a su éxito profesional y a sus infalibles dotes de seductor, el amor duradero parece eludirlo. Cuando finalmente conoce a una mujer que lo fascina, Bowman emprenderá un camino que nunca había pensado transitar.
La narración de Salter es un deslumbrante y en ocasiones devastador laberinto de amor y ambición, un retrato intimista de las conmociones y los placeres de estar vivo. El éxito comercial de esta obra cumbre —llegó a los primeros puestos del NYT— contribuirá sin duda a que un público mucho más amplio disfrute de la maestría narrativa de uno de los autores norteamericanos más importantes de su generación.

Todo lo que hay (fragmento)

1
Primeras luces
"Toda la oscura noche el agua se deslizó veloz.

Bajo la cubierta, tendidos de seis en seis sobre literas de hierro, yacían cientos de hombres callados, muchos de ellos boca arriba y con los ojos aún abiertos aunque se acercaba el alba. Las luces eran tenues, los motores palpitaban sin descanso y los ventiladores inyectaban aire húmedo; mil quinientos hombres con armas y macutos tan pesados que los habrían conducido directamente al fondo, como yunques arrojados al mar; una porción del formidable ejército que navegaba hacia Okinawa, la gran isla situada al sur de Japón. Pero Okinawa era en realidad Japón, pertenecía a esa madre patria desconocida y extraña. La guerra, que duraba ya tres años y medio, estaba llegando a su desenlace. Al cabo de media hora, los primeros grupos de hombres se pondrían en fila para el desayuno y comerían de pie, hombro con hombro, silenciosos, solemnes. El barco se deslizaba suavemente con un ruido sordo. El acero del casco crujía.
El frente del Pacífico no se parecía a los demás. Las distancias eran enormes. Durante días y días no había nada más que el vacío del mar y sitios con nombres extraños separados por miles de kilómetros. Fue una guerra de muchas islas arrebatadas una tras otra a los japoneses. Guadalcanal, que se convirtió en una leyenda. Las Salomón y su ranura, el estrecho de Nueva Georgia. Tarawa, donde las lanchas de desembarco encallaban en arrecifes alejados de la costa y los hombres caían abatidos por un fuego tan denso como un enjambre de abejas; el horror de las playas, cuerpos hinchados meciéndose entre la espuma de las olas batientes, los hijos de la nación, algunos de ellos hermosos."