domingo, 9 de diciembre de 2018

AGATHA RAISIN Y LA BODA SANGRIENTA


Quinta entrega de la serie de novelas protagonizadas por Agatha Raisin, esa mujer de mediana edad que vive en un pequeño pueblo de los Costwolds y después de renunciar a su exitosa carrera como relaciones públicas, se dedica a la vida rural y a la "resolución" de misterios, casi siempre, de forma accidentadamente desastrosa.

Después de la intensidad morbosa de La Pequeña música nocturna, me ha venido bien el relax humorístico de esta detective aficionada británica y desastrosa que por fin parece que se va a casar si nada se tuerce....y no digo más.
Me lo he pasado muy bien!!


Sinopsis (Ed. Círculo de Lectores)

Agatha Raisin se nos casa. ¡Y ni más ni menos que con el hombre de sus sueños! Pero un momento: el karma tiende a no alinearse en favor de nuestra Agatha… Aquí hay gato encerrado. O no: un marido del que no se divorció. O peor aún: un cadáver por el que tendrá que responder...
Por fin Agatha ha conquistado al apuesto, atractivo y enigmático James Lacey. Y no solo eso: va a llevarlo al altar. Solo un par de cosas podrían desinflar una felicidad tan gorda... Los vecinos de Carsely tienen la mosca detrás de la oreja con la boda de Agatha: ¿por qué en lugar de casarse en la iglesia del pueblo se va a la oficina del registro civil de Mircester? Porque la funcionaria de Mircester es vieja, sorda y despistada, así que podría esquivar el papeleo y las preguntas sobre su verdadera condición… Y es que solo Agatha sabe que no hay ninguna evidencia de que el borrachuzo de Jimmy Raisin haya muerto. ¡Solo Agatha sabe que está a punto de cometer bigamia! Lo que no se imagina es que algunas fuerzas oscuras están confabulando contra ella…
El día de la boda Jimmy aparecerá vivito y coleando. Agatha, histérica, se lanzará a estrangularlo con una mano; con la otra intentará retener sin suerte a su amado James Lacey... Pero ahí no acaba el lío: ¿a quién acusarán de homicidio cuando al día siguiente encuentren el cuerpo sin vida de Jimmy Raisin?

Agatha Raisin y la boda sangrienta (fragmento)





viernes, 7 de diciembre de 2018

PEQUEÑA MÚSICA NOCTURNA


Con el fondo de una pintura de Dorothea Tanning y el sonido de la Pequeña Serenata Nocturna de Mozart, me he perdido en el surrealismo de Liliana Diaz Mindurry y en su relato de la perversión "inocente" del caos del hotel La Adormidera y de la narración coral en la que se confunden personajes pasados y actuales; narradores y "narrados", sordidez y belleza; en un batiburrillo al que sólo da sentido la magnífica prosa de la escritora.
No me atrevería a recomendarlo, aunque su lectura es toda una experiencia.

Sinopsis (Ed. Huso):

Premio Planeta 1998 (Argentina). Pequeña música nocturna cuenta la inquietante relación de dos niñas adolescentes unidas por el amor a un hombre prohibido. Cargada de sensualidad, con escenas eróticas de gran audacia y magnífico vuelo poético, y un clima perturbador que recorre toda la novela, la historia adquiere una intensidad y un riesgo que crece hasta el sorpresivo final. Esta novela se ha inspirado en en la obra homónima de la pintora norteamericana Dorothea Tanning, y en la Pequeña Música Nocturna de Mozart, siendo esta influencia musical lo que la convierte en una novela polifónica. Se perciben varias melodías que se entrecruzan, sus motivos aparecen apoyados en notas equivalentes a las de un bajo.

El otro elemento que se une para conformar la trama, es el Canto V de la Divina Comedia. Se trata de una suerte de trampa envuelta en cajas sucesivas, donde la tensión, la violencia, la ambigüedad, la maldad y el cinismo conviven con el arte sin poder deslindar la ficción de la realidad y sin dar respiro.

Con esta talentosa novela, Liliana Díaz Mindurry se instala definitivamente en la literatura argentina como una arriesgada escritora. Pequeña música nocturna mereció el Premio Planeta de Novela 1998 (Argentina), cuyo jurado integraron María Estherde Miguel, Manuel Vázquez Montalbán y Marcos Aguinis.

Pequeña Música Nocturna (fragmento)

ESCRITO UN DÍA A LA MAÑANA

Cuando entré al cuarto de mi tío, estaba pintando. Suele pintar de noche algunas veces si no está muy cansado.
O si está nervioso.
Eso dice. Que cuando está nervioso, pinta. Entonces no quiere contarte ninguna historia, nada de nada, sólo pintar y pintar. Ni siquiera te ve.
Le dije: ¿Estás enojado conmigo?
Me dijo: No, no estoy enojado.
Nos quedamos sin hablar. Cuando pinta es raro que hable. Él miraba su pintura o miraba algo que yo no veía, algo que estaría en el aire. Yo le miraba la cabeza.
Estaba Minos presente, suele seguirme a todas partes. Si uno lo acaricia se duerme. Yo lo acariciaba y se dormía.
Le pregunté a mi tío algo sobre los huracanes y me dijo que no quería hablar más de eso. Que estaba harto de eso.
Le pregunté por la flor y me dijo que lo dejara en paz.
Le dije que sí estaba enojado. Me dijo que no y basta. Cuando pinta es así. Cuando pinta lo odio.
Le dije : Merce tiene pesadillas todas las noches. Sueña con algo que no sabe qué es. Me dijo: Yo también sueño. Le dije: ¿Qué soñás? No supo decirme qué soñaba. Le dije: Debés soñar con la Cosa, lo que sueña Merce. Hace meses yo también soñaba con la Cosa. Que se metía, que estaba acechando detrás de la puerta, que me tocaba los pies, que me subía por las piernas. Que yo cerraba la puerta y la Cosa empujaba y entraba. Le conté a Merce. Ahora la Cosa se le metió en los sueños a ella.
Entonces me hizo la pregunta de todos los grandes.
Por qué los grandes repiten lo mismo. No se cansan.



CASTIGOS JUSTIFICADOS



Quinta entrega de la serie de novelas protagonizadas por Sebastián Bergman, psicólogo forense, adicto al sexo y colaborador de la Unidad de Homicidios de la Policía de Estocolmo. Unidad llena de personajes problemáticos, porque es verdad que entre estos policías "el que no corre vuela".....violencia, complejos, amores desgraciados, síndromes de Peter Pan, y un largo etcétera de disfunciones que hacen la parte personal tan intensa como la trama policial.
En esta novela se trata un asunto de pura actualidad, la degradación de los medios de comunicación y el enaltecimiento de la banalidad, cuando no, de la ignorancia, el analfabetismo fu final y la brutalidad en gestos, maneras y opiniones; a esto se contrapone la pura y dura locura del que se siente despreciado y malpagado a pesar de su esfuerzo personal e intelectual.
Interesante y trepidante, con fines al de impacto; me ha hecho pasar un rato magnífico.
La recomiendo.

Sinopsis (Ed. Planeta)
Una estrella de televisión es hallada muerta de un tiro a la cabeza en una escuela abandonada. Su cuerpo se encuentra de cara a la pared y, atadas a una silla del aula, unas hojas de examen. A juzgar por el número de respuestas incorrectas, la víctima suspendió el examen más importante de su vida.
Este horrible asesinato es el primero de una serie de muertes que tendrán como víctimas a personajes famosos. La Brigada Criminal de Torkel Hölgrund se encargará del caso y sólo gracias a la pericia de Sebastian Bergman lograrán, siguiendo las pistas halladas en chats de internet y en cartas anónimas publicadas en los periódicos, resolver el misterio.

Castigos Justificados (fragmento)

Estimado redactor jefe Källman: 
Durante muchos años he leído su publicación. Primero en forma de diario físico, pero desde hace unos años en internet. 
No siempre simpatizo con sus opiniones, y de vez en cuando he cuestionado tanto la elección de temáticas sobre las que se escribe como el enfoque que se da al reportaje, pero aun así casi siempre he encontrado cierto placer en leer su periódico. 
Sin embargo, ahora me siento en la obligación de hacerle esta pregunta, al ser usted el responsable de la edición: ¿por qué su publicación rinde homenaje a la más pura idiotez? 
¿En qué momento se decidió que la más absoluta estupidez iba a ser destacada y convertida no sólo en norma, sino, además, en algo deseable y envidiable? 
¿Por qué informan y conceden espacio a personas que ni siquiera saben en qué año estalló la segunda guerra mundial, que no tienen ni los conocimientos más básicos de matemáticas y que sólo de forma excepcional logran componer una frase completa? Personas cuyo único talento es hacer morritos con la boca en los llamados selfies y cuyo único mérito es haber hecho oficialmente el ridículo manteniendo relaciones sexuales en alguno de los muchos realities que inundan nuestros canales de televisión noche tras noche.

REGRESO A BIRCHWOOD


"Una de las primeras novelas del Man Booker Prize y Príncipe de Asturias de las Letras JohnBanville, en la que indaga sobre la memoria, la familia y el fin de la inocencia.
Novela galardonada con el Allied Irish Bank's Prize y el Irish Arts Council Macaulay Fellowship."
Así nos presenta Alfaguara esta primera edición en castellano de una de las primeras novelas (creo que la primera) de mi admirado John Banville y, a pesar, de que la maestría literaria de Banville esta presente en la narración, de que su prosa magnífica reluce y se adivina un gran escritor tras la caótica trama que nos presenta; esta novela no ha logrado conquistar mi corazón en ningún momento, es más y me duele decirlo, me ha aburrido soberanamente.
«Existo, luego pienso. Eso parece innegable. En esta casa desmadrada dedico las noches a devanar mis recuerdos.» Regreso a Birchwood
Seguiré leyendo a Banville y, como no, a su alter ego Benjamin Black, pero esta no puedo recomendarla.

Sinopsis (Ed. Alfaguara)
«Existo, luego pienso. Eso parece innegable. En esta casa desmadrada dedico las noches a devanar mis recuerdos.»
Cuando Gabriel Godkin regresa a Birchwood tras varios años, la gran casa familiar no es más que una propiedad ruinosa con habitantes enajenados. Hurgando en los recuerdos, rememora sus primeras experiencias de amor y de pérdida, pero los desastres se suceden y el joven decide huir con un circo ambulante para buscar a su hermana gemela, desaparecida tiempo atrás. Pronto descubrirá que el hambre y el malestar acechan el campo y que Irlanda también está arruinada.

REGRESO A BIRCHWOOD (fragmento)
Existo, luego pienso. Eso parece innegable. En esta casa desmadrada dedico las noches a devanar mis recuerdos, los toqueteo cual impotente casanova con sus antiguas cartas de amor, olisqueando el polvoriento aroma de las violetas. Algunos de estos recuerdos están en un idioma que no comprendo, aquellos que podrían figurar bajo el encabezamiento de «el comienzo de la vieja vida». Cuentan la historia que pretendo copiar aquí, toda ella, y no solo su sentido: la historia de la caída y ascensión de Birchwood, y del papel que el Sabatier y yo desempeñamos en la última batalla.
Me llamo Godkin, Gabriel. Tengo la impresión de haber vivido ya un siglo o más, lo que solo puede ser una ventaja. ¿Estoy loco al empezar de nuevo, y de esta manera? He visto cosas terribles. Me asombra que me hayan permitido sobrevivir para contarlas. Desde luego, estoy loco.
Y puesto que, en cierto sentido, pensar es siempre recordar, ¿qué hacía yo, por ejemplo, en el seno materno, nadando en medio de esas sombrías aguas rojizas, con todo mi pasado aún por delante? Los indicios sobreviven. A menudo, un sonido que llega palpitando al crepúsculo desde el otro lado de la colina parece un eco del entrechocar de sus vientres mientras copulaban, inconscientes de los pequeños errores que ya se estaban interponiendo entre ellos. Esto no es nada. En mi época me he bañado dos veces en el mismo río. Cuando abrí los postigos de la casita de verano junto al lago, un trémulo disco de sol se posó en el círculo chamuscado del suelo en el que explotó la abuela Godkin. Eso ha de significar algo, esos momentos extraordinarios en los que el cerdo encuentra la trufa incrustada en el barro.



miércoles, 29 de agosto de 2018

UN DOMINGO COMO OTRO CUALQUIERA

Otro regalo de mi querida Amelia Ruiz y un descubrimiento que agradezco enormemente. No había leído nada de esta autora pero seguro que volveré a leer a Moriarty, más temprano que tarde.
Esta novela tiene algún pero y es, quizás, su extensión ya que en ocasiones resulta un poco repetitiva extendiendo hasta la saciedad un episodio que podría resolverse con menos páginas. Hasta los títulos de los capítulos se repiten, intencionadmente, estoy segura, para crear un ambiente de "presión psicologica" que conduce al lector por los vericuetos de la relación entre tres parejas que cambia en un momento y hace que salgan a la luz sentimientos y secretos que explican vidas enteras.
Maltrato infantil, alcoholismo, síndrome de acumulación compulsiva, amistades forzadas, control y descontrol, secretos de pareja....todo lo abarca esta novela que parte de un domingo como otro cualquiera para revolucionar la existencia de seres como otros cualquiera, como nosotros mismos.
Me ha gustado.

Sinopsis (Ed. SUMA)
La nueva novela de la autora superventas de El secreto de mi marido y Big Little Lies es un cóctel en el que se mezclan la amistad, el sexo, la maternidad y el amor... aderezado con un poco de engaño.
A Clementine la atormenta el remordimiento. Era solo una barbacoa. Ni siquiera conocían demasiado bien a los anfitriones, se trataba de amigos de sus amigos. Podrían haberse negado a acudir con facilidad. Pero ella y su marido, Sam, dijeron que sí. Y ahora nunca podrán cambiar lo que hicieron y no hicieron ese domingo por la tarde. Seis adultos responsables, tres niñas adorables y un perrito revoltoso. Aparentemente un fin de semana como otro cualquiera en una tranquila zona residencial de las afueras. ¿Qué podía ir mal?

Un domingo como otro cualquiera (fragmento)

1


Esta historia comienza con una barbacoa —dijo Clementine. El micrófono amplificaba y regulaba su voz, haciéndola más autoritaria, como si la hubiesen trucado—. Una barbacoa en un patio trasero corriente de un barrio corriente.
Bueno, no era precisamente un patio trasero «corriente», pensó Erika. Cruzó las piernas, metió un pie por detrás del tobillo y sorbió con la nariz. Nadie calificaría como corriente el patio trasero de Vid.
Erika estaba sentada en el centro de la última fila de butacas del salón de actos contiguo a aquella biblioteca tan elegantemente reformada de un barrio residencial a cuarenta y cinco minutos de la ciudad, no a treinta, que quede claro, como había indicado la persona de la empresa de taxis de la que podría pensarse que era algo así como una experta en el asunto.
Habría quizá unas veinte personas en el público, aunque habían dispuesto sillas plegables para el doble de gente. La mayor parte del público estaba compuesta por ancianos con rostros animados y expectantes. Se trataba de ciudadanos de la tercera edad inteligentes y bien informados que se habían acercado esa mañana de lluvia (otra vez, ¿terminaría en algún momento?) para hacerse con nueva y fascinante información en la «Reunión sobre asuntos comunitarios» de su barrio. «Hoy ha hablado una mujer de lo más interesante», querían contarles a sus hijos y sus nietos.
Antes de llegar, Erika había consultado la página web de la biblioteca para ver qué decía sobre la charla de Clementine. El anuncio era escueto y no daba mucha información: «Ven a escuchar la historia de esta madre y conocida violonchelista de Sídney, Clementine Hart: “Un día como otro cualquiera”».
¿De verdad era Clementine una «conocida» violonchelista? Eso le parecía algo exagerado.

sábado, 25 de agosto de 2018

UNO DE LOS NUESTROS

Un regalo de mi querida amiga Amelia Ruiz que me ha hecho disfrutar de nuevo de una novela de Tawni O'Dell, un thriller psicológico que, si bien, empieza de una forma un poco enrevesada y no engancha en las primeras páginas, luego se vuelve totalmente adictivo.
Lo de menos es que, aproximadamente en la mitad un@ averigüe el "quid de la cuestion", porque está bien escrito y mantiene la tensión hasta el final, con toques de historia de la emigración irlandesa a EEUU, que no se hacen pesados y que complementan la historia en su justo punto.
Me ha gustado.
Gracias amiga!!

Sinopsis (Ed. Siruela)
El doctor Doyle, psicólogo forense, es el arma definitiva de la oficina del fiscal del distrito de Filadelfia cuando la retorcida mente de algún asesino elude la habilidad de los demás expertos. Pero tras su exitosa carrera, sigue siendo solo Danny Doyle, el niño apocado al que todos intimidaban y que vive obsesionado con la trágica muerte de su hermana menor y los problemas mentales de su madre.
Al regresar a su pueblo natal para visitar a su abuelo, Danny encuentra por casualidad un cadáver en Lost Creek, donde una vez fuera ejecutado un grupo de mineros irlandeses que protestaban contra sus patronos. Curiosamente, la víctima está relacionada con la adinerada familia responsable de la muerte de aquellos trabajadores. Junto con el veterano detective Rafe, Danny seguirá los pasos del asesino, acercándose sin saberlo a algunas sorprendentes revelaciones sobre su entorno, su pasado y sobre sí mismo...
La autora de Ángeles en llamas vuelve a sumergirnos en una intensa historia de suspense, repleta de insospechados giros en la que los demonios personales, el conflicto de clases y la más fría venganza se mezclan en una absorbente y explosiva combinación.

Uno de los nuestros (fragmento)

Un recuerdo
Danny

—¡Ven, rápido, antes de que le dé por empezar a buscarte! —me llamó mi abuelo con un susurro angustioso desde debajo de la ventana de mi cuarto, encaramado en una carretilla puesta del revés y estirando los brazos, mientras mi padre rugía borracho en la planta de abajo. 
Nada más alcancé a distinguir sus enormes manos tendidas hacia mí en la oscuridad, con las palmas llenas de surcos negros y cicatrices azuladas. Cerré los ojos, trepé al alféizar de la ventana y me descolgué hasta sentir que me sostenía y estaba a salvo. 
—¡Silencio! —chistó mi abuelo sin ninguna necesidad, antes de que cruzáramos a toda prisa el patio trasero y echáramos a correr calle abajo hasta dejar atrás la hilera de casas silenciosas idénticas a la mía, ocupadas por inquilinos que desde hacía mucho preferían ignorar esos extraños rituales nuestros y la causa que había detrás. 
Siempre me olvidaba de ponerme los zapatos, incluso en pleno invierno, y llegaba a casa de Tommy con los calcetines húmedos y los pies helados. En verano acababa con las plantas doloridas y llenas de arañazos. Ya en el porche de la entrada, todavía resoplando y jadeando, Tommy y yo nos deteníamos un momento a mirar desde lo alto de la colina el tejado distante de la casa de mi padre y la ventana oscura de la derecha. La misma ventana por la que un rato antes se veía la luz rojiza de la lámpara de mi cuarto, tamizada con un pañuelo estampado de flores, el favorito de mi madre. Así era como avisaba a mi abuelo las noches en que a mi padre, por lo general incapaz de reparar en mí, se le metía en la cabeza la idea, espoleada por el alcohol, de que no debería haber nacido.

EL ORDEN DEL DÍA

“Nunca se cae dos veces en el mismo abismo, pero siempre se cae de la misma manera, con una mezcla de ridículo y terror”. 

Termino, sobrecogida, esta magnífica y corta novela (casi un ensayo) recomendada por los amig@s de LIBROS y premiada con el Goncourt en 2016.
Se dice que la realidad supera a la ficción y aunque se lea con todas las reservas que pueda producir un relato novelado, tiene tantos visos de realidad que produce escalofríos.
Vuillard narra con maestría el ascenso del nazismo y los colaboradores necesarios que lo propiciaron, narra la cobardía, el miedo y la codicia; y, sobre todo, narra la impunidad que permanece inalterable hasta nuestros día y habita, todavía, entre nosotros.
Imprescindible¡¡¡

RESEÑA DE Amelia Ruíz para LIBROS
“El orden del día” de Eric Vuillard, premio Goncourt 2017. Relata circunstancias anteriores a la invasión de Austria por la Alemania nazi. Quienes auspiciaron con su dinero y poder la ascensión del nazismo. Algunas cosas se saben, otras se sospechaban. El libro se lee muy bien, obliga a reflexionar los peligros de repetir la historia. Pero la forma es lo que más me ha llamado la atención. El autor relata los hechos novelándolos, a veces con poesía, a veces con pasión, con muchísima pasión… con rabia y con una capacidad imaginativa para recrear las escenas muy original.

Sinopsis (Ed. Tusquets)
Un relato inquietante acerca de los entresijos del inicio de la Segunda Guerra Mundial y la implicación de los empresarios en el ascenso de Hitler al poder.
En febrero de 1933, en el Reichstag tuvo lugar una reunión secreta, que no estaba en el orden del día, en la que los industriales alemanes —entre los que se contaban los dueños de Opel, Krupp, Siemens, IG Farben, Bayer, Telefunken, Agfa y Varta— donaron ingentes cantidades a Hitler para conseguir la estabilidad que él prometía. Desde ese año, Hitler ideó una estrategia de cara a la comunidad internacional para anexionarse Austria «pacíficamente»; para ello, mientras se ganaba la aquiescencia o el silencio de primeros ministros europeos, mantuvo una guerra psicológica con Schuschnigg, el canciller austriaco, hasta que la invasión (un alarde del legendario ejército alemán, que ocultaba graves problemas técnicos) fue un hecho.
Esta novela desvela los mercadeos y vulgares intereses comunes, las falsedades y posverdades, que hicieron posible el ascenso del nazismo y su dominio en Europa hasta la Segunda Guerra Mundial, con las consecuencias de todos conocidas. El orden del día narra de un modo trepidante y muy novedoso, en escenas memorables, las bambalinas del ascenso de Hitler al poder, en una lección de literatura, historia y moral política.

El orden del día (fragmento)

Una reunión secreta
El sol es un astro frío. Su corazón, agujas de hielo. Su luz, implacable. En febrero los árboles están muertos, el río, petrificado, como si la fuente hubiese dejado de vomitar agua y el mar no pudiese tragar más. El tiempo se paraliza. Por las mañanas, ni un ruido, ni un canto de pájaro, nada. Luego, un automóvil, otro, y de pronto pasos, siluetas que no pueden verse. El regidor ha dado los tres golpes pero no se ha alzado el telón. 
Es lunes, la ciudad rebulle tras su velo de niebla. Las gentes acuden al trabajo como los demás días, suben al tranvía, al autobús, allí se deslizan hasta el segundo piso y se abisman en sus ensueños en medio del intenso frío. Pero el 20 de febrero de aquel año no fue una fecha como otra cualquiera. Pese a todo, la mayoría pasó la mañana arrimando el hombro, inmersa en esa gran mentira decente del trabajo, con esos pequeños gestos donde se concentra una verdad muda, decorosa, y donde toda la epopeya de nuestra existencia se reduce a una pantomima diligente. Así, el día transcurrió apacible, normal. Y mientras cada cual iba y venía entre el hogar y la fábrica, entre el mercado y el patinillo donde se tiende la ropa, y, por la tarde, entre la oficina y la tasca, y finalmente regresaba a casa, entretanto, muy lejos del trabajo decente, muy lejos de la vida familiar, a orillas del Spree, unos caballeros se apeaban de sus coches ante un palacio. Les abrieron obsequiosamente la portezuela, bajaron de sus voluminosas berlinas negras y desfilaron uno tras otro bajo las pesadas columnas de gres.