lunes, 6 de noviembre de 2017

EL LIBRO DE MI DESTINO


Tengo que reconocer que estos libros sobre las mujeres y las sociedades islámicas "me ponen de los nervios"...y aun así repito.
Este es un libro paradigmático de la vida en Persia/Irán desde los últimos años de Sha hasta los años posteriores a la implantación del estado islámico radical. A través de los ojos de Masumeh (adolescente al principio, mujer madura al final) desfilan todos los "tópicos" y/o realidades de un país sometido, una vez tras otra, a todas las dictaduras imaginables, todas las dictaduras malas para los hombres,  peores para  sus mujeres.
Es una novela sobre la esclavitud y la sumisión, incomprensible para cualquier persona con un atisbo de inteligencia e injustificable desde cualquier punto de vista.
Debe estar bien escrita porque me ha "cabreado" sobremanera.

Sinopsis (Ed. Salamandra)
Prohibida en varias ocasiones en su país, esta novela no sólo detenta el privilegio de ser la más popular en la historia de Irán, sino también la que ha gozado de mayor repercusión internacional. Galardonada en Italia con el Premio Bocaccio y traducida a veinticinco idiomas, retrata la vida en Teherán desde los años previos a la revolución de 1979 hasta el presente a través de la mirada de Masumeh, una mujer inquieta e inteligente criada en el seno de una familia tradicional iraní.
Masumeh tiene quince años cuando conoce a Said, un aprendiz de farmacéutico, y entre ambos nace un sentimiento intenso y difícil de esconder. La relación termina saliendo a la luz, lo que provoca una inmensa decepción en su padre y la feroz oposición de sus hermanos. Condenada a recluirse en casa y aislada del mundo exterior, la única vía de escape es un matrimonio concertado. El elegido es Hamid, un hombre afable, culto y entregado a sus actividades políticas, que casi no presta atención a su joven esposa ni a los hijos que van llegando. Así pues, a lo largo de los siguientes treinta años, Masumeh sufrirá en carne propia las radicales transformaciones que experimentará Irán hasta que, cumplidos sus deberes de madre, un giro inesperado la obligará a escoger entre la felicidad individual o salvaguardar el honor que imponen las tradiciones.
El libro de mi destino es una cautivadora historia de amor y amistad, esperanza y dolor que, a través de una singular perspectiva íntima, nos abre las puertas a la turbulenta realidad de una sociedad obstinada en relegar a las mujeres a un degradante segundo plano.

El libro de mi destino (fragmento)
"Hamid apoyó la cabeza contra mi pecho y lloró como un niño. No sé cuánto rato pasamos allí sentados, llorando, mientras él no paraba de repetir: «¿Por qué? ¿Por qué no me lo dijeron? ¿Por qué no me lo dijeron?»
Al cabo de un rato, la rabia y el dolor lo llevaron a actuar. Se lavó la cara y salió de casa como un poseso. No pude retenerlo.
—Ten cuidado, podríamos estar todos vigilados. No bajes la guardia —se limitó a decirme.
Leí el artículo del periódico: durante una operación militar, habían capturado a Charzad y algunos más, los cuales, para evitar caer en manos de la SAVAK, se habían suicidado haciendo explotar las granadas que llevaban en la ropa. Lo leí una y otra vez, como si leyéndolo desde diferentes ángulos fuera a descubrir la verdad, pero el resto del texto no hacía más que desgranar los insultos de siempre a aquellos traidores y saboteadores. Luego escondí el periódico para que Siamak no lo leyera. Mi marido regresó de madrugada, agotado y desesperado.
—Es el caos. Todas las líneas de comunicación están cortadas —dijo, tumbándose en la cama sin desvestirse.
—Pero tienen tu número. Si es necesario, te llamarán.
—Entonces, ¿por qué no han telefoneado aún? Hace más de un mes que nadie se pone en contacto conmigo. Yo estaba al corriente de la operación, tendría que haber participado en ella, me habían entrenado. No sé por qué me dejaron fuera. Si hubiera estado allí, nada de esto habría pasado.
—¿Estás diciendo que te habrías enfrentado solo a todo un ejército y que habrías salvado a tus compañeros? Si hubieras estado allí, también te habrían matado. —Y pensé: «¿Por qué no lo incluyeron ni le dijeron nada? ¿Fue idea de Charzad? ¿Lo excluyeron para proteger a su familia?»
Transcurrieron dos o tres semanas. Hamid, muy nervioso, se pasaba el día fumando a la espera de noticias, y cada vez que sonaba el teléfono daba un brinco. Hizo lo posible para localizar a Mehdi y los otros miembros clave del grupo, pero no había ni rastro de ellos. A diario llegaban noticias de nuevas detenciones. Volvió a repasar todas las rutas de huida. En la imprenta hubo una purga y despidieron a varios empleados. Todos los días se producían sucesos e incidentes; el peligro estaba en el aire. Vivíamos cada segundo pendientes del desastre. "




LA FIESTA DE LA INSIGNIFICANCIA



Ni la portada, ni el título me auguraban una gran novela y, a veces, sólo a veces es mejor hacer caso a las intuiciones literarias.
Soberanamente aburrida, esta pretendida comedia "sesuda" y didáctica se me ha hecho eterna, a pesar, de que "sólo" tiene 70 páginas. Si el Sr. Kundera quiere ajustar cuentas con los comunistas, mejor que se busque otro método que repetir una anécdota de Stalin "mil veces" y si quiere decirnos que la existencia es insignificante que escriba un ensayo....bufff que aburrimiento¡¡¡¡¡
Para no ser dogmática os dejo otra crítica de Javier Aparicio, que sabe de literatura mucho más que yo y parece no haber leído la misma novela que yo, en el artículo hay un enlace para leer las primeras páginas de la novela: http://cultura.elpais.com/cultura/2014/08/27/babelia/1409135074_152924.html

Sinopsis (Ed. Tusquets)
Una desenfadada visión del mundo que recoge la esencia de toda la narrativa de Kundera.
Proyectar una luz sobre los problemas más serios y a la vez no pronunciar una sola frase seria, estar fascinado por la realidad del mundo contemporáneo y a la vez evitar todo realismo, así es La fiesta de la insignificancia. Quien conozca los libros anteriores de Kundera sabe que no son en absoluto inesperadas en él las ganas de incorporar en una novela algo «no serio». En La inmortalidad, Goethe y Hemingway pasean juntos durante muchos capítulos, charlan y se lo pasan bien. Y en La lentitud, Vera, la esposa del autor, dice a su marido: «Tú me has dicho muchas veces que un día escribirías una novela en la que no habría ninguna palabra seria…Te lo advierto: ve con cuidado: tus enemigos acechan». Pero, en lugar de ir con cuidado, Kundera realiza por fin plenamente en esta novela su viejo sueño estético, que así puede verse como un sorprendente resumen de toda su obra. Menudo resumen. Menudo epílogo. Menuda risa inspirada en nuestra época, que es cómica porque ha perdido todo su sentido del humor. ¿Qué puede aún decirse? Nada. ¡Lean!

La fiesta de la insignificancia (fragmento)
"Más o menos al mismo tiempo en que esa ligera sonrisa iluminaba inopinadamente la cara de Ramón, el timbre de un teléfono interrumpió las reflexiones de Alain acerca de la génesis de un perdonazos. Supo enseguida que era Madeleine. No es fácil comprender cómo podían esos dos hablarse siempre tanto tiempo y con tanto gusto cuando compartían tan pocos intereses comunes. Cuando Ramón explicó su teoría acerca de los observatorios, situados cada uno en un punto diferente de la Historia, desde los que la gente se habla sin poder comprenderse, enseguida Alain recordó a su amiga, ya que, gracias a ella, también él sabía que incluso el diálogo entre auténticos enamorados, si sus fechas de nacimiento están demasiado alejadas, no es sino una mezcla de dos monólogos que el otro sólo comprende en parte. Por eso, por ejemplo, nunca sabía si Madeleine deformaba los nombres de hombres célebres de antaño porque jamás había oído hablar de ellos o si los parodiaba adrede con el fin de hacer partícipe a los demás de que no sentía el menor interés por lo que hubiera ocurrido antes de su propia existencia. A Alain eso no le molestaba. Le divertía estar con ella tal cual era, e incluso se sentía aún más contento después, cuando se reencontraba en la soledad de su estudio, donde había colgado reproducciones de cuadros del Bosco, de Gauguin (y de quién sabe qué otros), que delimitaban para él su mundo íntimo.
Siempre había tenido la vaga idea de que, si hubiera nacido unos sesenta años antes, habría sido artista. Una idea realmente vaga, porque no sabía qué quería decir la palabra artista hoy en día. ¿Un pintor convertido en un decorador de escaparates? ¿Un poeta? ¿Existirán todavía los poetas? En las últimas semanas, lo que le había alegrado era tomar parte en la fantasía de Charles, en su obra para marionetas, en ese sinsentido que lo tenía cautivado precisamente porque no tenía sentido alguno.
A sabiendas de que jamás podría ganarse la vida haciendo lo que le habría gustado hacer (pero ¿sabía acaso lo que le habría gustado hacer?), había elegido, una vez terminados los estudios, un empleo en el que debía hacer valer no tanto su originalidad, sus ideas o su talento, como su inteligencia, o sea, esa capacidad aritméticamente medible que no se distingue entre distintos individuos sino cuantitativamente —unos más, otros menos—, siendo que Alain era más bien de los que tenían más; así pues, estaba bien remunerado y podía de vez en cuando comprarse una botella de Armagnac. Unos días antes, se había comprado una y descubierto en la etiqueta un número correspondiente al año de su propio nacimiento. Se dijo que la abriría el día de su cumpleaños para celebrar con los amigos su gloria, la gloria del eximio poeta que, gracias a su humilde veneración de la poesía, había jurado no volver a escribir un solo verso más.
Contento y casi alegre después de su larga charla con Madeleine, se subió a una silla con la botella de Armagnac, que dejó en lo alto de un armario (muy alto). Luego se sentó en el suelo y, apoyado contra la pared, fijó en ella la mirada, que lentamente la fue transfigurando en una reina. "

ALGUIEN DICE TU NOMBRE


A Luis García Montero puedo perdonarle, casi, cualquier cosa si tengo en cuenta la maravilla de su poesía que leo y releo desde hace años, por eso me resulta más fácil decirle "zapatero a tus zapatos" a esos "zapatos" poéticos que bordas como nadie; deja la prosa a tu cónyuge que, también es una artista en su campo.....
Todo esto, a cuento, del proyecto fallido de contar una historia de secretos, de amores clandestinos, de iniciación y tránsito, una historia de los años 60.....suena bien eh¡¡¡ pues.....le falta algo¡

Sinopsis (Ed. Alfaguara)
"Todo cambia, pero nos quedan los recuerdos. Se levantarán edificios, se asfaltarán los arrabales, se urbanizarán los descampados, pero tú recordarás siempre la geografía de este verano. La realidad es una alegoría para la memoria. Todo lo que nos afecta permanece en nosotros, aunque se pierda en el tiempo. "En el verano de 1963 España se muestra triste, espesa y encogida. El tiempo parece haberse detenido en el calendario y a todos les duelen los pies al caminar por la vida, como si les hicieran daño los zapatos. Pero en cualquier momento la suerte puede cambiar: por las grietas del presente gotea un poco de esperanza. Este verano seco, caluroso y desatinado es el del despertar de León Egea. Alejado del ambiente claustrofóbico de su pueblo y herido por la literatura, comienza a trabajar en la editorial Universo y vive su primer amor. En los momentos difíciles es importante apostar por el futuro en cómodos o incómodos plazos. Porque el futuro no será de los indiferentes. Pero hay que poner nombre a las cosas. Es lo que las hace reales, lo que les da consistencia. La ciudad detenida en el tiempo es Granada, Consuelo es la mujer bella e inevitable de la que se enamora León y el porvenir no lleva otro nombre que el del compromiso. Sí, todo empieza con el nombre.

Alguien dice tu nombre (fragmento)
"No sé lo que he querido decir con esa frase, pero Vicente aprovecha para cerrar el trato y bautiza al lotero como Juan el Justo, un mote digno de reyes o de papas. Luego me pide que me adelante a la parada del autobús para sacar los billetes. Salgo a la calle y respiro. Ha sobrado con esta mala experiencia para darme cuenta de que no sirvo como vendedor. Ni de enciclopedias ni de nada. Siempre me ha dado vergüenza hablar de dinero, incluso cuando no engaño a la gente. Si me dan mal las vueltas en una tienda, prefiero callarme antes que soportar la violencia de una discusión. Pero es que, además, me falta paciencia, no sé humillarme, no resisto las bromas de un cretino como Juan Jilguero, Juan Jabalí o Juan el Justo. Vicente tan feliz, una venta más. Yo hasta las narices de la enciclopedia con toda su fauna, su flora, sus personajes históricos, sus letras y sus batallas. El Jilguero tiene razón, somos unos gilipollas. En dos días me han llamado con gracia maricón y gilipollas.
Ahí está el mar, y yo quiero ser escritor. Su azul es el recurso inmediato que tiene el mundo para reconciliarnos con la vida. Es posible que todo el enredo de Juan Benavides haya sido una broma de Vicente, una especie de novatada como las que organizan los estudiantes veteranos en los colegios mayores. Igual se ha aprovechado de un amigo y me ha tendido una trampa para reírse de mí. Quizá por eso no atendió la advertencia del teniente de la Guardia Civil. Quién sabe. Hasta la gente más neutra tiene retranca.
El mar es el remedio. Cuando pase el tiempo se me olvidará el enfado, se me olvidará la enciclopedia, se me olvidará Vicente. Recordaré este día como la ocasión en la que vi por primera vez el mar. Mi padre nunca lo ha visto.
Le tocó el servicio militar en Zamora. Mi madre tampoco. Yo saco los billetes para el autobús de las seis y media, me desentiendo de todo y camino hacia la playa.
Hay niños jugando, criadas vestidas bajo las sombrillas y mujeres doradas en bañador. Me fijo en una pelirroja que incendia la arena, la tranquilidad del cielo y el azul del Mediterráneo cuando se levanta de su toalla y se dirige a la orilla. He tenido suerte con el azul de esta costa. Sé que el agua del Atlántico es más gris, más turbia, sin la claridad transparente y casi caribeña que reúne aquí el mar. He tenido suerte con la pelirroja. No necesita otra cosa que vivir, ser y estar en ella misma, igual que el mar, con la conciencia de que cada ola, cada reflejo, cada espuma pertenece a la misma plenitud. Dice mi profesor de Literatura que el peligro más grave de un poeta es la cursilería. Detrás de un cursi hay siempre un impostor. Siento vergüenza de ver a la pelirroja, que ahora se tira de cabeza al agua, y de pensar así en el mar: cada espuma pertenece a la misma plenitud. Ayer estuve muy cerca de una mujer desnuda. Ni siquiera tenía un bañador. Esperaba detrás de una puerta abierta, duchándose con lentitud, secándose con lentitud, llamándome con lentitud, desapareciendo con lentitud, cubierta de mala manera por una toalla. Y no fui capaz de ir hacia ella. Es más fácil ser pez que ser hombre. Nadas por la profundidad, ves a la pelirroja, te acercas en secreto, la rodeas, la observas bien y si eres tiburón te la comes, sin miedo a meter la pata, a hacer el ridículo o a que nadie te pida responsabilidades. "



jueves, 2 de noviembre de 2017

MARTYRIUM


Segunda entrega de la serie de novelas protagonizadas por la Inspectora Negro y el criminólogo San Juan.

Segundo caso de la inspectora coruñesa Valentina Negro y el criminólogo valenciano Javier Sanjuan y son 470 páginas que se me han "pasado volando", agradezco a Noelia Vallina su recomendación y creo que esta inspectora y su criminólogo han sumado una "fiel a su causa".
Dicho esto, creo que los escritores (porque son dos) no deberían "cargar la mano" tanto en el tema sexual, es excesivo y puede llegar a aburrir que casi todos los personajes, buenos y malos, tengan un punto tan excesivamente sexual y, sobre todo, lo estén demostrando a todas horas.
Esta segunda novela es muy entretenida y da una vuelta de tuerca muy interesante al caso de El Artista, tratado en la primera, dejando una puerta abierta a la tercera.....
Me gusta, me gusta esta inspectora gallega y esta novela negra-gallega que puede competir con la negra-nórdica, a poco que se lo proponga¡¡

Sinopsis (Ed. Versátil)
Cuando la magistrada Rebeca de Palacios recibe un extraño correo enviado por un desconocido, todo su mundo se tambalea: su hija Marta, una joven estudiante de Arte Dramático, ha sido secuestrada en Roma, y Rebeca ha de declarar inocente al hombre al que dentro de poco va a juzgar, o Marta morirá. La inspectora de la Policía Nacional Valentina Negro, amiga de la infancia de la magistrada, se ve obligada a ir a la Ciudad Eterna en una misión personal para liberar a Marta. Pero en Roma no solo hay un secuestrador. También hay un asesino apodado «Il Mostro di Roma», que ha conmocionado la ciudad durante los helados carnavales. Mientras Valentina está en Roma, el criminólogo Javier Sanjuán acude también a la ciudad invitado por Alessandro Marforio, el millonario hermano de una de las supuestas víctimas de «Il Mostro» para que le ayude a capturar al asesino de forma extraoficial. Sanjuán y Valentina se verán envueltos en una intriga endiablada en la que confluyen el Vaticano, el mundo de la política y los hombres y mujeres sin escrúpulos.

Martyrium (fragmento)

[capítulo 1]:
Patrick DoyleLondres, Hotel Dorchester. Noviembre de 2011
.
El japonés delgado y ceremonioso de nombre Takumi Noara le dio la mano al enorme sudafricano después de recibir un pequeño estuche negro. Lo metió en su maletín de Louis Vuitton y a paso rápido y sin mediar palabra se dirigió a la recepción del lujoso hotel, donde dio varias instrucciones a uno de los hombres uniformados. Luego salió con prisa reprimida por una de las puertas giratorias y alcanzó la acera con rapidez. La lluvia caía con fuerza pero a él no pareció importarle demasiado que se empapase el carísimo traje hecho a medida en Saville Row. Avanzó unos metros, miró a su alrededor procurando que no hubiese nadie cerca y sacó su iPhone. Se puso los cascos para hablar. —Ya está. Todo solucionado. Tengo la mercancía a buen recaudo.
No prestó atención a un hombre que, vestido con un perfecto traje oscuro de rayas, culminado en un sombrero negro, el típico del gentleman inglés, se acercaba a él. Sorprendentemente, a pesar de la lluvia, llevaba el paraguas cerrado. Caminaba con paso lento mirando hacia la acera mojada, con aire distraído, como si fuese presa de un tremendo pesar que le encogía el alma. El hombre continuó caminando, sin ver a Takumi Noara, hasta tropezar con él de una forma inesperada.
Al japonés se le cayó el iPhone a la acera gris. Soltó una imprecación. El hombre se abalanzó sobre el móvil con agilidad para cogerlo y se lo entregó, entre una retahíla de disculpas en varios idiomas. Takumi lo miró con ira contenida, pero al ver que el teléfono estaba intacto, aunque algo mojado, se tranquilizó un poco. Cuando levantó la vista tras comprobar que la pantalla seguía en su sitio sin un rasguño, el hombre había desaparecido.
Fue un rato después cuando empezó a notar un extraño ardor en la pierna derecha. Le dolía la cabeza. Volvió al hotel y pidió paracetamol, un té y un taxi al servicio de habitaciones. La pierna le escocía cada vez más, pero no tenía tiempo para ir al médico. Su avión saldría de Heathrow en menos de dos horas.
Ya en el avión, Takumi sintió que el ardor de la pierna subía por sus venas hasta la cintura primero, y luego hasta su pecho. Se le ocurrió por primera vez levantar la pernera del pantalón y ver qué era lo que le estaba pasando.

miércoles, 1 de noviembre de 2017

EL HUÉRFANO


Abandono, temporalmente, la lectura de esta novela Premio Pulitzer 2013, es algo que me "fastidia" horriblemente, pero, la verdad es que ya estoy muy mayor para leer novelas premiadas que me aburren soberanamente......esto puede sonar a herejía pero es que en las 100 páginas que he conseguido, a duras penas, leer no he encontrado ninguna razón para continuar hasta las 420 que tiene esta novela.
No es que no me interesen las crueldades de la dictadura en Corea del Norte ni el triste destino del protagonista, es que el ritmo narrativo es inexistente, el perfil del personaje aburrido (ni siquiera me apenan sus "desgracias"), los acontecimientos absurdos y el "humor"???, sinceramente no lo veo por ninguna parte...., por tanto, lo aparco para mejor ocasión??? y me voy con Martyrium que no obtendrá nunca el Premio Pulitzer pero me entretiene y no me "cabrea".
De todas formas y como no quiero ser injusta os dejo una crítica mucho más autorizada que la mía, para que toméis una decisión correcta:
http://cultura.elpais.com/cultura/2014/06/17/babelia/1403000716_245654.html

Sinopsis (Ed. Seix Barral)
PREMIO PULITZER 2013. THE NEW YORK TIMES BEST SELLER
Jun Do vive en un orfanato y se considera un humilde ciudadano «del mejor país del mundo». A los catorce años es reclutado por el ejército norcoreano como soldado de túneles, y va ascendiendo al servicio del Gobierno, primero como secuestrador y asesino profesional, hasta convertirse en oficial de la inteligencia militar. Guiado por un sentido extremo de la lealtad y el sacrificio, Jun Do es capaz de cometer los actos más atroces sin pestañear, pero es, también, aquel niño abandonado que busca desesperadamente el amor. El huérfano es un thriller trepidante, un retrato surrealista de un mundo escondido bajo un régimen dictatorial y una bella historia de amor que transporta al lector en un viaje a las profundidades de Corea del Norte y al rincón más íntimo del corazón humano. Galardonado con el Premio Pulitzer por esta novela, Adam Johnson ha recibido el reconocimiento unánime y rotundo de la crítica y de los lectores, y se ha convertido en un fenómeno internacional, cosechando innumerables premios.
Considerada una novela «osada y extraordinaria» (M. Kakutani, The New York Times), «increíblementebien escrita y simplemente apasionante» (Zadie Smith, Los Angeles Times), El huérfano está llamada a ocupar «un lugar entre los clásicos de la novela distópica, como 1984 y Un mundo feliz» (B. Demick, The Guardian).

El huérfano (fragmento)

Primera Parte
LA BIOGRAFÍA DE JUN DO

La madre de Jun Do era cantante. Eso era lo único que el padre de Jun Do, el supervisor del orfanato, le había contado sobre ella. El supervisor del orfanato guardaba una fotografía de una mujer en su cuartito de Feliz Porvenir. Su belleza era notable: unos ojos grandes que miraban de soslayo y unos labios fruncidos que esbozaban una palabra no dicha. A las mujeres bellas de provincias se las llevaban a Pyongyang, y eso, sin duda, era lo que le había pasado a su madre. El supervisor del orfanato era una prueba viviente de ello: se pasaba las noches bebiendo y, desde los barracones, los huérfanos lo oían llorar y lamentarse, suplicando a media voz a la mujer de la fotografía. Jun Do era el único que tenía permiso para ir a consolarlo y quitarle la botella de las manos.
Jun Do era el chico de más edad de Feliz Porvenir, y eso entrañaba una serie de responsabilidades: racionar la comida, asignar los camastros y bautizar a todos los chicos a partir de la lista de los 114 Grandes Mártires de la Revolución. Pero el supervisor del orfanato estaba decidido a no tratar con favoritismo a su hijo, el único niño de Feliz Porvenir que no era huérfano. Cuando la conejera estaba sucia, era Jun Do quien pasaba la noche ahí encerrado; cuando algún niño mojaba la cama, Jun Do era el encargado de desprender el pis congelado del suelo. Jun Do no fanfarroneaba delante de los demás por ser el hijo del supervisor del orfanato y no un chico cualquiera al que sus padres habían abandonado de camino a un campo 9/27. La verdad, para quien quería entenderla, era bastante evidente: Jun Do llevaba allí desde antes que todos ellos, y si nunca lo habían adoptado era porque su padre no había permitido que nadie se llevara a su hijo. También tenía sentido que, después de que enviaran a su madre a Pyongyang, su padre hubiera solicitado el único trabajo que le permitía ganarse la vida y, al mismo tiempo, cuidar de su hijo.


martes, 31 de octubre de 2017

LA FAMILIA ABE


Al mismo tiempo que Crímenes Exquisitos, me traje de la biblioteca este libro del maestro japonés Mori Ōgai, en esta serie de relatos cortos el escritor muestra la cultura ancestral de Japón a través del suicidio ritual como tradición de los samurai para seguir a su señor. El estilo de Ōgai se revela delicado y poético, a pesar de la dureza de los temas que trata, pero hay en los relatos tal cantidad de datos, fechas, nombres y tradiciones (absolutamente lejanas a lo occidental) que se hace farragosa la lectura a pesar de su interés.
No me siento capaz de interpretar de forma correcta una forma de escribir tan diferente, una cultura tan alejada y unas tradiciones absolutamente desconocidas para un occidental medio; eso sí la belleza de la prosa es indudable.

Sinopsis (Ed. Satori)
El libro se compone, así pues, de tres relatos: El testamento de Okitsu, La familia Abe y Sahashi Jingorō que nos transportan al Japón más feudal, al Japón del periodo de Edo en el que los samuráis se regían por un estricto código de honor. Y justamente el junshi (殉死) comúnmente llamado seppuku o harakiri por nuestros lares, el acto de quitarse la vida por honor a través de una ceremonia ritual, es el centro neurálgico de los tres relatos recopilados en esta edición.
Si bien La familia Abe es el relato más famoso de esta edición, que es considerado un clásico de la literatura japonesa y de hecho ha sido adaptado al cine y al manga, los tres relatos en bloque giran en torno a tres conceptos básicos del Japón de la época como son el honor de los samuráis, la lealtad hacia su señor feudal y cómo esto les lleva justamente a la muerte por honor y lealtad.
El señor feudal Hosokawa Tadatoshi agoniza en su lecho de muerte. Dieciocho de sus vasallos más allegados reciben permiso para quitarse la vida mediante haraquiri y acompañar a su señor en la muerte siguiendo la vieja tradición samurái. Pero su servidor más fiel y abnegado, Abe Yaichiemon, ve denegada su petición pues Tadatoshi le ordena que viva para servir a su joven heredero. Abe cumplirá los deseos de su señor pero, cuestionado en su honor por los samuráis del clan y sometido a objeto de burla, tomará una arriesgada decisión que condicionará el destino de toda su familia.
También se incluyen en este volumen otros dos relatos protagonizados por samuráis que se enfrentan a la difícil decisión de poner fin a sus vidas para limpiar su honor.

La familia Abe (fragmento)



sábado, 28 de octubre de 2017

CRÍMENES EXQUISITOS



Primera entrega de la serie de novelas protagonizadas por la comisaria de policía Valentina Negro y el criminólogo Javier San Juan.

El aniversario de Doña Agatha es el día perfecto para terminar esta novela y contarlo¡¡¡
He pasado unos días estupendos sumergida en los crímenes exquisitos que suceden en A Coruña, quizás la novela no es la mejor del mundo, pero recorrer las calles, plazas, restaurantes, librerías, colegios, playas....., de mi ciudad y alrededores a la caza y captura de "El Artista", me ha encantado.
Crímenes Exquisitos no es la perfecta novela negra pero entretiene y mantiene la atención sin fisuras, le sobra un poco de pedantería y le falta un poco de rigor en el perfil de los personajes y las situaciones, pero como ópera prima cumple sobradamente¡¡¡
Creo que le daré otra oportunidad a esta pareja que forman Valentina Negro inspectora de la Policía Nacional y Javier San Juan criminólogo.
Sólo un reproche a los autores, ¿por qué el periódico más popular de la ciudad se llama La Gaceta de Galicia? no tiene sentido y no me imagino a Agatha Christie cambiándole el nombre al Times.

Sinopsis (Ed. Versátil)
El cuerpo de Lidia Naveira, una joven de la alta sociedad coruñesa, aparece flotando en el estanque de Eirís recreando la famosa Ofelia de Millais.
¿Qué relación tiene este crimen con el macabro asesinato acontecido meses antes en la Abadía de Whitby?
La inspectora Valentina Negro, con ayuda del famoso criminólogo Javier Sanjuán, liderará una investigación que la llevará a colaborar con Scotland Yard, en una oscura trama a caballo entre A Coruña y Londres.
Lo que nadie puede llegar a sospechar es que en la vertiginosa cuenta atrás para atrapar al asesino, deberán enfrentarse a las obsesiones más inconfesables de la sociedad actual.

Crímenes Exquisitos (fragmento)

Primera parte: Cadáveres exquisitos«Ya se le ha dado bastante a la moralidad, ahora les toca el turno al gusto y las bellas artes». Del asesinato considerado como una de las bellas artes. Thomas de Quincey
Capítulo 1.
LidiaLa Coruña, 4 de junio de 2010
Lidia Naveira se ató muy fuerte sus Nike con un nudo de doble lazo. Odiaba que se le desataran las zapatillas en el medio del camino, rompiendo el ritmo de carrera y obligándola a detenerse, sobre todo porque podía caer al suelo al pisar el cordón. Cogió el iPhone para elegir el listado de música que escucharía durante el entrenamiento: Lady Gaga, Beyoncé, Shakira, Katy Perry… canciones que la animaban y la ponían de buen humor. Y lo más importante: la ayudaban a despertarse y a espabilar con ritmo. Metió el iPhone en el brazalete y lo ajustó a la altura del bíceps. Estaba lista. Solo faltaba ver qué tiempo hacía.
Abrió la ventana: ya estaba amaneciendo. Eran las siete menos cuarto de la mañana. Las nubes empezaban a pintarse de un hermoso color de fuego. Al fin había dejado de llover, tras unos meses de tiempo insoportable. Así que esa mañana no tocaba chubasquero. Con la camiseta ajustada gris resultaría suficiente. No tendría clase hasta las nueve y media. Se le echaban encima las fechas de Selectividad y los profesores del Colegio Salesiano habían dejado tiempo a los que habían aprobado todo para estudiar y prepararse bien. Así que antes de ir al Colegio le daba tiempo de sobra para correr hasta El Portiño por el paseo marítimo y volver, ducharse, desayunar e ir a clase. Su mente voló emocionada. Cada vez que se acordaba de sus notas, una gran sonrisa invadía su hermosa cara pecosa. Notables y sobresalientes. En cuanto se sacase el carnet de conducir, en octubre, su padre le había prometido que iba a comprarle un coche.
Un coche totalmente nuevo. Por su cumpleaños. Lidia quería un Fiat 500. Eran preciosos…
El olor a café recién hecho pronto se expandió por toda la casa. Su madre ya estaba en pie, preparando el desayuno. Lidia fue a la cocina a darle un beso.
—¿No tomas algo antes de ir a correr. Lidia? ¿Un poco de café aunque sea?
—No, mamá. No tomo nada antes de hacer deporte, lo sabes perfectamente. A la vuelta. —Lidia volvió a besarla con cariño—. No llevo llaves, así que no te vayas muy lejos.
—No te preocupes. Hoy tu padre tiene que levantarse temprano también. Creo que tiene una reunión importante en la asociación de hosteleros.
—Me voy, mami. O luego no llegaré a clase a tiempo.
—Hasta luego, hija. Ten mucho cuidado, anda.
Lidia cogió el ascensor y bajó hasta el portal. Abrió la puerta y aspiró la brisa embriagadora con gran placer. El mar estaba totalmente en calma. No había casi coches aún por el paseo y solo se escuchaba algún graznido lejano de las gaviotas, y el romper de las olas, rítmicas y mansas, contra la arena de la playa.
Se apoyó en la barandilla del paseo para hacer los estiramientos. En sus oídos retumbaba Bad romance, la primera canción de la lista, la que hacía que su cuerpo y su mente se pusieran en marcha con el ritmo frenético. Estaba tan concentrada en la música que no se fijó en una furgoneta blanca con rótulos azules, bastante vieja, que estaba parada en doble fila justo delante del portal de su casa.