viernes, 1 de septiembre de 2017

MUERTE ENTRE LÍNEAS


Vigesimotercera entrega de la serie protagonizada por el Comisario Brunetti de la Prefectura de Venecia.

Querida Amelia Ruiz, aun a riesgo de disgustarte debo decirte que las relaciones entre Brunetti y la signorina Elettra continúan en "punto muerto"...., la aristocrática Paola a lo suyo y los "niños repelentes" con poco protagonismo en esta última entrega de la serie Brunetti (este apunte va dedicado a Ricardo Cortat).
Para todos los demás, decir, que he disfrutado como siempre leyendo las peripecias venecianas de nuestro comisario Guido Brunetti, en esta ocasión su investigación nos atañe directamente ya que se desarrolla entre LIBROS, o sea, que la Sra. Leon se ha marcado una de metaliteratura.... 
De nuevo, leer a Donna Leon es un placer, corto e intenso, pero placer al fin y al cabo¡¡¡

Nuestro querido Ricardo Cortat, ha compartido su opinión sobre esta novela:

RESEÑADO por Ricardo Cortat para LIBROS,  el 9 de Julio de 2014.
Traducciones deficientes, personajes que cambian de nombre a largo de una conversación, maneras poco agradables visualmente de maquetar los puntos y aparte o los finales de capítulo... Todo libro tiene los riesgos de que le hagan un estropicio entre la entrega del original y la llegada a las manos del lector.
Hoy tengo entre manos un despropósito ...parecido, cuando la persona que resume el libro en la contraportada no se lo ha leído o resume de oídas.
'Muerte entre líneas' de Donna Leon, editorial Seix Barral, empieza con una llamada de una bibliotecaria a Brunetti y con un profesor adjunto que presuntamente roba unos libros.
Esa dottoressa y ese profesor se convierten, respectivamente, en director de biblioteca y en catedrático a manos del individuo que perpetra el texto resumidor.
Llamadme puntilloso, quisquilloso o lo que os venga en ganas pero si en lugar del 'gancho' para comprar el libro fuera un comentario de texto para el colegio, alguien iba a pasar el verano haciendo muchas redacciones.
AÑADIDO EL 14 DE JULIO 2014
Vengo teniendo la sensación que esta serie empieza a dar signos de agotamiento.
Sólo espero que cuando llegue el momento, le de una muerte digna.

Sinopsis (Ed. Planeta)
Una tarde, el comisario Brunetti recibe la llamada desesperada del director de una biblioteca veneciana. Diversos libros antiguos de gran valor han desaparecido.  Los bibliotecarios sospechan del hombre que pidió consultar los volúmenes, un catedrático de la Universidad de Kansas. El único problema es que, después de comprobar sus credenciales, el profesor simplemente no existe. Brunetti empieza entonces a investigar entre los habituales de la biblioteca, y es así como conoce al exsacerdote Franchini, un lector apasionado de literatura cristiana antigua, o la condesa Morosini-Albani, una generosa mecenas. Cuando Franchini aparece asesinado, el caso toma un rumbo más siniestro y pronto Brunetti se encuentra sumergido en el sombrío mundo del mercado negro de libros antiguos.
En Muerte entre líneas, Donna Leon se ha inspirado en uno de los mayores escándalos del comercio de libros de la Historia: el robo, real, de miles de libros antiguos de la biblioteca napolitana de Girolamini.

Muerte entre líneas (fragmento)

1
"Había sido un lunes tedioso, la mayor parte del cual la había pasado leyendo las declaraciones de los testigos de una pelea entre dos taxistas que había mandado a uno de ellos al hospital con una conmoción y el brazo derecho roto. Los testigos eran una pareja de turistas estadounidenses que habían pedido al portero del hotel que les consiguiera un taxi acuático para ir al aeropuerto; el portero, que decía que había llamado a uno de los taxistas con los que el hotel trabajaba habitualmente; el botones, que afirmaba no haber hecho más que su trabajo metiendo el equipaje de los estadounidenses en el taxi que se acercó al embarcadero; y, por último, los dos taxistas, uno de los cuales ya había declarado en el hospital. Según entendía Brunetti basándose en los diferentes relatos, el patrón de la compañía de taxis que empleaban habitualmente estaba en las inmediaciones del hotel cuando recibió la llamada del portero, pero al llegar, otro taxi ya había atracado en el embarcadero. El patrón atracó a su vez, pronunció en alto el nombre que le había dado el portero y dijo que estaba allí para llevar a la pareja al aeropuerto. Pero el otro taxista insistió en que el botones lo había parado a él y que por lo tanto la carrera era suya, aunque el botones lo negaba y decía que él simplemente estaba ayudando con las maletas. De pronto, el patrón del taxi en el que ya habían cargado el equipaje se encontró sin saber cómo en la cubierta de la otra lancha, y los estadounidenses montaron en cólera por haber perdido el vuelo.
Brunetti sabía lo que había ocurrido, aunque no podía probarlo: el botones había parado un taxi que pasaba por allí para llevarse él la comisión de la carrera en lugar de que la cobrase el portero. Las consecuencias eran evidentes: nadie iba a contar la verdad y los estadounidenses se quedarían sin comprender qué había sucedido. Mientras reflexionaba sobre esto, Brunetti dejó de pensar un momento en el deseo que tenía de tomarse un café y se detuvo a sopesar si era posible que hubiese dado con una especie de explicación cósmica de la historia contemporánea mundial."

jueves, 31 de agosto de 2017

UN ACTO DE MALDAD


Decimoctava entrega de la serie protagonizada por el inspector Thomas Lynley y la policía Bárbara Havers.


Más de 600 páginas de pura intriga, he estado los últimos días sumergida en el mundo del Inspector Lynley y su colega la sargento detective Barbara Havers. Es verdad que soy una adicta a Elizabeth George desde que leí la primera novela protagonizada por este aristócrata de Scotland Yard y su desaliñada colaboradora y que, aunque en alguna ocasión suene repetitivo, siempre repito.
Es verdad que Elizabeth George debió leer todas las novelas de PD James antes de escribir su serie, los paralelismos son más que una mera coincidencia; aunque el detective de James es poeta y el de George aristócrata, aunque Kate Miskin es disciplinada y Barbara Havers caótica (ambas son de clase baja y están enamoradas de su jefe), aunque Francis Benton-Smith es de origen indio y Winston Nkata de origen africano y aunque PD James es más sutil, más intelectual y más profunda tanto en el crimen como en la descripción, Elizabeth George consigue unas novelas entretenidas con un toque british que sólo puede marcar tanto una norteamericana.
Muy entretenida, la recomiendo, aunque la alumna no ha superado a la maestra.

Sinopsis (Ed. Roca)
La detective Barbara Havers tiene un gran problema: Hadyyah, la hija de su amigo Taymullah Azhar, ha sido secuestrada por su madre, Angelina, y Barbara no puede ayudar de ninguna manera. Azhar nunca se casó con Angelina y su nombre no figura como padre en el certificado de nacimiento de su hija. No puede emprender, por tanto, ningún tipo de acción legal. Azhar y Barbara contratan a un detective privado, pero las pocas pistas con las que cuentan no conducen a nada. Azhar está empezando a aceptar esta pérdida tremenda cuando Angelina reaparece con una noticia increíble: Hadyyah ha desaparecido, secuestrada en un mercado italiano. La policía italiana está investigando, pero Scotland Yard no parece interesarse por el caso hasta que Barbara decide hacerse cargo, aunque ello pueda llegar a costarle su carrera. Barbara y el inspector Thomas Lynley pronto se dan cuenta de que el caso es mucho más complejo que un secuestro típico. Barbara tendrá que decidir cuáles son sus prioridades y cuánto está dispuesta a arriesgar para salvar la vida de la niña.

Un acto de maldad (fragmento)

15 de Noviembre
Earls Court, Londres

"Pasar la tarde en el Brompton Hall, sentado en una silla de plástico, rodeado de doscientas personas que no paraban de chillar y aullar - todas ellas vestidas con lo que no se podía llamar de otra forma que "moda alternativa" -, era algo que Thomas Lynley nunca había creído que haría. Una música irritante atronaba desde unos altavoces del tamaño de un bloque de apartamentos de Miami Beach. Había un puesto de comida haciendo su agosto, vendiendo perritos calientes, palomitas, cervezas y refrescos. Cada poco una mujer gritaba a voz en cuello por encima del barrullo para dar las puntuaciones y anunciar las penalizaciones. Y diez mujeres con casco y patines competían en una pista ovalada cuyos límites habían marcado con cinta adhesiva en el suelo de cemento."



DOBLE SILENCIO


Séptima entrega de la serie protagonizada por Anders Knutas, comisario  en la policía judicial de Visby, en la isla sueca de Gotland.

Un entretenimiento muy eficaz para estas cortas vacaciones de Semana Santa, Mari Junstedt siempre funciona con sus misterios en Gotland, en esta ocasión Knutas y su vida personal tienen un protagonismo destacado, mientras que Berg y su "melindrosa" esposa Emma quedan en segundo plano (de lo cual me alegro).
El fondo es la Semana Bergman y la forma misterios del pasado y del presente que vuelven y destrozan vidas y carreras. Lo dicho un entretenimiento perfecto para leer al sol primaveral¡¡¡

RESEÑADO por Rossana Cabrera para LIBROS, el 30 de Septiembre de 2014.
Empezar por la séptima u octava entrega de una saga, tiene sus ventajas. No vengo esperando cosas y me dejo llevar por la historia, con lo cual, la pareja de detectives, no fueron los protagonistas para mi, lo fueron los amigos que se van a la isla. Y como ellos fueron los protagonistas, casi me resultó pesado cuando mezclaban la vida personal de la policía con la investigación de un asesinato ¿a qué viene el interés de la crisis de edad de la mujer de Knutas?
Y la pareja de el periodista y su mujer ¿Por qué corno los metió en la historia?
Sólo se explica si en los libros anteriores tuvieron mayor protagonismo y los lectores quedaron enganchados de alguna manera que no puedo imaginarme con la historia entre ellos y necesitaban algún datito para seguir sabiendo. Pero leído este libro suelto ¡sobran!
Pareciera que no, pero sí, me gustó. Se lee en un plis plas y te deja esa sensación de mar helado lamiéndote las piernas.
Cada vez más lejos Suecia como destino turístico para mi

Sinopsis (Ed. Maeva)
Tres parejas de amigos que pasan cada año unos días de vacaciones juntos, se disponen a compartir una semana en el agreste e idílico paisaje de la isla de Fårö, donde se celebra un festival en homenaje a Ingmar Bergman. El famoso director sueco rodó varias películas en la isla, en la que se retiró los últimos años de su vida. La repentina desaparición de dos de los amigos da un giro inesperado al viaje, y cuando aparece el cadáver de uno de ellos, que presuntamente ha sido asesinado, el comisario Anders Knutas y su compañera Karin Jacobsson se hacen cargo del caso, aunque Knutas está preocupado por su colega, muy atormentada por un suceso de su pasado. Su investigación no hace más que complicarse cuando desenmarañan la compleja relación de sexo, celos y obsesión que une a los seis amigos en una carrera contra el tiempo para evitar más muertes.

Doble silencio (fragmento)

"El coche salió de la carretera principal y continuó por un sendero para tractores que se adentraba en el bosque. Había anochecido y la fría luz del vehículo apenas iluminaba el camino. Los pinos eran más altos de lo que solía ser habitual en Gotland. Formaban un bosque espeso; sus ramas buscaban la compañía mutua para protegerse del viento cuando las tormentas asolaban la isla. Aunque, en ese momento, todo estaba en calma. El coche solitario se abrió paso hasta detenerse en un claro junto a un pequeño pantano, que en realidad no era más que un tremedal. La luna brillaba blanca y redonda sobre el agua cristalina. Una neblina surgía de la superficie, se elevaba lentamente hacia el cielo, se evaporaba y desaparecía en el vacío.
La pareja salió del coche dando tumbos, absortos en su juego. Ella abrazada a él, labios contra labios, cuerpo contra cuerpo, manos febriles moviéndose debajo de la ropa. Ella rio y el sonido de su risa se propagó sobre la superficie del agua, rebotó entre los troncos nudosos y las rocas de alrededor; parecía no dirigirse a ninguna parte. Un viejo sauce alargaba sus ramas sobre el lago negro y frío, acariciando su superficie tranquila.
Ella se apoyó contra el tronco, abrió los brazos y cerró los ojos. El aroma a humedad y tierra y el aire fresco del rocío contra su piel desnuda la excitaron aún más. Él la mordió con fuerza en el hombro, ella dio un grito, se zafó de su abrazo y corrió hacia el bosque. La alcanzó en lo alto de la cuesta que había sobre el pantano y la apoyó con fuerza contra un pino. La corteza arañaba su espalda. Los ojos de él brillaban en la oscuridad, y comenzó a desabotonarle lentamente el vestido. Dejó que los dedos se deslizaran por los hombros desnudos hasta que el tejido se desprendió y cayó junto a sus pies. No se había preocupado de ponerse un sujetador. Llevaba días deseándolo."

EL NIÑO DE LA MALETA


Primera entrega de la serie protagonizada por la enfermera Nina Borg.

Es sorprendente lo que cuatro días de vacaciones pueden suponer para la voracidad lectora......al mismo tiempo que El jilguero y Cien años de soledad, algo ligero para leer al sol!
Y qué mejor que una trama sombría, una trama en la que el tráfico de personas, la infancia desgraciada, la caída de la URRSS y la arrogancia del "primer mundo" se mezclan sin tregua.
La  he devorado en un par de tardes "santas".
Prometedora la protagonista Nina Borg, enfermera, solidaria, imperfecta y huidiza, creo que me gustará leer más libros con esta protagonista, es nórdica pero supone un cambio con respecto a tanto policía alcohólico y atormentado (tiene su parte de tormento pero.... promete, promete mucho¡¡¡¡). Bien, resumiendo, más negra nórdica para alimentar al monstruo, recomendable¡

Sinopsis (Ed. Maeva)
Nina Borg, una enfermera entregada y con una gran conciencia social, ve cómo la estabilidad de su vida se tambalea cuando recibe la llamada de Karin, una amiga también enfermera que le pide un favor aparentemente sin complicaciones: que vaya a recoger una maleta en la estación de trenes de Copenhague. Su sorpresa es mayúscula cuando, al abrir la maleta, descubre que contiene... un niño. Al mismo tiempo, en Lituania, el pequeño Miklas ha sido secuestrado. Su madre, Sigita, se despierta en un hospital con claros síntomas de intoxicación etilíca. Ella no recuerda haber bebido, pero la policía no le cree. Ante la insistencia de Sigita y el descubrimiento de pruebas que respaldan su versión, las autoridades lituanas no tendrán más remedio que tomarse muy en serio su denuncia. Por otro lado, Nina se ve muy pronto atrapada por una peligrosa red criminal que pone en peligro su propia vida.

El niño de la maleta (fragmento)

"Mantuvo la puerta abierta con el trasero mientras tiraba de la maleta hasta meterla a rastras en las escaleras del aparcamiento. El sudor le corría por la espalda y le empapaba la camiseta. La temperatura interior del edificio era mínimamente más fresca que la del cegador infierno de Nyropgade, la calle que había afuera, pero a cambio todo apestaba a hamburguesería mohosa porque alguien había dejado los restos de un menú tirados en un escalón.
Una vez en el sótano del aparcamiento, arrastró la maleta por detrás de unos contenedores hasta un punto donde calculaba que las cámaras de seguridad no la verían. No quería meterla en el coche sin saber qué contenía. No estaba cerrada con llave, solamente tenía echadas dos aldabillas y llevaba una resistente correa alrededor. Le temblaban las manos, una de ellas aún sin sangre después de acarrear aquel peso tan poco manejable durante tanto rato, pero abrió los cierres y levantó la tapa.
Dentro de la maleta había un niño, un niño rubio desnudo, flaco y menudo de no más de tres años. El susto la impulsó a retroceder hasta la áspera pared de plástico del contenedor. El pequeño tenía las rodillas flexionadas a la altura del pecho e iba doblado como si fuera una camisa; de otro modo no habría cabido. Tenía los ojos cerrados y a la luz de los tubos de neón su piel había adquirido un brillo pálido. Sólo al ver que entreabría levemente los labios se dio cuenta de que estaba vivo." 

O ESPLENDOR DE PORTUGAL


El libro de hoy es, sin duda, uno de los mejores que he leído en mi vida, de uno de los mejores escritores vivos que conozco. Antonio Lobo Antunes es un genio de la literatura y los sentimientos, conoce y sufre a su país como sólo un portugués puede hacerlo, nos lo relata como sólo un genio sabe hacerlo.
Si mi opinión no les convence, lean esta reseña y luego lean a Lobo
Yo he leído la novela en portugués, pero les ofrezco la sinopsis de la edición española (Siruela) y de la edición portuguesa (Dom Quixote), les aconsejo leerla en su lengua original, pero cada uno elegirá la que convenga.

Sinopsis (Ed. Siruela)
Habían pasado quince años desde que Ruy, Clarisse y Carlos regresaron a Portugal dejando a Isilda, su madre, aferrada a su hacienda. Supervivientes de una rica familia de colonos portugueses, hundidos en vidas groseras y obsesionados por las miserias que compartieron en el pasado - al mismo tiempo, causa de separación y su único nexo-, desde que abandonaron África los tres hermanos esperan, como Estragon y Vladimir esperaban a Godot, una reunión que nunca se produce.
Sinopsis (Ed. Dom Quixote)
O romance O Esplendor de Portugal (1997), do escritor português António Lobo Antunes, tem como foco a dissolução de uma família no contexto do pós-independência de Angola. Assim como em outras obras do autor, como Os cus de Judas, Fado Alexandrino e As naus, entre outros, o romance em questão tem como cenário o país do continente africano e suas recentes guerras. No entanto, em O esplendor de Portugal, o continente não é somente um lugar de passagem, mas também um lugar de origem, origem de uma família de portugueses nascidos em solo angolano. O romance abrange os anos de 1978 a 1995, período de guerra civil em Angola (1975-2002), e a dissolução dessa família que envia os três filhos, Carlos, Rui e Clarisse, para Portugal, na tentativa de fugir dos horrores da guerra. A dura viagem, o retorno à antiga metrópole, é narrado por Clarisse.

O Esplendor de Portugal (fragmento)

Catorze dias ao léu na coberta do navio sem toaletes nem espaço para nos deitarmos, sopas e feijões ao meio-dia e à noite, um balde para as necessidades vertido borda fora alegrando os golfinhos, as hélices remexendo-nos a comida no estômago, inclusive na piscina, inclusive nos salva-vidas viajavam pessoas, sacos, baús, malas, um piano despedaçado, periquitos, Luanda a apequenar-se aos pulos até os coqueiros da ilha se evaporarem, já não sobrava nada da África.

EL JILGUERO


Totalmente absorta he permanecido en la lectura de las más de 700 páginas del nuevo libro de Donna Tartt, por el que ha recibido el Premio Pulitzer de novela 2014.
Es verdad que mis vibraciones eran buenas ya que el primer libro de la autora, El Secreto, que leí hace ya la friolera de 20 años, me pareció notable; bien, pues, las vibraciones se han confirmado.
He acompañado a Theo Decker desde la adolescencia a la juventud entre un marasmo de tragedia, amor, arte, drogas, crimen, amistad...... He vivido encadenada al joven protagonista de la novela tan lejano, tan próximo como puede estar cualquier ser humano. He vivido pendiente de sus sentimientos sin importar que sea chico, norteamericano y pijo. He vivido intensamente la pérdida, la soledad, la incomprensión, el desamor y esa incertidumbre adolescente que te hace preguntarte cada mañana ¿dónde estoy?, ¿de qué sirve todo esto?, ¿para qué quiero vivir?.........
Sentimientos universales que Tartt relata con maestría en una novela intensa y, sorprendentemente, corta a pesar de su extensión.
La recomiendo¡¡¡

Sinopsis (Ed. Lumen)
Al empezar El jilguero vamos enfocando una habitación de hotel en Amsterdam. Theo Decker lleva más de una semana encerrado entre esas cuatro paredes, fumando sin parar, bebiendo vodka y masticando miedo. Es un hombre joven, pero su historia es larga y ni él sabe muy bien por qué ha llegado hasta aquí.
¿Cómo empezó todo? Con una explosión en el Metropolitan Museum hace unos diez años y la imagen de un jilguero de plumas doradas, un cuadro espléndido del siglo XVII que desapareció entre el polvo y los cascotes. Quien se lo llevó fue el mismo Theo, un chiquillo entonces, que de pronto se quedó huérfano de madre y se dedicó a desgastar su vida: las drogas lo arañaron, la indiferencia del padre lo cegó y sus amistades le condujeron a la delincuencia. Su historia tuvo la ocasión de llegar a su final, en el desierto de Nevada, pero no. Al cabo de un tiempo, otra vez las calles de Manhattan, una pequeña tienda de anticuario y un bulto sospechoso que va pasando de mano en mano hasta llegar a Holanda.

El jilguero (fragmento)
"«Los muertos se nos aparecen en sueños —dijo Julian—, porque ésa es la única manera de que nosotros los veamos; lo que vemos sólo es una proyección lanzada desde la distancia, luz procedente de una estrella muerta.»
Y eso me recuerda un sueño que tuve hace un par de semanas. Estaba en una ciudad desierta y extraña —una ciudad antigua, como Londres—, diezmada por la guerra o por una epidemia. Era de noche; las calles estaban a oscuras, abandonadas, maltrechas. Andaba sin rumbo fijo y pasaba por parques destrozados, estatuas en ruinas, jardines cubiertos de malas hierbas y edificios de apartamentos derruidos con vigas oxidadas sobresaliendo de las fachadas, como huesos. Pero aquí y allá, esparcidos entre los desolados armazones de los edificios antiguos, empecé a ver también edificios nuevos, conectados por puentes futuristas iluminados desde abajo.
Fríos y alargados elementos de arquitectura moderna que surgían, fosforescentes y fantasmales, de los escombros.
Entraba en uno de esos edificios modernos. Parecía un laboratorio, o quizás un museo. Oía el eco de mis pasos sobre el suelo de baldosas. Había unos cuantos hombres, todos ellos fumando en pipa y reunidos alrededor de un objeto expuesto en una caja de cristal que relucía en la penumbra e iluminaba las caras de forma macabra, desde abajo.
Me acerqué un poco. Dentro de la caja había una máquina que daba vueltas lentamente sobre un plato giratorio, una máquina con partes de metal que se doblaban hacia dentro y hacia fuera y que se transformaba para dar lugar a nuevas imágenes. Un templo inca... las pirámides... el partenón. La Historia ante mis ojos, cambiando sin pausa. "





ALGUNAS HERIDAS NUNCA SE CURAN


Tercera entrega de la serie protagonizada por Pia Kirchhoff y Oliver von Bodenstein,  policías en el K11, la Brigada Central de Delitos contra las Personas de la Policía Judicial Regional de Hofheim, Alemania.

A pesar de la estúpida política, y recalco estúpida, de la Editorial Maeva de publicar en nuestro país una serie de novelas policíacas sin orden ni concierto, pues lo cierto es que estos personajes alemanes al principio un poco planos y desconcertantes (creo que el desconocimiento mata...) se han hecho un huequecito en mi corazón.
Este inspector elegante y aristocráticamente decadente y esta inspectora prusiana-granjera tienen un punto interesante; el caso que les ocupa en esta ocasión viene del pasado-pasado, todo vuelve aunque se entierre en lo más profundo y sus consecuencias son incalculables......
Interesante!!!!, aunque leídas en orden, las novelas y los personajes, serían mucho mejores¡¡¡¡

Sinopsis (Ed. Maeva)
Un nuevo caso en el Taunus para Oliver y Pía. Cuando David Goldberg, un anciano de 92 años, superviviente del Holocausto, aparece asesinado en su casa y le hacen la autopsia, descubren que lleva tatuado su grupo sanguíneo, práctica habitual entre los oficiales de las SS. Oliver von Bodenstein y Pia Kirchhoff emprenden la investigación mientras lidian contra la oposición de sus superiores. Además, Oliver no da abasto tras el nacimiento de su último hijo, y Pía está viviendo un auténtico idilio con su nueva pareja, el director del zoo local. Poco después, otro anciano judío aparece muerto en las mismas circunstancias, y también tiene tatuado su grupo sanguíneo. El único nexo entre ambos es Vera Kaltensee, la elegante matriarca de una de las familias más influyentes de la región. La investigación sacará a la luz una oscura historia y una antigua venganza.

Algunas heridas nunca se curan (fragmento)

Prólogo

"Nadie de su familia había entendido la decisión de pasar los últimos años de su vida en Alemania, y menos aún él mismo. De repente había sentido que no quería morir en ese país que tan bien lo había tratado durante más de sesenta años. Añoraba leer los periódicos alemanes, el sonido de la lengua alemana en sus oídos. David Goldberg no había emigrado voluntariamente; en aquel entonces, en 1945, salir de Alemania había sido cuestión de vida o muerte, y él siempre había intentado llevar lo mejor posible la pérdida de su hogar. Sin embargo, ya no le quedaba nada que lo retuviera en Estados Unidos. Había comprado la casa de las inmediaciones de Frankfurt hacía casi veinte años, después de que Sarah muriera, para no tener que alojarse en hoteles anónimos cada vez que sus numerosas obligaciones profesionales y personales lo llevaban a Alemania.
Goldberg soltó un hondo suspiro y miró por la enorme cristalera hacia las estribaciones del Taunus, bañadas ya en una luz dorada por el sol del atardecer. Casi no recordaba el rostro de Sarah. Los sesenta años que había vivido en Estados Unidos eran los que más a menudo quedaban borrados de su memoria, e incluso le costaba trabajo acordarse de los nombres de sus nietos. Su recuerdo de los tiempos de antes de América, por el contrario, se había vuelto tanto más nítido, aunque hacía mucho que no pensaba en esa época. A veces, cuando despertaba tras una breve cabezada, tardaba varios minutos en comprender dónde estaba. Después contemplaba con desprecio sus manos nudosas y temblorosas, manos de anciano, con la piel llena de postillas y manchas propias de la edad. Envejecer no era ningún privilegio –menuda tontería–, aunque por lo menos el destino le había ahorrado convertirse en un enfermo dependiente, desvalido y babeante, como muchos de sus amigos y compañeros de viaje, que no habían tenido la suerte de que un infarto los fulminara a tiempo. Él, en cambio, gozaba de una salud de hierro que no dejaba de asombrar a sus médicos, y llevaba años siendo prácticamente inmune a la mayoría de los achaques de la vejez. Eso tenía que agradecérselo a la férrea disciplina con la que había logrado superar todas las pruebas a las que le había enfrentado la vida. Nunca se había abandonado; hasta ese mismo día se preocupaba de vestir con corrección y presentar un aspecto respetable. Goldberg se estremeció al pensar en su última y nada agradable visita a una residencia de ancianos. La visión de esos viejos arrastrándose por los pasillos en bata y zapatillas de estar por casa, con el pelo revuelto y la mirada vacía, como si fueran espíritus de otro mundo, o simplemente sentados sin nada que hacer, le había repugnado. La mayoría eran más jóvenes que él y, aun así, jamás habría permitido que nadie intentara meterlos a todos en el mismo saco."