viernes, 17 de agosto de 2018

LA TRANSPARENCIA DEL TIEMPO

"La evidencia de una cantidad tajante, incluso de sonoridad obscena (sesenta, sesenta, algo se desinfla y estalla, sse-sssen-ta), se le había presentado como una ratificación incontestable de lo que su físico (rodillas, cintura y hombros oxidados; hígado envuelto en grasa; pene cada vez más perezoso) y su espíritu (sueños, proyectos, deseos mitigados o para siempre extraviados) iban sintiendo desd
e hacía algún tiempo: la obscena llegada de la vejez... ¿De verdad ya era un viejo?"
Estos últimos días he paseado por La Habana, de la mano de Mario Conde, me he sumergido en la vida de esos cubanos que sobreviven atónitos y perciben un cambio que no afecta más que a los nuevos ricos, a los corruptos y a esa clase de gente que nunca ha carecido de nada....Tráfico de arte, lujos desconocidos, corrupción, crímenes...y Mario Conde a punto de cumplir 60 años, el inicio de esa "cuarta edad" que no sabe que le traerá.
Dos tramas en una, la trama habanera que camina hacia adelante y la trama europea que camina hacia atrás, conectadas por una virgen negra de origen
medieval.
Me ha gustado mucho, aunque la parte "histórica" está sobredimensionada y aburre un poco; afortunadamente el discurrir de las investigaciones de Mario Conde en La Habana compensa lo repetitivo de la trama histórica y mi opinión global sobre la novela es muy positiva.
La recomiendo¡¡¡

Sinopsis (Ed. Tusquets)
A un Mario Conde a punto de cumplir sesenta años, y que se siente más en crisis y más escéptico que de costumbre con su país, le llega de manera inesperada un encargo de un antiguo amigo del instituto, Bobby, que le pide ayuda para recuperar la estatua de una virgen negra que le han robado. Conde descubre que esa pieza es mucho más valiosa de lo que le han dicho, y su amigo tiene que confesarle que proviene de su abuelo español, que, huyendo de la Guerra Civil, la trajo de una ermita del Pirineo catalán. En los bajos fondos de La Habana, Conde da con un sospechoso al que acaban matando. Con el asesinato de otro cómplice, Conde descubre una inesperada trama de galeristas y coleccionistas extranjeros interesados en la talla medieval, y se tropieza inevitablemente con la policía de homicidios de La Habana. Pero, en capítulos intercalados, La transparencia del tiempo también cuenta la epopeya a lo largo de los siglos de la estatua, una virgen negra traída de la última cruzada a una ermita del Pirineo por un tal Antoni Barral, y será otro Antoni Barral quien la salve y se vea obligado a embarcar como polizón rumbo a La Habana.


La transparencia del tiempo (fragmento)

4 de septiembre de 2014

La luz rotunda del amanecer tropical, filtrada por la ventana, caía como el haz teatral proyectado sobre la pared de donde pendía el almanaque con sus doce cuadrículas perfectas, distribuidas en cuatro hileras de tres rectángulos cada una. Los espacios del calendario originalmente habían sido cromados con tonos distintivos entre el verde juvenil de la primavera y un vetusto gris invernal, un juego que solo un diseñador muy imaginativo podría asociar con algo tan inexistente en una isla del Caribe como las cuatro estaciones del año. Con el paso de los meses, algunas cagadas de moscas habían contribuido a decorar la cartulina con erráticos puntos suspensivos; varias tachaduras y los colores cada vez más fatigados testimoniaban la utilización práctica del impreso y la exposición a la luz de esmeril que cada día lo asolaba. Trazos de geometrías diversas y caprichosas, grabados alrededor, en los bordes, incluso sobre la superficie de ciertos números, remitían a recordatorios en su momento invocados, luego quizás olvidados, nunca cumplidos. Marcas del paso del tiempo y advertencias a una memoria en fase esclerótica.
Los guarismos encargados de especificar el año corriente, en el borde superior del calendario, habían recibido una atención muy especial, con varias señales crípticas, y la cifra precisa encargada de indicar el noveno día de octubre aparecía encerrada entre varios signos de perplejidad, más que de admiración, rayados con saña y con un bolígrafo de tinta negra, apenas un poco más tenue que la utilizada por los impresores para fijar las letras y los números en la cartulina. Y junto a las admiraciones, la cifra mágica de resonancias numerológicas, de recurrencia perfecta, en la que nunca antes él había reparado: 9-9-9.

jueves, 16 de agosto de 2018

TANTOS DÍAS FELICES

Ohhhhh el amor!!
Lo que en Sylvia (Leonard Michaels) era destrucción y sufrimiento, en esta novela se transforma en fina ironía, elegancia y savoir faire...¡
Años 70 en New York, clase media culta y elegante y amor, mucho amor que, en ningun momento resulta cargante o facilón, y si, chispeante, divertido e ingenioso.
Me encanta la forma de escribir de Colwin y ese "costumbrismo moderno" que cada día perfecciona más.
Muy recomendable para pasar un rato delicioso pleno de optimismo y belleza. Y recuerden :
"No soy maravillosa, soy el azote de Dios" pag.83

Sinopsis (Ed. Libros del Asteroide)
Guido y Vincent son amigos desde niños, estudian en Cambridge (Massachusetts) y comparten sueños: Guido quiere escribir poesía y a Vincent le gustaría ganar el Premio Nobel de Física. Cuando Guido se encuentra con la extravagante Holly a la salida de un museo se enamora perdidamente de ella, pero presiente que no tendrán una relación fácil. Vincent, más abierto y alegre, conoce a Misty en el trabajo y, aunque ella es una misántropa terrible, estaría dispuesto a darlo todo por salir con ella.
A través de las relaciones de estos personajes, de sus cortejos, celos, rupturas y reconciliaciones en el Nueva York de finales de los setenta, Tantos días felices retrata a cuatro personas inteligentes y bienintencionadas que no pueden dejar de creer en el amor. Una maestra en la narración de sentimientos y relaciones afectivas, Laurie Colwin es uno de los secretos mejor guardados de la literatura norteamericana. Su prematura muerte en 1992 le privó del éxito que sin duda merecía; aun así, el número de devotos de sus peculiares comedias de costumbres no ha dejado de crecer desde entonces.

Tantos días felices (fragmento)

PRIMERA PARTE
1
Guido morris y Vincent Cardworthy eran primos terceros. Nadie recordaba ya qué morris se había casado con qué Cardworthy y a nadie le importaba salvo en las grandes reuniones familiares, cuando de vez en cuando alguien sacaba el tema y lo sometía a benévola consideración. Vincent y Guido eran amigos desde su más tierna infancia. Los habían llevado de paseo juntos en el mismo cochecito y, ya de niños, solían reunirse en la casa que los Cardworthy tenían en Petrie, Connecticut, o en casa de los morris, en Boston, para jugar a las canicas, trepar a los árboles y poner petardos en buzones y en cubos de la basura. De adolescentes habían bebido cerveza a escondidas y habían probado a fumar los puros del padre de Guido, que en vez de marearlos solían dejarlos muy contentos. Ya de mayores, ambos disfrutaban muchísimo con un buen puro.
En la universidad los dos habían hecho el tonto, habían gastado dinero y se habían preguntado qué sería de ellos cuando fueran mayores. Guido quería escribir poesía en dísticos heroicos y Vincent pensaba que acabaría ganando el Nobel de Física.

MARIPOSAS HELADAS


Esto huele a serie protagonizada por policía de pueblo y psicóloga de ciudad....creo que hasta tiene nombre "Los crímenes de Lipowo".
Este inicio de serie en clave negra-polaca es predecible, muy predecible, tiene todos los ingredientes de la novela policiaca con afán de superventas y, casi seguro, que lo será. Crímenes cuyo origen está en el pasado, pequeño pueblo donde todos se conocen, un toque de fractura social, violencia de genero, infidelidad, sobreprotección maternal, abusos a menores, corrupción policial.....¿No serán demasiados temas para tratar en la primera entrega?
Me ha entretenido y, sin duda aunque no será una obra maestra, leeré nuevas entregas.

Sinopsis (Ed. Maeva)

El hallazgo del cuerpo sin vida de una mujer en un paraje helado destapa una cadena de secretos que se inició en la década de 1950.

Una gélida mañana de invierno, el cuerpo sin vida de una monja, que aparentemente ha sido atropellada por un coche, aparece en las afueras de Lipowo, una localidad situada al norte de Varsovia. Pero pronto queda fuera de duda que primero fue asesinada y luego simularon un accidente. Unos días después, cuando aparece el cadáver de otra mujer, sin que entre ellas hubiera un vínculo aparente, la Policía debe darse prisa antes de que el asesino actúe de nuevo.
Las sospechas recaerán sobre algunos de los habitantes del pueblo: la propietaria de una tienda, el heredero de una familia adinerada o el hijo de uno de los oficiales de la Policía. La comisaria Klementyna Kopp y el comisario Daniel Podgórski tendrán que ponerse manos a la obra, investigar la verdadera identidad de la monja, su pasado y los motivos que la llevaron a Lipowo. Esta vez, además de con su equipo, Daniel contará con la ayuda de una recién llegada Veronika —psicóloga que viene de Varsovia, acaba de divorciarse y busca un nuevo comienzo lejos de la ciudad—, por la que se siente irresistiblemente atraído.

Mariposas Heladas (fragmento)

Prólogo
Varsovia. Domingo, 30 de diciembre de 2012 
La misa había terminado poco antes y la iglesia estaba ya vacía y a oscuras. El silencio solo se veía quebrado por algunos ecos lejanos. Un hombre se sentó en el primer banco, en uno de sus extremos. No quería que nadie se fijara en él, si por casualidad entraba alguien allí. Necesitaba unos momentos de intimidad. 
Pensar en lo que había hecho no le dejaba vivir tranquilo. Y con la perspectiva del tiempo resultaba aún peor. Había creído que los remordimientos se le pasarían, pero no había sido así. Se podría decir que, según se sucedían los días, se sentía cada vez peor. Iba recordando más y más detalles. Recordaba con precisión cómo iba vestida ella, cómo llevaba arreglado el pelo. Recordaba su voz. Sin embargo, lo peor de todo eran sus ojos. Primero había aparecido en ellos el terror, en cuanto se dio cuenta de lo que iba a ocurrir. Después, cuando todo hubo finalizado, su mirada quedó vacía. Ya no expresaba nada. En aquellos ojos solo vio su reflejo. El reflejo de un monstruo. 
El hombre se estremeció entre la oscuridad de la iglesia desierta. No sabía si era debido al frío que penetraba en el templo o a sus recuerdos. Ahora ya es demasiado tarde, pensó. Los santos de los cuadros parecían mirarlo de manera acusadora. Ahora ya es demasiado tarde, repitió mentalmente, como si quisiera convencerse a sí mismo y también a ellos. No podía cambiar lo que había hecho. No había forma de rectificarlo. Demasiado tarde. Tendría que vivir soportando el peso del peor de los pecados. 
Quizá con el tiempo lograra olvidarlo. Dirigió su mirada suplicante hacia el altar, siempre iluminado por la lucecita del sagrario dorado, pero no se atrevía a pedirle abiertamente a Dios que le ayudara con aquel asunto. Eso habría sido una blasfemia. 
El hombre cerró los ojos y quedó en completo silencio. Sus pensamientos erraban intranquilos. Ahora lo más importante es que nadie se entere, se dijo al final. En apariencia había tomado todas las medidas oportunas para que así fuera. Se encontraba a salvo. Al menos de momento.

BLANCO DE PLOMO

«Una de las escritoras estadounidenses más inteligentes y minuciosas de la actualidad».
DAVID FOSTER WALLACE

Esta es una de las calificaciones que la editorial emplea para promocionar la novela, tras leerla me animé y....., indudablemente no puedo opinar sobre la inteligencia de la autora, eso sí, sobre su minuciosidad no me ha quedado la menor duda....
La protagonista, Stela da Silva, es conservadora de arte y una mujer ciertamente peculiar, tanto como esta "intriga" repetitiva, deslavazada y absurda que parte de un supuesto tan falso (Las Meninas viaja desde El Prado a New York para ser restaurada en una galería de tercera clase por una restauradora de cuarta división) que todo lo demás se queda en una mera anécdota y en una resolución más falsa que "Un duro de madera".
No me ha "enganchado" en absoluto, ni los personajes, ni la trama, ni su final me han convencido en ningún momento.


Sinopsis (Ed. Siruela)
La conservadora de arte Stella da Silva es un ave nocturna, por eso agradece que la casa de subastas Claiborne’s le permita trabajar en un horario poco convencional. La luz natural puede dañar algunas obras pictóricas de valor incalculable, y, además, su concentración mejora cuando la ciudad descansa. Una noche, mientras se ocupa del más famoso óleo de Diego Velázquez —despachado en secreto a Nueva York para su restauración—, se ve obligada a interrumpir un momento su tarea y, al volver al estudio, encuentra allí un cadáver vestido como una de las figuras del cuadro. Pero al llegar la policía, tanto el cuerpo como Las meninas se han volatilizado sin dejar rastro. Stella, la última en tener acceso a él, pasa así a convertirse en la principal sospechosa. Para recuperar su reputación y su empleo, ya que Claiborne’s la despide inmediatamente, no tendrá más alternativa que tomar las riendas del caso. Pero no será la única en perseguir algo, ya que también alguien empezará a correr tras ella...

¿Es el arte una razón para vivir? ¿O un oscuro negocio por el que matar? Un thriller diferente, sofisticado, atento al detalle y, claro está, muy negro, ese color que en palabras de Kandinski «es el del silencio del cuerpo tras la muerte, el de la vida que se cierra».

Blanco de plomo (fragmento)

Capítulo 1
—Buenas noches, Calvin.
—Buenas noches, Stella. No te quedes trabajando hasta muy tarde… —El hombre lanzó un beso al aire y con un ademán de la cabeza señaló a su izquierda—… Estoy reventado. En cuanto acabe este piso me marcho a casa. 
En la grabación de la cámara de seguridad se veía a una mujer con tacones rojos, servidora, y al limpiador nocturno, con su uniforme azul, riéndose por lo bajini, con gesto de complicidad. Los dos habíamos oído un ruido, como de respiración entrecortada, en una de las salas al fondo del pasillo. —¿Vas a ir a ver qué es? —le pregunté. 
—Nah, estoy cansado del numerito. 
Calvin siguió a lo suyo, fregando el suelo de mármol decorado con un diseño geométrico blanco y negro, que parecía cortar si caminaras descalzo sobre él. Con el limpiacristales azul en el bolsillo de atrás, fue pasando de un despacho a otro, encendiendo luces, apagándolas cuando acababa. Me recliné hacia atrás y lo vi alejarse a través de la puerta doble de cristal. A esas horas, en plena noche, solía estar sola en esa planta, aunque no siempre. 
Me gustaba trabajar de madrugada, cuando, a medida que pasaban las horas, había cada vez menos gente en el edificio, hasta que me quedaba completamente sola —o eso me gustaba pensar—. En mi trabajo, la luz natural es un tesoro y a la vez una condena. Ilumina, atenúa y degrada el color, todo en uno, así que a veces conviene evitarla. Fue la luz del sol la que dañó los Rothkos del Museo Fogg, que no se pudieron restaurar hasta décadas después, con proyecciones generadas por ordenador: cuando se apagan esas luces artificiales neutras, lo único que queda son seis lienzos estropeados. Mi jefe no controlaba mi horario, siempre y cuando cumpliese con mi trabajo. La casa de subastas Claiborne’s era la más antigua del país, pero en materia de privacidad y discreción tenía la reputación de un banco suizo.

SYLVIA


Dice la crítica que " Sylvia es una novela autobiográfica sobre el poder destructivo del amor que retrata de manera fascinante la intimidad de una pareja."
Yo he leído esta magnífica novela en un suspiro, un poco más de 100 páginas para relatar, de forma precisa y elegante, ese amor que te asalta y te arrebata en la primera juventud, que te hace obsesivo y posesivo, celoso, irracional, errático, fanático, injusto, feliz e ínfeliz, alegre y triste, perdidamente perdido sin capacidad de pensar en nada que no sea esa persona que lo es todo....
Hasta aquí, cualquiera que se haya enamorado, se reconocerá inmediatamente pero solo unos pocos podrán hacerlo en la violencia, las drogas, la enfermedad mental y la destrucción sistemática del uno y de otro.
Encierra tanta verdad está novela que su lectura es maravillosa, a pesar de su trasfondo trágico.
La recomiendo encarecidamente, eso sí, prescindiria del prólogo (8 páginas de spoiler que no me han aportado nada).

Sinopsis (Libros del Asteroide)
Leonard es un joven aspirante a escritor en el Nueva York de los años sesenta. Un día conoce a Sylvia en el apartamento de una amiga en el Village y queda totalmente subyugado por su belleza. «La cuestión de qué hacer con mi vida en los cuatro años siguientes quedó resuelta», recordará casi tres décadas después.
Sin embargo, la convivencia no resultará fácil. Su relación saldrá pronto de la alegría y la bohemia de los locales de jazz de la época y caerá en el desánimo y las peleas. Un amor tempestuoso y trágico que causa en la vida del joven Leonard una conmoción similar a la que las nuevas costumbres estaban provocando en la sociedad norteamericana del momento.
Escrita con extraordinaria claridad y precisión, Sylvia es una novela autobiográfica sobre el poder destructivo del amor que retrata de manera fascinante la intimidad de una pareja. Leonard Michaels fue uno de los autores norteamericanos más admirados de la segunda mitad del siglo XX; Sylvia, en la que trabajó incansablemente durante años y que fue publicada en su forma definitiva en 1992, seguramente sea su mejor obra.

Sylvia (fragmento)
En 1960, después de seguir dos cursos de doctorado en Berkeley, volví a Nueva York sin un título, sin la menor idea de lo que haría y con el único deseo de escribir relatos. También había asistido, de 1953 a 1956, a cursos de doctorado en la Universidad de Michigan. En total, cinco años de clases de literatura. No sé de qué otro modo podría haber pasado aquellos cinco años, pero no quería asistir a más clases magistrales ni estudiar para más exámenes ni verme envejeciendo en una biblioteca. En el periódico de la universidad había un anuncio en  el que se solicitaba a alguien para conducir un automóvil de Berkeley a Nueva York, con los gastos pagados. Llamé y, unos días después, iba, de vuelta a casa, conduciendo un Cadillac descapotable por montañas y praderas, como un hombre superespecializado de veintisiete años, que fumaba cigarrillos y no podía dar mejor explicación de sí mismo que la de decir: «Me gusta leer». Aunque estos otros hechos no modifiquen gran cosa el relato, tenía muchos amigos, me llevaba bien con mis padres y gustaba a las mujeres. Al dirigirme a gran velocidad hacia la gran ciudad en un gran automóvil ajeno, tenía la sensación de que la vida me sonreía. 
El piso de mis padres en el Lower East Side de Manhattan, con cuatro habitaciones y un balcón, era demasiado pequeño para acoger a otro adulto, pero yo no iba a permanecer demasiado tiempo en él. En cualquier caso, mi madre me hacía sentirme como un niño. Parecía natural. «¿Qué estás haciendo?», decía. «¿Lavando los platos? Vamos, vamos, déjalo. Siéntate y tómate una taza de café.»


EN UN PAÍS EXTRAÑO


“Día tras día, durante los grises meses invernales de comienzo de año, había intentado comportarse como un ciudadano común, convertirse en la clase de hombre que se relacionaba con la gente y veía el fútbol, que charlaba de cualquier cosa con los desconocidos del bar. Estaba dispuesto a reeducarse, ver las películas y las series completas de la HBO, leer las novelas y las memorias que se le habían pasado, pero lo único que era el mundo de los secretos”.
Hace tiempo que no leía una novela de espías que me mantuviese tan alerta como esta, escrita con gran fluidez, narra la historia de un espía británico caído en desgracia y su nueva jefa en el MI6.
Con escenarios en Inglaterra, Francia y Túnez, el ritmo de la acción es sostenido, los personajes creíbles y el final coherente, que es más de lo que se puede afirmar de la mayoría de las novelas de espionaje modernas.
Me ha encantado y me apunto al autor para nuevas lecturas.

Sinopsis (Ed. Salamandra)
Seis semanas antes de asumir la dirección del MI6 y convertirse en la primera mujer que encabeza uno de los servicios de espionaje más prestigiosos del mundo, Amelia Levene desaparece sin dejar rastro, provocando así la crisis más grave que la institución ha vivido en una década. Los altos mandos se encuentran en un trance: no sólo tienen que encontrar a Levene, sino que la tarea tiene que realizarse en el más absoluto secreto si quieren evitar un duro golpe a la imagen y credibilidad del MI6. Así pues, la mejor opción que les queda es acudir a Thomas Kell, un agente al que despidieron del cuerpo ocho meses atrás por presuntas torturas a un detenido durante una antigua misión en Kabul.
Incapaz de adaptarse a la vida civil y en medio de una tormentosa ruptura matrimonial, Kell está a punto de tocar fondo, pero a sus cuarenta y dos años no puede rechazar esta oportunidad, tal vez la última de su vida, para redimirse ante sus colegas y volver a ejercer el único trabajo que sabe hacer. Una primera pista lo conducirá a Niza, Marsella y finalmente Túnez, donde, en la nueva situación creada tras la Primavera Árabe, estaría gestándose una trama que podría dañar seriamente los vínculos de Gran Bretaña con sus aliados.

En un país extraño (fragmento)

TÚNEZ, 1978

1
Jean-Marc Daumal despertó con el alboroto de la llamada a la oración y con el llanto de sus hijos. Acababan de dar las siete de la mañana, y el ambiente tunecino era sofocante. Durante un momento, mientras sus ojos se adaptaban a la luz del sol, Daumal se permitió olvidar que se hallaba en una situación lamentable, pero el recuerdo lo asaltó de pronto, como si se hubiera quedado sin aire. A punto de gritar de la desesperación, per maneció contemplando las grietas del techo encalado; un hombre casado de cuarenta y un años a merced de un corazón roto. 
Amelia Weldon se había marchado seis días antes. Sin previo aviso, sin motivos, sin dejar una nota. Estaba cuidando de sus hijos en el chalet —preparándoles la cena, leyéndoles un cuento en la cama— y, de pronto, había desaparecido. El sábado al amanecer, Céline, esposa de Jean-Marc, había descubierto que en el dormitorio de la au pair no quedaba ninguna de sus pertenencias, las maletas de Amelia no estaban en el armario y en las paredes ya no se veían sus fotos y sus pósteres. La caja fuerte que la familia tenía en el cuarto de la lavadora estaba cerrada, pero dentro faltaban el pasaporte y el collar que la joven había guardado en ella. En el puerto de La Goulette no tenían constancia de que una británica de veinte años que se ajustase a la descripción de Amelia hubiera embarcado en el ferry hacia Europa, y en ninguna de las compañías aéreas europeas que volaban desde Túnez había viajado una Amelia Weldon.

lunes, 30 de julio de 2018

DESAPARICIÓN EN TRÉGASTEL


 Sexta entrega de  la serie de novelas protagonizadas por Georges Dupin, comisario de policía en Concarneau, Bretaña (Francia)

Las vacaciones no son para Dupin y menos si le obligan, no descansa, no disfruta y está a punto de deprimirse a pesar de la compañía de su novia (que es rarita, rarita).

Afortunadamente siempre hay algo que resover para este gourmet que sólo disfruta plenamente cuando está en acción. 

Me gustó🌞🌞


Sinopsis (ed. Grijalbo)

El comisario Georges Dupin se enfrenta a la misión más difícil de su vida: descansar durante dos semanas enteras. Pero odia estar inactivo y aprovecha la mínima oportunidad para merodear por los alrededores, de modo que su incansable curiosidad no tarda en verse recompensada. Primero desaparece una estatua de la capilla del puerto, más tarde una diputada es agredida durante una manifestación y poco después una mujer se esfuma sin dejar rastro. Pero el golpe que perturba definitivamente la tranquilidad de Dupin es el hallazgo de un cadáver. La tentación es demasiado fuerte y el comisario empieza a investigar a escondidas.

Parece que los casos criminales persiguen al comisario Dupin incluso en vacaciones. ¿O es al revés?

Una investigación llena de ingenio y deliciosas descripciones de la vida en el hotel, del extraordinario paisaje de la costa de granito rosa y de las maravillas culinarias de la zona desfilan por las páginas de esta novela.

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