martes, 9 de enero de 2018

PISTA NEGRA


Primera entrega de la serie de novelas protagonizadas por Rocco Schiavone,  subjefe de policía en la Brigada Móvil de Aosta, en los Alpes italianos.

Absolutamente "abducida" por un nuevo policía que mis queridas amigas lector@s de LIBROS me han recomendado, tanto que los tres primeros de la serie " han caído" casi de una sentada.....
El subjefe Rocco Schiavone tiene todo lo que un buen personaje debe tener: pasado, personalidad, algunos secretos, mala uva, inteligencia, tesón y sobre todo, futuro.
Las tramas están bien construidas y encadenada...s, la prosa es sencilla y con calidad, muy alejada de esas "redichas pretenciosas" que tan de moda se han puesto en nuestro país, la información dosificada y necesaria sin pretender que el lector es un bobo al que hay que darle todo "masticado", las descripciones sin " preciosismo superfluo", el bien y el mal sin certezas absolutas, mezclados, como la vida misma.
Voy a por el cuarto libro de la serie, con la pena de que se acabe, por ahora.....

Sinopsis (Ed. Salamandra)
A consecuencia de un turbio incidente con el hijo de un poderoso político, Rocco Schiavone, subjefe de la policía de Roma, ha sido «desterrado» a una pequeña ciudad del valle de Aosta, en los Alpes italianos. Para un romano sofisticado y amante de la buena vida, no es la mejor noticia. El frío, las botas de nieve y el provincianismo de los autóctonos estimulan la natural tendencia de Rocco a las malas pulgas, así que, visto el panorama, un caso difícil le vendría de maravilla.
La ocasión se presenta cuando aparece un cadáver aplastado bajo las huellas de una máquina pisanieves en una de las estaciones de esquí de la zona. El desafío es importante. A la escasez del material encontrado hay que añadir la ignorancia de Schiavone de las costumbres locales, su desconocimiento del dialecto y la historia del lugar. Nada que amilane, desde luego, a una persona decidida y orgullosa como él. Sin renunciar un ápice a su temperamento meridional, Rocco se abre camino entre pistas, refugios de montaña y teleféricos, interroga a monitores, guías y enigmáticos operarios del valle, y, sobre todo, traba relación con unas cuantas lugareñas guapas dispuestas a ofrecerle una cálida bienvenida.
Perspicaz observador de la naturaleza humana, Antonio Manzini ha combinado una buena dosis de humor inteligente con una pizca de ironía para crear un personaje memorable. Su carácter sarcástico y arrogante, su descarnada sinceridad y su absoluto desenfado hacen de Rocco Schiavone un héroe irresistible, eje central de una serie adictiva que representa lo mejor de la novela negra europea actual.

Pista negra (fragmento)

JUEVES
Los esquiadores se habían ido y el sol, que acababa de ocultarse tras las cimas rocosas de un gris azulado donde se habían quedado enredadas algunas nubes, teñía la nieve de rosa. La luna esperaba la oscuridad para iluminar todo el valle hasta la mañana siguiente.

Los remontes estaban parados y en las cabañas de alta montaña habían apagado las luces. Sólo se oían los motores de las máquinas pisanieves, que subían y bajaban para acondicionar el fondo de las pistas de esquí excavadas entre bosques y rocas en las laderas de las montañas.
Al día siguiente empezaría el fin de semana y la estación de Champoluc se llenaría de turistas dispuestos a horadar la nieve con los cantos de los esquís. Había que hacer un trabajo minucioso.
A Amedeo Gunelli le había tocado la pista más larga. La Ostafa. Un kilómetro de largo por unos sesenta metros de ancho. Era la principal de Champoluc, la que utilizaban tanto los monitores de esquí con sus alumnos principiantes como los esquiadores expertos para practicar maniobras difíciles. La que requería más trabajo, la que empezaba a perder el manto blanco ya a la hora de comer. De hecho, estaba sin nieve en varios puntos.

lunes, 8 de enero de 2018

LA BOFETADA


Un incidente en una barbacoa, un barrio residencial y ocho personajes en busca de una "justificación".
Este podría ser el resumen simple de La Bofetada, pero la realidad es que se trata de una novela compleja en la que, desde un suburbio de Melbourne, se analizan desde las relaciones matrimoniales hasta la educación de los hijos, pasando por el racismo, las drogas, la multiculturalidad, los prejuicios, la violencia machista, el acoso.....en fin; la vida misma.
No pude evitar recordar La Cena de Hermann Koch y no porque el argumento sea similar sino porque nos conduce directamente a enfrentar nuestras contradicciones "sin red", sin colchón protector, sin el filtro de lo políticamente correcto.
Los protagonistas soportan directamente la estructura de la novela, ocho miradas diferentes del mismo conflicto.
Ocho Capitulos. Ocho puntos de vista
- Hector — El dueño de casa. Está casado con Aisha, con la que tiene dos hijos, Melissa y Adam. Parecen la familia perfecta y les va bien en sus trabajos. Hijo de inmigantes griegos viviendo en Australia, cobarde, inseguro, infantil.
- Anouk — Es guionista de televisión y le va bastante bien en lo suyo, aunque preferiría ser novelista. Amiga íntima de Aisha, quiere ser moderna pero no puede, le pesan los 40.
- Harry — Es mecánico, se ensucia las manos, es autónomo, tiene una esposa con curvas, un hijo adorable y un coche potente. Primo de Héctor, violento, bebedor, infiel, un machito en toda regla.
- Connie — Le falta poco para se mayor de edad y, como no tiene padres, vive con su tía Tasha. Adolescente desubicada y llena de complejos que ayuda cuidando niños.
- Rosie — Amiga íntima de Aisha, no trabaja, vive de las subvenciones y se dedica a la "crianza con apego" de su único hijo que a los 4 años sigue mamando. Su marido es un irresponsable que se pasa la mayor parte de la novela borracho.
- Manolis — Padre de Hector, un inmigrante cabal que llegó a Australia desde Grecia junto a su esposa, soñando con un futuro mejor. Ahora es un hombre que se está acercando al final de su vida y no entiende el egoísmo de las nuevas generación, su hijo incluido.
- Aisha — Esposa de Hector. Como el avestruz, su especialidad es esconder la cabeza, su origen Indio la avergüenza en ocasiones, siente el racismo, aunque sea sin motivo. Veterinaria, en su negocio trabaja la tía de Connie.
- Richie — Es el mejor amigo de Connie, adolescente con problemas de identidad sexual, busca su lugar y se equivoca continuamente.

Hay un par de personajes más, muy interesantes como la pareja formada por un aborigen y una pijilla, ambos convertidos a la fe musulmana y testigos (casi mudos) de los acontecimientos.
Pero no voy a contar más, hay que leerla y decidir si "el infierno está en los otros o habita en nosotros mismos", sin presión, con sinceridad:
¿usted que haría?

Muy recomendable!!

Sinopsis (Ed. RBA)
El autor australiano Tsiolkas, ganador del premio Commmonwealth en 2009, nos lleva hasta su tierra y nos cuela en la barbacoa que una familia de clase burguesa organiza en el jardín. Una celebración que se apagará con la bofetada que Harry -el primo de Hector- propina a Hugo, el hijo de la mejor amiga de Aisha. Hasta entonces los diferentes conversaban entre sí, pero cuando Harry abofetea a Hugo la tarde se interrumpe, unos se posicionan a favor y otros en contra.
La bofetada es una novela con múltiples significados: sobre las falsas apariencias, desde luego, pero también sobre la lealtad y la traición (a la pareja, a la familia, a los amigos), sobre la extrañeza de pertenecer a una tierra y una cultura que son de otros, de sentirse diferente y desconfiar, en cambio, de quien lo es al mismo tiempo.

La bofetada sirve como presentación de
Christos Tsiolkas ante los lectores en castellano, y es fiel reflejo de sus intenciones como escritor y de su actitud como polemista.

La bofetada (fragmento)
"Durante seis meses estuvo loca, y durante ese tiempo no dijo ni una sola palabra de aquello a nadie… ni siquiera a su marido, a Aisha, al grupo de madres, a su familia, a nadie. No se atrevía. Sonreía y fingía que adoraba al niño. Una mañana, intentaba frenéticamente organizarse para poder ir a yoga, mientras el niño chillaba, lloraba incesantemente. Ni amamantarlo, ni las nanas, ni chillarle, nada podía detener aquel espantoso sonido. Sintió una extraña calma en un momento dado. Lo dejaría llorar, lo dejaría solo en casa, ese cuchitril asqueroso y diminuto de una sola habitación de alquiler en Richmond, lo dejaría allí, dejaría que ese pequeño gilipollas llorara hasta desgastarse, no quería saber nada. Estaba ya en la puerta delantera con las llaves en la mano, con la bolsa de deporte al hombro. Estaba a punto de subirse en el coche y salir. «Que aúlle, que berree hasta reventar, ese pequeño hijo de puta. Que se ahogue».
Abrió la puerta y miró hacia la calle. Era verano, hacía sol y nada de brisa, y no había nadie por ahí. Ella se quedó de pie en la puerta durante casi diez minutos, con la bolsa todavía colgada del hombro, apretando las llaves en la mano, mirando hacia el mundo. «No eres libre —se dijo a sí misma—. Si quieres sobrevivir a esto, si no quieres matarte tú o matar a tu hijo, debes darte cuenta de que no eres libre. A partir de ahora, hasta que pueda alejarse de ti por su cuenta, tu vida no significa nada… Es su vida lo que importa». Fue entonces cuando retrocedió y cerró la puerta. Cerró la calle, cerró el mundo. Cogió al niño que lloraba y lo abrazó, apretándolo mucho. «Hugo, Hugo, no pasa nada —susurro—. Todo irá bien. Estoy aquí». "

UN LUGAR A DONDE IR


Segunda entrega de la serie de novelas protagonizadas por Valentina Redondo,  teniente de la Sección de Investigación de la UOPJ (Unidad Operativa de la Policía Judicial) de la Guardia Civil de la Comandancia de Cantabria.

Yo debo ser rara...., porque después del primer fiasco con esta autora, repito y con una novela de más de 500 páginas.
Yo debo ser rara...., porque leyendo las críticas de la novela, a posteriori, todas excepto 2, la ponen por las nubes.
Yo debo ser rara...., porque esta novela me ha recordado a aquellas de 50 páginas que mi madre leía como churros y firmaba una autora asturiana de iniciales C.T. y digo que me ha recordado a esas novelitas baratas en su planteamiento general porque particularmente aquellas eran mejores en su género y sin las pretensiones que a esta le sobran.
He hecho propósito de enmienda y voy a dejar de ser rara porque no leeré más novelas de esta señora cuyo estilo es incalificable:
"Valentina recibió el beso como una inyección de fortaleza; era una mujer fuerte, dura e inquebrantable en su trabajo, pero débil e insegura bajo su coraza personal: pensaba que lo que tenía que ofrecer no era tan especial, ni ella era tan guapa, ni tan perfecta, ni tan femenina”.
Otra de mis frases favoritas:
"Entró en su cabaña con un gesto veloz. En su pecho, en su alma, bombeaba rápido un tambor por corazón”
Ya no quiero "hacer sangre" con la trama (o tramas) plagada de lugares comunes, casualidades, información superflua y repetitiva como si el lector no fuese capaz de deducir nada por si mismo y, lo peor, detalles (más bien kilómetros) de falsa erudición científica tan ridículos como los personajes de la historia.
De todas formas a mi me ha entretenido porque buscando defectos las 520 páginas se me han pasado en un vuelo, reconozco que he hecho un poco de "lectura rápida" pero aun así me he enterado de todo....jeje

Sinopsis (Ed. Destino)
Después del éxito de Puerto escondido, vuelve una de las voces del noir más reveladoras de los últimos tiempos.
Una intriga donde se mezcla la investigación criminal con la vida íntima y familiar.
Han transcurrido varios meses desde que Suances, un pequeño pueblo de la costa cántabra, fuese testigo de varios asesinatos que sacudieron a sus habitantes. Sin embargo, cuando ya todo parecía haber vuelto a la normalidad, aparece el cadáver de una joven en La Mota de Trespalacios, un recóndito lugar donde se encuentran las ruinas de una inusual construcción medieval. Lo más sorprendente del asunto no es que la joven vaya ataviada como una exquisita princesa del medievo, sino el objeto que porta entre sus manos y el extraordinario resultado forense de la autopsia.
Cuando hasta los más escépticos comienzan a plantearse un imposible viaje en el tiempo, comienzan a ocurrir más asesinatos en la zona que parecen estar indisolublemente unidos a la muerte de la misteriosa dama medieval.
Mientras Valentina Redondo y su equipo investigan los hechos a contrarreloj, Oliver Gordon, ayudado por su viejo amigo de la infancia, el músico Michael Blake, buscará sin descanso el paradero de su hermano Guillermo, desaparecido desde hace ya dos años, y descubrirá que la verdad se dibuja con contornos punzantes e inesperados.

Un lugar a donde ir (fragmento)

Oliver Gordon era consciente de haber cambiado radical y deliberadamente el rumbo de su vida, y le caía bien el extraño en que se había convertido. Se sentía satisfecho de sí mismo: sabía que la mayoría de las personas deseaban una llama, un momento brillante en sus vidas, pero muchas se limitaban a envidiar la chispa de otros y a contemplar su brillo desde lejos por pura prudencia. Sin embargo, él había asumido todos los riesgos, y eso le había hecho más fuerte.
Eran las ocho menos cuarto de la mañana de un lunes del mes de febrero de 2014. Oliver preparaba el café, y acompañaba la tarea con un suave silbido, alegre e improvisado, que iba adaptando a la música que sonaba en su reproductor; ahora, James Blunt con su Bonfire Heart, que se amoldaba exactamente a sus pensamientos: por fin había llegado su turno. Sentía que estaba en el lugar correcto, en el momento adecuado y que solo él era el responsable de su situación. Esta libertad de pensamiento, de movimiento, le resultaba tan novedosa que solo en este período de su vida comprendía que antes, incluso en su pasado inmediato, había sido libre solo a medias, porque se había limitado a dejarse moldear por la corriente.
Llevaba ya más de medio año viviendo en Suances, un acogedor pueblo costero que se dibujaba en el mapa de Cantabria entre acantilados, prados y arena. Era londinense de nacimiento, aunque tenía el corazón dividi- do entre Escocia e Inglaterra. Oliver, que había cumplido treinta y seis años, había decidido arrojar por la borda su vida anterior para concederle un margen a la posibilidad de algo mejor, así que había abandonado Inglaterra para empezar de nuevo en Villa Marina, la magnífica mansión colonial que había heredado de su madre y que se encontraba a los pies de la recogida playa de la Concha.

UN MAL SECRETO


Una semana en la vida de un ama de casa insatisfecha y traumatizada, eso es lo que nos narra Un mal secreto.
Una semana larguiiiiísima en la que su pareja se encuentra de gira con una obra teatral.
Una semana en la que Mary Rose McKinnan, hija de militar escocés y ama de casa libanesa, nos ofrece su panoplia de traumas físicos y psíquicos, quejas e incapacidades, frustraciones y éxitos, relaciones pasadas y presentes......
En fin "la vida entera en una semana" como dice la publicidad de la novela, yo diría las "obsesiones de una mujer rica e insatisfecha" que no sabe disfrutar de su posición económica, dos hijos sanos, una pareja que la quiere y una situación de "paro laboral temporal" elegido por ella misma para cuidar a sus hijos, cosa que hace de forma bastante obsesiva y muy deficiente.
En mi opinión relata a la perfección una de las enfermedades más graves de nuestra civilización occidental, la insatisfacción permanente hija de la sociedad enferma en la que nos hemos apalancado y que ataca con especial virulencia a las mujeres en la mediana edad.
Me ha gustado, aunque resulta un poco larga y repetitiva, porque en algunos pasajes (muy a mi pesar) me he sentido aludida y eso se debe, únicamente a la magnífica prosa de la autora que imprime un ritmo narrativo constante a una historia en la que "no pasa nada".
Recomendable, eso sí quédense con el titulo original Adult Onset y no se les ocurra buscar el secreto que se ha inventado el que tituló la novela en castellano, y que sin duda lo hizo sin leerla.

Sinopsis (Ed. Lumen)
Una novela intimista y profunda sobre la familia, la memoria, el amor, la necesidad del perdón y los nuevos modelos familiares.
Hay semanas que resumen una vida entera y nos cuentan de nosotros más de lo que querríamos saber. Un mal secreto arranca un lunes cualquiera, mientras Mary Rose MacKinnon está sentada en la mesa del desayuno de su casa, y acabará en domingo, pero en estos siete días el caos del día a día y los recuerdos de infancia se irán trenzando para dar la imagen de un mundo donde caben la comedia y el drama.
Bien mirado, Mary Rose algo de responsabilidad tiene en todo eso; es ella quien ha decidido dejar de lado su carrera para dedicarse a sus hijos, Maggie y Matthew, dos criaturas que tendrá que cuidar sola mientras su compañera Hilary está de viaje por trabajo. En general, todo parece dispuesto para lo mejor, pero hay detalles que duelen: ¿nadie se ha fijado en la abolladura de la nevera?, ¿cómo es posible que Maggie aparezca de repente con unas tijeras en la mano?, ¿dónde está el maldito mando del coche...?
La voz cansada y lejana de Hilary que llama por la noche no basta para recobrar el equilibrio y la presencia de sus padres, que invaden la casa con tiernas extravagancias, devuelven a Mary Rose a un momento del pasado, a una oscura enfermedad y un mal secreto que la familia decidió borrar de su historia.
Lunes, martes, miércoles... la vida transcurre y la espléndida prosa de Anne-Marie MacDonald cose los retales del presente y del pasado perdido con el talento de una maestra.
«Mirar la vida como si estuviera cortada a cachos es muy difícil, pero tiene una ventaja: no te hace falta saber cuánto pesa la mochila que llevas cargando en la espalda.»Ann-Marie Macdonald

Un mal secreto (fragmento)

Lunes

Sueños de un ama de casa cotidiana
En medio de nuestra vida mortal, Mary Rose MacKinnon está sentada junto a la alegre mesa de la cocina repasando el correo electrónico. Es lunes. Su hija de dos años se entretiene intentando empotrar un cochecito de muñecas contra el zócalo de la pared, así que tiene unos cuantos minutos libres.
«Tienes 99 solicitudes de amistad pendientes en Facebook.» Lo borra, se encoge de hombros al ver otra invitación para participar en un festival literario, repasa a toda prisa las noticias del colegio de su hijo de cinco años y se apunta como acompañante de la clase del niño para la visita al museo de los reptiles. Se salta con sentimiento de culpa todos los mensajes sin responder y los enlaces curiosos que le han enviado sus amigos (entre ellos, uno de su hermano en el que aparece una mujer gorda cuyo torso desnudo se parece a la cara de Homer Simpson), y está a punto de apagar el portátil cuando el ordenador pita a dúo con el horno y un correo electrónico que acaba de entrar llama su atención. Está destacado en un estridente color amarillo fosforito y contiene la siguiente advertencia: «Mail cree que este mensaje es correo no deseado». Lo observa con cautela. Teme que sea un virus u otro anuncio de Viagra. Es de un bromista (como diría su padre) que tiene la dirección damadelinfierno@sympatico.ca y el siguiente asunto:
Algunas cosas pejoran de verdad…
¿Será un boletín informativo de un curso estrambótico que le envía algún ama de casa loca? Muerde el anzuelo y clica en el mensaje.

INTRUSIÓN




Una nueva detective irrumpe en mi verano, llega desde Irlanda y la brigada de homicidios de la Policía Metropolitana de Dublin, Garda Siochána, Guardianes de la Paz de Irlanda. Tiene 32 años, conduce un Audi TT, su compañero es el joven Steve Moran, su único apoyo contra el acoso laboral que sufre en la comisaría. Vive en un adosado de una planta con fachada victoriana, muros gruesos y techos bajos. Antoinette Conway ha llegado para quedarse y en esta novela resuelve un caso de violencia contra la mujer, mientras se defiende del grupo de "machitos" que reina en la brigada de homicidios.
Me ha gustado¡¡¡¡

Sinopsis (Ed. AdN. Alianza de Novelas)
"La brigada de homicidios de Dublín dista mucho de ser lo que había soñado la detective Antoinette Conway. El único que parece alegrarse de su presencia es su compañero, Steve Moran. El resto de su trabajo es una acumulación de casos ingratos, novatadas hirientes y acoso laboral. Antoinette es una detective fiera y con la piel muy dura, pero está llegando a su límite. El nuevo caso que le asignan parece sencillo: otra pelea de novios que acaba mal. Aislinn Murray es rubia y guapa. Y ha aparecido tan impecablemente arreglada como muerta en medio de su salón propio de un catálogo de muebles, al lado de una mesa dispuesta para una cena romántica. Nada tiene todo esto de llamativo. Excepto que Antoinette está segura de haberla visto antes en alguna parte. Y porque, al final, su asesinato será bien poco de los de manual. Porque otros detectives intentarán presionar a la pareja protagonista para que arresten al novio de la víctima lo antes posible. Porque al fondo de la calle donde vive Antoinette, acecha una figura en la sombra. Y porque la amiga de la víctima parecía olerse que Aislinn estaba en peligro. Todo lo que van averiguando sobre ella la aleja cada vez más de la muñequita de papel cuché que aparentaba ser. Antoinette sabe que el acoso laboral la ha vuelto paranoica, pero no es capaz de saber hasta qué punto: ¿es este caso un paso más en la campaña para echarla de la brigada o fluyen corrientes más oscuras bajo su superficie reluciente?

Intrusión (fragmento)

PrólogoMi madre solía contarme historias sobre mi padre. En la primera que recuerdo, era un príncipe egipcio que quiso casarse con ella y quedarse en Irlanda para siempre, pero su familia lo obligó a volver a su país para desposar a una princesa árabe. Mi madre sabía contar historias. Anillos de amatistas en sus largos dedos, ellos dos bailando bajo luces parpadeantes, su olor a especias y pino. Y yo, tendida en cruz bajo la colcha, cubierta de sudor como si me hubieran mojado en algo —era invierno, pero el Ayuntamiento regulaba la calefacción para el bloque entero y las ventanas de las plantas altas no se abrían—, me guardé la historia lo más hondo que pude y allí la atesoré. Era muy pequeña. Aquello me mantuvo con la cabeza bien alta durante unos años, hasta que a los ocho se lo conté a Lisa, mi mejor amiga, que se partió el culo de risa. Una tarde meses después, cuando el escozor se hubo disipado, entré decidida en la cocina, me planté con los brazos en jarras ante mi madre y exigí la verdad. Ella ni se lo pensó: estrujó el bote de Fairy y me contó que mi padre era un estudiante de medicina de Arabia Saudí. Lo había conocido cuando ella estaba en la escuela de enfermería… y ahí siguieron todo tipo de detalles: las guardias interminables, las risas agotadas y ambos salvando a un chiquillo al que había atropellado un coche. Para cuando descubrió que yo estaba en camino, él ya había regresado a su país sin dejar ni una dirección. Y mi madre tuvo que abandonar los estudios de enfermería para criarme.

LOS HUÉSPEDES DE PAGO


Primera novela que leo de la autora y como no sabía nada de ella me ha tenido desconcertada durante buena parte de la lectura. Con la información que he recabado a posteriori me explico muchas cosas....
La novela transcurre en los años 20 del siglo pasado y todavía me asombró cuando leo que algunos críticos que dicen que Waters recrea "los felices 20", hace exactamente lo contrario. Recrea la precariedad y la tristeza tras la Guerra del 14, recrea las familias destrozadas y el fin de las ilusiones.....felices 20 ¿ para quien?
Mrs. y Miss Wray alquilan habitaciones en su decrépita mansión para sobrevivir a las dificultades económicas tras la muerte del padre....
Más de 600 páginas en tres partes que responden al esquema clásico de planteamiento, nudo y desenlace, escrita con corrección pero larga, muy larga.
La primera parte es francamente interesante, la presentación de los personajes y el contexto nos sitúa perfectamente en la época y las circunstancias históricas; la según da parte comienza a construir la intriga y.....a la mitad se pierde; la tercera parte extiende tanto el desenlace que una desea que se termine ya!!!
En resumen, un argumento con grandes posibilidades que se arruina, en parte, por las pretensiones excesivas de la escritora y por lo repetitivo e incongruente de algunos pasajes.

Sinopsis (Ed. Anagrama)
Londres, 1922. La sociedad está en pleno proceso de cambio y las consecuencias de la Primera Guerra Mundial siguen muy presentes. A Frances Wray la contienda le arrebató a sus dos hermanos, y ahora vive con su madre viuda en una mansión de una zona residencial a las afueras de Londres. Madre e hija, de clase alta, pasan apuros económicos, y, para aliviarlos, deciden alquilar parte de su residencia a unos huéspedes de pago.
Sus inquilinos son un joven matrimonio con aspiraciones burguesas, Leonard y Lilian Barber. Él tiene ambiciones y ella luce coloridos quimonos y pone música en el gramófono. Frances y su madre deberán amoldarse a la pérdida de intimidad que supone la llegada de la pareja, y entre propietarias y huéspedes se establecerá una relación a veces incómoda, marcada por la diferencia de clase. Pero Frances irá descubriendo que comparte más cosas de las que pudiera parecer con Lilian, y entre ambas mujeres se forjará una complicidad de secretos compartidos y una peligrosa pasión que desembocará en un acto violento de terribles consecuencias...
Sarah Waters abandona la época victoriana y el periodo de la Segunda Guerra Mundial que había explorado en anteriores libros y recrea los «felices veinte», mezclando la crónica de una sociedad en pleno proceso de transformación, el retrato costumbrista con toques de comedia, la historia de un amor prohibido y el suspense de un crimen inquietante... Manejando con magistral exactitud el crescendo de tensión y erotismo, la autora nos deslumbra con esta obra que la consagra como la reina indiscutible de la novela de ambientación histórica con un toque muy personal y moderno.
A través de su exploración del pasado de la sociedad británica, desvela sus tabúes, rincones oscuros y deseos inconfesables.

Los huéspedes de pago (fragmento)

Primera Parte
1Los Barber habían dicho que llegarían a las tres. Era como esperar para empezar un viaje, pensó Frances. Ella y su madre habían pasado la mañana pendientes del reloj, sin poder relajarse. A las dos y media, en un impulso de nostalgia, Frances había recorrido las habitaciones por última vez, supuso; desde entonces había aumentado el nerviosismo, que desembocó en un desinflamiento progresivo, y ahora, casi a las cinco, allí estaba otra vez, oyendo el eco de sus propios pasos y sin sentir el menor cariño por los espacios exiguamente amueblados, simplemente ansiosa por que llegara la pareja, por que se instalara y acabar con el asunto.
Estaba mirando a la calle desde una ventana de la habitación más grande, la que hasta hacía poco había sido el dormitorio de su madre, pero que ahora iba a ser el cuarto de estar de los Barber. La tarde era luminosa pero polvorienta. Ráfagas de viento levantaban volutas de polvo de la acera y la calzada. Las mansiones de enfrente emanaban un vacío dominical, aunque tenían ese aspecto todos los días de la semana. A la vuelta de la esquina había un gran hotel, y de vez en cuando pasaban por allí automóviles y taxis que iban o venían del hotel; a veces la gente paseaba por delante, como para tomar el aire. Pero Champion Hill, en conjunto, mantenía su aislamiento. Los jardines eran amplios, los árboles, frondosos. Nunca adivinarías, pensó, que el mugriento Camberwell estaba allí mismo. Nunca pensarías que dos o tres kilómetros más al norte se extendía Londres, vida, glamour, todo eso.

EL SECRETO DE ÎLE-DE-SEIN


Quinta entrega de la serie de novelas protagonizadas por Georges Dupin, comisario de policía en la localidad bretona de Concarneau (Francia).

En Galicia decimos que "Quén pasou a Marola pasou a mar toda"
Y es que vivir al borde del Atlántico inclemente imprime carácter, en el Finisterrae bretón dicen:
"Celui qui voit Île-de-Sein voit sa fin"
Y así, entre refranes y tradiciones discurre el quinto relato de la serie protagonizada por el Comisario Dupin que, entre su adicción al café y su naturaleza solitaria, sufre más que un "gallego en suiza".....
Me ha encantado esta serie, lo malo es que cuando salga el próximo libro ya me habré olvidado....!!!

Sinopsis (Ed. Grijalbo)
El secreto de Île-de-Sein es el nuevo caso del comisario Dupin, el protagonista de la serie de novela policíaca que lleva vendidos más de 2.500.000 de ejemplares.
Una pequeña isla bretona cargada de mitos, leyendas, secretos y... muerte.
Hace apenas unas horas el comisario Georges Dupin estaba celebrando la llegada del solsticio de verano. Ahora se encuentra en la lonja de pescado de Douarnenez, cerca del muelle viejo y de los cafés en los que le gusta sentarse a ver la vida, frente a un cadáver. Es Céline Kerkrom, una mujer que salía a pescar sola, una defensora del medio ambiente con no pocos enemigos. Vivía en Île-de-Sein, escenario de mitos y leyendas, donde poco después aparece un segundo cuerpo. El comisario tendrá que recurrir de nuevo a ese sexto sentido que nunca le falla, a mucho café y a sus escasas dotes como navegante para resolver un nuevo caso.
Como cada verano, los lectores tienen una cita en las costas de Bretaña con Georges Dupin. Puntual, meticuloso y algo malhumorado, el comisario se hace cargo de una investigación y tendrá que enfrentarse a las costumbres y el carácter bretón, que no siempre le ponen las cosas fáciles. Aunque una vez más comprobará que ese paisaje y ese pueblo le tienen tan cautivado como él a sus más de dos millones y medio de seguidores.

El secreto de Île-de-Sein (fragmento)

El primer día

—¡Mierda! —masculló a media voz el comisario Georges Dupin, de la comisaría de policía de Concarneau.
La pestilencia era atroz. Nauseabunda. Le asaltó un mareo, una especie de vahído. Tuvo que apoyarse en la pared; no podría aguantar allí mucho más. Notó el sudor frío en la frente. Eran las 5.32 de la mañana; aunque aún no era de día, tampoco era noche cerrada, y hacía bastante frío. Una luz tenue empezaba a teñir el cielo. Lo habían despertado a las 4.49 de la madrugada, cuando todavía estaba todo oscuro. Hacía solo unas horas, poco después de las dos de la madrugada, Claire y él habían salido del Amiral tras celebrar por todo lo alto la gran fiesta del día más largo del año, el 21 de junio, el solsticio de verano, que los celtas llamaban «Alban Hevin». En esos días, la hechizante luz que ya de por sí envolvía siempre la Bretaña alcanzaba su punto culminante como por arte de magia, si es que eso era posible. El sol se ponía a las 22.30 y durante un buen rato dejaba suspendida en el aire una intensa luminosidad; el horizonte se dibujaba nítidamente en el Atlántico, así como las estrellas más brillantes. Ese crepúsculo astronómico, que era como se llamaba, se prolongaba hasta casi medianoche; luego, el mar y el cielo se sumían en una oscuridad completa. Tanta luz resultaba embriagadora. A Dupin le encantaban esos días.