lunes, 4 de diciembre de 2017

MUERTE EN BLACKHEATH


Vigesimonovena entrega de la serie de novelas protagonizadas por Thomas Pitt policía en el Londres victoriano y su intrépida esposa Charlotte, detective aficionada.

Casi no concibo una Navidad sin novela de Anne Perry, una historia detectivesca y victoriana que me transporta a otra época y otro país. Ya se que las historias son previsibles y los personajes muy conocidos, pero me encantan¡¡
Thomas y Charlotte Pitt, la tia abuela Vespasia, Emily y Jack Radley y todos los que les rodean, son casi de mi familia y mucho más en Navidad¡¡¡

Sinopsis (Ediciones B)
Como comandante de la poderosa Special Branch, el trabajo de Thomas Pitt consiste en mantener a Gran Bretaña a salvo de espías y traidores. Por lo tanto, le resultará extraño que de pronto le ordenen investigar dos incidentes menores: el hallazgo de sangre, pelos y cristales rotos ante el domicilio del experto en armamento naval Dudley Kynaston, y la simultánea desaparición de la atractiva doncella de la señora Kynaston. Pero semanas después, al descubrirse el cadáver mutilado de una joven no identificada cerca de casa de los Kynaston,  Pitt tendrá claro que no se trata de una simple investigación policial. ¿Es posible que Kynaston, uno de los científicos más valiosos de Gran Bretaña, esté llevando una doble vida? ¿Acaso han endilgado a Pitt una conspiración tan diabólica porque podría acabar con su carrera? En su desconcierto, Pitt nunca ha necesitado tanto a sus amigos, incluidos su indómita esposa Charlotte, su astuto ex colega Victor Narraway y su espía particular de la alta sociedad, lady Vespasia Cumming-Gould. Solo Anne Perry podría haber creado el tenso entramado de conspiraciones e intrigas, amores y odios, escándalos y asesinatos de Muerte en Blackheath. Una novela con auténtico sabor de época, personajes fascinantes, inquietante suspense y un desenlace inolvidable.

Muerte en Blackheath (fragmento)

1
Pitt tiritaba en la escalera que conducía del patio a la acera y miraba los grumos de sangre y el pelo que tenía a sus pies. También había sangre en los cristales rotos, y en parte ya se había congelado. Había astillas dispersas por los escalones. El viento de enero gemía sobre aquel tramo del río en dirección a las graveras que se divisaban a lo lejos.
—Y la doncella, ¿ha desaparecido? —preguntó Pitt en voz baja.
—Sí, lo lamento, señor —respondió el sargento con tristeza. Su joven rostro reflejaba dureza a la luz gris del amanecer—. Al ver de quién era la casa pensé que debíamos avisarle enseguida.
—Ha hecho bien —lo tranquilizó Pitt.
Estaban en Shooters Hill, una zona residencial muy agradable en las afueras de Londres. No quedaba lejos de Greenwich, la Escuela Naval y el Observatorio Real, que marcaba la hora para el mundo entero. La imponente casa que se alzaba ante ellos en medio de la penumbra era la de Dudley Kynaston, un alto funcionario del Gobierno dedicado a cuestiones de defensa naval, un experto en armas de alguna clase. Un acto violento tan cerca de su casa era competencia de la Special Branch* y, por consiguiente, de Pitt como comandante. Hacía poco que lo habían ascendido a ese cargo y aún se sentía incómodo con el extraordinario poder que le confería. Quizá siempre sería así. Se trataba de una responsabilidad que, en última instancia, no podía compartir con nadie. Sus triunfos serían secretos y sus fracasos absolutamente públicos.

EL CASO EDEN BELLWETHER


En una edición cuidadísima, a pesar de ser "bolsillo", me he traído de la biblioteca (bendita sea) esta opera prima de Benjamin Wood, multipremiada y ensalzada por la crítica mundial.
Una historia en Cambridge, podría llamarse, un recorrido musical y literario por la ciudad universitaria, lleno de personajes complejos que juegan con la ciencia y la superstición en un entorno en el que se "masca la tragedia" desde la primera página.
Sin ser la gran novela de 2015, me ha gustado¡¡

Sinopsis (Ed. Duomo Ediciones)
UNA NOVELA HIPNÓTICA
SOBRE LA INFLUENCIA DEL AMOR
Y EL PODER INQUIETANTE DE LA MÚSICA.
Cambridge, nuestros días. Oscar, un enfermero de una residencia de ancianos, conoce a la seductora Iris Bellwether, estudiante de medicina, violonchelista e hija de la burguesía acomodada de la ciudad. Inmediatamente se enamora de ella y entra a formar parte de su grupo de amigos. Es un círculo exclusivo integrado por unos jóvenes con unos orígenes muy diferentes a los suyos, entre los cuales sobresale Eden, el hermano de Iris, un personaje narcisista y carismático, convencido de poder sanar a través de la música y de la hipnosis. Pero ¿quién es en realidad Eden Bellwether? ¿Un genio o un manipulador?

El caso Eden Bellwether (fragmento)

Preludio
Junio, 2003
Escucharon el aullido de las sirenas y vieron la polvareda levantarse bajo las ruedas de la ambulancia en el extremo más alejado del camino de acceso a la casa. Al poco rato, el oscurecido jardín se había transformado en un baño de luces azules. Nada parecía real hasta que les dijeron a los paramédicos dónde estaban los cuerpos. Había uno en la planta de arriba, otro en la casa del órgano y uno más al pie del jardín –este último todavía respiraba, aunque agónicamente–. Lo habían dejado en la orilla del río sobre una cama de juncos aplastados, con el agua fría rompiendo contra sus pies. Cuando los paramédicos les preguntaron cómo se llamaba, les dijeron que ése era Eden. Eden Bellwether.

La ambulancia había tardado demasiado en llegar. Ellos se habían reunido durante un rato en el porche de atrás de la rectoría. Estaban desquiciados, elucubrando, contemplando los mismos olmos y los mismos cerezos que habían contemplado cientos de veces antes, escuchando cómo el viento perturbaba las ramas. Todos se sentían responsables por lo que había sucedido. Todos se culpaban a sí mismos. Así que discutieron –discutieron de quién era la culpa y sobre quién debería sentirse más culpable–. El único que no habló fue Oscar. Se quedó apoyado contra la pared, fumando, escuchando a los otros discutir. Cuando finalmente abrió la boca, su voz sonaba tan calmada que los silenció a todos.
–Ya ha pasado –dijo, y aplastó su cigarrillo en la barandilla del porche–. Ya no podemos dar marcha atrás ni cambiar nada.

SUMISIÓN


Leer a Houellebecq es una sorpresa y un placer, esa prosa límpida y hermosa unida a la "confusión" de ideas que plantea, hace que sus libros se lean en un suspiro y permanezcan en tu mente mucho-mucho tiempo.
Sumisión, ha creado polémica por donde ha "pasado" y ese es el oficio de Houellebecq, además de escribir muy bien, unos la ensalzan y otros la denostan, ninguno la ignora...
No es para menos,... esta novela distópica sobre Francia, nos toca muy de cerca, esa ironía fina de Houellebecq nos lacera, esas "certezas" nos perturban...
Yo sólo sé, que la he leído en un "vuelo", que me ha inquietado, me ha perturbado y me ha gustado. La recomiendo, sin duda, y que cada cual saque sus conclusiones.
Por cierto, se la recomiendo, encarecidamente a las cúpulas de la CUP y el PSOE, si la leen me lo agradecerán....o no¡¡

Sumisión (Ed. Anagrama)
Francia, en un futuro próximo. A las puertas de las elecciones presidenciales de 2022. Los partidos tradicionales se han hundido en las encuestas y Mohammed Ben Abbes, carismático líder de una nueva formación islamista moderada, derrota con el apoyo de los socialistas y de la derecha a la candidata del Frente Nacional en la segunda vuelta. François, un profesor universitario hastiado de la docencia y de su vida sexual, que a sus cuarenta años se había resignado a una vida aburrida pero sosegada, ve cómo la rápida transformación que sucede a la llegada del nuevo presidente al Elíseo altera la vida cotidiana de los franceses y le depara a él un inesperado futuro. Los judíos han emigrado a Israel, en las calles las mujeres han cambiado las faldas por conjuntos de blusas largas y pantalones, y algunos comercios han cerrado sus puertas o reorientado el negocio. Y la Sorbona es ahora una universidad islámica en la que los profesores conversos gozan de excelentes salarios y tienen derecho a la poligamia. Al igual que Huysmans, el escritor del siglo XIX convertido al catolicismo al que consagró su tesis, François sopesará pronunciar las palabras que le abrirán las puertas de la religión islámica y de una nueva vida: «No hay más dios que Alá y Mahoma es su profeta.»
Sumisión llegó a las librerías francesas el mismo día del trágico atentado contra Charlie Hebdo y Houellebecq, acusado de islamofobia o de dar alas a la extrema derecha, afirmó: «No tomo partido, no defiendo ningún régimen. Deniego toda responsabilidad. He acelerado la historia, pero no puedo decir que sea una provocación, porque no digo cosas que considere falsas sólo para poner nerviosos a los demás.» Más allá de la polémica, Sumisión es una novela de «política ficción» –como 1984 y Un mundo feliz–, una turbadora fábula política y moral, en la que coexisten intuiciones poéticas, efectos cómicos y una melancolía fatalista.

Sumisión (fragmento)
"Un cumulonimbo gigante, en forma de yunque, dominaba el norte de París, del Sacré-Cœur a la Opera, sus flancos de un gris oscuro estaban teñidos de color de humo. Dirigí la mirada a la pantalla de la televisión, donde seguía aglutinándose una inmensa multitud; luego, de nuevo al cielo. La nube de tormenta parecía desplazarse lentamente hacia el sur; si estallaba sobre las Tullerías, perturbaría seriamente el desarrollo de la manifestación.
A las dos de la tarde en punto, el cortejo liderado por Marine Le Pen tomó los Campos Elíseos en dirección al Arco de Triunfo, donde tenía previsto pronunciar un discurso a las tres. Apagué el sonido, pero seguí contemplando la imagen un momento. Una inmensa pancarta iba de lado a lado de la avenida, con la inscripción: «Somos el pueblo de Francia». En numerosos pequeños carteles diseminados entre el gentío rezaba, más sencillo: «Ésta es nuestra casa», que se había convertido en el eslogan, a la vez explícito y desprovisto de una agresividad exagerada, utilizado por los militantes nacionales durante sus concentraciones. Seguía amenazando tormenta; la enorme nube estaba ahora suspendida, inmóvil, sobre el cortejo. Al cabo de unos minutos, me cansé y volví a sumergirme en rada.
Marie-Françoise me llamó un poco después de las seis de la tarde; no sabía mucho, el Consejo Nacional de Universidades se había reunido la víspera pero no se había filtrado ninguna información. Estaba segura en todo caso de que la facultad no volvería a abrir hasta después de las elecciones, y probablemente no antes del inicio del nuevo curso, los exámenes podían aplazarse al mes de septiembre. De forma más general, la situación le parecía seria; su marido estaba visiblemente inquieto, desde primeros de semana pasaba catorce horas diarias en su despacho de la DGSI, y había dormido allí la noche anterior. Antes de colgar me prometió llamarme si averiguaba algo.
Ya no tenía nada que comer, ni me apetecía demasiado ir al Géant Casino, a esa hora de la tarde era mal momento para hacer las compras en aquel barrio populoso, pero tenía hambre y sobre todo me apetecía comprar comida, estofado de ternera, merluza al perifollo, musaka bereber; la comida para microondas, de uniforme insipidez pero de embalaje coloreado y alegre, representaba al fin y al cabo un verdadero progreso con respecto a las desoladoras tribulaciones de los personajes de Huysmans; no había mala voluntad visible y la impresión de participar en una experiencia colectiva decepcionante pero igualitaria abría las puertas a una resignación parcial.
Curiosamente, el supermercado estaba casi vacío, y llené el carro rápidamente, en un rapto de entusiasmo mezclado con miedo: la expresión «toque de queda» me vino a la mente sin motivo preciso. Algunas de las cajeras alineadas detrás de sus cajas vacías escuchaban la radio: la manifestación proseguía y hasta el momento no había que lamentar ningún incidente. Eso llegaría más tarde, después de que la gente se dispersara, me dije.
Al salir del supermercado empezó a llover violentamente. De vuelta en casa, me calenté una lengua de buey con salsa al Madeira, correosa pero correcta, y puse la televisión: los enfrentamientos habían comenzado, se distinguían grupos de hombres enmascarados, muy móviles, armados con fusiles de asalto y pistolas ametralladoras; algunos escaparates estaban rotos, aquí y allá ardían algunos coches, pero las imágenes, tomadas bajo el chaparrón, eran de muy mala calidad y costaba hacerse una idea de las fuerzas presentes. "


LA VIDA DE LOS ELFOS


No sé si es que soy mayor, o ya no estoy para experimentos pero esta "novela" me ha parecido una tomadura de pelo monumental. No digo más, el que quiera probar puede hacerlo en el siguiente enlace:
http://www.planetadelibros.com/la-vida-de-los-elfos-libro-200740.html

Sinopsis (Ed. Seix Barral)
¿Qué tienen en común la pequeña María, que vive en un pueblo recóndito de la Borgoña, y Clara, otra niña que, en la misma época, después de haber crecido en los Abruzos, es enviada a Roma para desarrollar su don prodigioso por la música? Muy poco, en apariencia. Sin embargo, entre ellas existe un lazo secreto: cada una, por medios muy diferentes, está en contacto con el mundo de los elfos, un mundo de arte, invención y misterio, y también de fusión con la naturaleza, que proporciona a la vida de los hombres su profundidad y belleza. Una gran amenaza, procedente de un elfo descarriado, pesa sobre la especie humana, y sólo María y Clara son capaces, a través de sus dones conjugados, de desbaratar sus planes. En La vida de los elfos Muriel Barbery crea un universo poético e inquietante, de un encanto profundo, que bebe del mundo de los cuentos y lo maravilloso para ofrecernos una novela extremadamente original.
Una novela sobre el poder de las historias, los sueños y la imaginación para construir un mundo mejor.

La vida de los elfos (fragmento)

LA PEQUEÑA DE LAS ESPAÑAS

La pequeña pasaba la mayor parte de su tiempo libre en las ramas. Cuando no sabían dónde encontrarla, iban a los árboles, primero a la gran haya que dominaba el cobertizo del norte y donde le gustaba soñar observando el movimiento en la granja, luego al viejo tilo del jardín del cura tras el murete de piedras húmedas y, por último, y era lo más habitual en invierno, a los robles de la hondonada oeste del campo contiguo, una parte del terreno plantado con las tres especies más hermosas de la región. La pequeña moraba en los árboles todo el tiempo que podía hurtar a una vida de pueblo hecha de estudio, de comidas y de misas, y a veces invitaba a algunos compañeros de la escuela, que se maravillaban de las explanadas ligeras que había acondicionado y pasaban allí días plenos charlando y riendo.
Una tarde en la que se encontraba en una rama baja del roble del centro, aunque la hondonada se estaba llenando de sombra y sabía que irían a buscarla para que regresara a casa, decidió cruzar el prado e ir a saludar a los carneros del vecino. Se puso en camino rodeada por la niebla naciente. Conocía cada matorral en un perímetro que iba desde los contrafuertes de la granja de su padre hasta las fronteras de la de Marcelot; podría haber cerrado los ojos y haberse orientado como bajo las estrellas por las ondulaciones de los campos, los juncos del arroyo, las piedras de los caminos y las inclinaciones de las cuestas suaves; en lugar de eso, y por un motivo particular, los abrió de par en par. Alguien andaba en la niebla a apenas unos centímetros de ella, alguien cuya presencia le encogía el corazón de una manera extraña, como si el órgano se replegara sobre sí mismo mostrándole curiosas imágenes: vio un caballo blanco en un sotobosque cobrizo y un camino adoquinado de piedras negras que relucían bajo la espesura
.


SOLO EN BERLÍN


Animada por la descripción de la contraportada y por la recomendación que la editorial hace en ese Calendario Literario de Adviento, de este autor, para mi desconocido, me traje a casa desde la biblioteca este "contundente" volumen de título evocador.....
Y, hasta aquí he llegado con el autor, largo, se me ha hecho muy largo este supuesto thriller que no es más que una sucesión de hechos repetitivos y diálogos artificiosos.
Antiguo, muy antiguo¡¡¡
Y el que quiera comprobarlo, no tiene más que leer un capítulo en el siguiente enlace:
http://www.maeva.es/colecciones/exitos-literarios/solo-en-berlin

Sinopsis (Ed. Maeva)
Berlín, 1940, la ciudad está dominada por el miedo. Cuando la cartera Eva Kluge llega a casa de los Quangel en el número 55 de la calle Jablonski, con una carta que les anuncia la muerte de su único hijo en un campo de batalla francés, el golpe es terrible, insoportable. Es el principio de la Segunda Guerra Mundial y toda la ciudad, todo el país y pronto media Europa, vive bajo el yugo del régimen de Hitler. Otto y Anna Quangel se plantean entonces si están haciendo todo lo que está en sus manos para luchar contra el Tercer Reich. Sí, son gente corriente, sin ninguna posibilidad frente al régimen nazi, pero ¿realmente se pueden quedar de brazos cruzados cuando la barbarie se ha llevado a lo que más amaban en el mundo? ¿Pueden compartir el mismo silencio cómplice que la inmensa mayoría de la población? Empieza entonces un acto de heroicidad que llevará a Otto a distribuir tarjetas postales de denuncia a Hitler por todo Berlín; y a perseguir al ambicioso inspector de la Gestapo Escherich. Muy probablemente constituye un acto suicida y también un peligroso juego en el que, sea quien sea quien pierda, lo pagará con su propia vida.

Solo en Berlín (fragmento)
"Para los Quangel la mañana no fue tan fructífera, al menos las explicaciones tan ansiadas por Anna no llegaron.
–Nooo –dijo Quangel contestando a sus ruegos–. Nooo, mamá, hoy no. El día ha empezado mal, en un día así no puedo hacer lo que de verdad me apetece. Y si no puedo hacerlo, tampoco deseo hablar de ello. Quizá otro domingo. ¿Lo oyes? Ya vuelve a deslizarse por la escalera uno de los Persicke. Bueno, que lo haga. ¡Con tal de que nos dejen en paz!
Ese domingo, sin embargo, Otto Quangel mostraba una ternura inusual. Anna pudo hablar de su hijo caído todo lo que quiso, no le prohibió hacerlo. Incluso repasó con ella las escasas fotos que tenía del hijo, y cuando volvió a echarse a llorar, le pasó la mano por los hombros y la consoló.
–Déjalo, mamá, déjalo. Quién sabe si no ha sido para bien, con todo lo que se va a ahorrar.
Así que ese domingo, incluso sin charla, fue bueno. Hacía tiempo que Anna no veía a su marido tan tierno, era como si el sol brillase otra vez, la última, sobre la tierra antes de la llegada del invierno, que ocultaba la vida bajo una capa de hielo y nieve. En los meses siguientes la frialdad y el laconismo de Quangel aumentaron y ella recordó con frecuencia ese domingo, que constituía al mismo tiempo su consuelo y su estímulo. "

ASESINATO Y ÁNIMAS EN PENA


Me encanta esta editorial, el cuidado que pone en sus libros y los autores que nos ofrece, aunque de vez en cuando, se les cuele un gazapo en la pag.331 hablando del "...doceavo conde de..." (esta acotación se la dedico a Aglaé de La Torre, ella sabe porqué).
Decía que me encanta la editorial y me encanta descubrir nuevos autores, pero a este considerado como un genio del humor fino y el costumbrismo culto, definido por John Irving como "el Dickens de Canadá"; no he logrado "pillarle el punto". Quizás no he comenzado por el libro indicado, es el primero de su última trilogía inconclusa, o quizás el humor canadiense no es lo mío.
Lo cierto es que lo empecé con grandes expectativas, y me aburrió.

Sinopsis (Ed. Libros del Asteroide)
Connor Gilmartin, director de la sección de espectáculos del Advocate, un periódico de Toronto, sorprende a su mujer en la cama con otro hombre. El amante, que casualmente es un crítico del mismo diario, termina asesinando al atónito marido.
Sin embargo, este hecho no supondrá la completa desaparición de Connor, ya que su fantasma perseguirá al homicida hasta un importante festival de cine. Y mientras el crítico se esfuerza en analizar los largometrajes que proyectan, espectro y lectores nos convertimos en espectadores privilegiados de unas peculiares películas sobre la historia de la familia Gilmartin.
En la oscuridad de la sala, sentado junto a su asesino, realidad y ficción terminarán por confundirse… Con su tono más humorístico, Davies nos ofrece el fantástico retrato de un hombre cuya vida se ve repentinamente truncada, pero que renace a otro tipo de existencia mucho más lúcida y libre.
En la cumbre de su talento, el maestro canadiense nos regaló una de sus mejores obras, una nueva muestra de su talento que aúna reflexión y entretenimiento, sabiduría y emoción. Asesinato y ánimas en pena nos devuelve a Robertson Davies en estado puro.

Asesinato y ánimas en pena (fragmento)

1
Toscamente traducido

Nunca en mi vida me asombré tanto como cuando el Husmeador sacó el arma escondida de su funda y de un golpe me dejó tendido en el suelo, completamente muerto.

¿Cómo supe que estaba muerto? Tal como me pareció, recuperé la conciencia un instante después del golpe, cuando oí que el Husmeador decía con voz trémula: «¡Está muerto! ¡Dios mío, lo he matado!». Mi mujer estaba arrodillada a mi lado, me tomaba el pulso y ponía la oreja sobre mi corazón. Con un notable dominio de sí misma, dadas las circunstancias, dijo: «Sí, lo has matado».
2¿Dónde estaba yo? Contemplaba la escena desde muy cerca, pero no estaba en el cuerpo que yacía en el suelo. Mi cuerpo, con un aspecto que no había visto en mi vida. ¿Había sido yo un hombre tan grande? ¿No un hombre descomunal, no un gigante, pero de dos metros y bastante pesado? Así lo parecía, porque allí estaba tendido, con mi traje de verano no muy bien planchado, en contraste con mi mujer y el Husmeador, los dos desnudos, pues habían saltado de la cama —mi cama—, donde los había sorprendido.

Un cliché que se da a menudo en el mundo pero, para mí, una novedad: el marido encuentra a la mujer en la cama con el amante; el amante salta, saca un arma que tenía oculta y asesta al esposo un severo golpe —demasiado severo, según me parece ahora— en la sien, y el esposo cae muerto a sus pies. Mi asombro, como ya he dicho, fue el mayor de mi vida, sin que dejara sitio a la indignación. ¿Por qué rayos lo había hecho? ¿Y era verdad que no podía deshacerlo, tal como él y yo deseábamos con tanto fervor?
El Husmeador estaba aturdido, se había retirado, encogido, a la cama, se había sentado en ella y lloraba histéricamente.
—Vamos, para ya —dijo mi mujer furiosa—. No tenemos tiempo para estas cosas. Cállate y déjame pensar.
—Ay, Dios mío —gimoteaba el Husmeador—. Mi pobre amigo Gil. No quería hacerlo. No. No quería hacerlo. ¿Qué pasará ahora? ¿Qué me van a hacer?
—Si te cogen, lo más probable es que te ahorquen —dijo mi mujer—, así que deja de hacer ruido y haz exactamente lo que te digo. Primero de todo, ponte algo encima. No... espera. Primero limpia esa maldita cosa con un trapo y devuélvela a su funda. Está ensangrentada. Luego vístete, vete a tu casa, y procura que nadie te vea. Tienes cinco minutos. Entonces llamaré a la policía. ¡Date prisa! —¡La policía!
Su pavor era tan ridículo que me reí a carcajadas y entonces me di cuenta de que no podían oírme. El Husmeador estaba completamente amedrentado. No así mi mujer. Era valiente y decidida y admiré su dominio de sí misma.

ATOMKA


Séptima entrega de la serie de novelas protagonizadas por Franck Sharko,  comisario en la Dirección Central de la Policía Judicial de París y Lucie Henebelle, teniente de policía en Lille

La pareja Sharko & Henebelle de nuevo en una investigación cargada de dolor y pasado. Cada vez me gustan más.
Ahora viven juntos en París, intentando olvidar el pasado y curar sus heridas, desean formar una familia, pero el mundo criminal tiene otros planes para ellos y la Navidad no será una época de paz para nuestros policías.
Cuanto más leo a Thilliez, más me gusta¡¡¡

Sinopsis (Ed. Destino)
A pocos días de Navidad, un suceso de gran envergadura irrumpe en las vidas de Lucie Hennebelle y Franck Sharko, policías de la famosa sección criminal del número 36 del Quai des Orfèvres. Aparece el cadáver de Christophe Gamblin, periodista de sucesos, encerrado en el congelador de su casa y su compañera desaparece mientras llevaba a cabo una serie de entrevistas sobre un caso explosivo del que nadie conoce los detalles. La única huella que parece haber dejado es su nombre garabateado en un papel que conserva un niño vagabundo y muy enfermo. Al mismo tiempo, un antiguo caso de mujeres secuestradas vuelve a salir a la superficie: víctimas arrojadas vivas pero inconscientes a lagos prácticamente congelados, y rescatadas in extremis gracias a varias llamadas anónimas a la policía. Las señales de un asesino brutal obsesionado con la hipotermia arrastrarán a Lucie y a Sharko hacia la zona prohibida de un lugar aterrador y devastado. Mientras la investigación se acelera, Sharko se enfrenta a viejos demonios que le conducirán a un duelo secreto y cruel que le irá destruyendo.

Atomka (fragmento)

El cuerpo masculino reposaba en el fondo de un gran congelador vacío, en ropa interior y acurrucado. Tenía los labios morados y la boca abierta de par en par, como si hubiera tratado de gritar una última vez. El agua —¿serían lágrimas?— se había congelado junto a sus párpados. Sus cabellos rubios estaban cubiertos de escarcha. Tenía la piel cuadriculada a cortes, principalmente a la altura de los miembros superiores e inferiores.
Allí es donde ha sido torturado. Lo han atado, amordazado y lo han cortado en las extremidades y el vientre, tal vez con un cuchillo. Luego lo han arrastrado hasta aquí, para encerrarlo en el congelador. Hay sangre por todas partes en el suelo. Luego, lo han observado mientras moría.
Un caso sin resolver de hacía diez años. Una periodista de investigación que no daba señales de vida y cuyo apartamento había sido puesto patas arriba. Otro periodista que exhumaba los casos de esos falsos ahogamientos y moría en el fondo de un congelador. Un chaval errante traumatizado. ¿Qué unía todos esos hechos?.