domingo, 20 de agosto de 2017

NUBES DE KÉTCHUP


Los adolescentes son un pozo de sorpresas y sus pensamientos "nubes de kétchup" que, a veces, enturbian el presente y ensombrecen el futuro.
Esta es una novela sobre la culpa, esa insidiosa nube que se asienta sobre la vida y no deja ver la luz. La culpa y el silencio que matan la alegría y la juventud, que arruinan el amor y borran el futuro. Esta no es, sin embargo, una novela triste, escrita con el estilo peculiar de Annabel Pitcher, logra engancharnos a la vida en un pueblo de York y a los sentimientos de una adolescente a la que le gusta escribir cartas.
Me ha gustado¡¡¡

Nubes de kétchup (fragmento)

"calle Ficticia, 1 Bath 1 de agosto
Querido señor S. Harris:
No tenga en cuenta la mancha roja de la esquina. Es mermelada, no sangre, aunque igual tampoco hace falta que le explique la diferencia. No era precisamente mermelada de su esposa lo que la policía le encontró a usted en el zapato.
La mermelada de la esquina es de mi sándwich. De frambuesa, casera. La hizo la abuela. Hace siete años que murió, y esa mermelada fue la última cosa que hizo. O sea, si no se cuentan las semanas que se pasó en el hospital enganchada a una de esas cosas del corazón que hacen bip bip si tienes suerte y biiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiip si no. Y eso fue lo que se oyó en su cuarto del hospital hace siete años: biiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiip. Mi hermana pequeña nació seis meses más tarde y mi padre le puso el nombre por la abuela. Dorothy Constance. Luego, mi padre, cuando paró de lamentarse, decidió acortárselo. Como mi hermana es pequeña y redonda la acabamos llamando Dot, que significa punto en inglés.
Mi otra hermana, Soph, tiene diez años. Las dos son rubias con el pelo largo y los ojos verdes y la nariz respingona, pero Soph es alta y delgada y más morena de piel, como si a Dot la hubieran amasado y la hubieran metido diez minutos en el horno. Yo soy distinta. Morena de pelo. De ojos castaños. Estatura normal. Peso normal. Corriente, supongo. Solo con mirarme jamás adivinaría usted mi secreto.
Al final me ha costado terminarme el sándwich. No es que la mermelada estuviera mala ni nada de eso, porque esterilizando los frascos aguanta años. Por lo menos eso es lo que dice mi padre cuando ve que mi madre arruga la nariz. La tiene respingona ella también. El pelo lo tiene del mismo color que mis hermanas, pero más corto y tirando a ondulado. Mi padre lo tiene más parecido al mío, solo que con mechones blancos encima de las orejas, y tiene esa cosa que se llama heterocromía, que significa que un ojo lo tiene castaño y el otro, en cambio, mucho más claro: azul cuando hace bueno, gris si el cielo está cubierto. «El cielo entero en un ojo», le dije una vez. Mi padre también tiene un hoyuelo en mitad de cada mejilla, y tampoco sé si nada de esto importa en realidad, pero supongo que está bien que le haga un retrato de mi familia antes de decirle lo que he venido a decir."

1222


Novena entrega de la serie protagonizada por Hanne Wilhelmsen.

En un ambiente opresivo, gélido y tormentoso, vuelve la ex-subinspectora Hanne Wilhelmsen tan lúcida como en sus mejores tiempos.
Novela diferente en un hotel de montaña 1222 m sobre el nivel del mar y dividida en capítulos titulados según la escala Beaufort., el viento sopla dentro y fuera.
En estos días lluviosos de vacaciones he disfrutado de nuevo con una novela de Anne Holt.

1222 (fragmento)

1

Como el maquinista fue el único que murió, no se puede hablar de catástrofe. Cuando debido a un fenómeno meteorológico que sigo sin entender del todo el tren descarriló y no entró como debía en el túnel de Finsenut, había 269 personas a bordo. Un maquinista muerto constituye solo un 0,37 por ciento del número total del grupo. Teniendo en cuenta las circunstancias, fuimos muy afortunados. Aunque en el choque hubo muchos heridos, la mayoría fueron leves: piernas o brazos rotos, traumatismos craneales, arañazos, magulladuras y pequeños cortes, claro; apenas hubo una persona en el tren que no quedara físicamente marcada por el choque. Pero, como ya he señalado, solo una víctima mortal. Y sin embargo, por los gritos que atravesaron el tren en los minutos siguientes al accidente, podía parecer que se trataba de una gran catástrofe.
Permanecí mucho rato sin hablar con nadie. Estaba convencida de que era una de los pocos supervivientes, y además tenía en los brazos un bebé desconocido. Me llegó por los aires desde atrás cuando ocurrió el choque, me rozó el hombro y dio contra la pared que había justo delante de mi silla de ruedas, antes de aterrizar sobre mis rodillas con un suave golpe. En un acto reflejo abracé el bulto, que no paraba de chillar. Volví a respirar y noté el seco olor a nieve.

LA VOZ DEL PASADO


Siempre me han gustado las novelas de espías, esas novelas clásicas y oscuras en las que el poder y el conocimiento se hallan en los lugares más inesperados.
Tramas complicadas y secretos que no deben ser revelados, personalidades ocultas y traidores, muchos traidores. Todo eso lo he encontrado en esta novela de Fernando Rueda, una novela de espías en castellano, internacional y muy-muy buena¡¡¡

Sinopsis (Ed. Martínez Roca)
Manuela Langares, Ela, es una joven, prometedora y ambiciosa funcionaria que acaba de ser nombrada directora de operaciones del CNI, un cargo del servicio secreto que por primera vez en la historia ocupa una mujer. Muy apegada a su abuelo, recibe de este una serie de cintas que le grabó como testamento. En ellas, Ela irá descubriendo un mundo y una historia cautivadores que nunca hubiera podido imaginar. Las grabaciones son un vívido retrato de la España de la época, y por ellas desfilarán personajes fascinantes como Kim Philby —el agente doble más famoso de todos los tiempos—, importantes dirigentes nazis que se afincaron en España, familias reales europeas, princesas o papas... Todos estos recuerdos, que tienen por escenario medio mundo y que se gestaron en un ambiente y una época apasionantes, ofrecerán a Ela una explicación tanto de la vida de su abuelo como de la de su propio padre, y la ayudarán a ponerse sobre la pista de una trama política que se inició en la guerra hace setenta años y cuyas consecuencias aún perduran.

La voz del pasado (fragmento)

"Estas cintas que empiezo a grabar son exclusivamente para ti. No creo que tu padre quiera contarte el fructífero y detestable trabajo que algunos montamos a lo largo de decenas de años, pero, por si llega ese día o descubres por cualquier otro motivo aquello a lo que me dediqué, voy a bucear en el baúl de los recuerdos y a desvelar íntegros los secretos de mi relación secreta y la de algunos amigos con Philby"


RECUERDA QUE SIEMPRE TE QUERRÉ


Cinco relatos para una tarde lluviosa.
Elizabeth George explora personalidades, plantea conflictos y resuelve crímenes; lejos del inspector Thomas Lynley pero muy cerca de su estilo habitual.
Todos los relatos tienen una "exposición previa" en la que la escritor explica el momento y motivación de cada uno de ellos. Son 5 con los siguientes títulos:

- Exposición
- La sorpresa de su vida
- Unas buenas vallas no siempre serán suficiente
- Recuerda que siempre te querré
- Yo, Ricardo

Se deja leer¡

Les dejo un fragmento del relato que da título al volumen:

Recuerda que siempre te querré (fragmento)

<p> Recuerda que siempre te querré</p> "Charlie Lawton no lloró en el entierro de su marido. Ya había llorado todo lo que tenía que llorar cuando ocurrieron los hechos, y también en el funeral. Tras la horrible muerte de su esposo había llorado a mares hasta quedarse sin lágrimas. Así que lo contempló todo como atontada.
Antes le habían ofrecido las opciones para el entierro. Una de ellas era que el ministro dijese una breve oración e inmediatamente todos se marcharan a celebrar una sombría recepción en la que a los asistentes al duelo se les proporcionaría un poco de comida, de bebida y una última oportunidad de decirle palabras de consuelo a ella, la viuda de Eric Lawton. Otra consistía en quedarse y contemplar cómo bajaban el ataúd elegido a toda prisa; luego podría coger una flor de la corona funeraria que ella misma, llena de angustia, había adquirido sólo dos días antes y arrojarla dentro de la tumba, cosa que animaría al resto de asistentes a hacer lo mismo. Por último podía optar entre dirigirse a la limusina que la esperaba o quedarse todo el entierro hasta que la excavadora, que aguardaba a una discreta distancia, se acercase con estruendo y echara la tierra encima del ataúd de castaño. Cabía la posibilidad de quedarse hasta que la tumba estuviera sellada, el suelo apisonado y los cuadrados de césped colocados en su sitio. Incluso podía mirar cómo sujetaban la etiqueta de plástico al poste que marcaría el lugar de la tumba en tanto llegase la lápida. Podía leer el nombre que había en la etiqueta, Eric Lawton, como si eso le ayudase a digerir el hecho de que su marido se había marchado para siempre. Y también podía añadir lo que faltaba: «Eric Lawton, amado esposo de Charlotte. Muerto a los cuarenta y dos años».
Eligió la primera opción. Era más fácil darse media vuelta y marcharse que quedarse a contemplar cómo el ataúd desaparecía para siempre. En cuanto a lo de proporcionar a los demás asistentes al duelo la oportunidad de demostrar el afecto que sentían por Eric arrojando flores a su tumba… Charlie no quería hacer nada que le recordase que eran muy pocas las personas que habían ido allí para acompañar el duelo.
Más tarde, una vez en casa, el dolor volvió a afligirla como un virus. Se quedó de pie ante la ventana con la garganta seca y caliente, y le dio la impresión de que empezaba a tener fiebre. Miró el jardín de atrás, en cuya creación su esposo y ella habían puesto tanto esmero y que luego habían mantenido con cariño, mientras a su espalda los presentes hablaban en voz baja por respeto al dolor y a la delicadeza de la situación.
«Tragedia», dijo alguien en voz baja."

sábado, 19 de agosto de 2017

EL INVIERNO DE LOS LEONES


Tercera entrega de la serie protagonizada por Kimmo Joentaa
Un título enigmático, un policía enigmático y unos sucesos en la helada Finlandia que ahondan en el dolor y la desesperación.
Muy bien escrita, aunque el final se adivina casi desde el principio, vale la pena leerla¡

El invierno de los leones (fragmento)

24-26 DE DICIEMBRE

1
"Kimmo Joentaa había previsto pasar solo la noche de Nochebuena, pero las cosas salieron de otra manera.
Se había apuntado con antelación para estar de servicio el 24 de diciembre y pasó todo el día en un edificio de la policía tan tranquilo que casi parecía desierto.
Sundström pasaba las vacaciones esquiando, Grönholm había por fin realizado su viejo sueño de un viaje al Caribe y Thomas Heinonen se había marchado a primera hora de la tarde para adornar el árbol de Navidad y disfrazarse para su familia de Papá Noel. Quedó en estar localizable en caso de emergencia, pero no hubo ninguna.
Joentaa se dedicó a resolver asuntos burocráticos que bien habrían podido esperar. En la radio sonaba música navideña. Violines, piano y las voces de un coro infantil. Al final, un filósofo y teólogo explicó, en un tono muy imparcial, que Jesucristo había nacido en verano. Joentaa se distrajo un momento del trabajo e intentó concentrarse en la voz de la radio, pero en seguida empezó otra vez la música, una especie de rap navideño. Frunció el ceño y volvió a la hoja de papel que tenía delante.
A última hora de la tarde, se dirigió perezosamente por el amplio vestíbulo de entrada hacía la cafetería, que estaba a oscuras. La única luz venía del árbol de Navidad, con adornos rojos y dorados junto a la máquina de las bebidas.
Al otro lado de los ventanales estaba nevando. Joentaa se sentó a una de las mesas. Había un plato con galletas en forma de estrella. Joentaa cogió una y sintió en la lengua el sabor del jarabe de arce, percibió el olor de las agujas del abeto y vio a la entrada, junto a la recepción, a una mujer que le pareció algo extraña. Estaba allí, de pie, completamente inmóvil. Joentaa esperó un momento, pero la mujer no se movió, ni dio signos de extrañeza al encontrar la recepción vacía. Tampoco parecía molestarle que de vez en cuando pasara a su lado algún policía de uniforme con tantas prisas que ni siquiera se molestaba en preguntarle por el motivo de su presencia."

SILENCIO DE HIELO


En la helada Finlandia, Kimmo Joentaa intenta volver a vivir mientras se sumerge en el pasado, a través del presente.
Una novela inquietante con uno de los finales más oscuros que he leído nunca.
Segunda novela de Jan Costin Wagner con el policía finlandés como protagonista, y se perfila como sucesor de Wallander, cada vez más claramente.
Amelia Ruiz dixit, y yo estoy, totalmente de acuerdo.
Muy recomendable si te gusta la novela negra-nórdica con un plus de "oscuridad".

Silencio de Hielo (sinopsis)

Nadie sabe mejor que Kimmo Joentaa lo que significa perder para siempre a un ser querido; lo que se siente cuando al miedo le sucede el convencimiento íntimo de que un ser querido nunca volverá, pues no ha podido rehacerse todavía de la muerte de su esposa. Eso explica también que el comisario de Turku, en Finlandia, se niegue a arrebatar la esperanza de los padres de Sinikka Vehkasalo, quienes confían en que su hija, desaparecida sin dejar rastro, siga aún con vida. Aunque él lo sabe, no le queda otro remedio que callar. Pero el paralelismo es demasiado evidente. En el mismo lugar, hace treinta y tres años, se cometió el asesinato, nunca esclarecido, de una muchacha mientras paseaba en bicicleta. Y Kimmo no es el único que ha llegado a esa conclusión, sino también su viejo colega Ketola, retirado desde hace pocos meses, pero que llevado por la esperanza de hallar por fin respuesta a las incógnitas de antaño, se lanzará a investigar de nuevo el viejo caso todavía pendiente.


LUNA HELADA


Primera entrega de la serie protagonizada por el policía Kimmo Joentaa, detective en la sección de homicidios de la Policía de Turku (Finlandia). Hombre serio y metódico, triste y solo, muy solo, en una ciudad pequeña con un clima inclemente y oscuros secretos en las hermosas casitas pintadas de colores.

En la oscura Finlandia, un policía especial persigue a un asesino sigiloso....y hasta ahí puedo leer. Gracias Amelia Ruiz, tu recomendación es magnífica.

Luna Helada (Eismond, 2003) es la primera novela publicada por Jan Costin Wagner y en ella debuta el detective finlandés Kimmo Joentaa, un hombre serio, concienzudo, atormentado, un verdadero "héroe del frío".

Me ha gustado el estilo de Costin Wagner, sencillo con un trasfondo complicado en el "paraíso helado" del Norte de Europa donde ni todo es tan bueno, ni todo es lo que parece. Luna Helada es, más que una novela negra, es también, la vida en Finlandia, los sentimientos reprimidos, la gestión del duelo, la mente del asesino y el frío....

Esta serie es, sin duda, un nuevo aliciente para los que nos aficionamos a la negra-nórdica con Beck y Wallander y, todavía no hemos superado la pérdida.

Seguiré leyendo a Jan Costin Wagner y conoceré mejor a Kimmo Joentaa, promete mucho¡¡¡

Luna Helada (fragmento)


PRIMERA PARTE
Capítulo 1


"Kimmo Joentaa estaba solo con ella cuando se durmió.
Se hallaba sentado junto a su cama en la habitación en penumbra, le sostenía la mano y se esforzaba en sentir su pulso. Cuando lo perdía, cuando dejaba de oír su leve respiración, contenía el aliento, se inclinaba hacia ella y aguantaba en silencio hasta recuperar el contacto. Se relajaba, se hundía un poco sobre sí mismo, cuando volvía a sentir en sus dedos las leves pulsaciones bajo su piel.
Miró varias veces el reloj, porque creía que todo había pasado. Se había propuesto establecer el momento de su muerte, sin preguntarse por qué. La idea se le había ocurrido ya días antes, cuando estaba sentado en el banco de espera ante su cuarto, mirando fijamente la puerta blanquísima tras de la cual yacía. Rintanen, el médico que la trataba, le había llevado a un lado antes de entrar a verla con fuertes medicamentos y una sonrisa de ánimo; le había dicho que todo podía acabarse, muy pronto, en cualquier momento.
El ya no se separó de ella, comía junto a su lecho y pasaba las noches en una duermevela intranquila, de la que despertaba sobresaltado a cada minuto, temiendo no estar con ella en los últimos segundos de su vida.
Cuando dormía, veía una espesura de grises sueños.
En los días previos a su muerte, ella empezó a contar historias que él no entendía. Le habló de cuadros que había visto, de un caballo rojo que había montado, y de viajes a los países de su fantasía. Hablaba más para sí misma que para él, y miraba al vacío a través de sus ojos. En una ocasión, le preguntó quién era y cómo se llamaba. El dijo: «Kimmo», y ella formó el nombre con sus labios.
Le acariciaba la mano, la escuchaba, sonreía cuando ella sonreía, y se prohibía llorar en su presencia. Ella le preguntó algunas veces si podía verla cabalgando en el caballo rojo, y él asintió. Rintanen le explicó, a preguntas suyas, que las alucinaciones eran efectos secundarios de los medicamentos.
Ella no sentía dolor alguno."