martes, 2 de enero de 2018

AÑOS SALVAJES



Uno. Frente a Diamond Head Honolulu, 1966-1967
"Nunca se me había ocurrido considerarme un niño mimado, pero la escuela secundaria de Kaimuki fue una sorpresa terrible para mí. Acabábamos de llegar a Honolulu, yo estaba en octavo grado y la mayoría de mis nuevos compañeros de clase eran «drogadictos, esnifadores de pegamento y matones», o eso le escribí a un amigo que se había quedado en Los Ángel
es. " Cuando todos los críticos literarios recomiendan unánimemente una novela.....ummmm, cuando no encuentro ninguna opinión de lector@s en la red.....ummmmm
Pero si la obra es un Pulitzer me decido y la leo porque algo bueno tendrá, a pesar de el subtítulo de la novela (Mi vida y el surf) no me produce precisamente buenas vibraciones.
William Finnegan comienza de forma prometedora, relatando la mudanza de su familia Honolulu en los años 60 y así, esperas una autobiografía (género que tampoco es de mis favoritos) novelada y aventurera de un joven que en la actualidad es periodista en el New Yorker, peeero......., la autobiografía, salvo pasajes reseñables como el que da inicio a la novela, se convierte en la búsqueda de la ola perfecta y la descripción de la técnica surfística hasta sus más mínimos detalles.
Es verdad que la calidad literaria de Finnegan está fuera de duda, sus descripciones son poéticas y su narrativa, bastante ágil, lo que ocurre es que por muy bien escrito que esté, el tema no me importa en absoluto y el conflicto de intereses crece cuando me doy cuenta que es el único tema que le importa al autor. Si la novela durase la mitad, quizás sería soportable, pero 600 páginas con el surf como leit-motiv, he de reconocer que me han superado.

Sinopsis (Ed. Libros del Asteroide)
Años salvajes nos habla de una obsesión, la de William Finnegan con el surf. Finnegan comenzó a hacer surf de pequeño en Hawái y California. En los años setenta, tras finalizar sus estudios universitarios, su pasión le llevó a dejarlo todo y emprender un viaje iniciático por Samoa, Indonesia, Fiyi, Java, Australia y Sudáfrica.
Este precario y singular viaje, por tierras cada vez más salvajes, y en el que varias veces estuvo al borde de la muerte, terminó llevándolo de vuelta a su país, donde se convertiría en un reconocido escritor y corresponsal de guerra. En Estados Unidos, pese a su nuevo trabajo, su pasión por las olas se mantiene intacta: continúa su búsqueda de la ola perfecta -la más grande, la más rápida, la más peligrosa- en San Francisco, la Costa Este o Madeira. Una búsqueda incesante que es, también, la del sentido de su existencia.
Galardonado con el premio Pulitzer 2016 y el Euskadi de Plata 2017, Años salvajes es una fascinante historia de aventuras y una autobiografía literaria de primerísimo nivel. Es, además, y sin ningún género de dudas, el mejor libro sobre surf que se haya escrito nunca.

Años salvajes (fragmento)

“Las olas eran el campo de juego, pero también la finalidad, la meta. El objeto de tus deseos y de tu adoración más profunda. Y al mismo tiempo eran tu adversario, tu némesis, incluso tu enemigo mortal. El surf era tu refugio, tu escondite feliz, pero también era un entorno hostil, y un mundo indiferente y siempre dinámico”.

UN CADÁVER EN PORT DU BÉLON


Cuarta entrega de la serie de novelas protagonizadas por Georges Dupin, comisario de policía en la localidad bretona de Concarneau (Francia).

Siguiendo mi particular método de alternar policiaca y no-policiaca, continuo con la serie protagonizada por Georges Dupin, y casi estoy terminando con lo publicado....
Me gusta Dupin porque es reflexivo e impulsivo, buen comedor y maniático, cafetero compulsivo y degustador de croissants, amante del mar y miedoso en los barcos, aficionado al entrecot con patatas fritas y gourmet del marisco..... ...en fin, que podría ser gallego¡¡¡¡
Las novelas de Bannalec ejercen una especial atracción en mi, describe Bretaña con tanta perfección y poesía que me parece estar en ella o será que se parece tanto a Galicia que de verdad estoy allí????
Los personajes secundarios no roban protagonismo a Dupin, pero están bien definidos y aportan "movilidad" a las tramas que no brillan por su complicación sino que están al servicio de una forma de ser, una forma de vivir¡
En esta cuarta entrega el pasado vuelve para vengarse en una localidad famosa por sus ostras, como complemento, una lección magistral sobre la cría de ostras y sus principales variedades, lástima que se hayan olvidado de las ostras gallegas, pero ya se sabe que los franceses son muy suyos.....¡
Recomiendo la serie para un verano diferente¡

Sinopsis (Ed. Grijalbo)
Un cadáver que aparece y desaparece, leyendas celtas, ostras y vino blanco.
Un cadáver en Port du Bélon es el nuevo caso del comisario Dupin, el protagonista de la serie de novela policíaca que lleva vendidos más de 2.000.000 de ejemplares.
Ha aparecido un cadáver en Port du Bélon, noticia que el comisario Georges Dupin recibe con preocupación teñida de un cierto alivio porque le salvará del seminario sobre «Técnicas sistémico-sistémicas del interrogatorio en la investigación» al que le han obligado a asistir. Pero cuando Dupin llega a la pequeña localidad bretona, no hay rastro del cuerpo ni indicios de que se haya cometido ningún asesinato. Poco después, sentado en el restaurante donde se sirve el marisco más fresco del mundo, escucha el testimonio, confuso y extraño, de la mujer mayor que alertó a la policía. Y su instinto le dice que ha de creerla.
Todos los veranos sin falta, desde hace cuatro años, el nuevo caso del comisario Dupin se sitúa en el nº 1 de los libros más vendidos en Alemania. ¿Cuál es el secreto de esta serie policiaca que se ha convertido en un fenómeno de ventas?
Sin duda, la mágica combinación de un detective peculiar y algo huraño que, a lo Hércules Poirot, confía más en su olfato y en los interrogatorios poco ortodoxos que en todos los seminarios sobre técnicas psicológicas avanzadas, y un escenario, la Bretaña, donde todavía se celebra la vida en torno a grandes mesas de madera, con buen vino y mejor conversación, y las ostras se comen por prescripción médica.

Un cadáver en Port du Bélon (fragmento)

El primer día

Era el más grande de todos. Gritó con fuerza. Autoritario. Seco. Con la cabeza erguida en actitud arrogante. Dirigía aquel graznido enérgico a un compañero que asomó por detrás de un saliente de roca y que en ese momento se apresuraba hacia él. Hacía frío. La temperatura era de prácticamente cero grados y el aire olía a hielo húmedo.
El comisario Georges Dupin, de la policía de Concarneau, se encontraba delante de él y lo contemplaba con admiración. El ejemplar, de aspecto imponente con tantos aspavientos, medía al menos un metro de altura.
Cabeza negra, ojos marrones de mirada penetrante, cuello negro. Manchas brillantes de color naranja amarillento en el cogote. Pico largo y noble, oscuro en la parte superior y naranja intenso por debajo. Tenía el pecho de color naranja chillón, y el vientre, de un blanco deslumbrante. La espalda, al igual que las aletas, le brillaba en color gris pizarra desde la nuca hasta la cola. Las patas, en cambio, lucían un negro intenso. El pingüino rey era un espectáculo exquisito, majestuoso.

LOS CINCO Y YO


En 1968, que fue nuestro primer año escolar, los colegios españoles eran ya lugares desbordados de chavales, más parecidos a junglas que a jardines de infancia. Matricular a los niños en la escuela, que hasta entonces había sido un mero trámite, se convirtió con los nuevos tiempos en un quebradero de cabeza. Para poder atender la demanda de todas las familias del barrio, el colegio Montserrat tuvo que abrir nuevas aulas en sótanos y locales cercanos porque en el edificio principal no cabía más gente».
Es indudable que Orejudo escribe más que correctamente, en algunas ocasiones brillantemente, también es indudable que su ansia de originalidad no siempre le favorece.
Tras la historia delirante de Ventajas de viajar en tren, me lo he pensado un poco antes de abordar otra novela del autor y mi impresión es parecida....buena escritura, gran comienzo y....embrollo tras embrollo el autor me produce la impresión de que no sabe lo que quiere contar o quiere contar tantas cosas que se pierde en la autocomplacencia de una imaginación que más que desbordarse, arrasa todo a su paso.
El título es muy revelador de la estructura, ficción y realidad se mezclan en un torbellino, a veces brillante, a veces irritante que conduce a un no-final como colofón de una no-novela.
Recomendable como ejercicio lector para l@s que no se conforman con la rutina y para los que quieran averiguar hasta donde es capaz de llegar Orejudo....

Sinopsis (Ed. Tusquets)
Toni siente que es un escritor que no escribe y un profesor que no enseña. Creció leyendo las aventuras de Los Cinco escritas por Enid Blyton, unos libros que le proporcionaban lo que la España de los años previos e inmediatamente posteriores a la muerte de Franco era incapaz de ofrecerle: diversión sin vigilancia, libertad de movimientos y cerveza de jengibre, es decir, el mundo sin límites que requería la intensidad vital de su transición a la adolescencia. A lo largo de esta novela, aquellos personajes a los que Toni tanto envidió de niño parecen convertirse en seres de carne y hueso como él, que sufre el proceso inverso y termina siendo lo que siempre deseó, uno más de ellos. Los Cinco y yo es una novela arrebatadoramente original que unas veces se disfraza de memorias de infancia y otras de inquietante ficción de denuncia para pasar de la anécdota a la sátira y de esta a una teoría personal de la narración. Antonio Orejudo rinde homenaje y al mismo tiempo ajusta cuentas con su generación, la de los nacidos en el boom demográfico de los años sesenta, que no tuvo ningún protagonismo en la transición de la dictadura a la democracia.

Los cinco y yo (fragmento)

Para explicar el influjo que las aventuras de Los Cinco han ejercido sobre mi generación hay que hacer referencia al precio que alcanzó el trigo en la posguerra española: así empecé mi presentación de After Five en la Blyton Foundation, remontándome a la catástrofe que había sufrido el sector agrario en los años cuarenta, recién terminada nuestra Guerra Civil. Entonces el Estado fijaba por ley las superficies de cultivo, compraba muy barata toda la producción de cereal y controlaba el consumo con cartillas de racionamiento. A consecuencia de ello, muchos agricultores ocultaban parte de su cosecha para venderla más cara en el mercado negro. Esta práctica, unida a los efectos de una prolongada sequía y a una deuda bélica que obligaba a exportar nuestros escasos cereales a Alemania en pago por la ayuda de Hitler a Franco en la Guerra Civil, provocó una escasez de productos básicos. Mientras la población pasaba hambre, los grandes propietarios agrícolas fueron acumulando el capital que les permitió financiar el sector industrial a partir de la década siguiente. Me pareció pertinente comenzar aquella introducción al libro de Reig mencionando la transformación económica de España en los años cincuenta y el éxodo masivo de las zonas rurales, cuyos habitantes emigraban hacia las ciudades más desarrolladas, sobre todo hacia Madrid, que entonces carecía de las infraestructuras necesarias para dar alojamiento a todos aquellos jóvenes de pueblo que llegaban con la intención de buscarse un sustento o, en el mejor de los casos, de colocarse en un banco o en una compañía de seguros.


UNA DETECTIVE INESPERADA


Primera entrega de la serie de novelas protagonizadas por Phryne Fisher, una joven dama rica, que trabaja como detective aficionada en Melbourne (Australia) en los años 20.

Su título original "Cocaine Blues" es bastante más sugerente que la ñoña traducción al castellano, pero en ambos casos se trata de una historia increíble con una protagonista bastante improbable en los alegres años 20 y en Australia.....
Entretenimiento puro y duro al borde de la piscina, lectura de verano para despejar la cabeza de trabajos y problemas. Sólo desde ese punto de vista la recomiendo.

Sinopsis (Ed. Siruela)
Una detective inesperada nos presenta la primera aventura de la clásica y moderna heroína que está conquistando a los lectores de todo el mundo. ¡Llega Phryne Fisher!
A finales de los años veinte, la vida social londinense está en pleno apogeo, pero la aristocrática e irresistible Phryne Fisher se hastía solo de pensar en arreglos florales y conversaciones educadas. Por eso decide que embarcarse rumbo a Australia, su tierra natal, para probar suerte como detective y así escapar del tedio de la alta sociedad inglesa, será algo de lo más emocionante.
En efecto, desde que la intrépida Phryne pisa por primera vez el hotel Windsor, en Melbourne, se ve envuelta en una vertiginosa y entretenidísima trama: esposas envenenadas, estupefacientes, comunistas exaltados y policías corruptos. Por no mencionar los escarceos amorosos con el atractivo bailarín ruso Sasha de Lisse en las vaporosas salas del baño turco de Little Lonsdale Street...

«Las novelas de la deliciosa y sugerente Phryne Fisher son lo mejor que ha exportado Australia desde Nicole Kidman y Kylie Minogue».  Booklist

Una detective inesperada (fragmento)

Capítulo IIrá, centro de las verdes olas marinas,
... por su camino inexorable.
Wallace Stevens,
«The Paltry Nude Starts on a Voyage»

Los cristales de la ventana inglesa saltaron por los aires. Gritaron los invitados. Por encima de la exclamación general se oyó el chillido penetrante de madame de St. Clair, la esposa del embajador. —Ciel! Mes bijoux!
Phryne Fisher se levantó con toda tranquilidad y buscó a tientas un mechero. Hasta ese momento la velada había resultado tediosa. Después de los extenuantes preparativos de lo que todo el mundo consideraba el acontecimiento del año, la cena había sido una obra maestra culinaria, pero la conversación se hizo aburrida. A Phryne la situaron entre un coronel retirado de la India y un jugador de críquet amateur. El coronel se limitó a hacer unos cuantos comentarios convenientes sobre la comida, pero Bobby era capaz de enumerar todas las puntuaciones conseguidas a lo largo de dos años en los encuentros de todos los condados... y las contó. De repente se apagaron las luces y la ventana estalló en añicos. Cualquier cosa que interrumpiera los partidos del Wisden del Country House era buena, pensó Phryne, y encontró el encendedor.
La escena que apareció a la luz vacilante fue confusa. Las jóvenes, que por lo general tienden a gritar, gritaban. El padre de Phryne daba grandes voces a la madre de Phryne, cosa no menos normal. Varios señores habían encendido cerillas y uno de ellos había tocado la campanilla. Phryne fue a la puerta, se dirigió al vestíbulo principal, donde colgaba abierta la puertecita de la caja de los fusibles, y bajó el interruptor que indicaba «Principal». El chorro de luz los espabiló a todos, salvo a los que tenían los sentidos empapados de ginebra. Y madame de St. Clair, agarrándose melodramáticamente el cuello, se dio cuenta de que su collar de diamantes, que al parecer contenía una de las piedras del collar de la zarina, había desaparecido. El grito superó todos sus esfuerzos previos.

BILBAO-NEW YORK-BILBAO


Desde hace tiempo reconozco en Kirmen Uribe uno de los grandes escritores de nuestro país, me apena no poder leerle en euskera y me consuela tener todas sus obras en castellano con la confianza de que habrá supervisado las traducciones exhaustivamente.
Me faltaba por leer está novela que recibió el Premio Nacional de Narrativa en 2009 y creo que nunca es tarde cuando la dicha es buena.
BILBAO-NEW YORK-BILBAO de  KIRMEN URIBE es una crónica familiar, de un pueblo y de un oficio que bajo su aparente sencillez urdida con anécdotas, confidencias, recuerdos y tradiciones, esconde el alma profunda de Euskadi en la voz (la pluma) de un hijo de la tierra que con su maestría y sensibilidad conquista al lector de la primera a la última página.
La recomiendo!!

Sinopsis (Ed. Seix Barral)
La novela ganadora del Premio Nacional de Narrativa 2009 Todo un fenómeno literario que ha revolucionado el panorama editorial español.

Cuando Liborio Uribe supo que iba a morir, quiso ver por última vez un cuadro de Aurelio Arteta. Toda su vida transcurrió en alta mar, surcó sus aguas a bordo del Dos amigos y, al igual que su hijo José, patrón del Toki Argia, protagonizó historias inolvidables caídas para siempre en el olvido. Años después y frente a ese mismo cuadro, el nieto Kirmen, narrador y poeta, rastrea esos relatos familiares para escribir una novela. Bilbao-New York-Bilbao transcurre durante un vuelo entre el aeropuerto de Bilbao y el JFK de Nueva York, y desgrana la historia de tres generaciones de una misma familia. A través de cartas, diarios, e-mails, poemas y diccionarios, crea un mosaico de recuerdos y narraciones que conforman un homenaje a un mundo prácticamente extinguido, a la vez que un canto a la continuidad de la vida. Con esta novela,
Kirmen Uribe debuta de manera deslumbrante en el panorama literario español. Considerado uno de los máximos renovadores de la literatura en lengua vasca, se adentra en las aguas de la autoficción con una escritura rica, compleja y sugerente realmente conmovedora.

Bilbao-New York-Bilbao (fragmento)
"Me acuerdo muy bien de Miguel, el maquinista. Cómo podría un niño olvidarlo, si desembarcaba con sus fascinantes miniaturas de barco en las manos. Eran tan largas las horas que pasaba en la sala de máquinas, que mataba el tiempo confeccionando pequeñas reproducciones. Eso, cuando había buena mar.
En el pueblo hay una gran tradición de maquetistas de barcos. La maqueta más antigua que se conserva es una fragata, del siglo XIX, que está colgada en la ermita de La Antigua. La debieron de hacer José Mauri y Káiser, cumpliendo votos con la iglesia.
Con posterioridad la fragata de La Antigua fue restaurada por Fernando Iramategi en la década de los cincuenta. La fama de Fernando Iramategi se había extendido más allá del pueblo, sobre todo entre los veraneantes. Ricardo Bastida y José María Oriol y Urquijo apreciaban mucho su trabajo. Sobre todo Oriol. En una ocasión Oriol vio un precioso barco en un escaparate. Aquél también era de Iramategi, no había duda. Según Oriol, ése era el barco más extraordinario que había visto en la vida. Una obra de arte. Era asombrosa la manera en que cuidaba hasta el más ínfimo detalle. Iramategi lo concibió como la cima de su arte.
Tan impresionado quedó Oriol con el velero que le pidió al artesano que se lo vendiera, que le pusiera precio, por favor, que él se lo compraba. Le daría todo el dinero que quisiera por aquel trabajo. Le daba igual cuántos miles de horas hubiera necesitado para hacer el barco. Se las pagaría todas, y bien pagadas. Pero Iramategi le dijo que no. El artesano era un hombre muy recto, había dado su palabra y no podía hacer algo así. Y así se lo dijo a Oriol, que aquel barco era para un sorteo y que no había vuelta atrás. Que si quería que comprara un boleto y que esperara a que Dios o la suerte decidieran.
José María Oriol no se quedó tranquilo tras la conversación con Iramategi. Y cada vez que contemplaba aquel precioso barco las tripas le daban vueltas. Lo quería para él, costara lo que costara. No concebía la idea de que otro disfrutara de ese barco en su casa, simplemente porque había sido más afortunado en el día del sorteo. A Oriol no le gustaba dejar las cosas en manos de la suerte. Ni en la vida ni en los negocios. A Oriol le gustaba tomar decisiones, era de los que piensan que hay que aprovechar las oportunidades.
Por fin llegó el día del sorteo. Oriol fue comprando, de uno en uno, todos los boletos, él fue el primero en hacerse con los papelitos blancos. Y así se hizo dueño de aquel precioso barco del maestro Iramategi. Algunas cosas no hay que dejarlas a merced del destino, por lo que pueda pasar.
A Miguel Gallastegi en el pueblo le llamaban Miel Madrileñu. Tenía muy bien puesto el mote, y es que había nacido en Madrid, a pesar de que el padre era oriundo de Ondarroa. Probablemente su padre no había nacido para el mar, ya que se mareaba, y la familia lo mandó a Éibar a trabajar en la fábrica de armas Star.
Allí se dieron cuenta de que el chaval tenía dotes y lo mandaron a la sede de la Casa de la Moneda, a diseñar monedas y billetes. Se casó en Madrid, e incluso alcanzó una buena posición, ya que durante el estío se hospedaban en el balneario de Urberuaga, como los veraneantes. "





LA URUGUAYA


“Yo hablando dormido, vos leyéndome los mails…”.

Crónica de una par de días y de media vida, La uruguaya es el relato en primera persona de un escritor cuarentón en plena crisis creativa, matrimonial, económica y de la "mediana edad".
Si no fuese porque está magistralmente escrita, con esa suavidad porteña que tamiza las más duras palabras y las más agresivas verdades, si no fuera porque a pesar ...de su "boludez" Lucas Pereyra me produce cierta ternura, si no fuera porque no he sido capaz de soltar está novela hasta terminarla, si no fuera porque me ha encantado, estaría tentada de dar un par de "bofetadas virtuales" a este hombre egoísta, débil, vago e infiel que tiene "casi" merecido todo lo que le pasa a ambos lados del Río de La Plata.
Me ha gustado todo de está novela, su técnica narrativa casi en forma de diario, pero libre, muy libre; sus descripciones de ambas riberas de un mismo río, de dos países y sus habitantes, tan cerca, tan lejos; su lenguaje tan cerca, tan lejos de ese español duro que a veces usan algunos novelistas; su sensibilidad y el relato veraz de como se agota una relación, sin alharacas, de pleno aburrimiento, incomunicación y vacío.
En resumen, me ha encantado está novela, seguiré de cerca al escritor y os recomiendo su lectura encarecidamente.
Gracias Miguel!!!

Sinopsis (Ed. Libros del Asteroide)
Premio Tigre Juan 2017
Lucas Pereyra, un escritor recién entrado en la cuarentena, viaja de Buenos Aires a Montevideo para recoger un dinero que le han mandado desde el extranjero y que no puede recibir en su país debido a las restricciones cambiarias. Casado y con un hijo, no atraviesa su mejor momento, pero la perspectiva de pasar un día en otro país en compañía de una joven amiga es suficiente para animarle un poco. Una vez en Uruguay, las cosas no terminan de salir tal como las había planeado, así que a Lucas no le quedará más remedio que afrontar la realidad.
Narrada con una brillante voz en primera persona, La uruguaya es una divertida novela sobre una crisis conyugal que nos habla también de cómo, en algún punto de nuestras vidas, debemos enfrentarnos a las promesas que nos hacemos y que no cumplimos, a las diferencias entre aquello que somos y aquello que nos gustaría ser.
Publicada con gran éxito en Argentina en 2016, La uruguaya ha confirmado a Mairal como uno de los más destacados narradores de la literatura argentina contemporánea.

La uruguaya (fragmento)
"La chispa primera había sido en un instante mientras Guerra bailaba allá arriba y yo bailé también aunque mínimamente, haciendo un giro lento hacia la izquierda. Pensé en eso. Y cómo a ella le gustó cuando lo hice. Me acordé de algo que leí alguna vez: unos antropólogos hicieron un estudio del baile y el movimiento. Midieron específicamente las reacciones y decisiones de las mujeres frente a los hombres, tenían que elegirlos después de verlos bailar. Una de las conclusiones decía que las mujeres, en todas las culturas, preferían a los hombres que giran más sobre su pierna izquierda que sobre su pierna derecha. El giro hacia la izquierda es más seductor que el giro hacia la derecha. ¿Por qué será eso? Como si hubiera un comportamiento celular, de cuando teníamos el tamaño de una bacteria, cuando toda nuestra opción de movimientos era girar para un lado o para el otro. Yo había hecho ese giro, la había hecho reír a Guerra, después me fui al baño y la escalera giraba hacia la izquierda. Me fui por la espiral, mi espiral. Tu espiral, Cata, el diu. Tener o no tener otro hijo. O una hija. Pensé en una hija, creo que por primera vez en mi vida. ¡Una hija! Yo podía tener una hija. Pensé en unas mamushkas, una mujer dentro de una mujer dentro de una mujer, pensé en la cadena de polvos que nos trajo hasta acá, en mi caso una serie de españoles y españolas y portugueses y portuguesas cogiendo, y unos irlandeses y unas irlandesas celtas de mi lado materno diciéndose cosas calientes al oído, como puteadas de amor, inseminándose y devorándose el corazón los unos a los otros. ¿De dónde venía y hacia dónde iba mi espiral? ¿Qué era ese bajo afro ahí, ese pulso que tan bien había desenrollado Guerra en su miniatura de candombe y que me había quedado sonando? El Peñarol de los negros. Ese tambor grave que hace tierra entre los otros tambores más agudos, casi gutural, ese baile como si quemara la arena bajo los pies. ¿El animal que yo era no iba a tener más hijos? ¿Se le había acabado su misión reproductiva? Estaba en la mitad exacta de mi vida, hasta ahí me había dado la cuerda, ése era el borde, el final del arcoíris, lo máximo que se estiraba la soga, ahora todo era volver, subir la escalera en la otra dirección, desenroscarme. Mi destino, por alguna razón, había sido llegar a tocar el botón frío de la descarga del inodoro en ese sótano de Montevideo, un botón secreto que activaba algún mecanismo imperceptible de la máquina, y absorbía el remolino negro del agua, el rugido de león del baño al que tanto le temía de chico… Era, en ese momento, solo un borracho meando, es cierto, y fumado, pero extasiado por mi gran noche personal, mis estrellas como dragones en el cielo, cometas atrapados en un vórtice, la rotación de la Tierra, la posibilidad de ver en la oscuridad total por la ventana de un instante el infinito espectáculo del Cosmos. Sacudí las últimas gotas, me cerré el pantalón y salí a tientas hasta encontrar de nuevo la llave de luz.
Subí despacio y, medio ciego por los tubos de neón, entré en el local de tatuajes. Un pelado de barbita me saludó. Tuvo que abandonar algo que estaba haciendo en la computadora. "

LA LUNA EN LAS MINAS



«Ris, ras, ris, ras. Mataba descalzo para que la sangre le empapase los pies, mataba de cerca para que los chorros que manaban de las heridas le salpicasen la ropa. Ris, ras, ris, ras»
.
Diferente a lo que nos tiene acostumbrados Rosa Ribas, está novela Premio Letras del Mediterráneo 2017 tiene también un toque social y se transforma en una crónica de la emigración española a Alemania en los años 60, esta parte es la más reconocible y comparable con las otras novelas de la autora.
Luego está la parte mitológica, legendaria o de brujería, no se como llamarla..., que me ha gustado menos, esto de la magia y las maldiciones no es lo mío!
Pero en conjunto es una buena novela que refleja la tristeza del desarraigo, la soledad del diferente y el infierno de los prejuicios y la ignorancia.
Recomendable.

Sinopsis (Ed. Siruela)
Novela premiada con el GALARDÓN LETRAS DEL MEDITERRÁNEO 2017 otorgado por la Diputació de Castelló en la categoría de narrativa.

Se decía que durante la guerra, la otra, la nuestra, le había cogido demasiado gusto a la sangre. Una querencia de sangre. Un apetito de sangre. Como un lobo.

En el Maestrazgo, entre peñas, bosques y barrancos, un hombre camina a las afueras de un pueblo antes del alba. Aprieta un bulto contra su pecho. Cuenta la leyenda que ha nacido un niño, Joaquín, sobre quien pende un terrible destino. Pero sin embargo, su padre desea salvarle la vida y se lo entrega a su abuela para que vele por él. El pequeño vivirá, sí, pero maldito para siempre.

Cuando, siendo ya joven y consciente de la carga que pesa sobre él, pierde a las únicas personas que lo anclan a su tierra, decide abandonar Vistabella: demasiadas vidas corren peligro, la suya propia y las de aquellos a los que quiere. Intenta entonces buscar refugio en un lugar donde jamás podrá llegar la luz que cada plenilunio le convierte en algo que no desea ser. Por eso, como tantos jóvenes que en los años sesenta huyeron del hambre buscando un futuro mejor, se marcha a Alemania a trabajar en las minas de carbón. Pero a pesar del amor y de la amistad que allí encuentra, la bestia no está vencida. Y si para evitar que vuelva a hacer daño tiene que condenarla a yacer para siempre bajo tierra, arrastrará con ella a Joaquín, la parte del binomio a la que las leyendas no suelen prestar atención...

La luna en las minas (fragmento)

Había aullado de hambre toda la noche. A la madre se le había cortado la leche.
El padre se acercó a la cuna y lo miró. Las frazadas revueltas parecían a punto de engullirlo, pero se resistía, apretaba con fuerza los puños diminutos. Lo levantó con morosidad, esperando una voz que lo detuviera. La criatura abrió los ojos. Esos ojos. Las ojeras debajo, un presagio de luto si él no hacía nada.
Lo envolvió para protegerlo del frío. Era febrero y una gruesa capa de nieve cubría las calles del pueblo. Hizo un fardo prieto, el llanto cesó y lo sucedió una queja aguda, como la de los gatitos cuando los metían en un saco para tirarlos al pozo. Percibió tras de sí un roce entre las sábanas, ella se movía, tal vez dejaba de darle la espalda a esa cuna odiada. Cargó el fardo en el brazo derecho y se volvió. Despeinada y amarillenta, su mujer reptaba para sentarse. No le quitaba la vista de encima, pero seguía muda. Él avanzó hasta la puerta. Antes de abandonar el dormitorio, se giró de nuevo para que viera a la criatura.
—Llévatelo. —Tenía la voz rasposa, como si no solo se le hubiese cortado la leche, sino que se hubiera secado toda—. ¡Vete! ¡Llévatelo! —Un grito de papel de lija antes de cerrar los ojos.