martes, 26 de febrero de 2019

ÓRDENES SAGRADAS


Sexta entrega de la serie de novelas protagonizadas por Quirke, forense en el Dublín de los años 50.

RESEÑADO por Ricardo Cortat para LIBROS,  el 25 de Febrero de 2015.
Tropiezo con Black. Cada vez se me hace más pesado. La verdad es que cuando 'resucitó' a Marlowe tuvo tino pero el forense Quirke me parece demasiado depresivo.
Se queda a medias y a otra cosa.
Leed la reseña completa en el siguiente enlace:
https://www.evernote.com/shard/s67/sh/b5cf4bf9-a69b-4dc5-bb57-1c89f73582e4/c4a5d319540dbb084ed0ac4f8985c0bb


Y esta es mi opinión sobre la novela:
Solo un fragmento os dirá cuanto debéis saber de esta novela, la maestría de Black y el tormento de Quirke.
Magnífica! !!

"Nike… Se llamaba Gallangher, el padre Alosyus Gallangher. Nadie sabía por qué razón le habían dado el nombre de una diosa griega, pues tenía ese apodo desde tiempo inmemorial… Nike no golpeó a menudo a Quirke durante los años que paso en Carricklea, pero aun si lo hubiese hecho, no habría sido lo que más le hubiese aterrado. El temor que Nike inspiraba era especial: íntimo, caliente, pegajoso y levemente indecente. Cuando la figura del deán irrumpía en los pensamientos de Quirke, sobre todo durante la noche, mientras yacía en la cama inmerso en la oscuridad susurrante, sentía una sacudida en el pecho, como si recordase de pronto vilezas cometidas o un pecado mortal sin confesar. Incluso ahora, cuando pensaba en aquel tiempo, sentía de nuevo la misma incertidumbre ardiente de una culpabilidad opresiva y sin causa." O.S. Pág. 41

Sinopsis (Ed. Alfaguara)

Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2014 a John Banville por «su inteligente, honda y original creación novelesca» y a su «otro yo, Benjamin Black, autor de turbadoras y críticas novelas policíacas».
La madrugada en que el cuerpo de Jimmy Minor aparece flotando en las oscuras aguas del canal, ni Quirke ni su hija Phoebe pueden intuir hasta qué punto esa muerte va a remover sus propias vidas. Mientras Phoebe abre los ojos a una sensualidad desconocida, la investigación arrastra a Quirke de regreso al infierno de su infancia en el orfanato católico de Carricklea.
¿Podrá descubrir qué callan los muros de Trinity Manor? Y si lo consigue, ¿será capaz de sobrevivir a la herida de los propios recuerdos y regresar a la superficie?

Órdenes Sagradas (fragmento)

I

1.

Al principio pensaron que era el cuerpo de un niño. Más tarde, cuando lo sacaron del agua y vieron el vello púbico y las manchas de nicotina en los dedos, se dieron cuenta de su error. Hombre, al final de la veintena o al principio de la treintena, completamente desnudo excepto por un calcetín, el izquierdo. Tenía hematomas en la parte superior del torso y su rostro estaba tan desfigurado que incluso a su propia madre le habría costado reconocerlo. Una pareja de enamorados lo había descubierto, un pálido resplandor entre el muro del canal y el flanco de una barcaza amarrada. La chica llamó a la policía y el sargento que estaba en recepción pasó el aviso al despacho del inspector Hackett, pero Hackett ya se había marchado y quien respondió fue su ayudante, el joven Jenkins, que estaba en su cubículo, detrás de las celdas, escribiendo sus informes semanales.
—Un cuerpo flotando, mi sargento —dijo el hombre en recepción—. En Mespil Road, bajo el puente de Leeson Street.
La primera reacción del sargento Jenkins fue llamar por teléfono a su jefe, pero cambió de idea. A Hackett le gustaba dormir tranquilo y no se tomaría bien que le interrumpieran el sueño. Había dos compañeros en la sala de guardia: Quinlan, del cuerpo de motoristas, y otro, que había hecho una pausa en su ronda para tomar una taza de té. Jenkins les dijo que necesitaba su ayuda.
Quinlan estaba a punto de acabar su turno y la perspectiva de continuar trabajando no le agradó.
—Le prometió a su esposa que regresaría pronto —dijo el otro, Hendricks, guiñando un ojo, y se rio burlón.
Quinlan era un hombre grande y lento, de pelo engominado y ojos saltones. Aunque aún llevaba las polainas de cuero, ya se había quitado la guerrera. Permaneció inmóvil con el casco en la mano y sus ojos de sapo miraron glaciales a Jenkins. Este casi podía oír el engranaje del cerebro del hombretón, girando lentamente mientras calculaba cuántas horas extra podría rascar con aquel trabajo nocturno. Hendricks no acababa el turno hasta las cuatro de la madrugada.


jueves, 13 de diciembre de 2018

INHUMANO


Vigesimotercera entrega de la serie de novelas protagonizadas por Kay Scarpetta, investigadora forense en Richmond, Virginia (EEUU)

Nunca sabré la causa de mi reincidencia con Patricia Cornwell y su forense May Scarpetta...., la única razón que se me ocurre es que, hace tiempo, mucho tiempo, fue uno de mis personajes favoritos del mundo-mundial. De esos tiempos ya no queda nada, los personajes se han retorcido y desvirtuado, hasta tal punto, que ya no reconozco a la elegante forense ítalo-americana, su sobrina superdotada, su enamorado agente del FBI y su incondicional Pete Marino policía, gordo, fumador y sentimental...
En esta vigesimotercera entrega de la serie, cuyo título original Depraved Heart es mucho más pertinente que el elegido en España (como es habitual), tenemos una doctora Scarpetta paranoica, autocompasiva, obsesiva e irreconocible; una Lucy Farinelli totalmente fuera de control hasta extremos grotescos; Benton opaco, extraño y rozando la traición y Pete Marino errático e incoherente....., todo ello trufado con la consabida colección de psicópatas, obsesionados con Scarpetta y su familia, entre los que destaca Carrie Gretchen a la que deberían llamar la inmortal, porque no desaparece ni con lejía....
Trama atropellada, deliberadamente (o no) confusa y que sólo he soportado practicando la "lectura rápida" con el único afán de saber a donde conduce el embrollo que es, inevitablemente, a otra entrega de esta serie que se ha devaluado a pasos agigantados.
No sé si volveré a caer, ahora mismo lo descarto totalmente.

Sinopsis (Ed. B de BOOKS)
La doctora Scarpetta se enfrenta a uno de los desafíos más difíciles de su carrera.

La médica forense Kay Scarpetta está trabajando en la escena de una muerte sumamente sospechosa en Cambridge, Massachusetts, cuando recibe en su móvil un mensaje urgente, que contiene un enlace. Se trata de un vídeo de vigilancia de hace casi veinte años, en el que aparece su sobrina Lucy, un genio de la informática, realizando actividades muy sospechosas. Al primer vídeo le siguen otros, y la doctora Scarpetta se ve obligada a reconocer que la vida de la joven, a la que ha criado y querido como a una hija, está rodeada de secretos.
Patricia Cornwell lanza a Kay Scarpetta y otros inolvidables personajes como su esposo Benton Wesley, del FBI, el detective Pete Marino y la propia Lucy, a una intensa odisea que incluye la misteriosa muerte de la hija de un magnate de Hollywood y una búsqueda entre los restos de un avión siniestrado en las profundidades del Triángulo de las Bermudas.
Mientras tanto, alguien con una mentalidad diabólica, casi inhumana, está tejiendo una trama que podría destruir la carrera y a los seres queridos de Kay Scarpetta, y llevar a su sobrina a prisión el resto de su vida.

Inhumano (fragmento)

1


Le regalé el osito vetusto a Lucy cuando tenía diez años, y ella lo bautizó como Mister Pickle. Está sentado sobre la almohada de una cama tensa cual catre militar, con sábanas de aire oficial remetidas en plan hospital.
El osito siempre aquejado de abulia me mira de manera ausente, con la boca de hilo negro torcida hacia abajo, en forma de V invertida, y yo debo haberme imaginado que se sentiría contento y hasta agradecido si le rescataba. Es irracional pensar algo así cuando hablamos de un animal de peluche, sobre todo si la persona que alumbra esos pensamientos es una abogada, científica y doctora a la que se supone fríamente clínica y lógica.
Experimento una mezcla de emociones de sorpresa ante la aparición inesperada de Mister Pickle en el vídeo que acaba de aterrizar en mi teléfono. Una cámara fija debe de estar enfocando hacia abajo desde un ángulo concreto, probablemente un agujero en el techo. Puedo discernir el suave tejido de sus zarpas, los dulces ricitos de su mohair verde olivo, las negras pupilas de sus ambarinos ojos de vidrio, la etiqueta amarilla de la oreja que pone STEIFF. Recuerdo que medía veintidós centímetros, por lo que resultaba un compañero agradable para un cometa veloz como Lucy, mi única sobrina, que, de hecho, era también mi única hija.
Cuando descubrí el oso de juguete décadas atrás, estaba en lo alto de una estropeada estantería de madera llena de inanes libros de lujo que olían a moho y versaban sobre jardinería y casas sureñas en una zona pija de Richmond, Virginia, llamada Carytown. Iba vestido con un mandilón blanco que le quité de inmediato. Arreglé bastantes sietes con suturas dignas de un cirujano plástico y lo metí en un fregadero lleno de agua tibia, donde lo lavé con un champú antibacterias que no dañara el color; luego lo sequé con un secador de aire frío. Decidí que era un macho y que tenía mejor aspecto sin mandilones ni demás disfraces tontos, y luego me dediqué a chinchar a Lucy diciéndole que era la orgullosa propietaria de un oso desnudo. Me dijo que ya se había dado cuenta.


LA SEÑORA KULA

Nuestra querida Noelia Vallina nos trae una recomendación (o no...) de esa literatura que tanto le gusta, la griega. Yo, me lo apunto!
RESEÑA de NOELIA VALLINA para LIBROS
No es un clásico pero lo será, ni su autor es conocido. Me he aburrido pero como es un aburrimiento voluntario no tengo derecho a quejarme. Seguiré mi recorrido por la literatura griega contemporánea, aún queda alguno.

Sinopsis (Ed. 451 Editores)
Un joven seductor y una mujer madura y casada, que coinciden cada día en el mismo vagón del metro, comienzan a vivir su idilio amoroso en la Atenas gris de los años setenta, en busca de una felicidad cotidiana que la vida les ha hurtado.

La señora Kula (fragmento)

Permanecían allí durante horas, el uno apoyado con confianza en el otro, sin temor a que se les arrugase la ropa o se les despeinara el pelo. Fumaban sin parar, hablaban, o guardaban silencio, hacían el amor o solo rozaban los labios. Kula disfrutaba de su cuerpo juvenil, lo tomaba en sus brazos acariciándolo como a un bebé, y él acariciaba con ternura los pliegues de su piel alguno ya algo flácido, besando con pasión las arrugas, casi con respeto. (Pág. 49).




LOS DIECISÉIS ÁRBOLES DEL SOMME

Hace tiempo ya que mi querida Clara Glez. me recomendó esta novela, me había olvidado de ella, hasta que llamó mi atención desde una estantería de mi Biblioteca de cabecera y...., sin dudar, me lo traje casa.

«Toda mi vida había oído un silbido procedente del bosque de abedules flameados. Y una noche de 1991, ese silbido creció hasta formar un viento que hizo que me tambaleara.» Los dieciséis árboles del Sol me
Lo he leído a una velocidad constante y en un tiempo bastante corto, dadas sus casi 500 páginas, y me ha gustado, en general, pero se queda lejos de convertirse en uno de mis favoritos, será que me resulta difícil empatizar con los protagonistas, será que las muchas casualidades de la trama me desconciertan, será que la historia me parece tan obvia que me molestan las "vueltas y revueltas" del autor, será que hay estereotipos muy manidos, será....!
No ha sido una mala lectura, pero se queda lejos de las expectativas que despertó en mí la sinopsis.

Sinopsis (Ed. Alfaguara)
La novela ganadora del Premio de los Libreros de Noruega.
Tras éxito de El libro de la madera (Libro del Año según Cinco días), llega la gran obra de Lars Mytting, estrella de la literatura noruega junto a Knausgård.
«Toda mi vida había oído un silbido procedente del bosque de abedules flameados. Y una noche de 1991, ese silbido creció hasta formar un viento que hizo que me tambaleara.»
En 1971 una pareja muere al pisar una vieja granada en el antiguo campo de batalla del Somme, escenario de uno los episodios más cruentos de la Primera Guerra Mundial. Su hijo de tres años es encontrado cuatro días más tarde a muchos kilómetros de distancia. Edvard crecerá con su abuelo Sverre en una granja noruega ignorando el enigmático suceso hasta que, un día, alguien entrega un ataúd destinado a su abuelo: una espléndida pieza de carpintería tallada en madera de abedul. El muchacho intuye que es obra del hermano de Sverre, de quien se perdió el rastro tiempo atrás, y emprende una búsqueda desesperada del posible vínculo entre este nuevo misterio y la trágica muerte de sus padres.
Una historia épica sobre el amor y la pérdida que recorre las vidas de tres generaciones de una familia. Un apasionante viaje por el pasado de Europa pero también por los árboles y la naturaleza.

Los dieciséis árboles del Somme (fragmento)

MI MADRE ERA PARA MÍ UN OLOR. Era un calor, una pierna a la que me aferraba, un soplo de algo azulado, un vestido que creía recordar que usaba. Me decía a mí mismo que mi madre me había lanzado a la vida con un arco y, cuando moldeaba mis recuerdos sobre ella, no estaba seguro de si eran correctos ni verdaderos, sencillamente la recreaba tal como creía que un hijo debe recordar a su madre.
Era en ella en quien pensaba cuando ponía a prueba mi añoranza, rara vez en mi padre. En ocasiones me preguntaba si él habría sido como los demás padres del pueblo, esos hombres a los que veía con uniforme de la reserva o con zapatillas de deporte en los entrenamientos de fútbol para adultos, tipos que madrugaban los fines de semana para participar en las jornadas de trabajo colectivo de la Asociación de Caza y Pesca de Saksum. Sin embargo, permití que mi padre se desvaneciera sin sentir remordimientos, cosa que durante muchos años me tomé como prueba de que mi abuelo había tratado de hacer todo lo que podría haber hecho mi padre y de que realmente lo había conseguido.
La navaja del abuelo era una bayoneta rusa partida. Su mango de abedul flameado era el único trabajo de carpintería fina que había hecho en la vida. Por la parte de arriba, la hoja estaba roma y la usaba para raspar óxido y doblar alambres. El otro lado lo mantenía tan afilado que podía usarlo para cortar tiritas o desgarrar grandes sacos de cal, una maniobra que llevaba a cabo con rapidez para que los granos blancos no se salieran demasiado pronto y a mí me diera tiempo a maniobrar el tractor por el prado.


miércoles, 12 de diciembre de 2018

UNA MÚSICA CONSTANTE

Vikram Seth me conquistó, hace años, con la "monumental" Un buen partido, desde entonces no habia leído nada más del autor (bien es verdad, que sólo ha escrito tres novelas y una de ellas en verso....), por tanto me decidí inmediatamente cuando encontré su "otra" novela en prosa en las estanterías de mi biblioteca. Pues bien, he disfrutado enormemente de la vida del violinista Michael Holme, y de la música, una música constante que Seth describe con tanta maestría como la historia de amor que late al fondo de esta novela, tan musical, como hermosa.
Y ¿qué música inunda la novela?, pues aquí están las palabras del autor para despejar la duda:
"En primer lugar, el Quinteto de Beethoven opus 104, que se refiere al pasado de Michael y Julia. En segundo lugar, La trucha, de Schubert, que es algo que el protagonista puede tocar con Julia y que significa el presente de su relación. En tercer lugar, El arte de la fuga, de Bach, que es algo que Michael piensa que puede tocar el quinteto y que simboliza el futuro".
He leído y he escuchado la música de la novela.
He disfrutado muchísimo!!

Sinopsis (Ed. quinteto)
Después de Un buen partido, su tan celebrado debut novelístico, Vikram Seth confirma su extraordinario talento narrativo con Una música constante, donde de nuevo encontramos su pasión por la música y la poesía, su sutilísima visión de las relaciones personales, y el amor como esa única fuerza capaz de llenar nuestras vidas de sentido y sufrimiento.
Michael Holme es un violinista de gran talento, a quien su maestro auguraba una prometedora carrera como concertista, y que ha acabado como segundo violín en el Cuarteto Maggiore, una posición tan cómoda y sin expectativas como su propia vida, que transcurre gris y melancólica en un Londres igual de triste y
melancólico. Incompetente para el mundo real, sólo dos pasiones le animan: Schubert y su violín, un Tononi que le regaló su primera amiga y mentora, Mrs. Formby, quien de niño le introdujo en los placeres de la música y la poesía. Pero el grueso caparazón que mantiene su fría y rutinaria existencia se ve de pronto roto por el azar: una tarde, en medio del bullicio de la ciudad, cree ver a Julia, una pianista a la que amó y perdió diez años atrás debido a sus dudas y a su incapacidad de enfrentarse a la realidad. A partir de ese momento Michael dedica todas sus fuerzas a reencontrarla, como si ese viaje desesperado al pasado fuera lo único que pudiera dar sentido a su vida. Y al hallarla, Michael descubrirá que el pasado es otra caja de Pandora, y el abrirla le llevará a un viaje interior por los laberintos de la memoria y a otro viaje físico por Venecia y Viena en compañía de Julia, quien le revelará un terrible secreto que afecta a lo más íntimo de su ser y que es la cruel prueba de que nunca hay una segunda oportunidad.
Escrita con un lenguaje transparente y evocador, en el que alternan pasajes de intensa poesía con diálogos rebosantes de viveza e ingenio, y con el conocido virtuosismo del autor a la hora de retratar a sus personajes, Una música constante es probablemente la obra más personal de Vikram Seth hasta la fecha, una novela que no nos deja indiferentes pues nos habla de las armas que utilizamos para derrotar al tiempo, de la ambigüedad del triunfo y del fracaso, de la dificultad de ser nosotros mismos y entregar una parcela de nuestro yo a los demás, de las renuncias que hemos de hacer para transcurrir por el mundo sin sufrimientos, de este lastre ineludible que es el pasado y de la necesidad de soltarlo para sobrevivir. Es también una acerada y sarcástica visión del ambiente musical londinense, lleno de críticos fatuos, agentes histéricas, aficionados enloquecidos y luthiers sabios. Y es, por fin, esa lúcida y desencantada visión de la Europa del fin del milenio que sólo una inteligencia afilada y no-europea podía llevar a cabo.
Una música constante (fragmento)
"Las ramas están desnudas, el cielo esta noche es de un violeta lechoso. El viento riza el agua negra hacia mí. No hay nadie alrededor. Los pájaros están quietos. El ruido del tráfico en Hyde Park llega a mis oídos como un ruido blanco.
Me siento, perdido en mis pensamientos como el día anterior y miro el agua de la Serpentine.
Ayer, mientras caminaba de vuelta por el parque, me detuve en la acera. Tuve la sensación de que alguien se había detenido detrás de mí. Seguí andando. El sonido de los pasos me siguieron a lo largo de la grava. Iba sin prisas, al mismo ritmo que yo. Luego, de repente, mi mente se aceleró. El eco pertenecía a un hombre que llevaba un abrigo negro y espeso, muy alto, de elegante porte, aunque no pude verle bien la cara. Su sentido de la prisa era evidente. No quise cruzar en ese estado Bayswater Road, así que me detuve de nuevo, esta vez en el camino con forma de herradura. Oí un leve sonido. Miré a izquierda y a derecha, pero no había nadie.
Al acercarme a Archangel Court, soy consciente de ser observado. Entro en el pasillo. Hay flores, una mezcla de garberas y follaje en general. Una cámara inspecciona el pasillo. El edificio parece extremadamente seguro.
Hace unos días la joven tras el mostrador del Etienne me dijo que parecía un hombre feliz. Pedí siete croissants. Cuando me dio el cambio, dijo que yo era un hombre feliz. La miré con incredulidad y se explicó diciendo que yo siempre estaba tarareando. Con un cierto rictus de amargura le dije, avergonzado, que en realidad ése era mi trabajo. Otro cliente entró en la tienda y me fui.
Cuando puse mis croissants semanales-todos excepto uno-en el congelador, me di cuenta de que estaba tarareando la misma desafinada melodía de una de las últimas canciones de Schubert:
Veo a un hombre que mira hacia arriba
y se retuerce las manos de dolor.
Me estremezco cuando veo su rostro y lo que la luna me revela.
Puse el agua para el café, y miré por la ventana. Desde el octavo piso pude ver St Paul, Croydon, Highgate. Pude mirar a través del parque marrón ramificado las agujas y torres de las chimeneas de más allá. Londres me perturba en una altura en la que no se percibe campo claro a la vista.
Pero no es Viena. No es Venecia. No es, por lo demás, mi ciudad natal en el norte, al alcance claro de los páramos. "





TIERNOS Y TRAIDORES

Esperaba una novela de intriga, y he encontrado una reflexión poética en prosa sobre la adolescencia y sus vicisitudes, es verdad que tiene algo de novela y algo de intriga, pero lo que predomina en Tiernos y Traidores son los sentimientos, la inquietud, la locura, el odio, el amor....en suma todo aquello que sentimos cuando nos arrastra el torbellino hormonal y salvaje de la adolescencia.
Es verdad que el argumento, en algunos tramos, se hace increíble, pero todo lo palía esa forma especial en que Susana Fortes relata el amor y la vida, y esa forma especial en que nos hace recordar que alguna vez fuimos inmortales.
Especial y recomendable.

Sinopsis (Ed. Seix Barral)
Ante los ojos de la adolescencia, el mundo, de repente, se revela como una promesa y nada parece más inmediato que la satisfacción de todos los deseos. La belleza oculta la trama de su misteriosa complejidad y se derrama como un bálsamo sobre los sentimientos. Pero la ternura de esta edad primera es al mismo tiempo la trampa que hace a los adolescentes seres vulnerables, criaturas dispuestas para el gran sacrificio ineludible: la traición, la decepción. Inés vuelve a la ciudad natal y siguiendo sus pasos ve surgir, con la fuerza de una resurrección temible, los fantasmas del pasado. En los lugares y en los objetos se han depositado las imágenes de una historia que quería olvidar, pero las voces de aquella tragedia dan vida al murmullo de los remordimientos. Ella misma, enamorada de Lancelot, su impecable profesor de literatura; Byron, poeta precoz, bohemio furioso, corazón despechado; Martín, testigo pasivo, culpable secreto, vuelven a vivir la historia de lo que quizá hubieran sido los mejores años de su juventud. El tema de Tiernos y traidores , que Susana Fortes resuelve con esmerada maestría, es un tema de importancia esencial que ha dado grandes obras a la narrativa contemporánea-desde Les enfants terribles de Cocteau hasta A este lado del paraíso de Scott Fitzgerald-. Con penetrante agudeza psicológica, con escritura conmovedora y conmovida, dando a las palabras su resonancia poética y su emoción original, Susana Fortes cuenta una historia que muchos hemos vivido.

Tiernos y traidores (fragmento)

GÉNESIS. AL PUNTO APARECIÓ LA AURORA, DE ROSADOS DEDOS

Es muy temprano. Poco antes del amanecer.
Todas las ciudades resultan extrañas a esta hora.
Todavía no hay en el cielo ningún color que pueda nombrarse. Los distintos tonos están en suspenso, a la espera de que despunte el día.
El silencio también forma parte de la misma extrañeza, un silencio que flota entre las calles como la neblina, envolviéndolas con su hechizo. Pausa o lentitud.
La vivienda está en el quinto piso de un edificio modernista, en el casco viejo de la ciudad. El suelo, de listones de madera, cruje ligeramente. Al fondo del pasillo se ve una habitación franqueada por una puerta de doble hoja con la parte superior acristalada. Al abrirla, sorprende la rara penumbra de la estancia, sombras que van adueñándose de sus contornos confusos hasta delimitar con precisión el perfil de los objetos, la distancia entre ellos, su color, en una gradación casi imperceptible. La luz es ahora crepuscular, gris y anaranjada, no se parece a ninguna otra. Las persianas están completamente levantadas y puede percibirse el desorden general: libros apilados en el suelo, periódicos viejos, recibos atrasados. Quien aquí vive, habita el caos. Sobre la mesa hay un ejemplar de Las flores del mal, varios folios escritos a mano, dos tazas vacías sobre una bandeja de mimbre, diversos artículos que parecen proceder de tierras lejanas: una máscara africana, dos dragones de papel de seda, un candelabro de siete brazos, cajas de madera de diferentes tamaños, un pequeño Ford T de latón y numerosos afiches en miniatura desperdigados sin ningún criterio. Pero, sobre todas las cosas, destaca por su tamaño y situación una fotografía ampliada y enmarcada en madera noble. De ella emana esa fascinación que ejercen algunas imágenes cuando poseen un particular resorte interior, una especie de memoria o presentimiento que las sostiene.



DAME LA MANO

Un interludio fantástico para un puente vacacional y de los que he leído de la autora ha sido el que más me ha gustado, aunque los "tics" son los mismos en cada uno de ellos:
1- pasado y presente, comenzando con una escena del pasado que durante gran parte del Libro no se sabe a qué viene.
2- policías prescindibles, que más parecen tontos y comparsas que protagonistas. Generalmente son mujeres y causan antipatía instantánea.
3- un discapacitado, metido con calzador en la trama.
4- resolución apresurada y cabos sueltos a porrillo.
Podría seguir pero estos son los tics principales de la autora, sus novelas podrían encuadrarse en el género de intriga y son entretenidas para un ratito playero o de terraza, que no requiera silencio, paz, ni concentración.
Piscinera!!

Sinopsis (Ed. Debolsillo)
Dos son las posesiones de la familia Beckett: una vieja granja en Scarborough, Yorkshire, y un oscuro pasado que está a punto de salir a la luz.
La sucesiva aparición de los cadáveres brutalmente apaleados de una joven estudiante y una anciana en la costa inglesa de Scarborough constituyen un auténtico quebradero de cabeza para la inspectora Valerie Almond.
El misterio al que se enfrenta la obligará a adentrarse en los recovecos de lo que ella considera una turbia trama familiar de amores y rencillas.

Dame la mano (fragmento)

Sábado, 19 de diciembre

Sabía que tenía que largarse tan rápido como fuera posible. Era consciente de que estaba en peligro, de que estaba perdida si los habitantes de aquella granja aislada llegaban a percatarse de su presencia.
El tipo apareció ante ella de repente, como si hubiera surgido del suelo, cuando ella ya estaba a punto de llegar a la puerta de la granja para salir corriendo hacia el coche. Era un hombre alto y su aspecto no era tan desaliñado como cabía pensar por lo descuidada que estaba la granja. Iba vestido con unos va queros y un jersey, tenía el pelo canoso y muy corto, y sus ojos eran claros y completamente inexpresivos.
Semira tan solo esperaba que no la hubiera visto tras el edificio del establo. Tal vez había descubierto su coche y había acudido a ver quién rondaba por allí. Su única esperanza era actuar de forma convincente, que la viera como inofensiva e ingenua. Y todo eso con el corazón acelerado y con las rodillas temblándole. Tenía el rostro empapado de sudor a pesar del frío intenso que hacía a última hora de esa tarde de diciembre.
—¿Qué está haciendo aquí? —La voz del tipo era tan gélida como su mirada.
Ella probó a sonreírle y tuvo la impresión de que funcionaba. —Gracias a Dios. Pensaba que no había nadie...
Él la miró de arriba abajo. Semira intentó imaginar lo que él debía de ver en ella. A una mujer menuda y delgada, de menos de treinta años, enfundada en unos pantalones largos, con botas forradas y un grueso anorak. Pelo negro, ojos negros. Piel morena oscura. Esperaba que aquel tipo no tuviera nada contra las paquistaníes. Esperaba que no se diera cuenta de que tenía delante a una paquistaní a punto de vomitar de miedo en cualquier momento. Esperaba que no llegara a percibir el temor que sentía. Semira tenía la sofocante impresión de que aquel hombre era capaz de olerlo.