lunes, 8 de enero de 2018

TIERRA DE CAMPOS


RESEÑA DE CLARA GLEZ para LIBROS, 3 de Agosto de 2017.
Tierra de Campos – David Trueba
El traslado de los restos de su padre, hasta el pueblo de donde procedía, es el hilo conductor de esta novela, donde el protagonista va descubriéndose a sí mismo, va descubriendo su vida, sus recuerdos, sus amores, las relaciones con todos los que le rodearon, y todo esto a través de la música, de las canciones que fue componiendo a lo largo de su vida.
Los recuerdos van surgiendo como punteos de la guitarra que desde niño le acompañó en su vida, que lo fue relacionándolo con amigos, familia, amores, amantes…
Todo va volviendo a la memoria, va dando sentido a su vida, a sus raíces. Como dice en una frase que la tomé para mí : “el pasado está posado sobre nosotros como el polvo sobre los muebles".
Hay reseñas magnificas sobre esta novela, casi no me atrevo a escribir sobre ella, leí en un suplemento dominical que el autor sabia explicarnos como colocar nuestros sentimientos en una especie de tablero, a veces los colocamos en casillas acertadas , otras veces en las fallidas, pero , y esto forma parte de mi opinión, jugamos con las cartas que tenemos en la mano en cada momento. Quizás por eso me identifique tanto con ese recorrido emocional. Al fin y al cabo todos tenemos un pasado, y citando otra frase esta vez de Fayad Jamis, “ si no puedes soñar, golpea los baúles polvorientos”
Sinopsis:
El narrador, un célebre cantante llamado Dani Mosca, tiene que cumplir la última voluntad de su difunto padre de ser enterrado en su pueblo, en la comarca castellanoleonesa de Tierra de Campos. El traslado del cadáver, que realiza en un coche fúnebre conducido por un ecuatoriano charlatán, Jairo, la inhumación y el reencuentro con los protagonistas de su infancia (como Jandrón, un hallazgo), funcionan como el cañamazo en el que se va bordando la andadura vital de Dani.
Ese trayecto por carretera comporta un retroceso en el túnel del tiempo, la rememoración desde los años infantiles permite ir configurando la personalidad del narrador alrededor de cuatro líneas de tensión entrecruzadas: su relación con sus padres y el descubrimiento de un secreto bien guardado que sacude sus cimientos, la revelación de la música como un lenguaje liberador, el valor incalculable de la amistad y la fuerza arrebatadora (y destructiva) del amor. Estos nervios se refuerzan entre sí para ir armando una trama densa y verosímil en torno a la banda que forman los tres amigos que se conocieron en la escuela y que, ya famosos, seguirán juntos hasta que la desdicha acuda a su cita: Gus, el gay chispeante que rebosa ingenio y coraje, Animal, el batería tosco y jovial, y el propio Dani.


Esta es la opinión de LIBROS sobre esta novela:

“Papá, y la palabra resonaba al fondo de la cueva de mis recuerdos. Papá, y era mi voz. Papá, despierta, y luego era la voz de mis hijos. Oto, vamos, despierta” Así comienza Tierra de Campos y así, con esa aparente sencillez narrativa, me he sumergido en la vida de Dani Mosca, músico, hijo, padre, pareja, amante.....
Lo mejor que he leído de Trueba, hasta el momento.
Me ha gustado mucho!!


Sinopsis (Ed. Anagrama)
Con el objetivo de enterrar a su padre en el pueblo donde nació, Daniel emprende un viaje en un vehículo muy particular, un coche fúnebre, conducido por un chófer ecuatoriano, pintoresco y charlatán, de la mejor estirpe cómica. ¿Quién es de verdad Dani Mosca? Quizá, como sostiene él mismo, es sólo un tipo que hace canciones, sobre todo canciones de amor. Pero es también el niño que creció en un barrio humilde; que encontró la amistad más profunda de esa manera accidental en que uno encuentra las grandes cosas de la vida; que viajó y disfrutó de su oficio en la música hasta que la tríada clásica de los excesos (sexo, drogas y rock and roll) desintegró el grupo que había formado con sus amigos del alma; y cuya vida se sostuvo en un equilibrio precario pero resistente entre el deseo y la realidad.
Ésta es una novela que a ratos se lee como una canción. Contiene la visión personal de un tiempo y unos lugares en los que Dani Mosca se construyó una identidad propia a fuerza de ideales y sueños, y también de algunos autoengaños y mentiras. Un viaje profundo e intenso, sensible y directo, donde se perciben las huellas y las cicatrices del paso del tiempo. David Trueba vuelve a desplegar, bajo una estructura poderosa y zigzagueante, hecha de hilos que se entrelazan, su prodigioso pulso narrativo para proyectar una mirada aguda y reflexiva sobre las paradojas y las perplejidades que rodean nuestra existencia y adentrarse con lucidez en el laberinto de los afectos y los sentimientos. El resultado es un libro deslumbrante en cada una de cuyas páginas palpita la vida.

Tierra de Campos (fragmento)

todos conocemos el final
Todos conocemos el final. Y el final no es feliz. Es curioso este cuento, porque sabemos el desenlace pero ignoramos el argumento. Somos visionarios y ciegos al mismo tiempo. Sabios y estúpidos. De ahí nace ese malestar que todos compartimos, esa sospecha que nos hace llorar en un día gris, desvelarnos a medianoche o inquietarnos si la espera de un ser querido se alarga. De ahí nace la crueldad desmedida y la bondad inesperada de los humanos. De ahí nace todo, de conocer el final pero no el cuento. Extrañas reglas de juego que ningún niño aceptaría. Ellos piden que no les cuentes el final. Ignoran que conocer el final es lo único que te permite disfrutar del cuento.

Hay un coche de muertos a la puerta de casa.
Papá, y la palabra resonaba al fondo de la cueva de mis recuerdos. Papá, y era mi voz. Papá, despierta, y luego era la voz de mis hijos. Oto, vamos, despierta. Yo dormía. Y cuando duermes te sumerges en un pozo oscuro y profundo donde el tiempo es todos los tiempos acumulados. Eres entonces el niño y el adulto, todo un yo completo sin transcurso, soy Dani Mosca en trescientos sesenta grados a la redonda. Despertar es situarte en el lugar indicado del calendario, volver a la marca. Pierdes entonces el privilegio de abrazar fantasmas, de desplazarte por la autopista invisible de los sueños, donde nadie te multa porque no está limitada la velocidad y las indicaciones llevan a ninguna parte y a todas partes.
Y en la mejilla los besos de mi hijo. Ryo seguía besándome sin importarle cumplir años. Tenía nueve y daba besos de nueve años, dulces, húmedos, largos. Maya se sentó en el colchón, noté su peso cerca de los pies. Ya no me besaba tanto. Para ella los besos empezaban a ser cosa de niños. Y no hay cosa que más deteste una niña de doce años que las cosas de niños. ¿Por qué sucede siempre así, que uno de niño tiene prisa por hacerse mayor? El verano pasado miré a mis hijos jugar felices con la arena de la playa y pensé: ¿cuándo dejamos de hacer castillos al borde del mar? ¿Cuándo cometemos ese error?

TRILOGÍA REFRANES, CANCIONES Y RASTROS DE SANGRE


RESEÑA de Noelia Vallina para LIBROS, 3 de Agosto de 2017.

¿Cómo se puede calificar de novela negra una historia de aventuras buscando templarios? No lo entiendo. Cada uno sabe de suyo, y los experimentos están muy bien pero no me gustan.
En su segunda trilogía, César Pérez Gellida se ha pasado de vueltas, me ha aburrido soberanamente con tanto rollo sobre Dante y sobre logias masónicas. Qué decepción!

Sinopsis (Ed. SUMA)
A continuación la sinopsis que nos proporciona la editorial de cada una de las novelas que integra esta trilogía.
Sarna con gusto, primer libro de la trilogía «Refranes, canciones y rastros de sangre».
Lastrado por los efectos nocivos que le ha dejado la obsesiva persecución de Augusto Ledesma, el pelirrojo inspector de homicidios de Valladolid, Ramiro Sancho, vuelve al Cuerpo con la esperanza de retomar las riendas de su vida anterior. Nada más lejos de la realidad.
Una adolescente ha desaparecido en el marco de las ferias patronales de la ciudad. Se trata de la hija de un importante empresario y las primeras pesquisas apuntan a que podría tratarse de un secuestro.
César Pérez Gellida aborda su novela más negra desde una óptica global con el objeto de ofrecer al lector una visión 360º sobre un delito sumamente cruel como es la privación de libertad. Y lo ejecuta de una forma tan real que compartirá la angustiosa incertidumbre de la familia, tan estremecedora que saboreará el miedo desde la oscuridad de un lugar desconocido, tan veraz que se ajustará el pasamontañas para meterse en la piel del secuestrador y, como no, tan cercana que participará en el proceso de negociación e investigación en primera persona.
Sarna con gusto es la evidencia irrefutable de que existe un género singular en nuestro país que se define como narrativa audiovisual. Vuelve el género Gellida.

Cuchillo de palo, segunda entrega de la trilogía «Refranes, canciones y rastros de sangre».
Tras ser apartado del Cuerpo, Sancho ha resuelto dedicarse al suyo entregándose a los placeres de la carne en el lugar más apartado de sí mismo que ha logrado encontrar. Pero no hay rincón donde esconderse cuando es la desventura quien persigue.
Paralelamente, Erika, Ólafur y su nuevo compañero, el arcángel redimido, Uriel, emprenden la obstinada persecución de los miembros de la infame organización criminal conocida como la Congregación de los Hombres Puros. Su objetivo no es otro que alcanzar la cúspide, pero la escalada les deparará una serie de riesgos que ni siquiera han sido capaces de evaluar.
En esta nueva entrega, Pérez Gellida nos arrastra en un vertiginoso descenso a los infiernos para mostrarnos las grietas y aristas que dibujan la cara oculta del ser humano. Cuchillo de palo se revela como la novela más retorcida y sensorial del género Gellida.

A grandes males, tercera y última entrega de la trilogía «Refranes, canciones y rastros de sangre».
Erika Lopategui y Ólafur Olafsson han llegado a Buenos Aires siguiendo el rastro de la única persona que puede ayudarlos a destapar la organización criminal que se esconde tras la Congregación de los Hombres Puros. Encontrar el Cartapacio de Minos, un misterioso documento que contiene la identidad de los integrantes de la cúpula de esta organización, es su única meta.
Pero no solo ellos lo buscan... Pronto descubrirán que una cara conocida está más cerca de lo que a ellos les gustaría.
A grandes males es un thriller donde la realidad y la ficción se confunden para sumergir al lector en una trama cargada de incógnitas cuyas respuestas se encuentran entre los muros del edificio Barolo, un rascacielos levantado para albergar las cenizas de Dante Alighieri.


Y, un fragmento de la primera novela de la trilogía para los que quieran probar:

Sarna con gusto (fragmento)

EL CALZADO DEL DIABLO NUNCA SUENA

Barrio de Outremeuse
Lieja (Bélgica)
14 de agosto de 2012, 23:34
En plena subida de la interminable escalera adoquinada de la Montagne de Bueren notó una creciente opresión en la caja torácica que le hizo arrepentirse del instante en el que escogió esa estúpida ruta de huida. Pero cuando uno es consciente de que su vida corre serio peligro, no valora ni evalúa; corre.
Todavía podían oírse los estallidos del tradicional tirs de campes y el barrio estaba bautizado por el clásico olor a pólvora quemada que reinaba en el ambiente durante los cuatro días que duraba la festividad de la Virgen Negra. Aarjen de Bruyn se apoyó sobre las rodillas para recuperar el aliento y la necesidad de oxígeno le empujó a abrir la boca todo lo que pudo. Consecuentemente, las partículas de nitrato potásico, carbono y azufre provocaron la irritación de las vías respiratorias y su organismo protestó en una concatenación de toses secas. El eco le advirtió de que estaba solo, porque todo el mundo se concentraba en la isla, deambulando entre los bares y las barracas repartidas por las sinuosas calles de Outremeuse, mojándose el gaznate a base de cerveza y peket. Aun así, quiso cerciorarse y levantó la vista. Ante él, más de trescientos escalones por subir; tras él, un sicario con un encargo divino.
Lo reconoció al instante y no le costó deducir el motivo por el que Jaap Keergaard se encontraba en Lieja.
Una de las siete espadas de la Congregación.
Uno de los siete arcángeles.

MUERTE HELADA


Séptima entrega de la serie de novelas protagonizadas por el Inspector de la policía escocesa John Rebus.


Cuando ya se han publicado 21 libros de la serie protagonizada por John Rebus, una de nuestras queridas editoriales nos concede el placer de publicar el séptimo de la serie en castellano, eso sí con un título tan desconcertante que te pasas media novela intentando averiguar de donde lo han sacado....., el título original es Let it bleed y los aficionad@s a la serie de Rebus le encontrarán sentido inmediatamente.
Esta novela, publicada en castellano el año en que John Rebus cumpliría 70 años, nos sumerge en la corrupción política más absoluta narrada con la crudeza que caracteriza a Rankin y "resuelta" con la cabezonería que caracteriza a Rebus.
Es verdad que nada nuevo nos cuenta Rankin pero lo cuenta tan bien que he disfrutado enormemente de este Rebus más joven y un Edimburgo tan negro que estremece.
De la política editorial de este país....nada que añadir!!

Sinopsis (Ed. RBA)
Pocos inviernos en Edimburgo han sido tan largos y fríos como este. Pero la temperatura no es lo único que deja helado al inspector John Rebus. De la nada, surgen una serie de extrañas incógnitas para las que Rebus no encuentra respuesta y todas ellas conducen a las altas esferas políticas de la ciudad y del país.
Esta vez, el pesimismo teñido de sarcasmo del inspector Rebus puede estar más justificado que nunca. Esta vez, los culpables pueden encontrarse fuera del alcance de la justicia.

Muerte helada (fragmento)
1
Una noche de invierno, saliendo a todo gas de Edimburgo.
El coche que circulaba delante era perseguido por otros tres, ocupados por agentes de policía. Caía aguanieve en medio de la oscuridad, y el viento soplaba en horizontal. En el segundo coche de policía, el inspector John Rebus apretaba la mandíbula. Con una mano se agarraba con fuerza a la puerta, y con la otra sujetaba la parte delantera del asiento del copiloto. Tras el volante, el inspector jefe Frank Lauderdale parecía haber rejuvenecido treinta años. Estaba claro que disfrutaba de la sensación de poder que le confería conducir a toda pastilla, un poco alocadamente, y se inclinaba hacia delante, casi pegándose al parabrisas.
—¡Los atraparemos! —gritó por enésima vez—. ¡Cogeremos a esos cabrones!
Rebus no pudo abrir la mandíbula lo suficiente para formar una respuesta. No es que Lauderdale fuese mal conductor... De acuerdo, lo era, pero es que además, con aquella lluvia... Cuando bordearon la segunda rotonda en la intersección de
Barnton, Rebus notó que las ruedas traseras perdían adherencia en la resbaladiza superficie de la carretera. Para empezar, los neumáticos no eran nuevos... Probablemente incluso fuesen recauchutados. La temperatura rondaba los cero grados y el aguanieve los esperaba traicioneramente. Habían salido de la ciudad, dejando atrás semáforos y cruces, y allí una persecución automovilística sería más segura... Pero Rebus estaba cada vez más nervioso.
En el coche de delante viajaban dos efectivos uniformados, jóvenes y sagaces, y en el otro vehículo un sargento y un agente. Rebus miró por el espejo retrovisor y vio unas luces. Miró también por la ventanilla... y no vio nada. Allí fuera estaba negro como la boca del lobo.
«No quiero morir en la oscuridad», pensó.

domingo, 7 de enero de 2018

TRES AUBELAS Y UN COCINERO MUERTO


Primera entrega de la Trilogía de Helsinki, una mezcla de humor y thriller nórdico, protagonizado por nonagenarias.

Esperaba un divertimento y me encontré con amarga crítica social, esperaba una lectura ligera y me encontré con un "tocho" al que le sobran unas cuantas páginas. 
No sé si seguiré leyendo las aventuras de Siiri, Irma y Anna-Liisa porque, la verdad para crítica social, prefiero que esté un poco mejor escrita.
En fin...., chistes nórdicos ininteligibles y poco más.....!

Sinopsis (SUMA)
                   Tienen 90 años. Pero no piensan morirse hasta descubrir al asesino.
Siiri, Irma y Anna-Liisa son tres viudas de noventa años residentes en El Bosque del Crepúsculo, un centro privado de apartamentos para la tercera edad de Helsinki. Más que un nidito acogedor para las personas mayores, la residencia resulta un lugar siniestro en el que los ancianos se ven privados de su identidad, rodeados todos los días por enfermeros vagos e inexpertos, y obligados a hacer gimnasia, a asistir a conferencias y a tomar un gran cantidad de medicamentos prescritos por médicos a los que apenas han visto.
Parece que para las tres amigas los días ya solo traerán partidas de cartas, viajes en tranvía y asistencia a funerales. Pero en la residencia se empiezan a producir unos misteriosos asesinatos... y quizá nadie había contado con la curiosidad y el tiempo libre de unas inocentes ancianitas.

Tres abuelas y un cocinero muerto (fragmento)

1

Cada mañana al despertarse Siiri Kettunen descubría que aún no había muerto. Entonces se levantaba, se lavaba, se vestía y tomaba algo para desayunar. Iba despacio, pues lo que es tiempo tenía de sobra. Leía el periódico con detenimiento, escuchaba los programas matutinos de la radio y de ese modo sentía que seguía perteneciendo a este mundo. A eso de las once solía ir de paseo en tranvía, pero aquel día no tenía fuerzas.
En la sala de recreo del Centro Residencial Geriátrico El Bosque del Crepúsculo, las brillantes lámparas de hospital creaban un ambiente semejante al de la consulta de un dentista. En los sofás dormitaba algún que otro anciano esperando la hora de la comida. El embajador, Anna-Liisa e Irma jugaban a la canasta en el rincón, alrededor de una mesa de juego con un tapete de fieltro. El embajador estaba absorto en sus cartas, Anna-Liisa comentaba las jugadas de los demás e Irma parecía aburrida por la parsimonia con la que avanzaba la partida. Entonces se percató de la presencia de Siiri y sus ojos se iluminaron.
—¡Quiquiriquí! —cantó en alto falsete y agitó el brazo formando un amplio arco como si fuera el jefe de circulación de una estación de tren. De joven, Irma Lännenleimu había dado clases de canto e incluso había llegado a interpretar el aria de Cherubino con acompañamiento de piano en la matiné del conservatorio de la calle Rautatienkatu, y, como por aquel entonces también se evaluaban las ejecuciones de los estudiantes, un crítico había alabado su voz en el periódico calificándola de ágil y penetrante. Ese canto de gallo era la manera de Irma y Siiri de saludarse mutuamente. Siempre funcionaba, incluso cuando el bullicio era grande o en la vorágine de la ciudad.
—¿Sabes qué? —empezó Irma antes de que su amiga hubiera tenido tiempo de sentarse a la mesa de juego—. La señora de la pamela, la que vive en la escalera C, al final no ha muerto. ¡Y eso que ya la habíamos llorado y todo!

LOS CRÍMERNES DEL MONOGRAMA


La autora de un blog que respeto profundamente (Mis detectives favoritos), define estos libros como Pastiches de Hércules Poirot, yo sería incapaz de definirlo mejor.

Me gustó el título, me encantó la portada, me ilusionó encontrarme de nuevo con Monsieur Poirot y...., diréis vosotros ¿Cómo se te ocurre?
Pues lo mismo digo yo, ahora que he logrado "superar con dificultades" las más de 200 páginas de este "engendro" que alguien ha dado en bautizar como "Un nuevo caso de Hércules Poirot" porque de Poirot tiene eso, sólo eso, la propaganda de la portada, de Agatha Christie, nada de nada.
El personaje llamado Poirot no se parece en nada al agudo detective creado por Mrs. Christie, la historia es pobre, embrollada y absurda, los personajes patéticos y, que decir del estilo narrativo de Sophie Hannah...., no se me ocurre un epíteto lo suficientemente contundente para calificarlo, por eso y antes de caer en la grosería, lo dejaré aquí.
En cuanto al nieto de Agatha Christie que, según he leído, autorizó esta publicación, le aconsejaría que releyese las novelas de su abuela y luego dedicase el resto de su vida a meditar.
Malo, malo, malísimo¡

Sinopsis (Ed. Espasa)
Vuelve Hércules Poirot, el detective más famoso y brillante de la historia de la novela negra, que ha conquistado a más de 2 billones de lectores.
Londres, 1929. Hércules Poirot está cenando en el café Pleasant cuando una mujer irrumpe en el local y le confía que alguien está a punto de matarla. Le ruega que no investigue, pues con su muerte, dice, se habrá hecho justicia.
Unas horas más tarde, tres personas son asesinadas en un elegante hotel londinense. Poirot no puede evitar involucrarse en el caso, pero, mientras él se esfuerza en ordenar todas las piezas, el asesino se prepara para volver a matar.
Desde la publicación de su primera obra en 1920, Agatha Christie escribió treinta y tres novelas, dos obras de teatro y más de cincuenta historias breves con el personaje de Hércules Poirot. Ahora, por primera vez, los albaceas de su legado han aprobado la creación una nueva novela protagonizada por el personaje más querido de la Dama del Crimen.
En manos de Sophie Hannah, autora de varios bestsellers internacionales, Poirot se sumerge en un misterio ambientado en el Londres de los años 20, un puzle diabólicamente inteligente que solo puede ser resuelto por el talento sin par del gran detective belga y su «materia gris».
«La idea de Sophie para la trama era tan adictiva y su pasión por el trabajo de mi abuela tan fuerte que tuvimos la certeza de que había llegado el momento de escribir una nueva Christie.» Mathew Prichard, director de Agatha Christie Limited y nieto de Agatha Christie.
Los crímenes del monograma (fragmento)

Capítulo 1
Jennie la fugitiva

—Lo único que digo es que esa mujer no me gusta —susurró la camarera del pelo eléctrico. Fue un susurro en voz alta, fácilmente audible para el cliente solitario del café Pleasant, que se preguntó si «esa mujer» sería otra camarera o una clienta habitual del establecimiento, como él—. ¿Acaso es obligatorio que me guste? Si tú tienes otra opinión, eres muy libre.
—A mí me pareció simpática —replicó la camarera bajita de cara redonda con menos convencimiento que un momento antes.
—Está así porque tiene el orgullo herido. En cuanto se recupere, volverá a destilar veneno por la lengua. Es el mundo al revés. He conocido a muchas como ella y no puedes confiar en ese tipo de gente.
—¿El mundo al revés? ¿Por qué lo dices? —quiso saber la camarera de cara redonda. Hércules Poirot, el único cliente del café, pasadas las siete y media de la tarde de un jueves de febrero, comprendió lo que quería decir la camarera del pelo eléctrico y sonrió para sus adentros. No era la primera vez que le oía una observación perspicaz.
—Si alguien está pasando una mala racha y te dice una impertinencia, se lo puedes perdonar. Yo también lo he
 hecho alguna vez y no me importa reconocerlo. Pero cuando estoy bien, quiero que todo el mundo esté igual de contento. Así es como debe ser. Sin embargo, los que son como ella te tratan peor cuanto mejor están. No te fíes de esa gente.
«Bien vu —pensó Hércules Poirot—. De la vraie sagesse populaire.»

EL AZAR Y LA VENGANZA


Quinta entrega de la serie de novelas protagonizadas por

A veces estoy en la inopia...jeje
Ya había leído algún libro de esta autora y me sorprendieron los giros y expresiones que utiliza, pero los atribuí a la traducción.
Hoy me entero que es una autora argentina que escribe bajo varios pseudónimos y que se dedica a la novela romántica...o algo así.
He de reconocer que los títulos de la serie protagonizada por la librera y detective aficionada Greta Lindberg, son muy inspirados y..., ahí termina la inspiración.
La descripción de Suecia y los suecos chirría, el pueblo es una "coña", a la librera le faltan dos dedos de frente o algo más, al novio no sé como calificarlo pero es algo como "machista soft", las tramas penosas y las resoluciones de traca. Me es imposible describir al departamento de policía del pueblo y no voy a abundar en las descripciones de encuentros sexuales porque me cabreo.
Eso sí, aprendes expresiones como "ponerse en puntas de pie", "escuchar un largo y tendido sermón", etc.....
Que más puedo decir.....que no os fieis de las sinopsis que hablan de un pueblecito de Suecia en el que una intrépida joven con una librería especializada en novela negra y policiaca, propietaria de una lora llamada Miss Marple, resuelve casos complicados...
Nada de esto es real, se trata de novelitas románticas con aspiraciones de intriga y misterio, nula calidad literaria y escasa imaginación.
Me voy con Indridason que, por lo menos, es nórdico y sabe de lo que habla.

Sinopsis (Ed. Vestales)
El verano llega enardecido al pueblo de Mora: la ciudad cambia su fisonomía, se llena de turistas, las plazas hoteleras y los restaurantes se ven sobrepasados, y el lago Siljan se puebla de personas en traje de baño.
Como todo lo que es cíclico, el verano regresa con la fuerza de lo conocido y lo inesperado a la vez. Por esa misma fuerza se siente alcanzada Greta Lindberg cuando descubre que Stephan Bringholm, su antiguo novio, está de vacaciones en Mora. Las cosas entre Stephan y Greta –de más está decirlo– no terminaron de la mejor manera, lo que precipitó que ella dejara la ciudad de Söderhamn, donde ambos residían. Es, entonces, una sensación amarga –como una moneda que cae del lado al que no le apostamos para decirnos que el azar está en nuestra contra– la que recorre a Greta al saber que Stephan, junto a su actual pareja, Elin Rosenberg y algunos amigos están alojados en el complejo Paradis, a orillas del lago.
Un asesinato, el de Elin Rosenberg, precisamente, levanta la temperatura ya caldeada del pueblo. Las sospechas recaen sobre la confusa vida sentimental de Stephan Bringholm, sobre sus actitudes violentas, sobre el acoso al que ha sometido a Greta.
El azar y la venganza, con una Greta Lindberg que cada vez encarna mejor el personaje del detective astuto pero con cierta ingenuidad, apasionado pero frío a la vez, relata el preciso instante en que la moneda decide de qué lado caer, y todo cambia de golpe.

El azar y la venganza (fragmento)

Capítulo I
Pudo sentir como la fría y afilada hoja de  metal subía con lentitud por su cuello bañado en sudor. Milímetro a milímetro, acercándose de forma peligrosa a  la garganta. Contuvo el aliento cuando la mano temblorosa que sostenía el puñal, se detuvo de repente. A pesar del terror que le minaba cada rincón del cuerpo y le impedía moverse, era consciente de que el más mínimo descuido podía resultar fatal y que aquel rostro transformado por la furia, sería lo último que verían sus ojos. No quería grabarse en la retina aquella terrible imagen.
En vano intentó pensar en cosas bonitas, la pesada respiración de su atacante se lo impedía.

VENTAJAS DE VIAJAR EN TREN



Esta novela de 2000 me fue recomendada por una querida amiga de LIBROS y la verdad, me la he leído en un "vuelo" pero todavía no he digerido lo leído.
Es una novela rara, muy rara, de hecho en un momento pensé que era un libro de relatos y puede que lo sea....porque relata y relata historias que no sé bien si son cruzadas o se encastran entre ellas en una especie de puzle perverso y, en algunos ...momentos, ininteligible.
Es posible que mi aversión a las historias que tratan de forma superficial el calvario de la enfermedad mental me haya hecho "resistente" a la novela y el hecho añadido de la obsesión del autor con la coprofilia, coprofagia, basura, mal olor....no ha contribuido a mejorar las cosas.
Creo que el autor escribe bien pero su afán por sorprender le ha conducido por caminos escabrosos que no me han convencido.
He terminado la novela, es corta, y me ha dejado mal sabor y pocas ganas de leer, de nuevo, a Antonio Orejudo.


RESEÑA DE CLARA GLEZ para LIBROS, 18 de Febrero de 2017

Ventajas de viajar en tren – Antonio Orejudo
Es uno de esos libros que aparcas, y un día alguien comenta y te lo sacas para leer.
Eso justo fue lo que ayer me pasó. Y lo comencé. Y no pude parar de leer. Me lo ...devoré en una noche.
La sensación no puedo explicarla. Desde su primera frase:” ¿Le apetece que le cuente mi vida?” empiezas en una locura de historias entremezcladas, de personajes reales, o ficticios, donde la locura predomina en todos ellos, en una forma u otra. Donde cada historia sale de otra como esas muñecas rusas. Donde entre tanta locura no faltan algunos guiños que te hacen reír.
Un humor fino, que hace más llevadera las tremendas historias.
Al final te queda una duda…¿es todo producto de esquizofrenias y paranoias?¿ Hay algún personaje real? Lo que no cabe duda es la imaginación del autor, la forma de narrar, que hace que sigas y sigas. Qué mitad de algo terrible, no puedas evitar sonreír. Que te metas en el pellejo de esas historias que guarda la “carpeta roja” .

Sinopsis (Ed. Tusquets)
La novela que situó a Antonio Orejudo entre los autores más admirados de la literatura española actual.
Después de dejar a su marido ingresado en un hospital psiquiátrico en el norte, una mujer regresa en tren a Madrid. En el vagón, un desconocido, para amenizar el viaje, le pregunta de pronto: «¿Le apetece que le cuente mi vida?». Se trata de Ángel Sanagustín, psiquiatra que trabaja en la misma clínica y estudioso de los trastornos de la personalidad a través de los relatos y los escritos de los pacientes. Esos textos son los que guarda en una carpeta roja que lleva consigo. Hay casos de esquizofrenia, de dobles vidas, de paranoicos convencidos del control gubernamental a los ciudadanos mediante la clasificación de sus desperdicios. Cuando el psiquiatra baja un momento en una de las paradas en busca de un refresco y pierde el tren, la mujer tiene en sus manos la carpeta con los escritos. Irresistiblemente, querremos leerlos con ella.

Ventajas de viajar en tren (fragmento)"A la mañana siguiente —proseguía la carta de Amelia Urales de Úbeda—, mi hermano comprobó ciertos extremos de su declaración, y vio que era verdad. Él, que, según nos decía en sus cartas, había hablado con una cabeza recién decapitada; él, que había visto a una mujer comiéndose a su hijo, y hombres desinflados, a los que se les había ido la vida por el ano, que se habían muerto de diarrea mientras soltaban un hilo de agua infinito; él, que había visto tripas sujetas con cinta aislante; que había visto nacer un niño de una mujer muerta; que había visto rostros devorados por las hormigas; y a una rata comerse los ojos de una mujer inmóvil de pena, tuvo que sentarse en el suelo, porque no podía con su desconsuelo, y se echó a llorar. Elevó su informe, pero sus superiores se lo devolvieron por un defecto de forma. Insistió. Que se olvidara del asunto, le dijeron; pero él se negó. Entonces lo juzgaron por insumiso, lo ingresaron en un psiquiátrico y borraron todo vestigio de su paso por el Ejército. Cuando nos lo contó, mi madre y yo le creímos, pero mi padre, que de cosas del Ejército entendía más que nosotras, dijo que era mentira, y dio un puñetazo tan fuerte en la mesa, que la partió en dos. Toda la comida salió por los aires, y una croqueta le dio en la frente a mi hermano, que indignado cogió la puerta y se marchó por donde había venido. Desde entonces no hubo día que mi madre y yo no lo pasáramos llorando y afeándole la reacción a mi padre, quien, por su parte, se encerró en un mutismo absoluto y consagró su vida a mirar por la ventana o a sentarse en el patio frontal, a ver pasar la gente los días de toros, en los que nuestra calle se animaba un poco más. No hizo otra cosa el hombre hasta que la muerte se lo llevó una tarde, después de merendar, en plena actividad observadora. Mi madre y yo tratamos de ponernos en contacto con mi hermano dando aviso al servicio de socorro de Radio Nacional de España, pero no hubo manera de localizarlo; llegamos a pedirle perdón públicamente en un conocido programa de televisión, pero él no dio señales de vida. Resignada a no volverlo a ver nunca más, mi madre murió de pena a los pocos meses, sin que mi hermano apareciera.
Justa o injustamente, mi hermano ha cumplido su condena, pero ni siquiera ahora le permiten rehacer su vida, y los servicios secretos de inteligencia quieren aniquilarlo, darle muerte civil, y van por ahí diciendo que si está loco, y que si va por la vida convenciendo a la gente para que se tire al camión de la basura. No tengo más que decir. Suya atentamente Amelia Urales de Úbeda.
Le sorprenderá que me la sepa de memoria, ¿verdad? Es que la leí muchas veces y además he desarrollado una gran capacidad de retentiva. A lo que vamos: la carta sonaba rara, pero era difícil saber a ciencia cierta si aquella mujer mentía o decía la verdad. Lo que sí hice fue averiguar dónde vivía. Lo deduje de sus palabras: «Mi padre por su parte se encerró en un mutismo absoluto y se dedicó a sentarse en el patio frontal, a ver pasar la gente los días de toros, en los que nuestra calle se animaba un poco más, hasta que se murió». Llegué a la conclusión de que esta mujer vivía en una casita baja, con patio, en las inmediaciones de la plaza de toros de Las Ventas. Como no tenía nada mejor que hacer, en un plano de Madrid tracé una circunferencia con centro en Las Ventas y radio de un kilómetro, que abarcara todas las casitas de la zona con patio frontal, ubicadas en calles y callejuelas cuyo tráfico y afluencia de transeúntes pudieran verse afectados por la celebración de corridas. Es cierto que todo aquello podía ser un cuento, palabras, pero es que si nos ponemos así, no hacemos nada en la vida; siempre nos sucederá lo mismo; que lo único que tenemos son palabras. Por eso es tan difícil averiguar la verdad algunas veces. No es que yo sea un nihilista, nada de eso; me limito a constatar un hecho. Lo único que dejamos las personas cuando nos esfumamos es un puñado de palabras. Pero una cosa son las palabras y otra muy distinta la verdad. Algunas veces coinciden y otras no. Las palabras están ahí, las podemos leer y escuchar, aunque muchas veces tampoco sepamos qué significan exactamente; pero la verdad es muy difícil señalarla con el dedo. Lo cual, para mí, dicho sea de paso, tampoco es muy grave; al fin y al cabo nos pasamos la vida buscando personas que no existen, lugares y estados mentales imaginarios que nos han dicho que son reales, pero que jamás hemos experimentado por nosotros mismos. Fíjese, mucha gente se muda de ciudad y de pareja mil veces y a continuación otras mil, y en ninguno de esos cambios encuentra el estado literario de la felicidad, sino que topa siempre con su propia melancolía. Así es que, como comprenderá, no me asustaba pasarme dos o tres días buscando la casa inexistente de Amelia Urales de Úbeda. Pero el caso es que sí existía. Una tarde, perdida ya toda esperanza, como suele decirse, di con un viejo y descuidado chalet de inquietante aspecto, por cuyas paredes, húmedas y desconchadas, trepaban enjutas parras como nervios momificados. No sé por qué, pero al verlo supe que había llegado, que había encontrado la casa de los Urales. Tenía los postigos echados, parecía deshabitada y sobre todo parecía milagroso que hubiera sobrevivido entre los modernos bloques de pisos. Todavía está en pie, si quiere verla, en la calle Martínez Izquierdo, en el número veintiuno, creo, no me invento nada. Yo había pasado por allí en varias ocasiones y no había reparado jamás en ella; era como si hubiese aparecido de repente, por arte de magia. Abrí la cancela, que estaba comida por la herrumbre; atravesé el patio, que había sido conquistado por toda clase de hierbas silvestres, y llamé a la puerta. Tras un largo intervalo de tiempo, en el que estuve a punto de marcharme, pensando que no había nadie, me abrieron, y en el umbral apareció una mujer de mediana edad, más bien madura; pero muy atractiva. Se quedó pasmada cuando le dije quién era yo; no podía entender que me hubiera tomado la molestia de localizarla. "