sábado, 16 de septiembre de 2017

EL HOMBRE CON CARA DE ASESINO



Primera entrega de la serie de novelas protagonizadas por Víktor Kärppä, detective privado, nacido en Sortavala, una ciudad de la República de Carelia, que en la actualidad es una república autónoma de la Federación Rusa; aunque lleva unos años viviendo en Helsinki, Finlandía. Conduce un Volvo de color marrón, con más de veinte años, de la serie 240. Está estudiando inglés. Levanta pesas, series de estiramientos y gimnasia.

RESEÑADA por Ricardo Cortat para LIBROS,  el 5 de Mayo de 2014
Acabé 'El hombre con cara de asesino' de Matti Rönkä.
La primera (respira Carmen, respira) de 6 novelas con el detective privado Víktor Kärppä como protagonista.
¿Qué la hace diferente a taaaaaaantas negras nórdicas?
En lo bueno: autor finlandés, que me parece una novedad; protagonista medio ruso, medio finlandés, residente en Finlandia y con familia en Rusia y de pasaporte dudoso, lo que lo deja en una situación ligeramente maltratable por parte del resto de personajes; que el tal Víktor trabaja de detective pero pasa más rato viviendo en el lado oscuro y haciendo trabajos alternativos, más o menos voluntariamente, que dedicándose a lo suyo. Y que en general, el concepto 'bajos fondos' toma otra dimensión, la de protagonista.
En lo malo: Algún que otro salto de escenario sin un punto y aparte que lo clarifique suficientemente; los nombres de las ciudades, que lo mismo son en ruso que en finlandés que en lituano, lo que me ha descolocado un poco geográficamente y que, como toda primera novela que se precie, flojea un poco en la resolución.
Hay que seguirle la pista. Y de cerca.

Sinopsis (Ed. Alfaguara)
«Kornostajev tiene cara de asesino», le decían en sus tiempos en el ejército soviético. Hoy su nombre es Víctor Kärppä, pero la cara sigue siendo la misma. Vive en los límites de la ley y de dos mundos, realiza pequeñas tareas para la mafia rusa en Helsinki y resuelve algunos casos de investigación privada, como encontrar a Sirje, la esposa desaparecida de Aarne Larsson. Ninguna señal, hasta que Sirje revela ser la hermana del traficante estonio Jaak Lillepuu, el terror del mar Báltico. El pasado soviético vuelve con un recado que lleva la firma de un agente de la KGB y que puede implicar también a Marja, la estudiante inconformista de la que Kärppä se está enamorando.

El hombre con cara de asesino (fragmento)

Pakila. Helsinki

"La mujer dijo su nombre frente al espejo: Sirje.
Al hacerlo, exageró el movimiento de los labios, como si estuviese hablando a un sordo. Se puso un poco más de carmín y siguió con su gimnasia facial, abriendo y cerrando la boca.
Era morena, podría decirse que casi bella. Al verla, los hombres no sabían, de entrada, si era una chica o una mujer, aunque ya estaba más bien en edad de que le gustasen las revistas de decoración.
Sirje empezó a peinarse la media melena lisa - aunque no le hubiese hecho falta - y no quedó satisfecha hasta no haberse pasado el cepillo las cien veces de rigor. Después se cubrió la cabeza con un pañuelo verde de lana fina. Se abrochó hasta arriba los botones de la chaqueta, balanceándose en el sitio, apoyando primero la punta de las botas y después el tacón. Absorta en sus pensamientos, jugueteó con el cierre del bolso, abriéndolo y cerrándolo, como llevando el compás del balanceo." 

NEGUIJÓN


RESEÑADO por Ricardo Cortat para LIBROS,  el 5 de Mayo de 2014
Neguijón: Enfermedad de los dientes, que los carcome y pone negros.
Acabo el libro de Fernando Iwasaki con ese título y ese tema, la odontología. Pero en el siglo XVII.
El libro pinta bien, si lo puedes decir en 150 páginas no hacen falta 400; empieza espectacular, los primeros 4-6 capítulos son de un nivel espectacular. Y hasta aquí.
A partir de aquí, el libro se pierde en un ejercicio de vocabulario para mayor gloria del autor.
Podría haber sido, pero no fue. Un pena.
(Gente con pánico al dentista, abstenerse).

Sinopsis (Ed. Alfaguara)
Tal como los alquimistas medievales se obsesionaron con la piedra filosofal, un sacamuelas sevillano, que llega hasta el virreinato peruano huyendo de la Inquisición, se afana en la búsqueda del gusano de los dientes que taladra las muelas y anida en las encías, precipitando la corrupción del cuerpo y flagelando a los cristianos con una espina del dolor de la Pasión, porque el imperio español de los siglos XVI y XVII era también el imperio del dolor. El imperio del neguijón.
Neguijón es un inventario de la cultura y la erudición del Siglo de Oro, un siglo de viajes y descubrimientos, aunque al mismo tiempo un siglo de disparates y supersticiones.
Si Cervantes demostró que Alonso Quijano enloqueció por leer libros de caballerías, Fernando Iwasaki nos demuestra que habría terminado igual de loco si hubiera leído tratados de medicina, crónicas de Indias o vidas de santos.

Neguijón (fragmento)

"Cuando el sollozo de la campana rasgó el silencio supurante de la ciudad, los  pobladores de Lima advirtieron sobrecogidos que aquŽl no era el tañido de la  peste, ni el repique del fuego, ni el doblar de los duelos, ni el rebato contra las ratas, sino algo infinitamente peor y más doloroso. En realidad, a todos les dolía algo aquella mañana: uñeros, lobanillos, sietecueros, hernias, migrañas, cólicos, panadizos, tumores, ciáticas y almorranas; pero cuando el estrépito de cencerros reverberó helado en sus muelas, todos sintieron la misma punzada inefable y profunda.  El mismo fragor de gusanos en las encías."


NADA


RESEÑADO por Maria Teresa Pérez Prieto para LIBROS, el 6 de Mayo de 2014
"NADA" Janne Teller, escritora danesa.
99 paginas estrujantes y llenas de una realidad pocas veces descubierta de esta manera "inocente y cándida" que va creciendo hasta alcanzar un clímax inesperado.
Una novela aclamada y prohibida aun en su propio país.
Leída en una noche de insomnio que me ha dejado pensando y con un insomnio aun peor.

Es de esos libros que se aman o se odian.

Sinopsis (Ed. Seix Barral)
Pierre Antón deja el colegio el día que descubre que la vida no tiene sentido. Se sube a un ciruelo y declama a gritos las
razones por las que nada importa en la vida. Tanto desmoraliza a sus compañeros que deciden apilar objetos esenciales para ellos con el fin de demostrarle que hay cosas que dan sentido a quiénes somos. En su búsqueda arriesgarán parte de sí mismos y descubrirán que sólo al perder algo se aprecia su valor. Pero entonces puede ser demasiado tarde.

Nada (fragmento)

II
"Pierre Anthon dejó la escuela el día que descubrió que no merecía la pena hacer nada puesto que nada tenía sentido.
Los demás nos quedamos.
Y a pesar de que el profesor se apresuró a borrar toda huella de él, tanto en la clase como en nuestras mentes, algo suyo permaneció en nosotros. Quizá por eso pasó lo que pasó.
Era la segunda semana de agosto. El fuerte sol hacía que nos sintiéramos holgazanes e irritables; el asfalto se pegaba a las suelas de goma de nuestras playeras, y las peras y las manzanas de puro maduras eran propicias a la mano para usar como misiles. No mirábamos ni a derecha ni a izquierda. Era el primer día de escuela tras las vacaciones de verano. La clase olía a productos de limpieza y a vacío prolongado, las ventanas nos devolvían reflejos de imágenes nítidas y deslumbrantes y no se veía rastro de polvo de tiza en la pizarra. Los pupitres se hallaban colocados de dos en dos en filas rectas como pasillos de hospital, tal y como sólo podía ocurrir ese único día del año. Clase de 7.° A. Encontramos nuestros sitios sin que nos apeteciera zarandear la familiaridad de ese orden.
Con el tiempo, vienen los remedios, viene el desbarajuste. ¡Pero hoy no!
Eskildsen nos dio la bienvenida con la misma ocurrencia de cada año.
—Alegraos de este día, jovencitos —dijo—. No existiría lo que llamamos vacaciones si no existiera lo que llamamos escuela.
Nos reímos. No porque la ocurrencia fuera divertida, sino por la forma de decirlo.
Entonces fue cuando Pierre Anthon se levantó y dijo:
—Nada importa. Hace mucho que lo sé. Así que no merece la pena hacer nada. Eso acabo de descubrirlo.
Con entera tranquilidad se agachó, recogió sus cosas, que precisamente acababa de sacar, y las volvió a meter en la mochila. Se despidió con una inclinación de cabeza acompañada de un gesto de todo me da igual y abandonó la clase sin cerrar la puerta tras él.
Y la puerta sonrió. Era la primera vez que le veía hacer eso a la puerta. Pierre Anthon dejó la puerta entreabierta como fauces riendo que podían engullirme si me dejaba seducir y lo seguía. Sonreía. ¿A quién? A mí. A nosotros. Miré a mi alrededor y a todos, aquel molesto silencio me revelaba que los demás también se habían dado cuenta.
Íbamos a convertirnos en algo.
Y algo quería decir alguien. No era nada que se dijera en alto. Aunque tampoco por lo bajo. Simplemente era algo que estaba en el aire o en las horas o en la valla que rodeaba la escuela o en nuestra almohada o en nuestros peluches que injustamente, tras haber hecho su función, yacían apilados en el sótano o en la buhardilla acumulando polvo. No lo sabía. La puerta sonriente de Fierre Anthon me lo reveló. Seguía sin saberlo con la cabeza, pero ahora lo sabía.
Tuve miedo.
Miedo por Pierre Anthon. Miedo, más miedo, muchísimo miedo."

EN EL CAFÉ DE LA JUVENTUD PERDIDA


RESEÑADO por Ricardo Cortat para LIBROS, el 8 de Mayo de 2014
En el café de la juventud perdida de Patrick Modiano.

Después de haberlo acabado tengo la sensación de timo. De haber perdido el tiempo. O es que yo no he entendido nada.
Distintos narradores cuentan como se relacionan con una mujer misteriosa... Distintos narradores y un mismo tono de voz.
En fin, igual a los demás os haya gustado mucho (o puede que os guste si lo leéis) pero a mi me ha dejado bastante frío.

Sinopsis (Ed. Anagrama)
París, años sesenta. En el café Condé se reúnen poetas malditos, futuros situacionistas, y estudiantes fascinados por la bohemia parisina. Y aunque la nostalgia de aquellos años perdidos parecería ser el tema central de la novela, Modiano le da un giro sorprendente. Porque En el café de la juventud perdida es también una novela de misterio. Todos los personajes, todas las historias, confluyen en la enigmática Louki. Cuatro hombres nos cuentan sus encuentros y desencuentros con la hija de una trabajadora del Moulin-Rouge. Algunos la buscan, otros la aman, y para casi todos ellos la chica encarna el inalcanzable objeto del deseo.
Louki, como todos los que la acompañan en su vagabundeo por un París espectral, es un personaje sin raíces, que vive inventando identidades, renaciendo una y otra vez, luchando por construir un presente perpetuo. Modiano recrea alrededor de la fascinante y conmovedora figura de Louki el París de su juventud, al mismo tiempo que construye con su estilo inconfundible una hermosísima novela sobre el poder de la memoria y la búsqueda de la identidad, dos grandes ejes de la obra del escritor francés.

En el café de la juventud perdida (fragmento)

De las dos entradas del café, siempre prefería la más estrecha, la que llamaban la puerta de la sombra. Escogía la misma mesa, al fondo del local, que era pequeño. Al principio, no hablaba con nadie; luego ya conocía a los parroquianos de Le Condé, la mayoría de los cuales tenía nuestra edad, entre los diecinueve y los veinticinco años, diría yo. En ocasiones se sentaba en las mesas de ellos, pero, las más de las veces, seguía siendo adicta a su sitio, al fondo del todo.
No llegaba a una hora fija. Podía vérsela ahí sentada por la mañana muy temprano. O se presentaba a eso de las doce de la noche y se quedaba hasta la hora de cerrar. Era el café que más tarde cerraba en el barrio, junto con Le Bouquet y La Pergola, y el que tenía una clientela más peculiar. Ahora que ha pasado el tiempo me pregunto si no era sólo su presencia la que hacía peculiares el local y a las personas que en él había, como si lo hubiera impregnado todo con su perfume.
Vamos a suponer que llevan allí a alguien con los ojos vendados, lo sientan a una mesa, le quitan la venda y le preguntan: ¿En qué barrio de París estás? Bastaría con que mirase a los vecinos y escuchase lo que decían y es posible que lo adivinara: Por las inmediaciones de la glorieta de L’Odéon, que siempre me imagino igual de lúgubre bajo la lluvia.

EN LA ORILLA


RESEÑADA por Rosi Torres Marino para LIBROS, el 9 de Mayo de 2014
En la orilla de Rafael Chirbes: Alabado por los lectores y premiado en 2014 por los críticos....para mí no suelen ser referentes en los que fijarme cuando cae en mis manos un libro. En este caso no estoy de acuerdo además.
Me ha parecido un fiel retrato no solo del momento económico que vive el país sino también de la sociedad, de nuestro pasado de nosotros mismos... todo eso hay que valorarlo justamente claro, pero también es verdad que no me parece una obra maestra, ni ese libro que recogerá un momento histórico como ningún otro...
Es duro, directo, desolador, real pero con un tinte demasiado pesimista para mi estado de ánimo. Creo que no me ha gustado porque esperaba mas, porque esperaba novela y es una concatenación de hechos tan realistas y tan de a pie de calle que ya no sorprenden. Desgraciadamente ya no nos sorprende lo que aquí nos cuentan.
" El gran mundo es eso, la buena vida esta reñida con la ley, con la justicia y es rigurosamente incompatible con la caridad"
"Las necesidades de los desgraciados pagan los caprichos de los poderosos"

No puedo estar más de acuerdo con la apreciación de Rosi Torres Marino acerca de este libro, y extiendo mi opinión a la obra de este escritor, en general.

Sinopsis (Ed. Anagrama)
El hallazgo de un cadáver en el pantano de Olba pone en marcha la narración. Su protagonista, Esteban, se ha visto obligado a cerrar la carpintería de la que era dueño, dejando en el paro a los que trabajaban para él. Mientras se encarga de cuidar a su padre, enfermo en fase terminal, Esteban indaga en los motivos de una ruina que asume en su doble papel de víctima y de verdugo, y entre cuyos escombros encontramos los valores que han regido una sociedad, un mundo  y un tiempo. La novela nos obliga a mirar hacia ese espacio fangoso que siempre estuvo ahí, aunque durante años nadie parecía estar dispuesto a asumirlo, a la vez lugar de uso y abismo donde se han ocultado delitos y se han lavado conciencias privadas y públicas. Heredero de la mejor tradición del realismo, el estilo de En la orilla se sostiene por un lenguaje directo y un tono obsesivo que atrapa al lector desde la primera línea volviéndolo cómplice.

En la orilla (fragmento)

"He sentido mi frustración sin pensar que formaba parte de la caída del mundo, más bien he vivido con el convencimiento de que cuanto me concierne caducará con mi desaparición, porque es sólo manifestación del pequeño cogollo de lo mío. Un ser sustituible entre miles de seres sustituibles. Ahí, nuestro desencuentro. Tú has tenido la capacidad o el don de leer tu biografía como pieza del retablo del mundo, convencido de que guardas en los avatares de tu vida parte de la tragedia de la historia, la actual, la de las habladurías y miserias de Olba, y la vieja historia de las infidelidades y traiciones de la guerra, y también la que representa a miles de kilómetros de aquí, y a varios siglos de distancia: te conmueven las guerras que se desarrollan en las montañas de Afganistán, en Bagdad, en algún poblachón de Colombia: tu sufrimiento es un sufrimiento que está en todas partes, en el núcleo de cada desgracia como, para los cristianos, el cuerpo de Cristo está en cada una de las hostias y en todas ellas: el cuerpo entero, terso y vigoroso, en los frágiles pedazos de pan que se dispensan uno y otro día a los fieles en cualquiera de las iglesias del mundo, el mismo cuerpo entero e idéntico en las hostias que se han dispensado un siglo tras otro. Como en el caso de los que acuden a la iglesia, tu actitud me confirma que lo que mejor soporta el paso del tiempo es la mentira. Te acoges a ella y la sostienes sin que se deteriore. En cambio, la verdad es inestable, se corrompe, se diluye, resbala, huye. La mentira es como el agua, incolora, inodora e insípida, el paladar no la percibe, pero nos refresca.
Secta sin afiliados ni cómplices; tú, sólo tú, y tus camaradas, tan ubicuos y tan invisibles como el cuerpo de Cristo guardado en las hostias, golems a la medida de los propios deseos. Celebras tus ritos en casa: el despachito acristalado del taller, el cobertizo del patio, la soledad de tu cuarto, donde encima de un pequeño tocador tienes puesto el aparato de radio. Años cincuenta, sesenta: pegas la oreja a la rejilla de la radio conectada a un volumen apenas perceptible. Escuchas las noticias que, sobre España, emiten la BBC de Londres, radio París, la Pirenaica: para aislar el sonido, cubres con una toalla a la vez el receptor y tu cabeza, ninguno de nosotros puede pisar esa habitación mientras escuchas los noticiarios; en el taller, bajo el banco de carpintero, en un lugar invisible (lo descubro en mis juegos, arrastrándome por el suelo) encolas fotografías con la cara barbuda de Marx, la de la Pasionaria, que has recortado de algún viejo libro, de alguna revista. Pasará mucho tiempo antes de que yo sepa quiénes son esos personajes cuyas caras guardas en un lugar inaccesible como los pintores de las cuevas de Altamira guardaban las imágenes de sus animales fetiche. Y, en el revés de los calendarios que hay colgados en el almacén, desde que has salido de la cárcel anotas a lápiz las fechas que para ti son pasos decisivos en el restablecimiento de las circunstancias que van a permitirte completar la hombría demediada desde el momento en que decidiste entregarte. Guardaste entre tus papeles esas estampas de calendario con sus anotaciones, como imagino que has creído guardar para esa normalidad venidera, para el día en que concluyan los tiempos sombríos -los años que nos han convertido en nulidad-, el amor de esposo, los afectos, el trato paternal, la comprensión, la solidaridad que nunca practicaste, o cuyas expresiones yo no he sido capaz de entender (la tuya, una solidad futura, que nunca encontraba su momento, pájaro sin rama en la que posarse y hacer nido). Encontré algunas láminas de calendario hace bastante tiempo."

ROMANTICIDIO


RESEÑADO por Ricardo Cortat para LIBROS, el 14 de Mayo de 2014
Romanticidio de Carolina Cutolo.
Una camarera ninfómana en coma profundo que es capaz de ver y oír a todos los que pasan por su habitación del hospital.
Pero nadie sabe que ve y oye, que para eso está en coma, y todo el mundo, familia y amigos, aprovecha para soltarle a la cara lo que piensan de ella, no vaya a ser que se muera y se queden con las ganas.
Los capítulos son una mezcla de pensamientos comatosos y 'te vas a enterar bonita'.
La ninfomanía se intuye pero no se especifica. Todo muy rosa. Como dice la contra del libro: para porno-románticas. Le sobra una de las dos palabras.
Leíble pero no espectacular.

Sinopsis (Ed. Blackie Books)
«Estas son las tres premisas fundamentales al inicio de toda relación de folleteo:
1. no estoy enamorada de ti.
2. mientras me veo contigo no habrá otros hombres.
3. si a ti también te parece bien, divirtámonos mientras dure».
A Marzia Capotorti le gusta ir al grano. Tras decidir su carrera a suertes, cambia la facultad de Derecho por la barra de un bar. En el Verbe, prepara cócteles con profesionalidad y le da al sexo sin amor mientras habla sarcásticamente del género humano. No piensa en qué gastará su mísero sueldo porque lo que le obsesiona es otra cosa: morir de una muerte ridícula. Y lo cierto es que casi lo consigue…
A raíz de un estúpido accidente, Marzia se despierta en un hospital, en una especie de coma lúcido que le permite escuchar qué dicen de ella quienes la visitan. Parientes, amigos, amantes… le confiesan sus miedos, recuerdos y deslices, mientras ella, que es alérgica al melodrama y algo irreverente, se protege mentalmente con teorías curiosas, como pensar que somos lo que bebemos. Su mejor amiga, según este patrón, sería tan auténtica como el café irlandés, mientras su compañera de barra es un cóctel hortera (Long Island Ice Tea) y ella se acerca al Bloody Mary. Pero, entre visita y visita, su coraza se irá desmoronando, sin etiquetas que valgan. Reducida a espectadora, llegarán las dudas. Quizá pueda aprender algo de enamorarse y hasta es posible que su madre no se esté autoengañando tanto. Quizá, la engañada sea ella…
Dirigida a las porno-románticas o a quienes aún están dispuestas a darle una oportunidad a las cosas, Romanticidio es un ejercicio de exploración lleno de humor, mala leche y ternura, que ya ha sido un éxito de público en Italia.

miércoles, 13 de septiembre de 2017

LA MUERTE DEL CENSOR



Primera entrega de la serie de novelas protagonizadas por el Inspector de Policía Hilario Soler.

RESEÑADO por Ricardo Cortat para LIBROS,  el 13 de Mayo de 2014
De los libros me leo hasta la dedicatoria. Y de algunos hasta eso que pone al final de 'este libro se acabó de imprimir...' y me encuentro con uno dedicado a dos de las personas que más hicieron por convertir un brazo de sofá en un caballo Mustang y un palo en un Winchester 73. Un libro dedicado a Silver Kane y a ML Estefanía.
'La mort del censor' ...(La muerte del censor) de Jordi Sierra i Fabra.
Barcelona, 1963. Una canción en catalán acaba de ganar el Festival de la Canción del Mediterráneo... y un censor es apuñalado en su coche. A partir de aquí una novela negra con un policía muy poco del 'régimen'.
Sierra i Fabra escribe que cualquiera diría que hace churros pero se le agradece que sus novelas sean 'churros' de calidad. Rápido pero bueno y bonito.
Pero lo que más le agradezco, aunque él no lo sepa y, probablemente, no le importe, es que se acuerde en la dedicatoria de Francisco González Ledesma.
Si la veis en castellano, dejaos pillar por el inspector Hilari Soler.

Sinopsis (Ed. HarperCollins)
Una turbia trama de odios ocultos y pasiones escondidas abre una trepidante serie de intriga policial ambientada en la Barcelona de los años sesenta, en pleno franquismo. El protagonista es el comisario Hilario Soler, oveja negra entre sus compañeros por sus escrúpulos de conciencia y su celo ejemplar.
Veintisiete puñaladas y cuatro balas, una cruel venganza. Cuando aparece el cadáver de uno de los más importantes censores del régimen se encienden todas las alarmas del Estado. El caso se encargará a Soler, el mejor hombre de la comisaría. Pero ¿es esa la investigación más adecuada para encargar a alguien con escrúpulos? Personajes oscuros, pasados escabrosos, palabras prohibidas y todas las miserias de una sociedad dominada por la represión y la censura confluyen en una intensa narración de resonancias impresionantes.

La muerte del censor (fragmento)

—Yo he contado como mínimo veinte cuchilladas, y puede que haya más si algunas se han superpuesto.
—Mucho odio —dijo Hilario.
—Y rabia. Debió de seguir acuchillándole ya muerto.