Luisa Carnés fue una escritora española de la generación del 27, digo fue porque murió prematuramente en el exilio mexicano, olvidada por todos en el país que la vio nacer.
Me he traído esta novela de la Biblioteca, reeditada por Ed. Hoja de Lata y he leído una novela social que podría transcurrir perfectamente en la España actual: salarios precarios, corrupción, robo, desigualdad....., si exceptuamos la influencia religiosa, los años 30 del Madrid obrero podrían trasladarse intactos a esta segunda década del siglo XXI.
Luisa Carnés cuenta su época con una fuerza y una sinceridad que conquista.
Me he traído esta novela de la Biblioteca, reeditada por Ed. Hoja de Lata y he leído una novela social que podría transcurrir perfectamente en la España actual: salarios precarios, corrupción, robo, desigualdad....., si exceptuamos la influencia religiosa, los años 30 del Madrid obrero podrían trasladarse intactos a esta segunda década del siglo XXI.
Luisa Carnés cuenta su época con una fuerza y una sinceridad que conquista.
Sinopsis (Ed. Hoja de Lata)
Corren los años treinta en Madrid y las trabajadoras de un distinguido salón de té cercano a la Puerta del sol ajustan sus uniformes para comenzar una nueva jornada laboral. Antonia es la más veterana, aunque nunca nadie le ha reconocido su competencia. A la pequeña Marta la miseria la ha vuelto decidida y osada. Paca, treintañera y beata, pasa sus horas de ocio en un convento y Laurita, la ahijada del dueño, se tiene por una «chica moderna». El jornal de tres pesetas no les da para vivir a ninguna de ellas, pero todas callan, no vaya a ser… Están acostumbradas a callar: frente al jefe, frente al marido, frente al padre. A callar sus deseos con la adormidera de la religión. Aguantan prolongadas jornadas laborales por un salario de hambre: «diez horas, cansancio, tres pesetas». Únicamente Matilde tiene ese «espíritu revoltoso» que tanto reclama la narradora cuando consigue colarse entre la cháchara jovial de las chicas.
Autora invisibilizada de la generación del 27, Luisa Carnés escribió esta portentosa novela social rompiendo los esquemas narrativos de la época. Frente al buenismo y compostura formal exigidos por el canon, Carnés reproduce de un modo verosímil los diálogos que se podrían dar entre las dependientas del salón de té, nos transmite la crudeza de sus pensamientos y la falta de perspectivas de sus vidas. Una más que necesaria recuperación histórica de una autora imprescindible para conocer la España previa a la guerra civil.
Tea Rooms. Mujeres obreras (fragmento)
"En este escondrijo cambian las muchachas sus vestidos de calle por los uniformes de labor. En estos clavos cuelgan las empleadas cada mañana su personalidad para recogerla cinco horas después.
(…)
Pero también hay mujeres que se independizan, que viven de su propio esfuerzo, sin necesidad de aguantar tíos. Pero eso es en otro país, donde la cultura ha dado un paso de gigante; donde la mujer ha cesado de ser un instrumento de placer físico y de explotación; donde las universidades abren sus puertas a las obreras y a las campesinas más humildes. Aquí, las únicas que podrían emanciparse por la cultura son las hijas de los grandes propietarios; precisamente las únicas mujeres a quienes no les preocupa en absoluto la emancipación, porque nunca conocieron los zapatos torcidos ni el hambre. "
Autora invisibilizada de la generación del 27, Luisa Carnés escribió esta portentosa novela social rompiendo los esquemas narrativos de la época. Frente al buenismo y compostura formal exigidos por el canon, Carnés reproduce de un modo verosímil los diálogos que se podrían dar entre las dependientas del salón de té, nos transmite la crudeza de sus pensamientos y la falta de perspectivas de sus vidas. Una más que necesaria recuperación histórica de una autora imprescindible para conocer la España previa a la guerra civil.
Tea Rooms. Mujeres obreras (fragmento)
"En este escondrijo cambian las muchachas sus vestidos de calle por los uniformes de labor. En estos clavos cuelgan las empleadas cada mañana su personalidad para recogerla cinco horas después.
(…)
Pero también hay mujeres que se independizan, que viven de su propio esfuerzo, sin necesidad de aguantar tíos. Pero eso es en otro país, donde la cultura ha dado un paso de gigante; donde la mujer ha cesado de ser un instrumento de placer físico y de explotación; donde las universidades abren sus puertas a las obreras y a las campesinas más humildes. Aquí, las únicas que podrían emanciparse por la cultura son las hijas de los grandes propietarios; precisamente las únicas mujeres a quienes no les preocupa en absoluto la emancipación, porque nunca conocieron los zapatos torcidos ni el hambre. "