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martes, 31 de agosto de 2021

TERRA ALTA


 

Yo creo que los "escritores serios" consideran la novela policíaca/negra, una presa fácil,  vamos, un divertimento, un entretenimiento con lectores que se conforman con unos cuantos hechos un poquito enrevesados que resuelve un "superman" físico o químico.
Sólo así  se explican estas declaraciones de Cercas y la novela que ha perpetrado:
"Las novelas que a mí me gustan son las fáciles de leer y difíciles de entender. Los ingleses las llaman page turner. He intentado escribir una novela policíaca llevada a mi terreno, en la que hablar de las cosas que me interesan. Sobre todo, la novela es la historia de un hombre, Melchor, que busca su lugar en el mundo. También me gusta describirla como la historia de un hombre que busca sentimientos puros en tiempos de desesperanza".
Es tan soberbio que sería de risa sino hubiese sido premiado, la novela no tiene ningún interés,  los personajes son patéticos y estereotipados, la trama tan paupérrima que antes de leer la primera mitad ya se sabe perfectamente quien es el asesino y quien el complice. En fin, es todo lo contrario de lo que predica: difícil de leer (por sentenciosa, retórica y cursi), fácil de entender (por simplona y folletinesca). 
No la recomiendo, en absoluto ⛈⛈

Sinopsis (ed. Planeta )
Un crimen terrible sacude la apacible comarca de la Terra Alta: los propietarios de su mayor empresa, Gráficas Adell, aparecen asesinados tras haber sido sometidos a atroces torturas. Se encarga del caso Melchor Marín, un joven policía y lector voraz llegado desde Barcelona cuatro años atrás, con un oscuro pasado a cuestas que le ha convertido en una leyenda del cuerpo y que cree haber enterrado bajo su vida feliz como marido de la bibliotecaria del pueblo y padre de una niña llamada Cosette, igual que la hija de Jean Valjean, el protagonista de su novela favorita: Los miserables.
Partiendo de ese suceso, y a través de una narración trepidante y repleta de personajes memorables, esta novela se convierte en una lúcida reflexión sobre el valor de la ley, la posibilidad de la justicia y la legitimidad de la venganza, pero sobre todo en la epopeya de un hombre en busca de su lugar en el mundo.

#LIBROS #reseñas2020 #novedades2019

martes, 28 de noviembre de 2017

EL IMPOSTOR


Abandono, temporalmente, la lectura de El impostor, tanta repetición me ha saturado, no puedo seguir leyendo lo mismo una y otra vez, aunque esté bien escrito....
Cercas ha hecho de la repetición su "modo de escritura", comenzó en Soldados de Salamina, aumentó en Anatomía de un instante y aquí llega, casi, al paroxismo; entre la obsesión de narrar la gestación de la novela y la obsesión repetitiva de autor y protagonista, pareciera estar leyendo las mismas página una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez......
Para los incrédulos dejo el siguiente enlace, en él pueden comenzar la lectura, y decidir:
http://www.megustaleer.com/ficha/RH29723/el-impostor

Sinopsis (Ed. Literatura Random House)
He aquí una fascinante novela sin ficción saturada de ficción; la ficción no la pone el autor: la pone Enric Marco.
¿Quién es Enric Marco? Un nonagenario barcelonés que se hizo pasar por superviviente de los campos nazis y que fue desenmascarado en mayo de 2005, después de presidir durante tres años la asociación española de los supervivientes, pronunciar centenares de conferencias, conceder decenas de entrevistas, recibir importantes distinciones y conmover en algún caso hasta las lágrimas a los parlamentarios españoles reunidos para rendir homenaje por vez primera a los republicanos deportados por el III Reich. El caso dio la vuelta al mundo y convirtió a Marco en el gran impostor y el gran maldito. Ahora, casi una década más tarde, Javier Cercas asedia, en este thriller hipnótico que es también un banquete con muchos platos -narración, crónica, ensayo, biografía y autobiografía-, el enigma del personaje, su verdad y sus falsedades y, a través de esa indagación que recorre casi un siglo de historia de España, bucea con una pasión de kamikaze y una honestidad desgarradora en lo más profundo de nosotros mismos: en nuestra infinita capacidad de autoengaño, en nuestro conformismo y nuestras mentiras, en nuestra sed insaciable de afecto, en nuestras necesidades contrapuestas de ficción y de realidad, en las zonas ...

El impostor (fragmento)

1

Yo no quería escribir este libro. No sabía exactamente por qué no quería escribirlo, o sí lo sabía pero no quería reconocerlo o no me atrevía a reconocerlo; o no del todo. El caso es que a lo largo de más de siete años me resistí a escribir este libro. Durante ese tiempo escribí otros dos, aunque éste no se me olvidó; al revés: a mi modo, mientras escribía esos dos libros, también escribía éste. O quizás era este libro el que a su modo me escribía a mí.
Los primeros párrafos de un libro son siempre los últimos que escribo. Este libro está acabado. Este párrafo es lo último que escribo. Y, como es lo último, ya sé por qué no quería escribir este libro. No quería escribirlo porque tenía miedo. Eso es lo que yo sabía desde el principio pero no quería reconocer o no me atrevía a reconocer; o no del todo. Lo que sólo ahora sé es que mi miedo estaba justificado.
Conocí a Enric Marco en junio de 2009, cuatro años después de que se convirtiera en el gran impostor y el gran maldito. Muchos recordarán todavía su historia. Marco era un octogenario barcelonés que a lo largo de casi tres décadas se había hecho pasar por deportado en la Alemania de Hitler y superviviente de los campos nazis, había presidido durante tres años la gran asociación española de los supervivientes, la Amical de Mauthausen, había pronunciado centenares de conferencias y concedido decenas de entrevistas, había recibido importantes distinciones oficiales y había hablado en el Parlamento español en nombre de todos sus supuestos compañeros de desdicha, hasta que a principios de mayo de 2005 se descubrió que no era un deportado y que jamás había sido prisionero en un campo nazi. El descubrimiento lo hizo un oscuro historiador llamado Benito Bermejo, justo antes de que se celebrase, en el antiguo campo de Mauthausen, el sesenta aniversario de la liberación de los campos nazis, una ceremonia a la que por vez primera asistía un presidente del gobierno español y en la que Marco iba a tener un papel importante, al que en el último momento le obligó a renunciar la revelación de su impostura.

sábado, 12 de agosto de 2017

LAS LEYES DE LA FRONTERA


"Las Leyes de la Frontera se asoma, de nuevo a la transición pero esta vez nos enseña la cara B del postfranquismo". Con esta premisa comencé con grandes expectativas esta novela, la primera que publica Javier Cercas después de haber recibido el Premio Nacional de Narrativa en 2010, y......pues una recreación con pretensiones de la historia de "El vaquilla" que aquí se llama "el Zarco".
Gerona suburbial, marginación, quinquis, cárcel, héroe mediático....y todo lo que se puedan imaginar si han visto las películas de los 70-80 dirigidas por Juan Antonio de la Loma.
Como toque de "originalidad" la novela está narrada por un abogado, un inspector de policía y el director de la cárcel de Gerona.
Sinceramente, "para este viaje no necesitábamos estas alforjas"....decepcionante  Javier Cercas.

Las leyes de la frontera (fragmento)

PRIMERA PARTE

MÁS ALLÁ

1

–¿Empezamos?
–Empezamos. Pero antes déjeme hacerle otra pregunta. Es la última.
–Adelante.
–¿Por qué ha aceptado escribir este libro?
–¿No se lo he dicho ya? Por dinero. Me gano la vida escribiendo.
–Sí, ya lo sé, pero ¿solo ha aceptado por eso?
–Bueno, también es verdad que no siempre se le presenta a uno la oportunidad de escribir sobre un personaje como el Zarco, si es a eso a lo que se refiere.
–¿Quiere decir que el Zarco le interesaba antes de que le ofrecieran escribir sobre él?
–Claro, igual que a todo el mundo.
–Ya. De todos modos la historia que voy a contarle no es la del Zarco sino la de mi relación con el Zarco; con el Zarco y con…
–Ya lo sé, también hemos hablado de eso. ¿Podemos empezar?
–Podemos empezar.
–Cuénteme cuándo conoció al Zarco.
–A principios de verano del 78. Aquella era una época extraña. O yo la recuerdo así. Hacía tres años que Franco había muerto, pero el país continuaba gobernándose por leyes franquistas y oliendo exactamente a lo mismo que olía el franquismo: a mierda. Por entonces yo tenía dieciséis años, y el Zarco también. Por entonces los dos vivíamos muy cerca y muy lejos.
–¿Qué quiere decir?
–¿Conoce usted la ciudad?
–Por encima.
–Casi es mejor: la de aquella época se parece poco a la de ahora. A su modo, la Gerona de entonces era todavía una ciudad de posguerra, un poblachón oscuro y clerical, acosado por el campo y cubierto de niebla en invierno; no digo que la Gerona de ahora sea mejor –en cierto sentido es peor–: solo digo que es distinta. En aquella época, por ejemplo, la ciudad estaba rodeada por un cinturón de barrios donde vivían los charnegos. La palabra ha caído en desuso, pero entonces servía para referirse a los emigrantes llegados del resto de España a Cataluña, gente que en general no tenía donde caerse muerta y que había venido aquí a buscarse la vida… Aunque todo esto ya lo sabe usted. Lo que quizá no sabe es que, como le decía, a finales de los setenta la ciudad estaba rodeada por barrios de charnegos: Salt, Pont Major, Germans Sàbat, Vilarroja. Allí se aglomeraba la escoria.