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martes, 5 de diciembre de 2017

EL SILENCIO DE LAS TIERRAS ALTAS


"Un thriller psicológico con tintes paranormales en torno a una generación que conoce el precio de todo y el valor de nada"
Con esta descripción me traje a casa, de mi Biblioteca de cabecera, esta novela de autor desconocido para mi, no muy convencida porque lo de los "tintes paranormales" no es mi situación literaria favorita, y debía haber hecho caso a la intuición.
La novela no está mal escrita y no es un "bluff" completo pero resumiendo, dos parejas raras, raras, muy raras...., se pierden en el "desierto islandés" y a partir de ahí los "despropósitos" se suceden uno tras otro sin solución de continuidad....
No puedo recomendarla porque me ha costado terminarla.

Sinopsis (Ed. Destino)
Dos jóvenes parejas, víctimas de la crisis financiera, se internan hacia lo desconocido en un viaje de pesadilla a través de zonas volcánicas de Islandia. Arrogantes, urbanos, hipertecnológicos y con tendencia a las adicciones, se ven sobrepasados por una naturaleza hostil que multiplica sus fantasmas y los lleva al borde del precipicio. Lo tenían todo: riqueza, poder, estatus, y lo van a perder todo. Un page-turning que analiza la relación entre el hombre moderno y la naturaleza, ese espacio salvaje donde las reglas de la civilización no tienen ningún valor.

El silencio de las tierras altas (fragmento)

1
Flora de IslandiaHRAFN

La naturaleza entera guardaba silencio. Las nubes que surgían del horizonte se oscurecían y se hacían más nítidas, y después se fundían con la noche.
Los cuatro estaban en silencio. Sólo se oía el débil murmullo de la radio. En el asiento trasero, Vigdís leía un libro mientras Anna se había despertado de una breve siesta y acababa de abrir una cerveza. Entre las dos estaba el perrito de Anna, un pastor islandés que había adoptado cuatro meses antes.   
—Vamos a jugar— dijo Anna, rompiendo el silencio—. Yo pienso en una cosa, algo que esté dentro del coche, o fuera, en la carretera o el arenal...
—Vaya, bueno, ya me había olvidado de ese tipo de juegos —la interrumpió Egill, con voz infantil por la expectativa y por la tercera cerveza y el décimo trago que le había dado a la botella.
—Muy interesante —dijo Hrafn ignorando a Egill. Miró a Anna por el espejo retrovisor, su silueta oscura y el apagado brillo de sus ojos—.¿A qué te refieres con «una cosa»?Si pienso en la conciencia de tu marido, aquí presente, o en la sangre, ¿sería válido?
—Asqueroso —respondió ella, sarcástica. Egill miró por la ventana y Hrafn pensó de pronto que estaba echando un vistazo por el retrovisor lateral, que estaba mirando a Vigdís, sentada detrás de él—. No, nada de sangre. Está prohibido todo lo que no podamos ver a nuestro alrededor.
—¿De qué estáis hablando?—preguntó Vigdís, que cerró Flora de Islandia, en el que había estado concentrada hasta ese momento. Anna le explicó el juego y añadió que era el momento de empezar. —Do it!—dijo Egill, y empezó el juego.