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sábado, 19 de agosto de 2017

EL INVIERNO DE LOS LEONES


Tercera entrega de la serie protagonizada por Kimmo Joentaa
Un título enigmático, un policía enigmático y unos sucesos en la helada Finlandia que ahondan en el dolor y la desesperación.
Muy bien escrita, aunque el final se adivina casi desde el principio, vale la pena leerla¡

El invierno de los leones (fragmento)

24-26 DE DICIEMBRE

1
"Kimmo Joentaa había previsto pasar solo la noche de Nochebuena, pero las cosas salieron de otra manera.
Se había apuntado con antelación para estar de servicio el 24 de diciembre y pasó todo el día en un edificio de la policía tan tranquilo que casi parecía desierto.
Sundström pasaba las vacaciones esquiando, Grönholm había por fin realizado su viejo sueño de un viaje al Caribe y Thomas Heinonen se había marchado a primera hora de la tarde para adornar el árbol de Navidad y disfrazarse para su familia de Papá Noel. Quedó en estar localizable en caso de emergencia, pero no hubo ninguna.
Joentaa se dedicó a resolver asuntos burocráticos que bien habrían podido esperar. En la radio sonaba música navideña. Violines, piano y las voces de un coro infantil. Al final, un filósofo y teólogo explicó, en un tono muy imparcial, que Jesucristo había nacido en verano. Joentaa se distrajo un momento del trabajo e intentó concentrarse en la voz de la radio, pero en seguida empezó otra vez la música, una especie de rap navideño. Frunció el ceño y volvió a la hoja de papel que tenía delante.
A última hora de la tarde, se dirigió perezosamente por el amplio vestíbulo de entrada hacía la cafetería, que estaba a oscuras. La única luz venía del árbol de Navidad, con adornos rojos y dorados junto a la máquina de las bebidas.
Al otro lado de los ventanales estaba nevando. Joentaa se sentó a una de las mesas. Había un plato con galletas en forma de estrella. Joentaa cogió una y sintió en la lengua el sabor del jarabe de arce, percibió el olor de las agujas del abeto y vio a la entrada, junto a la recepción, a una mujer que le pareció algo extraña. Estaba allí, de pie, completamente inmóvil. Joentaa esperó un momento, pero la mujer no se movió, ni dio signos de extrañeza al encontrar la recepción vacía. Tampoco parecía molestarle que de vez en cuando pasara a su lado algún policía de uniforme con tantas prisas que ni siquiera se molestaba en preguntarle por el motivo de su presencia."

SILENCIO DE HIELO


En la helada Finlandia, Kimmo Joentaa intenta volver a vivir mientras se sumerge en el pasado, a través del presente.
Una novela inquietante con uno de los finales más oscuros que he leído nunca.
Segunda novela de Jan Costin Wagner con el policía finlandés como protagonista, y se perfila como sucesor de Wallander, cada vez más claramente.
Amelia Ruiz dixit, y yo estoy, totalmente de acuerdo.
Muy recomendable si te gusta la novela negra-nórdica con un plus de "oscuridad".

Silencio de Hielo (sinopsis)

Nadie sabe mejor que Kimmo Joentaa lo que significa perder para siempre a un ser querido; lo que se siente cuando al miedo le sucede el convencimiento íntimo de que un ser querido nunca volverá, pues no ha podido rehacerse todavía de la muerte de su esposa. Eso explica también que el comisario de Turku, en Finlandia, se niegue a arrebatar la esperanza de los padres de Sinikka Vehkasalo, quienes confían en que su hija, desaparecida sin dejar rastro, siga aún con vida. Aunque él lo sabe, no le queda otro remedio que callar. Pero el paralelismo es demasiado evidente. En el mismo lugar, hace treinta y tres años, se cometió el asesinato, nunca esclarecido, de una muchacha mientras paseaba en bicicleta. Y Kimmo no es el único que ha llegado a esa conclusión, sino también su viejo colega Ketola, retirado desde hace pocos meses, pero que llevado por la esperanza de hallar por fin respuesta a las incógnitas de antaño, se lanzará a investigar de nuevo el viejo caso todavía pendiente.


LUNA HELADA


Primera entrega de la serie protagonizada por el policía Kimmo Joentaa, detective en la sección de homicidios de la Policía de Turku (Finlandia). Hombre serio y metódico, triste y solo, muy solo, en una ciudad pequeña con un clima inclemente y oscuros secretos en las hermosas casitas pintadas de colores.

En la oscura Finlandia, un policía especial persigue a un asesino sigiloso....y hasta ahí puedo leer. Gracias Amelia Ruiz, tu recomendación es magnífica.

Luna Helada (Eismond, 2003) es la primera novela publicada por Jan Costin Wagner y en ella debuta el detective finlandés Kimmo Joentaa, un hombre serio, concienzudo, atormentado, un verdadero "héroe del frío".

Me ha gustado el estilo de Costin Wagner, sencillo con un trasfondo complicado en el "paraíso helado" del Norte de Europa donde ni todo es tan bueno, ni todo es lo que parece. Luna Helada es, más que una novela negra, es también, la vida en Finlandia, los sentimientos reprimidos, la gestión del duelo, la mente del asesino y el frío....

Esta serie es, sin duda, un nuevo aliciente para los que nos aficionamos a la negra-nórdica con Beck y Wallander y, todavía no hemos superado la pérdida.

Seguiré leyendo a Jan Costin Wagner y conoceré mejor a Kimmo Joentaa, promete mucho¡¡¡

Luna Helada (fragmento)


PRIMERA PARTE
Capítulo 1


"Kimmo Joentaa estaba solo con ella cuando se durmió.
Se hallaba sentado junto a su cama en la habitación en penumbra, le sostenía la mano y se esforzaba en sentir su pulso. Cuando lo perdía, cuando dejaba de oír su leve respiración, contenía el aliento, se inclinaba hacia ella y aguantaba en silencio hasta recuperar el contacto. Se relajaba, se hundía un poco sobre sí mismo, cuando volvía a sentir en sus dedos las leves pulsaciones bajo su piel.
Miró varias veces el reloj, porque creía que todo había pasado. Se había propuesto establecer el momento de su muerte, sin preguntarse por qué. La idea se le había ocurrido ya días antes, cuando estaba sentado en el banco de espera ante su cuarto, mirando fijamente la puerta blanquísima tras de la cual yacía. Rintanen, el médico que la trataba, le había llevado a un lado antes de entrar a verla con fuertes medicamentos y una sonrisa de ánimo; le había dicho que todo podía acabarse, muy pronto, en cualquier momento.
El ya no se separó de ella, comía junto a su lecho y pasaba las noches en una duermevela intranquila, de la que despertaba sobresaltado a cada minuto, temiendo no estar con ella en los últimos segundos de su vida.
Cuando dormía, veía una espesura de grises sueños.
En los días previos a su muerte, ella empezó a contar historias que él no entendía. Le habló de cuadros que había visto, de un caballo rojo que había montado, y de viajes a los países de su fantasía. Hablaba más para sí misma que para él, y miraba al vacío a través de sus ojos. En una ocasión, le preguntó quién era y cómo se llamaba. El dijo: «Kimmo», y ella formó el nombre con sus labios.
Le acariciaba la mano, la escuchaba, sonreía cuando ella sonreía, y se prohibía llorar en su presencia. Ella le preguntó algunas veces si podía verla cabalgando en el caballo rojo, y él asintió. Rintanen le explicó, a preguntas suyas, que las alucinaciones eran efectos secundarios de los medicamentos.
Ella no sentía dolor alguno."