Mostrando entradas con la etiqueta Serie Jan Fabel. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Serie Jan Fabel. Mostrar todas las entradas

sábado, 25 de noviembre de 2017

MIEDO A LAS AGUAS OSCURAS


Sexta entrega de la serie de novelas protagonizadas por Jan Fabel, Erster Kriminalhauptkommissar (primer comisario general) de la Policía de Hamburgo (Alemania).

Nueva entrega de la serie protagonizada por el policía hamburgués Jan Fabel, la verdad que esta serie ha ido perdiendo fuerza a medida que avanza, me gustó mucho Muerte en Hamburgo y a partir de ahí todo ha sido declive con unas tramas cada vez más increíbles y unos personajes desdibujados.
En esta novela de "intriga medioambiental" la mezcla entre realidad y futurismo delirante no consiguió atraparme en ningún momento.
Prescindible¡

Miedo a las aguas oscuras (Ed. Roca)
Una cumbre medioambiental está a punto de celebrarse en Hamburgo cuando llega una tormenta a la ciudad que inunda sus calles por completo.
En principio, el comisario Jan Fabel cree que puede tratarse de una victima más de un violador y asesino en serie, un criminal que acosa a sus víctimas a través de las redes sociales para, después de localizarlas y matarlas, deshacerse de sus cuerpos en los canales que surcan la ciudad de Hamburgo.
Sin embargo, la situación es mucho más complicada y espeluznante.
La investigación de Fabel le lleva hasta una secta secreta, Pharos, cuyos adeptos creen en el fin del mundo a causa de la degeneración medioambiental y que está financiado por Dominik Korn, un billonario paralítico que vive alejado de la sociedad…

Miedo a las aguas oscuras (fragmento)

El Klabautermann es una figura tradicional de las supersticiones marineras del norte de Alemania. Existían dos versiones del Klabautermann: una de ellas lo identificaba con un elfo amigable y
servicial que ayudaba a reparar los barcos dañados, o los guiaba hacia aguas más seguras; la otra versión equivalía a un demonio malévolo que les gastaba a los marineros crueles jugarretas y conducía los barcos a su perdición. Había un rasgo común en ambos: el Klabautermann era invisible para casi todo el mundo. Si llegabas a divisarlo, solo podía significar una cosa: que estabas a punto de morir.