Mostrando entradas con la etiqueta Santiago Roncagliolo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Santiago Roncagliolo. Mostrar todas las entradas

viernes, 16 de diciembre de 2022

LEJOS Historias de gente que se va


 Qué maravilloso resulta leer historias tan bien escritas, con amor, humor, relaciones y ausencias.
Me ha encantado🌞🌞🌞

Sinopsis de LEJOS

Doce relatos, doce pequeñas obras maestras de un autor en su mejor momento literario
"El autor, lejísimos de buscar placidez y comodidad en sus historias, es un maestro en el arte de la novela psicológica con mayúscula." Isabel Llauger, Que Leer
Hombres y mujeres en tránsito, llegados a un país o una ciudad nueva, viajeros atrapados en un crucero teóricamente paradisiaco que se convierte en pesadilla, parejas que cuanto más hablan menos se comunican, padres primerizos de un bebe llorón, mujeres que celebran un cumpleaños en el que no hay mucho que celebrar# toda una galería de personajes llenos de verdad y con vidas a la deriva protagonizan estos doce relatos de un autor en lo mejor de su carrera literaria.
La incursión del autor en el relato breve, con la destreza y la imaginación que ha derrochado en sus novelas y crónicas periodísticas. Un volumen perfecto como resumen de su obra e iniciación para nuevos lectores de Roncagliolo.
La crítica ha dicho:
"Tiene oficio y una mirada llena de fuerza." The Times Literary Supplement

Ficha FICHA TÉCNICA de LEJOS

Nº de páginas: 248

Editorial: ALFAGUARA

ISBN: 9788420454993

Año de edición: 2022

Fecha de lanzamiento: 10/11/2022

#LIBROS #reseñas2022 #novedades2022 #libroderelatos #bookstagram #bookstagrammer #bookstagramespaña #booksaddict #bookish #instabook #bookslover❤📚 #santiagoroncagliolo


viernes, 24 de noviembre de 2017

ABRIL ROJO


RESEÑADO por Ricardo Cortat para LIBROS, el 12 de Agosto de 2014.
En noviembre de 2001 decidí apuntar los libros que empezaba a leer. No era la primera vez que cogía uno de la biblioteca y tenía la sensación, al empezar a leer, que aquella historia ya había sucedido. Y al no tener donde poder consultar si realmente había sido así, volvía a suceder.
En esa lista apunto el autor, el título, la fecha en que empiezo el libro y la fecha en que lo acabo o en la que lo abandono. Porque una cosa es empezarlo y otra, tener la obligación de acabarlo.
Os cuento esto porque ayer apunté el libro 999. Un libro tan importante como el futuro 1001 o el pasado 323, que por cierto es ‘Abril rojo’ de Santiago Roncagliolo.
Un libro que bueno, malo, imprescindible, eludible o simplemente palomitero va a tener algo que contar. Como sus antecesores y como los que están por llegar.
Gracias por mantener un espacio para hablar de libros. Pero sobre todo, gracias por ofrecernos un rincón donde poder contar que detrás de todos estos libros que pasan por nuestras manos, tenemos una historia. La mía es la de una lista. Una lista que empezó un otoño de hace casi 13 años…

Sinopsis (Ed. Alfaguara)
Durante las celebraciones de la Semana Santa de 2000 en Ayacucho, Perú, se perpetra una serie de asesinatos hiperviolentos. Un fiscal venido de Lima un año antes de los acontecimientos, Félix Chacaltana Saldívar, celoso de sus deberes, entabla las indagaciones y redacta los informes respectivos con un atildamiento rayano en el ridículo. Chacaltana sospecha que las muertes se deben a ejecuciones terroristas consumadas por un rebrote de las actividades en los Andes de Sendero Luminoso. Muy pronto sus deducciones lo llevan a encararse con los altos mandos locales de la milicia y a ser testigo de los amedrentadores vestigios de los senderistas. El estupor del protagonista aflora al verse inmiscuido –aunque involuntariamente– en las sucesivas ejecuciones. En su incursión al “rincón de los muertos” (Ayacucho), el fiscal experimentará una revelación relacionada con el hito fundamental de su propia historia, como si su presencia en los Andes se debiera a una búsqueda del origen de su manía, consistente en hablar con su madre muerta como si estuviera viva.

Abril rojo (fragmento)
"Ahora, el fiscal sintió que la mirada que venía del rostro del coronel llegaba desde algún lugar a miles de años luz de sus problemas. Prometió que haría lo que pudiese y abandonó el edificio caminando tan rápido como podía, casi corriendo, aunque manteniendo la dignidad que correspondía a un funcionario de su rango. Mientras recorría la pampa que separaba la prisión de la ciudad, se sintió observado. Se dio la vuelta. No había nadie en tres kilómetros a la redonda…
De regreso a la fiscalía escribió el informe.
Ahora, mientras caía el sol, seguía revisando escrupulosamente su escrito, preguntándose si valía la pena dar la alarma o si no había alarma que dar o si hablar de ella le costaría el rango y el puesto. Comprendía las razones del teniente EP Alfredo Cáceres Salazar y su metodología de investigación, pero no tenía claro que Edwin Mayta fuese terrorista. Quizá sólo estaba pensando demasiado en todo ese caso. Quizá simplemente Justino se había vuelto loco desde el arresto de su hermano y había pensado que el fiscal tenía algo que ver con ello. De todos modos, recapituló el fiscal, todo el problema se limita a un cadáver y ya está resuelto, cadáveres en Ayacucho sobran y mejor no meter la nariz en ninguno en particular, porque de todos salta la pus. No había amenaza terrorista. El terrorismo se acabó. Lo demás eran disparates que los mismos terroristas decían para confundir. Guardó el informe en un cajón, bajo los lápices y los formularios para pedir materiales. Luego miró su reloj. Era hora de salida. Tomó sus cosas y salió puntualmente. Se sentía extrañamente nervioso. En la calle, los turistas que llegaban para la Semana Santa empezaban a dar una imagen más viva de la ciudad. La mayoría venían de Lima, pero ya había inclusive algunos gringos, españoles, quizá algún francés de los que recorren los Andes con mochilas. El fiscal Chacaltana decidió pasar por donde Edith para relajarse un poco. Quizá también era hora de disculparse por sus ausencias. Había empezado muy fogoso con ella y luego había desaparecido. Eso no era de caballeros.
En el restaurante, para variar, estaba ella sola. El fiscal se sentó donde siempre, pero Edith no parecía de muy buen ánimo. "