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martes, 28 de noviembre de 2017

EL MONSTRUO DE HAWKLINE


RESEÑADO por Ricardo Cortat para LIBROS,  el 27 de Febrero de 2015.
Tropecé un día con 'Un detective en Babilonia' y ese homenaje a la novela negra nacida de un chorrito de LSD en el café matutino me hizo enamorar de este hombre al que, si le miras a los ojos. no dejarías que se acercaran tus hijos.
Hoy, es una especie de novela del Oeste la que sale del carajillo matutino. Y sigo locamente enamorado.
Si alguien quiere perder la cabeza, Blackie Books tiene una edición en castellano recién sacada del horno.
PD. En caso de tropezar con el suplemento 'Babelía' de finales de enero 2015, guardar hasta después de leer. Tiene un imperdonable 'destripe', spoiler que dirían en la Gran Bretaña y afines, que no revienta el final pero, pero...
Leed la reseña completa en el siguiente enlace:
https://www.evernote.com/shard/s67/sh/588c1ad9-4e9c-4149-8c02-8ca1ded64643/9a90f3704f71e7126ffdaa54016fade0

Sinopsis (Ed. Blackie Books)
Nada es imposible en El monstruo de Hawkline, un western cómico-gótico considerado como uno de sus textos más convencionales. ¿Y qué es «convencional» para Brautigan, el gurú de la contracultura estadounidense? Pues una pareja de cowboys asesinos a sueldo, una Niña Mágica, dos hermanas idénticas y un mayordomo gigante enterrado dentro de una maleta en una mansión amarilla de Oregón rodeada de nieve aunque el termómetro marque más de 30 grados. Una casa encantada donde sus habitantes se quedan desnudos repentinamente o pierden el hilo enzarzándose en conversaciones delirantes (y en posturas sexuales impensables) mientras intentan resolver un caso: el de un monstruo, surgido de un experimento fallido con unas enigmáticas Sustancias…
Uno de los libros más célebres de los setenta y de Richard Brautigan, el escritor más milagroso de la literatura estadounidense del siglo xx. Uno de esos autores que cuentan con tantos seguidores apasionados que su apellido es ya un adjetivo. Sin duda, una novela muy Brautigan.

El monstruo de Hawkline (fragmento)

”La señorita Hawkline pensaba en Greer y Cameron, aunque no los conocía y ni siquiera había oído hablar de ellos, peroe esperaba eternamente su llegada, como si hubieran estado destinados a aparecer desde siempre, pues ella formaba parte del futuro gótico de ambos.”

sábado, 25 de noviembre de 2017

EL SECRETO DE LA SEÑORA HOWELL


1897, estado de New York, una granja aislada, forajidos, disparos, muerte, venganza.....¡
Y me dije, una de "vaqueros" literariamente escrita, y si, pero no.
El secreto de la Sra. Howell es tan evidente desde las primeras páginas que más que un secreto es una "certeza" y eso resta misterio a la trama que, por otra parte, no tiene mucho más a donde agarrarse.
No es del "oeste" pero lo pretende y no lo consigue, la trama es tan embrollada (aunque su pretensión es misteriosa) e inconsistente que acaba siendo increíble y un punto tediosa.
Por último, los finales abiertos están sobrevalorados, salvo que quien los escribe sea un grande de la literatura.
Conclusión, promete más que da.
Prescindible.

Sinopsis (Ed. Siruela)
En invierno de 1897, un trío de forajidos asalta una granja aislada de la zona norte del estado de Nueva York. Cuando la comadrona Elspeth Howell regresa a su hogar después de una larga ausencia, se encuentra con la masacre: su marido y cuatro de sus hijos han sido asesinados. Antes de descubrir a Caleb, el quinto de sus hijos, oculto en la despensa, un nuevo disparo resuena. Caleb, el pequeño de doce años, tendrá que cuidar de su madre hasta que esta se recupere lo suficiente como para que ambos puedan salir al valle helado en busca de los responsables del atroz crimen.
Un retrato abrasador de un mundo inmisericorde, sobre la culpa y la inocencia perdida, la redención y el castigo, que nos recuerda a las obras de Michael Ondaatje y Cormac McCarthy.

El secreto de la señora Howell (fragmento)

Capítulo 1

Elspeth Howell era una pecadora. Ese pensamiento se cernía sobre ella como una sombra cuando se lavaba la cara o descubría su reflejo atrapado en una ventana, o al bajarse del tren tras meses lejos de casa. Cada vez que veía una iglesia o escuchaba algún versículo de la Biblia en boca de su marido, cada vez que se tocaba la sencilla cruz que le colgaba del cuello al cargar sus bolsas, sus faltas se le acumulaban en los más hondo del pecho, duras y pesadas como piedras. Sus múltiples pecados –la ira, la codicia, el robo– le tensionaban el cuerpo, y todo cuanto podía amortiguar la presión era el movimiento, encontrar algo en lo que ocupar sus débiles manos y su mente tentada. De modo que, una vez más, batió las piernas contra la nieve acumulada en ventisqueros que le llegaban hasta la cintura, y caminó.
Tras recorrer varios kilómetros, el cielo sobre ella se había convertido en una enorme mancha gris y las pesadas nubes liberaron su carga. Se aflojó la bufanda que le cubría la cara y el frío le invadió de súbito los pulmones. Tan pronto se deslizaba una gota de sudor por entre uno de los guantes o bajo cualquiera de sus rizos, esta se convertía en hielo que titilaba con la última luz.
Guardaba en el bolsillo una lista con los nombres y las edades de los niños, los años tachados hasta dos y tres veces, para no olvidarse de ninguno al comprar los regalos. Llevaba un escamador de pescado para Amos, catorce, un llamador de gansos para Caleb, doce, un cuchillo de caza para Jesse, diez, un paño de lana de más de un metro para Mary, quince, una tira de lazo morado para Emma, seis, y un pequeño frasco de perfume para que las dos niñas lo compartieran. Cuidadosamente protegidos contra los elementos, escondidos en el fondo de una bolsa, había caramelos de fresa, gominolas y chicles. Para su marido, llevaba dos cajas de munición y un nuevo par de esquiladoras. En conjunto, todos estos bienes le habían costado una pequeña parte de su salario de cuatro meses de trabajo como matrona. El resto descansaba en las puntas de sus botas.


domingo, 13 de agosto de 2017

WARLOCK


RESEÑADA POR GLORIA GONZÁLEZ para LIBROS
27 de Diciembre de 2012
Cómo he disfrutado leyendo una del Oeste: Warlock, de Oakley Hall.
En sus casi setecientas páginas hay cuatreros, duelos al sol, sheriff con estrella, asaltos a la diligencia, putas, un pueblo polvoriento, ladrones de ganado, mineros explotados y borrachos, etc. Pero os aseguro que es mucho más que una típica novela del género western. No hay buenos ni malos; mejor dicho, todos los personajes son buenos y son malos. Un pueblo sin ley en un país salvaje da para muchos dilemas morales y personales, sin dejar de lado la buena literatura.
Recomendada para quien le apetezca un clásico, o una novela de calidad, de acción y de personajes, con tintes de novela histórica (ficción histórica), simple y compleja.
Fue finalista del Premio Pulitzer y Thomas Pynchon ha dicho que es una de las mejores novelas norteamericanas.

Warlock (fragmento)

Gannon asiste a una fiesta de inauguración

I

Desde la puerta de la cárcel, Gannon la vio cruzar por la esquina del almacén de Goodpasture, tirándose de las faldas para no rebozarlas de polvo, el cordón del pequeño bolso enrollado en la muñeca. Buck Slavin, que venía de las cocheras, la saludó levantándose el sombrero y ella se detuvo un momento a hablar con él. Pero luego vio claramente que se dirigía a la cárcel.
Volvió adentro y se sentó en una esquina de la mesa. La había visto muchas veces en las últimas semanas; ella siempre le sonreía y, cada vez con más frecuencia, se detenía a charlar con él unos instantes, momentos que a él le resultaban difíciles, porque no se le ocurría nada importante que decir y siempre le quedaba la sensación, cuando ella se iba, de que la había decepcionado de algún modo. Oyó sus pasos. Y enseguida apareció en el umbral, sonriéndole, con el pequeño lunar artificial muy oscuro contrastando con la palidez de su rostro.
—Buenos días, señor ayudante.
—Buenos días, señorita Dollar —contestó, poniéndose rápidamente en pie.
La joven dirigió una mirada al calabozo vacío, sacó un pañuelo del bolsito y se lo pasó por las sienes. Llevaba el borde de la falda blanco de polvo. Sin embargo, sudorosa y llena de polvo como estaba, era una mujer hermosa, y, de pie frente a ella, incapaz de entablar una conversación agradable, sintió intensamente su propia torpeza, su ineptitud y fealdad.
—Hace fresco aquí dentro —observó ella, adentrándose algo más en la cárcel.
—Sí, señora. Y mucho calor afuera.
—He alquilado una casa.
—Ha tenido suerte de encontrarla. ¿Va usted...? Quiero decir, supongo que va a quedarse una temporada en Warlock, ¿no? —Ya llevo un mes aquí. Creo que voy a quedarme.—Se puso a mirar los nombres grabados en la pared enjalbegada y luego prosiguió—: Es una casa muy bonita. Se la alquilé a un minero. Unos muchachos del establo se han ofrecido a llevarme los baúles esta tarde. —Le sonrió mecánicamente, ladeando sus labios de carmín—. Me preguntaba si podría usted ayudarme en la mudanza.
—Pues... —tartamudeó él—. No faltaba más, señorita Dollar, estaría encantado de ayudarla. ¿A qué hora le parece...?
—Sobre las cinco. Probaré a hacer algo de cena. —Volvió a sonreír, no tan mecánicamente esta vez—. No se preocupe. Sé cocinar, ayudante.
—¡No me cabe duda! —protestó él—. Allí estaré, con mucho gusto.
Ella lo examinó de aquel modo tan suyo, a la vez despreocupado e intenso, como si pudiera ver en su interior pero buscando algo al mismo tiempo. Lo había notado sobre todo cuando, después de la muerte de Billy, se la había encontrado por la calle y ella se detuvo para decirle que lamentaba lo de su hermano.
Kate Dollar se quedó charlando un rato más, pero él se sintió, como siempre, cohibido y estúpido hasta que ella se marchó finalmente. Desde el umbral vio cómo cruzaba Southend pasando frente a los ociosos apostados a la puerta de los salones. Observó que ninguno de ellos intentó molestarla."