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sábado, 26 de agosto de 2017

LOS SILENCIOS DEL MÁRMOL


RESEÑADA por Calipso Breogán para LIBROS el 8 de Diciembre de 2013.
Voy a colgar la ficha de este libro, que terminé hoy.
No tengo palabras para definir lo malo malo malo que ha resultado ser.
Así que cuelgo la reseña para que aparezca algo decente . pero para mi gusto lo único que lo define correctamente es PËSIMO.

Querida Calipso, con el nombre del autor, nos basta....

Los silencios del mármol (fragmento)

Capítulo
I

EL ALBERGO AURORA

"El taxi arrastraba tras de sí una nube de polvo, al bajar dando pequeños saltos por la estrecha calle, mientras sus amortiguadores crujían de manera lastimosa cada vez que el coche tropezaba con algunas de las desniveladas losas de piedra que cubrían el pavimento; desniveles que los propios conductores napolitanos juzgaban difíciles de detectar, ya que las ropas tendidas de un lado a otro de los balcones impedían, con su flamear oscilante y multicolor, advertir desde una prudente distancia los abundantes fallos del pavimento.
El joven ocupante del taxi contemplaba, un tanto consternado, los envejecidos inmuebles que bordeaban aquella calle en cuesta, intentando encontrar el caserón ocupado por el Albergo Aurora, pensión de cierta categoría, situada en pleno barrio viejo de Spaccanapoli, en la cual había resuelto hospedarse después de que un amigo suyo se la recomendase con insistencia. «Verás —le había asegurado aquel aprendiz de fotógrafo enamorado del barroco meridional—, ese albergo es toda una sorpresa. Te asombrará encontrar una casa de huéspedes tan limpia y bien atendida en medio del abandono que reina en ese rincón de Nápoles, de tanta solera pero de tan sorprendente descuido. Además, está a un paso de tu nuevo trabajo».
Cuando el taxi se detuvo, el ocupante del vehículo paseó, nada más bajarse, una atenta mirada sobre el conjunto de vetustas fachadas que tenía ante sí. Éstas, con sus revestimientos de yeso a mitad desprendidos, y con las persianas desvencijadas o rotas, constituían un elocuente ejemplo de lo que el tiempo y la desidia son capaces de lograr en edificios, antaño nobles y ahora degradados y desatendidos. Algunos inmuebles de reciente restauración, con sus muros pintados casi siempre de rojo y gris, colores característicos de Nápoles, acentuaban aún más, una vez recobrada su primitiva lozanía, el chocante deterioro de las otras construcciones. ¿Pobreza, abandono o simple indiferencia?
—Siamo arrivati —aseguró el taxista—. Questo quartiere di Spaccanapoli è, da vero, genuino e popolare. E cosi pittoresco! A me, mi piace moltissimo!
—Sí —asintió con voz débil el recién llegado, poco convencido de su afirmación. Pero no quería desengañar, y menos herir, a aquel napolitano entusiasta. Pintoresco, lo que se dice pintoresco, sí que lo es, pensó, ¿pero un pintoresquismo tan crudo y tan primario no resultaría, a la larga, indigesto?
De pronto Mauro, que así se llamaba el ocupante del vehículo, se fijó en el taxista, un hombre tosco, de silueta maciza, torso poderoso y rostro ancho, con barba de tres días, la frente y las mejillas surcadas por amplias arrugas, y con un par de espléndidos ojos verdes, de mirada oblicua y penetrante. Y esos ojos observaban, con expresión algo despreciativa, a aquel forastero desorientado, un tanto asustado ante el deteriorado paisaje urbano que le rodeaba."