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jueves, 16 de septiembre de 2021

LLÉVAME A CASA


 

Tanto si describe la soledad inmisericorde de Intemperie, como si describe la soledad acompañada de Llévame a casa; Jesús Carrasco es un artista de los sentimientos, en el páramo o en la casa del pueblo todo sale del alma, el amor, los agravios, los descuidos, la infancia y, siempre, la soledad.

En esta novela habla de padres e hijos y, bien sabido es, que el tema es inagotable; lo hace con una mezcla de ternura y dureza que nos hace preguntarnos ¿cuánto de nosotros hay en Juan, Isabel y sus padres?

Magnífica en el fondo y en la forma🌞🌞🌞


Sinopsis (ed. Seix Barral)

Una gran novela sobre la familia, los lazos que nos unen y las heridas que nos distancian.

Juan ha conseguido independizarse lejos de su país cuando se ve obligado a regresar a su pequeño pueblo natal debido a la muerte de su padre. Su intención, tras el entierro, es retomar su vida en Edimburgo cuanto antes, pero su hermana le da una noticia que cambia sus planes para siempre. Así, sin proponérselo, se verá en el mismo lugar del que decidió escapar, al cuidado de una madre a la que apenas conoce y con la que siente que solo tiene una cosa en común: el viejo Renault 4 de la familia.

«De todas las responsabilidades que asume el ser humano, la de tener hijos es, probablemente, la mayor y más decisiva. Darle a alguien la vida y hacer que esta prospere es algo que involucra al ser humano en su totalidad. En cambio, rara vez se habla de la responsabilidad de ser hijos. Llévame a casa trata de esa responsabilidad y de las consecuencias de asumirla» Jesús Carrasco.

Esta es una novela familiar que refleja de forma brillante el conflicto de dos generaciones, la que luchó por salir adelante para transmitir un legado y la de sus hijos, que necesitan alejarse en busca de su propio lugar en el mundo. En esta emotiva historia de aprendizaje, Jesús Carrasco traza una vez más personajes formidables sometidos a decisiones fundamentales cuando la vida los pone contra las cuerdas.

#LIBROS #reseñas2021 #novedades2021 #literaturaespañola🇪🇸





miércoles, 23 de agosto de 2017

INTEMPERIE



Que suerte tener un sobrino librero¡¡¡ gracias a él, he leído esta novela que, quizás, no hubiese empezado sin su recomendación.
El título y la portada son una declaración de intenciones; intención de contar una historia brutal sin abusar de detalles morbosos, intención de construir frases de un intenso aroma poético para describir la tierra quemada y seca o el cielo inclemente, intención de ahondar en los sentimientos sin un ápice de sentimentalismo, intención de describir la violencia sin concesiones gratuitas a lo, simplemente, brutal.... Intenciones cumplidas¡¡¡
Jesús Carrasco escribe una novela que conmueve con, apenas cuatro personajes sin nombre, en un país sin nombre, en una época desconocida (esto lo he leído en alguna parte) y lo suscribo completamente.
La recomiendo¡¡¡
Gracias Oscar¡¡¡

Opinión de Patri, amiga de LIBROS:


RESEÑADA por losrelatosdepatri para LIBROS, el 15 de Septiembre de 2013.
Terminado "Intemperie" de Jesús Carrasco. Un libro en el que la naturaleza y el ambiente marcan la novela tanto como los personajes. La dureza de la vida en este lugar en el que aprieta la sequía y las condiciones de vida son muy difíciles pugna también con la crueldad de algunos personajes, personajes de los que tiene que escapar un niño... que se verá solo hasta que tiene la suerte de encontrar un viejo cabrero que le enseñará a vivir en medio de la desolación. Una historia sobrecogedora que te deja clavado cuando vas descubriendo el por qué de que ese niño se haya escapado de su hogar para enfrentarse a las dificultades. Una novela sobre como un niño ha de madurar y crecer de forma acelerada llena de crudeza, terriblemente impactante. Me ha gustado.

Y una opinión más, Ricardo Cortat, amigo de LIBROS.

RESEÑADA por Ricardo Cortat para LIBROS,  el 16 de Noviembre de 2013.
Boquiabierto me he quedado con Intemperie de Jesús Carrasco. No tengo palabras para clasificarlo, sólo diré que corráis a por él.
¡Va!


RESEÑADA  por Amelia Ruiz para LIBROS,  el 10 de Febrero de 2014
No lo había comentado antes por un mes de enero algo complicado, pero fue cuando leí Intemperie de Jesús Carrasco.

Sin duda es una novela bien escrita, de hecho a veces hubiera necesitado un diccionario al lado por la cantidad de palabras que supongo típicas del medio rural, pero es tan acertadamente descriptiva que en este caso me supuso un aspecto negativo, pues mientras la leía me parecía tener polvo y tierra en la boca, me parecía que mis ropas olían a orinas, que el corazón se me desbocaba cuando sentía los ruidos de los perseguidores y que el sol me cuarteaba la piel.
Una novela desagradable sí, pero ¡¡qué bien escrita!!



Intemperie (fragmento)

“A medida que amanecía se empezaron a distinguir los montes al fondo. La llanura como un mar que se detenía al pie de las elevaciones del norte. En aquel momento, sólo un trampantojo acuoso. Una empalizada, un hito o el recuerdo de que podría existir un lugar en el que respirar mejor. La visión brumosa de aquellas montañas le producía una atracción magnética.
Se imaginó a sí mismo al final de la llanura, justo al pie de las primeras estribaciones. Le acompañaban el cabrero y los animales. Junto a ellos se internaba en los montes por un pliegue del terreno y ascendían a un altiplano, avanzando por una vereda que serpenteaba entre árboles que no conocía. El camino se apoyaba en laderas boscosas y entraba y salía siguiendo el discurrir de torrenteras umbrías. A cada rato, paraban a descansar y él se entretenía haciendo barquichuelos con la corteza caída de grandes pinos. Arriba, en la pradera, se instalaban en una majada de piedra con el tejado de brezo. En su ensoñación, el rebaño había crecido y se esparcía a lo largo y ancho de una meseta verde y fragante. Hacia el norte, las montañas seguían ganando altura. Se alzaban por encima de la cota de los bosques y los arbustos como pezones de piedra lavada. Luego las cumbres, blancas. Neveros empotrados en las arrugas del terreno como arañazos gigantes. Hacia el sur del prado, un desplome desmesurado formaba un balcón desde el que poder dominar el llano. El mismo que ahora transitaban con los ojos tumefactos bajo el martillo de aquella fragua solar. Por las tardes, después de terminar el trabajo con las cabras y de acomodar al viejo en su jergón, se sentaría en el borde de aquel balcón y contemplaría la llanura, y la vería brumosa y lejana. Desde su atalaya de abundancia, convocaría a los ángeles y los arcángeles para que llevaran a su pueblo la lluvia que devolviera a los trigales la fertilidad perdida. Regresarían los hombres y sus familias, ocuparían sus antiguas casas y el silo se llenaría de nuevo. Todos nadarían ahítos en sus riquezas, el alguacil recibiría sus tributos y nadie más volvería a acordarse del niño desaparecido.”