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martes, 28 de noviembre de 2017

CAUSAS NATURALES


Nuevo detective y nuevo autor.
Joven inspector de policía escocés de la región Lothian&Borders (muy Ian Rankin), investigador aventajado, rico, guapo.....y con un toque esotérico que le favorece.
Esta primera novela está llena de misterios y secretos del pasado, a través de los cuales se presenta al protagonista, aun quedan muchos por descubrir, pero lo he pasado bien con esta primera novela, aunque el autor habrá de "trabajar" un poquito más los argumentos, porque las pistas son demasiadas para "expert@s lector@s" de novela negra y criminal.
Aprueba sin honores y le daré otra oportunidad, al autor y al protagonista¡¡

Sinopsis (Ed. Planeta)
El cuerpo mutilado de una joven es descubierto en una habitación oculta y cerrada. Sus restos, cuidadosamente colocados a modo de macabro ritual, se remontan setenta años atrás. Mientras, la policía escocesa investiga una serie de asesinatos ocurridos en la actualidad. En un mundo
donde se supone que los demonios no existen, el detective Anthony McLean es uno de los pocos que pueden sentir su presencia. McLean, convencido de que sus premoniciones oníricas tienen mucho de verdad, se basará en ellas para resolver el caso.

«La voz más poderosa de la novela negra actual.» The Sunday Telegraph

Causas naturales (fragmento)

1No tendría que haberse parado. No era su caso. Ni siquiera estaba de servicio. Pero el inspector de policía Anthony McLean nunca podía resistirse a las luces parpadeantes, ni a la unidad de la policía científica, ni a los agentes de uniforme colocando las barreras.
Se había criado en aquel barrio, en aquella zona acomodada de la ciudad, con sus casitas unifamiliares rodeadas de amplios jardines vallados. Allí vivía gente de pasta, y la gente de pasta sabía proteger lo suyo. Era poco probable ver a un vagabundo paseando por aquellas calles, y menos probable aún que se produjera un delito grave. Sin embargo, dos coches patrulla bloqueaban en ese momento la entrada de una casa considerablemente grande, mientras un agente uniformado iba desenrollando la cinta azul y blanca. McLean buscó su placa y empezó a acercarse.
—¿Qué ocurre?
—Se ha cometido un asesinato, señor. Eso es lo único que me han dicho.
El agente de policía ató la cinta y empezó a desenrollar otro trozo. McLean contempló el sendero de gravilla que ascendía hacia la casa. La furgoneta de la policía científica había entrado marcha atrás hasta la mitad del sendero y tenía las puertas abiertas de par en par. Una hilera de agentes uniformados peinaban centímetro a centímetro el césped, en busca de pruebas. No pasaba nada por echar una ojeada, se dijo McLean, y ver si podía ayudar en algo. Al fin y al cabo, conocía la zona. Se agachó para pasar por debajo de la cinta y empezó a subir por el sendero.