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sábado, 26 de julio de 2014

EL FULGOR Y LA SANGRE


«La espera está hecha de una vaga sensación de desamparo…» y esta espera es la que tiene lugar en una casa cuartel de la guardia civil en un pueblo perdido de Castilla, nueve horas y cuatro mujeres esperan....
La historia se ordena en 7 capítulos titulados con las horas que van desde el mediodía de un ardiente verano (el fulgor) hasta el crepúsculo, cuando se recibe la noticia por teléfono, que uno de las dos parejas, que prestan servicio en la feria, ha sido asesinado (la sangre), sin especificar el nombre. Se enteran primero las esposas de los guardias que están en el cuartel, y éstas han de preparar a las otras para la noticia. Las tensas horas de la espera son interrumpidas por el narrador para contar el pasado de las mujeres , una a una, antes de ser esposas de los guardias civiles. Las presenta desde la infancia hasta el presente y a cada una de ellas le dedica uno de los capítulos, alternando el pasado (tiempo evocado) con el tiempo presente (vivido), que rompen la tensión de la espera.
Al atardecer (crepúsculo) traen el cadáver del cabo Francisco Santos, el único soltero del cuartel, a quien un gitano le ha disparado un tiro de pistola en la feria del pueblo. La vida sigue. El guardia Baldomero recibe la orden de perseguir al asesino y piensa en él, imaginándoselo en la noche, miedoso y sin rumbo
“Un hombre caminaba en la noche, a través de los campos, sin dirección fija, azuzado por el miedo” 
Esta novela,  primera de la inacabada, trilogía La España Inmóvil dedicada a "la guardia civil, los gitanos y los toreros", fue finalista del Premio Planeta en 1954 (que ganó Ana María Matute con su obra Pequeño Teatro) y un paradigma del tiempo detenido y la España cerrada, pobre, pueblerina, cerril e ignorante de los años 50. En la novela transcurre toda una vida, muchas vidas y muchas historias en 9 horas y una casa cuartel....