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lunes, 30 de agosto de 2021

SOSPECHAS


 

Ha vuelto Herman Koch y ha vuelto en plena forma,  esa visión ácida de la burguesía, los políticos y esos centroeuropeos que se creen la guinda del pastel, está en esta novela multipilicada por mil.

El hilo conductor son los celos, la sospecha,  la inseguridad y la técnica del avestruz,  con esos mimbres aborda el racismo, la eutanasia, la corrupción,  el ecologismo, la maternidad y la paternidad,  la amistad, el pasado que siempre vuelve y, en fin, nuestra propia capacidad de vernos con los ojos más convenientes para nuestros propósitos. 

Magnífica y muy recomendable!! 🌞🌞🌞

Sinopsis (ed. Salamandra) 

Celebrado internacionalmente por obras como La cena, Herman Koch vuelve a abordar sin tapujos el doble rasero moral, la hipocresía y la violencia estructural de la sociedad contemporánea.

La vida de Robert Walter, el carismático y popular alcalde de Ámsterdam, marido y padre ejemplar y político sin tacha, transcurre sin excesivos sobresaltos. Pero todo se tuerce en el curso de la recepción de Año Nuevo, cuando Robert sorprende a su mujer, Sylvia, charlando al fondo de la sala con el concejal Maarten van Hoogstraten. Un leve roce con el codo, un fugaz cuchicheo al oído y un alegre brindis entre ellos bastan para que la sospecha se instale en la mente del alcalde. Ante esta situación, absolutamente inesperada para él y que hace tambalear su vida, Robert mantiene la apariencia serena inherente a los hombres de su cargo, aceptando el papel que le ha tocado en suerte. Sin embargo, cuando llegue el momento decisivo, quizá tendrá que sacrificarlo todo para no perder lo único que de verdad le importa.

Gracias a su habitual humor corrosivo, su profunda agudeza psicológica y su formidable talento para captar y plasmar el sinsentido de la cotidianidad, Herman Koch novela con extraordinaria audacia el juego de sospechas, mentiras y traiciones que urde nuestras vidas, y se afianza así como una de las voces más punteras del panorama literario actual.

#LIBROS #reseñas2019 #novedades2019


domingo, 17 de diciembre de 2017

ESTIMADO SEÑOR M.


¿El fin justifica los medios?
Esta es la pregunta que subyace en toda la obra de Herman Koch y esta novela no es una excepción. La ambigüedad moral, la hipocresía, lo políticamente correcto, la adolescencia, el magisterio, la literatura, el asesinato, el bien, el mal......una amalgama de sentimientos y sensaciones asaltan al lector en cada novela de Koch.
Estimado Señor M., no es una excepción, el escritor nos conduce por los caminos de la memoria y en un vaivén temporal, a veces, caótico, relata varias historias que son una sola.
No me ha gustado tanto como La cena o Casa de verano con piscina; pero aún así la recomiendo.

Sinopsis (Ed. Salamandra)
Desde la publicación de La cena y Casa de verano con piscina, Herman Koch se ha afianzado como una de las voces más subyugantes de la novela europea contemporánea. Su forma de abordar sin ambages la ambigüedad moral, la hipocresía y la violencia solapada que carcomen a la sociedad moderna ha logrado capturar el interés de más de un millón de lectores en todo el mundo, tanto en Europa y Latinoamérica como en Australia y Estados Unidos, donde La cena llegó a estar entre los diez libros más vendidos de la lista del New York Times. Con unas ventas que superan a día de hoy los cien mil ejemplares sólo en Holanda, Estimado señor M. representa la obra de un escritor en la plenitud de sus capacidades.
En esta ocasión, el lector se verá atrapado en la red tendida por un narrador anónimo obsesionado con exponer en detalle los aspectos más íntimos de la vida de su vecino, el señor M., uno de los escritores más célebres del país. M. cimentó su fama hace ya muchos años con la publicación de la novela Ajuste de cuentas, inspirada en una trágica historia ocurrida por entonces. El relato se centra en Herman, un estudiante de instituto que logra seducir a la bella e inalcanzable Laura después de que ésta rechace a Jan Landzaat, el profesor con quien tuvo una breve aventura. Sin embargo, Landzaat no se resigna a perderla y un día acude a la casa de campo de los padres de Laura, donde la joven pareja se ha recluido para disfrutar de su amor a solas. Pero el destino le reserva a Landzaat un giro inesperado: las carreteras están nevadas, su coche se avería y... nunca más se vuelve a saber nada de él. Y si bien, según la versión de M., los claros sospechosos de la desaparición del profesor son Herman y Laura, también cabe la posibilidad de que M. haya tergiversado los hechos por interés comercial, condenando así a dos jóvenes inocentes a un futuro mancillado por la sombra de la sospecha y la difamación. Ahora, décadas después, quizá el narrador logre descubrir la clave para conocer la verdad.

Estimado Señor M. (fragmento)

Mortandad de profesores1
Estimado señor M.:
Antes que nada, quiero decirle que ya estoy mejor. Probablemente usted no sepa que hubo un tiempo en que no estuve bien. Nada bien, de hecho, pero ya se lo explicaré más adelante.
En sus libros usted siempre describe las caras, pero apuesto a que no sería capaz de decir nada de la mía. Abajo, en el portal o el ascensor, me saluda educadamente con la cabeza, pero por la calle o en el supermercado, o como hace tan sólo un par de días, cuando estaba comiendo con su esposa en el restaurante La B., no muestra el más leve indicio de reconocimiento.
Entiendo que la mirada de un escritor enfoca la mayor parte del tiempo hacia el interior, por eso no debería intentar describir caras en sus libros. Sin embargo, las descripciones de caras, como las de paisajes, son recursos anticuados, así que en ese sentido le pegan. Al fin y al cabo, no nos andemos con rodeos, usted también está muy anticuado, y no sólo por su edad. Se puede ser viejo sin ser anticuado, pero usted es ambas cosas, viejo y anticuado.
El otro día usted estaba sentado con su mujer a la mesita al lado de la ventana. Como siempre. Yo estaba en la barra, también como siempre. Justo acababa de tomar un trago de cerveza cuando sus ojos se detuvieron un momento en mi cara, pero no me reconoció. Luego su esposa miró en mi dirección y sonrió, entonces usted se inclinó hacia ella y le preguntó algo, y a continuación, finalmente, me saludó con la cabeza.

miércoles, 2 de agosto de 2017

CASA DE VERANO CON PISCINA


¿Que haría usted si.....? esta pregunta se planteó en La cena, anterior novela de Herman Koch publicada en castellano y vuelve a plantearse en Casa de verano con piscina, ¿que haría si.....?
Al igual que La cena, esta es una novela envolvente, bien es verdad que tras la experiencia anterior uno está más prevenido contra las "trampas" del escritor y espera un "final inesperado", como mínimo y razón tendrá al hacerlo.
Con esta novela Koch pone fin a una especie de trilogía sobre la decadencia moral de la sociedad, la hipocresía reinante, y el absoluto adocenamiento de la burguesía.
En España no se ha publicado la primera novela de esta trilogía esperemos que le pongan remedio pronto¡¡¡
Entretanto recomiendo esta novela de un holandés lúcido que nos hace sentir, facilmente, en la piel de esos padres e hijos que tan acertadamente retrata¡


La opinión de nuestra querida Rosi Torres Marino es la siguiente:

RESEÑADO por Rosi Torres Marino para LIBROS,  el 21 de Julio de 2014.
Lo leí de manera intermitente, me coincidió con las vacaciones y ni tiempo tuve de abrirlo, pero al llegar a casa lo terminé en un suspiro.
Decía Gurisa cuando empecé a leerlo y comenté lo desagradable que me parecía que a ella le resultó feo y fascinante, hoy que lo termino no encuentro una definición mejor que la suya.
Me pasó también con La cena, te cuestionas todo aquello en lo que el autor se adentra y hasta te dejas llevar por esos pensamientos oscuros que todos tenemos.

Sinopsis (Ed. Salamandra)
Autor de gran renombre en los Países Bajos —su anterior novela, La cena, fue Libro del Año y ganó el Premio del Público de ese país—, Herman Koch vuelve con otra estimulante historia de suspense donde una trama tejida a la perfección es el soporte para explorar sin ambages temas tan actuales como la ética profesional, la falsedad de las relaciones sociales o la difícil comunicación entre padres e hijos, así como los límites de la libertad sexual o el sentido de culpa en el seno de una sociedad permisiva y autocomplaciente.
Próspero médico de cabecera en Ámsterdam, Marc Schlosser ejerce su profesión con cierta dosis de cinismo. Su nutrida clientela valora especialmente el tiempo que dedica a las consultas, pero esta aparente generosidad esconde unas intenciones menos nobles, que Marc disimula con habilidad. Cuando uno de sus pacientes, el famoso actor Ralph Meier, lo invita a pasar unos días de verano junto a su familia, Marc acepta pese a las reticencias de Caroline, su esposa, molesta por la arrogante vulgaridad de Ralph y su actitud de seductor irresistible. Así, los Schlosser y los Meier, con sus respectivos hijos adolescentes, compartirán con un maduro director de Hollywood y su novia, cuarenta años más joven, una casa con piscina a pocos kilómetros de una playa mediterránea. Los días transcurren con apacible monotonía, entre comidas, paseos, largas conversaciones de sobremesa, excesos con el alcohol y flirteos más o menos inocentes, hasta que una noche se produce un grave incidente que interrumpirá las vacaciones y cambiará para siempre la relación entre las dos familias.
Casa de verano con piscina es una novela apasionante en la que nadie es del todo inocente, ni siquiera quienes parecen más frágiles e inofensivos. Herman Koch logra que el lector quede atrapado ante una incómoda encrucijada moral, que lo mantiene en vilo hasta la última página.


Casa de verano con piscina (fragmento)


"Sé por experiencia que durante una película es más fácil pensar en otras cosas que durante una representación teatral. En una obra de teatro eres consciente de tu propia presencia. De tu propia presencia y del transcurrir del tiempo. De tu reloj. Me compré un reloj con agujas fluorescentes expresamente para los estrenos de teatro. Durante una representación teatral, al tiempo le ocurre algo, algo para lo que aún no he sabido encontrar explicación. No es que se detenga, no: se cuaja. Miras a los actores y actrices, sigues sus movimientos, escuchas las frases que salen de sus labios, y es como si removieras con una cuchara una sustancia que se solidifica rápidamente. Llega un momento en que la cuchara se para. Se queda vertical en medio de la sustancia. No se puede seguir removiendo. Miro el reloj por primera vez. Lo más discretamente posible, por supuesto. Nadie quiere que le pillen mirando el reloj durante una representación teatral. Con cuidado, retiro un poco la manga de la chaqueta. Me rasco la muñeca como si me picara. A continuación lanzo una mirada fugaz a las agujas luminosas. La hora que indican es siempre una prueba fehaciente de que el tiempo real y el tiempo del teatro son dos magnitudes distintas. O mejor dicho: tiempos de dos dimensiones diferentes que discurren una junto a otra. Crees que ya habrá pasado media hora (esperas, ruegas, que haya pasado): pero las agujas del reloj te dicen que las luces de la sala apenas llevan doce minutos apagadas. No puedes gemir ni suspirar durante una representación teatral; si gimes o suspiras, llamas innecesariamente la atención. Un gemido o un suspiro demasiado alto desconcentran a los actores. Pero no es factible estar sin gemir ni suspirar. Y ahí mismo radica ya la principal diferencia con una película: uno no puede irse. Durante una película puedes escabullirte en la oscuridad sin que nadie se dé cuenta".