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viernes, 17 de noviembre de 2017

ANIMALES DOMÉSTICOS


RESEÑADO por Rossana Cabrera para LIBROS,  el 18 de Septiembre de 2014.
No voy a comentar sobre el libro, voy a comentar sobre uno de los cuentos "Deja tu mensaje después de la señal", sólo sobre éste porque los demás, son el relleno, las páginas que hay que cumplir para la edición, o eso sentí yo.
Deja tu mensaje...,  tiene soledad, y hambre, y prejuicios, y depresión, tiene miedos, oscuridades, paredes llenas de luz, gatos y películas porno. Tiene sexo, fantasías, amigos que se separan y amigas que mueren de sida. Tiene tanta cosa en 36 páginas, y son 36 páginas tan bien escritas, y es un personaje femenino tan auténtico que:
1) Se convirtió en mi mejor lectura del año 
2) Me cuesta creer que haya sido escrito por un hombre
¡Esas cosas los hombres no las saben! No digo más.

Sinopsis (Ed. Booket)
Un adolescente incendiario. Una diseñadora que ya no puede disimular su pavor al sida. Un periodista de policiales que sobrevive a las amenazas con alcohol y pastillas. Un empresario textil obsesionado por los celos. El nombre sugestivo de los gatos de unos jubilados cuyos hijos son desaparecidos.
Animales domésticos es un planeo en vuelo rasante sobre las agonías de la clase media.

Animales domésticos (fragmento)

Las figuritas de Federico

Walter, el encargado del edificio apenas pasa los treinta, pero parece menor porque tiene facciones aniñadas y un cuerpo macizo y fibroso que mueve con el desgarbo de un adolescente, vestido siempre de buzo, vaqueros y zapatillas. Si alguien le habla, antes de contestar con su voz aflautada y sumisa, Walter frunce las cejas y, al desviar la mirada, se vuelve un chico tímido y asustado que se ve venir un castigo. Como ahora Federico, acorralado contra la pared de la cocina, con las figuritas apretadas en un puño que esconde en la espalda.
–Dame las figuritas –le sonríe Walter–. Dámelas Federico.
Y Federico se pega a la pared:
–No, pa –porque cada vez que su padre lo llama Federico y no Fede pone alerta.
La sonrisa de Walter es dócil, la misma sonrisa que logra que el consorcio piense que Walter es un portero macanudo, cumplidor y dispuesto. Pero a Federico no lo confunde.
Walter piensa que ese chico no sale a él. Más bien, sale a la madre; tiene su carácter, sus ínfulas. Y, como ella, es engañador y pretensioso. Morocho, cetrino, con ojos impasibles de gato y, cuando le conviene, con los gestos tan rápidos y veloces como lengüetazos de un sapo, Federico atrapa lo que desea y después vuelve a su quietud imperturbable. Cuando está en el departamento, en especial si está su madre, Federico es un muñeco que acapara todas sus atenciones. Gladys lo mima, lo consiente y le habla con diminutivos, infantilizándose. Para ella, Federico es una mascota. Y Walter un actor secundario que entró por equivocación en una escena que no le correspondía.

sábado, 26 de agosto de 2017

EL OFICINISTA


RESEÑADA por Carmen Forján para LIBROS, el 2 de Diciembre de 2013.
Si me permitís, me gustaría compartir con vosotros esta magnífica novela que he descubierto recientemente. Se trata de 'El oficinista', de Guillermo Saccomanno. ¡Gracias!

http://carmenyamigos.blogspot.com.es/2013/12/el-oficinista-de-guillermo-saccomanno.html


RESEÑADA por Gloria González para LIBROS, el 5 de Marzo de 2014.
Acabo de leer "El oficinista" del argentino Guillermo Saccomanno y cierro el libro con una tristeza y una desazón que, para mí, forman parte también del placer de la lectura.
Los personajes son tristes, sin nombre, tanto los principales como los secundarios (el oficinista, el jefe, la secretaria, el compañero...), algunos caricaturescos. Hay un...a historia de amor triste. Los escenarios son tristes y terroríficos y la atmósfera es angustiosa.
Pero todo forma parte de la normalidad en esta antiutopía o distopía. Y lo peor es que reconocemos todos sus elementos y nos hace pensar si es que ya no lo estamos viviendo desde hace tiempo.
En fin, una obra que, más que gustar, disgusta. Pero me alegro de haberla leído.
Algunas obras y autores se me han venido a la mente mientras leía: Kafka, Dostoievski, "La carretera" de McCarthy, "1984" de Orwell. Sin ánimo de comparar.

Sinopsis (Ed. Seix Barral)
¿De qué es capaz un hombre por aferrarse a un sueño?

Una novela hipnótica, irónica y trágica.

Hombre y mujeres completamente normales avanzan a diario hacia su escritorio en una ciudad arrasada por atentados guerrilleros, amenazada por hordas de hambrientos, niños asesinos y perros clonados, vigilada por helicópteros artillados y bautizada con lluvia ácida. Entre ellos, un oficinista dispuesto a la humillación con tal de conservar su puesto...hasta que se enamora y se permite soñar con ser otro. ¿De qué abyecciones es capaz un hombre por aferrarse a un sueño?.

El oficinista cuenta una historia que pasó ayer, pero que aún no ha sucedido, y, sin embargo, transcurre ahora. No es que el futuro esté cerca, es que tal vez ya pasó. Y nosotros no nos hemos dado cuenta, ocupadísimos como estábamos en cuidar un trabajo, un sueldo, una apariencia. Esta novela encierra una antiutopía, un mundo Ballard, pero también Dostoievski.

El oficinista (fragmento)

1"A esta hora de la noche los helicópteros artillados sobrevuelan la ciudad, los murciélagos revolotean en los ventanales de la oficina y las ratas se pasean entre los escritorios sumidos en la oscuridad, todos los escritorios menos uno, el suyo, con la computadora prendida, la única prendida a esta hora. El oficinista siente un roce veloz contra sus zapatos. Un chillido leve, huidizo, que sigue de largo sobre la alfombra y se escabulle en la negrura. Aparta la vista de la pantalla de la computadora.
Ve las sombras aladas en la noche exterior. Después consulta el reloj de bolsillo, apila unos expedientes, dispone en una carpeta los cheques que habrá de firmar mañana el jefe, y se levanta para partir. La lentitud de sus gestos no se debe sólo al cansancio. También a su tristeza. La computadora tarda en apagarse. Por fin la pantalla se oscurece, suspira. Con prolijidad dispone los instrumentos de trabajo para el día siguiente: las lapiceras, el tintero, los sellos, la almohadilla, la goma de borrar, el sacapuntas y el cortapapeles. Al cortapapeles le concede un tratamiento
preferencial. Le saca brillo. El cortapapeles parece inofensivo. Pero puede resultar un arma. También él parece inofensivo. No hay que confiar en las apariencias, se dice."