Mostrando entradas con la etiqueta Gaby Meik. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Gaby Meik. Mostrar todas las entradas

sábado, 18 de noviembre de 2017

SINFONÍA PARA ANA


RESEÑADO por Rossana Cabrera para LIBROS,  el 23 de Septiembre de 2014.
Mientras lo leía, sentía tener en mis manos una reliquia, y un objeto de amor, y un ejercicio docente.
Me recordó los libros que me prestaban mis docentes en secundaria.
Un libro que ha sido prestado muchas veces, que ha sido leído muchas veces, con esquelitas, con nombres de alumnas, con párrafos subrayados.
Un objeto tan hermoso podría tener cualquier contenido que me iba a gustar igual.
Y el contenido no me decepcionó. Amores, adolescentes, primeros tiempos de la dictadura argentina.
Creo que está agotado, pero todos los adolescentes deberían de leerlo. La profe que me lo prestó tiene razón.

Sinopsis (Ed. Corregidor)Ana e Isa son amigas inseparables y van al Colegio Nacional de Buenos Aires, durante la tercera presidencia de Perón en los tiempos previos al Golpe de Estado de 1976. Ambas crecieron con la idea de que hay dos cosas esenciales en la vida: vivir el amor verdadero y cambiar el mundo. Cuando llega el momento de amar para Ana, las cosas no resultan ser tan claras. La presión de su agrupación por haberse enamorado de un joven de otro partido y su propio miedo al debut sexual, la alejan de Lito y la acercan a Camilo. A partir de allí, nada será igual. Su corazón quedará atrapado entre dos pasiones y la realidad política la obligará —a pesar de sus 15 años— a tomar decisiones irreversibles.

Sinfonía para Ana (fragmento)

LA MAÑANA
1974
Era una mañana cálida de marzo. 1974.
Estaba en el recreo de mitad de la mañana con mis ilusiones hechas añicos. Esto suena muy fuerte porque en realidad ahora sé lo que es estar hecha añicos.
Digamos que las cosas no se estaban pareciendo a los sueños despierta que me había procurado en séptimo grado: no estaba en mis planes comenzar primer año rodeada de mujeres. Con toda la primaria me había bastado y sobrado.
Supuse que sería mi karma, que nunca aprendería a tratar con chicos.
Con mis amigas era bastante popular… con sentido del humor… considerada piola… pero bastaba que se acercase un pibe para que me volviera autista… y si la situación me obligaba a hacer un movimiento, seguro que resultaría torpe, muy torpe,extremadamente torpe.
Para colmo, mi mejor amiga, Isabel, sí había entrado al Nacional, como lo llamábamos en ese momento… Con lo cual, en esa mañana tibia de marzo, yo estaba soportando un guardapolvo en la más absoluta soledad.
Estoy exagerando… Decididamente, exagerando… No puedo pensarlo así ni siquiera un solo segundo… No me puedo permitir recordarlo así. La más absoluta soledad es ésta, la de hoy, dos años después…
El año anterior, 1973, durante séptimo, iba todas las tardes a «Ingreso» para prepararme para el examen.