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miércoles, 3 de enero de 2018

EL COLOR DEL SILENCIO


RESEÑA DE CLARA GLEZ para LIBROS, 14 de Mayo de 2017.
El color del silencio – Elia Barceló
Están de moda los libros, sobre familias, secretos del pasado, y la narración dando saltos en el tiempo, y este es uno de ellos, pero tengo que decir que, aunque la fórmula se repita, este me ha gustado mucho.
Te intriga, te lleva por... hechos históricos bastante conocidos, pero sin abusar ni de datos ni de peripecias rocambolescas, de los personajes ( dime quien eres, por poner un ejemplo).
Además de contar la vida de la protagonista y su familia, se adentra en hechos comunes en su tiempo., que no quiero desvelar. Te mete en la historia sin que te des cuenta , pero sin sobresaltos, y sin “ meigas”, esto lo comento por un libro que me trajo a la memoria: las tres heridas .
No quiero adelantar nada de la novela, porque hay que ir descubriendo secretos a medida que la lees, y planteándonos alguna que otra pregunta sobre determinados hechos de nuestro pasado reciente.
La trama es muy buena, y probable. Los personajes están bien definidos.
Me quedaría con esta frase :
”Aunque las heridas duelen al curarse, si no se curan , pueden gangrenarse”.

Sinopsis (Ed. Roca)
16 de julio de 1936, Islas Canarias. Un asesinato desencadena el golpe de Estado de Franco y el inicio de la Guerra Civil española.
20 de julio de 1969, Rabat, Marruecos. Una familia celebra el aterrizaje en la Luna en el jardín de una antigua mansión. Un asesinato tendrá lugar esa misma noche, destrozando el destino de la familia.
Madrid, época actual. Helena Guerrero es una artista de renombre internacional, conocida por las sombras que invaden sus cuadros y que, aparentemente, reflejan un misterio de su pasado que nadie ha sabido nunca explicar. Ahora, después de muchos años viviendo en el extranjero, en Adelaida, Australia, tres sucesos conspiran para traerla de vuelta a Madrid, tres episodios que reconfigurarán su pasado y su futuro: una terapia psicológica llamada «constelación», una boda en su familia y un correo electrónico de su distanciado cuñado le darán las pistas para descubrir qué sucedió realmente con su hermana Alicia, en 1969.  Junto con Carlos, su pareja actual, Helena irá en búsqueda de respuestas a las terribles preguntas que la han acechado durante toda su vida. Viajará a Rabat, a la antigua mansión de su familia, La Mora, y se adentrará de nuevo en los frondosos jardines que han resguardado, durante años, con recelo, un oscuro y silencioso secreto familiar, el mismo secreto que parecía hablar, desde hace mucho tiempo, a través del color y de las sombras de sus cuadros.

El color del silencio (fragmento)

Ayer soñé con La Mora. Era uno de esos sueños que al principio no se distinguen de la realidad y a la vez son como los sueños de descubrimiento, que producen esa euforia no solo del reencuentro con lo muy amado, sino de maravillado asombro por todo lo que es nuevo, lo que siempre estuvo allí y uno no fue capaz de ver entonces.
La Mora brillaba como una joya en el fondo de un estanque, al mismo tiempo real e imposible, la superficie del agua alterada por ondas y reflejos que revelaban y ocultaban por turnos la existencia de lo que no debería estar allí pero sin embargo estaba.
Recorría sus senderos fijándome en las fuentes, en los faroles de hierro y cristales de colores que colgaban de los árboles, en los azulejos de los bancos, con sus dibujos geométricos azules y verdes y negros. Todo estaba florido y yo sabía que había llegado en la mejor época del año, en esa primavera atlántica fresca y fragante que luego morirá bajo el sol del verano, pero que ahora desplegaba sus encantos para todos los sentidos del contemplador, del raro paseante que se dejara arrastrar por la pura belleza de la vida que volvía a surgir, poderosa, después del letargo invernal.
Me detuve debajo de uno de esos árboles que nunca supe nombrar, cargado de bolas de flores de color de rosa que cuelgan como adornos de Navidad, disfrutando de la soledad, de la calma y el silencio de aquel jardín, que parecía uno de esos jardines encantados de los cuentos. De un cuento oriental abierto solo para mí.
La brisa que venía del mar agitaba las ramas altas, hacía balancearse las flechas oscuras de los cipreses sobre el cielo de un perfecto azul y se frotaba contra las palmas de las palmeras, produciendo ese ruido que, con los ojos cerrados, suena como la lluvia; trayendo desde algún lugar un perfume de clavellinas rojas que competía con el olor de la sal.