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sábado, 26 de agosto de 2017

UNA LECTORA NADA COMÚN


Reseñada por Carmen Forján el 18 de Diciembre de 2013.
Os dejo mi reseña de la semana, con Alan Bennett y su 'Una lectora nada común'. Humor británico, elegancia, encanto y buena literatura...

http://carmenyamigos.blogspot.com.es/2013/12/una-lectora-nada-comun-de-alan-bennett.html

Sinopsis (Ed. Anagrama)

Si sus perros hubieran respondido a su llamada, la reina no habría descubierto el vehículo de la biblioteca móvil del ayuntamiento aparcado junto a las puertas de las cocinas del palacio. Y no habría conocido a Norman, el joven pinche de cocina que estaba leyendo un libro de Cecil Beaton e iba a constituirse en su peculiar asesor literario. Pero ya que estaba allí, la reina decide llevarse un libro. ¿Y qué puede interesar a alguien cuyo único oficio es mostrarse interesada? Isabel II de Inglaterra descubre en los estantes de la biblioteca el nombre de una escritora que conoce, Ivy Compton-Burnett. Y de ella a Proust. Y de Proust a Genet, cuya sola mención hará temblar al presidente de Francia, sólo median algunos libros. Así, azarosamente, ella, que hasta entonces sólo había sido un lugar vacío ocupado por una fuerte idea del «deber», descubrirá el vértigo de la lectura, del ser, del placer.

Una lectora nada común (fragmento)

"Era la noche del banquete oficial en Windsor y cuando el presidente de Francia ocupó su puesto junto a Su Majestad, la familia real formó en fila detrás de ellos, la procesión se puso en marcha lentamente y entró en la Waterloo Chamber.
—Ahora que le tengo para mí sola —dijo la reina, sonriendo a derecha e izquierda según pasaban entre la multitud relumbrante—, me moría de ganas de preguntarle por el escritor Jean Genet.
—Ah —dijo el presidente—. Oui.
La Marsellesa y el himno nacional impusieron una pausa, pero cuando hubieron ocupado sus asientos, Su Majestad se volvió hacia el presidente y prosiguió.
—Homosexual y presidiario, ¿era, sin embargo, tan malo como lo pintan? O, más al grano —dijo, y empuñó la cuchara de la sopa—, ¿era tan bueno?
Poco informado acerca del glabro dramaturgo y novelista, el presidente miró ávidamente alrededor en busca de su ministra de Cultura. Pero ella estaba hablando con el arzobispo de Canterbury. —Jean Genet —repitió la reina, esperanzada—. Vous le connaissez?
—Bien sûr— dijo el presidente.
—Il m'intéresse —dijo la reina.
—Vraiment?
El presidente posó la cuchara. La velada iba a ser larga."