martes, 23 de enero de 2018

ESQUIVAR A LA MUERTE


Octava entrega de la serie de novelas protagonizadas por comisario de policía en el Departamento de Investigación Criminal de Brighton y Hove, Sussex, Inglaterra.

Y, muy a mi pesar, llego a la última novela publicada en castellano de la serie protagonizada por Roy Grace.... ahora a esperar que la editorial se apiade de nosotros y traduzca los 5 siguientes.
En esta novela, Grace se enfrenta al "fenómeno fan" llevado a sus últimas consecuencias y se enfrenta, también, a su pasado con consecuencias imprevisibles.
Emocionantes y entretenidas, me han conquistado estas novelas que, aunque no tienen nada que ver con Rankin como publicita su portada, sí valen la pena por si mismas.
Un policía y un autor que seguiré leyendo!

Sinopsis (Ed. Roca)
Una obsesión mortal solo es el principio… Octava entrega de la serie de novelas protagonizadas por el detective Roy Grace.
Para el productor de Los Ángeles Larry Brooker, esta es la película que podría traerle la suerte que durante tanto tiempo le ha estado esquivando. Para la estrella mundial, Gaia, desesperada por que la tomen en serio como actriz, este es el papel que podría darle una nominación a los Oscars.
Para la ciudad de Brighton, los ingresos y la publicidad que puede llegar a traer una superproducción de Hollywood sobre la mayor historia de amor –la del el rey Jorge IV y Maria Fitzherbert– de la que la ciudad fue escenario, son incalculables.
Pero para el detective Roy Grace todo esto es una pesadilla hecha realidad. Un acosador obsesionado por Gaia anda suelto, incluso parece que ha viajado desde California a Brighton y ahí está, esperando, vigilando, acechando…

Esquivar a la muerte (fragmento)

1
Te lo advierto. No te lo repetiré.  No aceptes el papel. Más vale que me hagas caso.  Si  aceptas el papel,  estás muerta.  Zorra.

2
Gaia Lafayette no era consciente de la presencia de aquel hombre que acechaba en la oscuridad en el coche familiar, decidido a matarla. Y tampoco era consciente del correo electrónico que le había enviado. Recibía amenazas constantemente, la mayoría de las veces de fanáticos religiosos o de gente molesta por su vocabulario soez o por el provocativo vestuario  que lucía en algunos de sus espectáculos y videos musicales. Estos mensajes eran filtrados por su jefe de seguridad  y hombre de confianza, Andrew Gulli, un duro expolicía que se había pasado la mayor parte de su carrera protegiendo a políticos especialmente polémicos.

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